Por el Imperio Hacia Dios.
"Tenemos voluntad de Imperio. Afirmamos que la plenitud histórica de España es el Imperio. Reclamamos para España un puesto preeminente en Europa. No soportamos ni el aislamiento internacional ni la mediatización extranjera.
Respecto de los países de Hispanoamérica, tendemos a la unificación de cultura, de intereses económicos y de Poder. España alega su eje espiritual del mundo hispánico como título de preeminencia en las empresas universales."
Declaración Programática de Falange Española de las JON-S . Nación, Unidad, Imperio.
Así se define Imperio en los "27 Puntos Iniciales" de Fe-JON-S redactados por una comisión presidida por Ramiro Ledesma Ramos, de la que formaba parte el escritor y poeta falangista Rafael Sánchez Mazas, plenamente asumidos por José Antonio quien los corrigió.
Al parecer la idea de la voluntad de Imperio procede del poeta Sánchez Mazas parcialmente influido por la moda del Fascismo.
Aunque la palabra Imperio parece que ha pasado de moda, que duda cabe que hoy en día los Imperios económicos y políticos, incluso impuestos militarmente, continúan existiendo y dominando el mundo al servicio de los grandes intereses transnacionales del capitalismo internacional.
Para la Falange Futura la idea de Imperio surge como una necesidad ineludible de defensa, en primer lugar, de los intereses del pueblo español frente al Imperialismo capitalista y/o marxista.
Defensa frente al Imperio actual y no ataque es pues la motivación primera. Al igual con otras formas de imperialismo, como el Chino, que ha sido responsable directo de la desaparición de gran parte de nuestra industria nacional. Por no hablar del espionaje indiscriminado de EEUU hacia toda la población europea sin respetar el derecho a la intimidad de las personas. Un grave problema derivado del progreso tecnológico que nadie toma en serio para no tener que plantar cara ante la principal superpotencia.
En segundo lugar vendría el engrandecimiento, económico, cultural y político de nuestra patria en todos sus aspectos. El fin será alcanzar un mayor grado de influencia desde nuestra personalidad propia, con acuerdos más favorables con otras naciones, así como aumentar nuestra presencia en el mundo hispano y en una, ahora más posible, Europa de las Patrias respetuosa con la personalidad de cada pueblo que la integre.
No obstante, los múltiples peligros derivados del desarrollo tecnológico alcanzado por las principales superpotencias, a años luz del resto del mundo, obligarán a una alta diplomacia y unos grandes acuerdos internacionales respetuosos con nuestros intereses económicos y tecnológicos mientras garanticen nuestra independencia.
Por más que he buscado textos de José Antonio Primo de Rivera sobre su definición de "Imperio" apenas he encontrado nada porque José Antonio no solía usar la palabra Imperio en sus discursos.
Existen textos de discursos o conferencias donde se desarrolla la idea de conseguir la grandeza de la Patria y, en consecuencia, una mayor influencia de España en el mundo y esto es precisamente lo que significa.
Más veces aparece el vocablo "imperial" como cuando habla de "la firmeza del estilo y el sentido imperial en la conducta" . Pero apenas si se menciona explícitamente la palabra Imperio y algo parecido sucede con los discursos de Onésimo Redondo.
"Agradezco esos aplausos, pero os pido que siempre seáis parcos de ellos. Que imitéis siempre en vuestra conducta a esta magnífica Salamanca, capaz de conservar siempre un señorío y áspero decoro, cuyas dos notas características son las que nosotros deseamos para España: la firmeza del estilo y el sentido imperial en la conducta.
Estas dos cosas son las que han hecho grande a España en sus tiempos de gloria. Cuando han faltado, como ahora, al país le entró un tedio insoportable, una desgana pesimista, que se metió por las rendijas de su alma, haciendo dudar de su destino a un pueblo tan magnífico como el español. Ahora está ocurriendo eso, y de ahí que hayamos venido nosotros para recobrar al servicio de España su estilo impecable y su ímpetu imperial"José Antonio Discurso del Teatro Bretón en Salamanca 10-02-1935.
No obstante, como todas las entradas se van completando poco a poco, os mantendré informados de lo que encuentre en textos de Julio Ruiz de Alda, Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma. Pero hay que recordar que los únicos ideólogos con verdadero peso específico en Falange han sido José Antonio y José Luis de Arrese. Uno como fundador y el otro como continuador y adaptador. Otros muchos han realizado aportaciones puntuales importantes e interesantes sobre lo ya establecido (como la de Girón sobre la Libertad y los derechos del individuo o las del propio Sánchez Mazas), y otros las han enfocado o incluso desviado hacia diferentes lados, sin que sean de tanta consistencia como para ser considerados ideólogos principales.
Según Daniel Arasa la idea falangista del Imperio procede de la filosofía de Ramiro de Maeztu más que de la ideología fascista italiana.
"Por el Imperio hacia Dios" es una frase poética y literaria que no pertenece a los textos ideológicos de la Falange original pero que tampoco desentona demasiado.
A Dios por Razón de Estado es un auto sacramental del dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca, cuya fecha exacta de redacción se desconoce, en la que el autor plantea el problema de la creencia en la divinidad, a la que se puede llegar, si faltase la fe, simplemente por "razón de estado". En la obra predominan los razonamientos filosóficos sobre los religiosos.
"se aspira a potenciar el valor nacional de España, no con el criterio de idolatría de las entidades naturales que informan a los partidos nacionalistas sino con el criterio que aspira a perpetuar en España la representación histórica de un sentido universal de la vida (que es lo que se expresó más tarde con la palabra "Imperio", vocablo doctrinalmente alusivo a toda aspiración política de alcance y validez universal)."
José Antonio Primo de Rivera 17/11/1936
"España se justifica por una vocación imperial para unir lenguas, para unir razas, para unir pueblos y para unir costumbres en un destino universal". Discursos pronunciados en el Parlamento el 30 de noviembre y el 11 de diciembre de 1934
José Félix de Lequerica lo describe como:
José Antonio "Explica cómo nuestro imperio ha de ser preferentemente espiritual, pues hoy todas las tierras del mundo tienen dueño y toda conquista sería un expolio y un robo a la vez. Pero que el terreno del espíritu no está acotado, y ahí sí que cabe llevar las conquistas al máximo y organizarse, perfeccionarse y elevarse sobre los demás e imperar incluso sobre ellos. Que quizá la mayor parte de las catástrofes del mundo, y de Europa en particular, se hubieran evitado escuchando a España en las conferencias internacionales.
Dice que al hablar de España se refiere a su sentido metafísico profundo, a la eterna metafísica de España, a España como tarea y como misión, como unidad y como comunidad de destino en lo universal, que es como se encuentra escrito su nombre en lo alto. Y habla de sus raíces más hondas, de su alma, hoy aprisionada y deformada por la izquierda y la derecha, de su única esperanza, de su vena heroica; habla de la gran coyuntura que servirá la Falange".
Versión de Fernando Meleiro del discurso de Villagarcía de Arosa: Anecdotario de la Falange en Orense.
"Consideramos el criterio del Arianismo, de la pureza de la raza, seguido por Hitler en Alemania, no solo como una ingenuidad científica, sino como una auténtica negación de lo que constituye la esencia misma de la civilización cristiana y del imperialismo español; que es un imperialismo de cruzada, y que aparece unido, si no se identifica, con el concepto misionero".
"En esta España que no fue nunca superindustrializada, que no está superpoblada, que no ha padecido la guerra; donde conversamos la posibilidad de rehacer una artesanía que aún permanece en gran parte; donde tenemos una masa fuerte, entramada, disciplinada y sufrida de pequeños productores y de pequeños comerciantes; donde tenemos una serie de valores espirituales intactos; en una España así, ¿a qué esperamos para recobrar nuestra ocasión y ponernos otra vez, por ambicioso que esto suene, en muy pocos años, a la cabeza de Europa? ¿A qué esperamos?"
Ante una encrucijada en la historia política y económica del mundo. Conferencia en el Círculo Mercantil de Madrid. 09-04-1935.
"Esto es precisamente lo que debiera ponerse a hacer España en estas horas: asumir este papel de armonizadora del destino del hombre y del destino de la Patria, darse cuenta de que el hombre no puede ser libre, no es libre si no vive como un hombre, y no puede vivir como un hombre si no se le asegura un mínimo de existencia, y no puede tener un mínimo de existencia si no se le ordena la economía sobre otras bases que aumenten la posibilidad de disfrute de millones y millones de hombres, y no puede ordenarse la economía sin un Estado fuerte y organizado, y no puede haber un Estado fuerte y organizador sino al servicio de una gran unidad de destino, que es la Patria; y entonces ved cómo todo funciona mejor, ved cómo se acaba esta lucha titánica, trágica, entre el hombre y Estado que se siente opresor del hombre. Cuando se logre eso (y se puede lograr, y esa es la clave de la existencia de Europa, que así fue Europa cuando fue y así tendrán que volver a ser Europa y España), sabremos que en cada uno de nuestros actos, en el más familiar de nuestros actos, en la más humilde de nuestras tareas diarias, estamos sirviendo, al par que nuestro modesto destino individual, el destino de España y de Europa, y del mundo, el destino total y armonioso de la Creación".
Ante una encrucijada en la historia política y económica del mundo. Conferencia en el Círculo Mercantil de Madrid. 09-04-1935.
"Nuestra Falange, portadora de la nueva fe, volverá a hacer de España una nación e implantará en ella la justicia social. Le dará pan y fe. El sustento digno y la alegría imperial".
Artículo escrito por José Antonio, en mayo de 1934.
"España no se ha justificado nunca sino por el cumplimiento de un universal destino, y le toca ahora cumplir éste: el mundo entero está viviendo los últimos instantes de la agonía del orden capitalista y liberal; ya no puede más el mundo, porque el orden capitalista liberal ha roto la armonía entre el hombre y su contorno, entre el hombre y la Patria.
Como liberal, convirtió a cada individuo en el centro del mundo; el individuo se consideraba exento de todo servicio; consideraba la convivencia con los demás como teatro de manifestación de su vanidad, de sus ambiciones, de sus extravagancias; cada hombre era insolidario de todos los otros.
Como capitalistas, fue sustituyendo la propiedad humana, familiar, gremial, municipal, por la absorción de todo el contenido económico, en provecho de unos grandes aparatos de dominación, de unos grandes aparatos donde la presencia humana directa está sustituida por la presencia helada, inhumana, del título escrito, de la acción, de la obligación, de la carta de crédito.
Hemos llegado al final de esta época liberal capitalista, a no sentirnos ligados por nada en lo alto, por nada en lo bajo; no tenemos ni un destino ni una Patria común; porque cada cual ve a la Patria desde el estrecho mirador de su partido; ni una sólida convivencia económica, una manera fuerte de sentirnos sujetos sobre la tierra.
Los unos, los más privilegiados, nos hemos ido quedando en ejercientes de profesiones liberales, pendientes de una clientela movediza que nos encomiende un pleito, o una operación quirúrgica, o la edificación de una casa; los otros, en esta cosa tremenda que es ser empleado durante años y años de una oficina, en cuya suerte, en cuya prosperidad no se participa directamente; los últimos, en no tener ni siquiera un empleo liberal, ni siquiera una oficina donde servir, ni siquiera una tierra un poco suya que regar con el sudor, sino en la situación desesperante y monstruosa de ser proletarios, es decir, hombres que ya vendieron su tierra y sus herramientas y su casa, que ya no tienen nada que vender, y como no tienen nada que vender, han de alquilar por unas horas las fuerzas de sus propios brazos, han de instalarse, como yo los he visto, en esas plazas de los pueblos de Andalucía, soportando el sol, a ver si pasa alguien que los tome por unas horas a cambio de un jornal, como se toman en los mercados de Abisinia los esclavos y los camellos.
El capitalismo liberal desemboca, necesariamente, en el comunismo. No hay más que una manera, profunda y sincera, de evitar que el comunismo llegue: tener el valor de desmontar el capitalismo, desmontarlo por aquellos mismos a quienes favorece, si es que de veras quieren evitar que la revolución comunista se lleve por delante los valores religiosos, espirituales y nacionales de la tradición. Si lo quieren, que nos ayuden a desmontar el capitalismo, a implantar el orden nuevo...esto es una alta tarea moral. Hay que devolver a los hombres su contenido económico para que vuelvan a llenarse de sustancia sus unidades morales, su familia, su gremio, su municipio; hay que hacer que la vida humana se haga otra vez apretada y segura, como fue en otros tiempos; y para esta gran tarea económica y moral, para esta gran tarea, en España estamos en las mejores condiciones.
España es la que menos ha padecido del rigor capitalista: España –¡bendito sea su atraso!– es la más atrasada en la gran capitalización: España puede salvarse la primera de este caos que amenaza al mundo. Y ved que en todos los tiempos las palabras ordenadoras se pronuncian por una boca nacional.
La nación que da la primera con las palabras de los nuevos tiempos es la que se coloca a la cabeza del mundo. He aquí por dónde, si queremos, podemos hacer que a la cabeza del mundo se coloque otra vez España."
La Falange ante las elecciones de 1936. Discurso en el Cine Europa, de Madrid. 02-02-1936.
"Jóvenes de España, que soñáis con un imperio español: grabad en vuestra mente este nombre. Es el ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina. Es un español de la gran España, de los tiempos que España daba al mundo un Cisneros. Este hombre consiguió que Norteamérica suprimiese la Enmienda Platt en Cuba, ha conseguido la sincera amistad entre Brasil y Argentina y ha terminado la guerra en el Chaco por medio de una paz a la española, con tedéum e himnos, paz alegre y generosa. Este hombre trabaja por la caridad espiritual de Hispanoamérica. Trabaja por la formación del imperio espiritual antiguo. Hoy, desde nuestra modestia, le damos las gracias. Mañana contribuiremos a su labor".
Saavedra Lamas: en nombre de la juventud heroica de España, gracias.
(Arriba, núm. 14, 24 de junio de 1935).
"Nada menos que la resurrección de la cultura hispánica hasta alturas donde todo el mundo tenga que contemplarla, y la restauración económica del país, deben brotar irresistiblemente del patriotismo nuevo.
Tenemos una nación grande por su suelo, incomparable por su belleza varia, fuerte por el ingenio nativo de la raza, sólida todavía por el cemento cristiano de la familia y los antiguos hábitos de la lealtad. Hay 80 millones de españoles de lengua y de raza que tienen derecho a una proyección renacentista, salvadora, de la cultura hispana. Son, por tato, deberes de Imperio los que España conserva, y la juventud nacional que entre en la lid de la nueva política vendrá seriamente resuelta a llenarlos".
Onésimo Redondo: Reahabilitación del Patriotismo.
"Imperio es , desde luego dominación o, al menos, superioridad ejercida en un conjunto de pueblos.
Pero la importancia -y hasta la utilidad- del imperio es positiva y múltiple; significa, desde luego, una grata hegemonía, una gloriosa sensación de poder que beneficia y encumbra ante los demás a la raza que lo ejerce. Es también -y aquí está, sin duda, su mayor y verdadera utilidad política- un vivero de generosas apetencias nacionales, y el supremo motor de las grandes energías latentes en cada raza; es el ideal máximo para un pueblo, y por lo mismo, el más grande estimulante para las individualidades destacadas, acicate y plataforma al mismo tiempo, para que los grandes hombres surjan y ejerzan su influjo benéfico. Constituye, así mismo, el vehículo más poderoso de las ideas nacionales, generador de grandes influencias y pabellón seguro para afianzar y entender el poder económico: de este modo el imperio es, también, instrumento de vida económica, que viene a ser lo primero y lo último para el mundo industrial todavía vigente.
Y el Imperio, así entendido, no supone, no es una empresa exterior, que necesite la consagración de energías harto precisas para vivir en paz y prosperidad dentro de la casa. Este es el tosco engaño de los temperamentos caseros, y además de caseros, primitivos y por lo mismo torpes e indigentes.
Pero nos interesa sólo anudar el hilo de la condenación y la protesta contra esa densa campaña, admirable por el poder de sus medios, emprendida en nuestro suelo contra lo espiritual. Y es que así como la posesión de valores espirituales facilita el alcance de una aspiración unitiva con valor de idea nacional, una aspiració de "Imperio", la depravación del espíritu hunde en la mezquindad y disocia las voluntades al encender, con la sátira, el odio y la persecución".
Esta idea de la España grande e imperial tiene enemigos exteriores e interiores que desean su fracaso. Esto es debido al componente espiritual del concepto de Hispanidad.
Bandera de Chuquisaca, Bolivia. |
Rafael Sánchez Mazas y la idea de Imperio.
Sánchez Mazas fue de los primeros falangistas joseantonianos y fué también el primero en idear el emblema del yugo y las flechas y proponerlo como símbolo hispánico durante una conferencia en Santander en 1927. Lo que pudo llegar a conocimiento del catedrático y masón organicista Fernando de los Ríos (vía Sánchez Mazas o vía Giménez Caballero) quien lo expuso durante una lección en Granada que escuchó Juan Aparicio quien corrió a proponérselo a las JONS de Ramiro Ledesma.
Para los falangistas, nos dice Sánchez Mazas, el territorio, la raza (cualidades características de un pueblo), la lengua... son elementos importantes en la definición de la nación. Pero no son ni mucho menos los más importantes ni, desde luego, determinantes lo que es coherente con su afirmación anterior sobre los pueblos de España y la superación de sus hechos diferenciales.
Por el contrario, lo que hace a España una nación, «una unidad orgánica superior», es la «unidad de destino» que permite agavillar a todos los españoles en torno a un único y gran proyecto universal y que se eleva hacia el Imperio.
El planteamiento es de claras resonancias orteguianas —tras pasar por el filtro joseantoniano—, pero Sánchez Mazas no se detiene ahí, y es que, evidentemente, nos recuerda el escritor falangista, hay condicionantes físicos de la unidad, pero lo verdaderamente importante está en otra parte:
«Del Pirineo a las columnas de Hércules, existen condiciones impuestas a la unidad que son
ciertamente naturales y particulares, pero las razones para conquistar esta unidad —recobro de la libertad y de la fe— son sobrenaturales y universales».
El concepto de nación es inseparable del de unidad. Pero los falangistas, sigue argumentando Sánchez Mazas, no cometen la simpleza de otros de identificar la unidad nacional con su unidad territorial, física. Ya antes, en otro artículo, había advertido de que la unidad nacional implicaba también «la unidad social y la unidad política», contra la que atentaban los partidos políticos que se guiaban por
intereses de clase, lo que los convertía, como a los nacionalistas catalanes o vascos, en separatistas.
Para los falangistas, la unidad nacional es sobre todo «cultural, ideal y de futuro», y se acaba plasmando en un ideal de Imperio.
Pero ¿de qué Imperio? ¿a qué se refiere Sánchez Mazas cuando utiliza ese concepto?
Contra lo que se pudiera esperar, no hay en Sánchez Mazas una invocación al Imperio territorial, algo que, por el contrario, estará muy presente en la elaboración doctrinal del falangismo de guerra y postguerra quizás influido por la posibilidad de recuperar Gibraltar, y por parte no sólo de autores que provenían de la Falange fundacional sino también de militantes que antes de 1937 habían tenido otras adscripciones ideológicas.
En el Sánchez Mazas de los años republicanos, sin embargo, el Imperio es sobre todo una construcción espiritual, muy próxima, por tanto, a lo que escribían por entonces otros intelectuales de la derecha radical, no identificada como fascista, en una revista como Acción Española.
Para Sánchez Mazas, el Imperio es, ante todo, «misión nacional» y «unidad de destino», que lleva a España a la disyuntiva de «imperar» (sin que nuestro autor se moleste en explicar a qué se refiere con esa palabra, que utilizará sin desmayo durante estos años) «o languidecer».
Por supuesto, el camisa vieja falangista no desdeña los elementos territoriales del Imperio, y por ello se remite al reinado grandioso del Emperador Carlos V, en su opinión, el momento de mayor gloria del Imperio español, pero en sus escritos nunca llega a explicitar reivindicación territorial alguna, y no pasa de esa afirmación ya comentada de que España debe «imperar» si quiere ser tenida en cuenta en el concierto de las naciones. Efectivamente, el Imperio tiene un componente material, pero en realidad su sustancia es más compleja. Así lo señalaba Sánchez Mazas en una conferencia pronunciada en marzo de 1935:
"Hay una gran confusión de ideas en lo que se relaciona con el Imperio. Imperio no es únicamente sinónimo de grandes acorazados, territorios, islas, etc.; el Imperio es ante todo una actitud del alma colectiva. Antes que extensión es calidad. El Imperio no se reduce a la nación o al Estado. Puede haber Imperio en la familia, en la Falange por el sistema de mando. Imperemos dentro de la Falange; imperando en ella, imperaremos sobre los demás partidos. Imperando sobre los demás
partidos, imperaremos en España".
En definitiva, para Sánchez Mazas, el Imperio es ante todo misión nacional, unidad de destino y una actitud del alma colectiva.
Y es también, como en la época del César Carlos, defensa de la cristiandad.
Ernesto Giménez Caballero en el Origen del Nuevo Imperio.
Ernesto Giménez Caballero fue jonsista y falangista desde los inicios, e incluso parece ser que fue de los primeros en escoger los colores de la bandera y el emblema del yugo y las flechas ya en 1928 en una carta que aparece reproducida en su libro En torno al Castizismo de Italia. Pero descontento con la estrategia marcada por José Antonio al movimiento falangista, se apartó de falange con la crisis de enero de 1935 y se lanzó a la creación del Partido Económico Patronal Español (P.E.P.E.) a la vez que se acercaba al grupo de Acción Española, en cuya revista colaboró. Se presentó como independiente en la candidatura del Frente Nacional Contrarrevolucionario en las elecciones de febrero de 1936, por la circunscripción madrileña.
Gran escritor y literato pero sumamente excéntrico y "original", poseedor de un estilo vibrante y exaltado, fue el máximo y genuino representante ideológico reconocido del fascismo español puesto que solo él y Juan Aparicio reconocieron serlo.
A pesar de que Giménez Caballero, no solo nunca fue racista, sino que, además, mantenía relaciones amistosas y literarias con la comunidad judía, uno de sus libros se encontraba, dedicado, en la biblioteca de Hitler junto a su propia obra.
Giménez Caballero, como Ledesma y como Primo de Rivera, reconoce a Ortega y Gasset como su maestro, pero al igual que estos, oscila entre la admiración y el rechazo. Para Giménez Caballero, España era "la nación elegida por Dios", afirmación impensable en pluma de Ortega, y la encarnación moderna de la vena heroica de los conquistadores había que encontrarla en el anarquismo español.
Para Giménez Caballero solo había una objeción ante el anarquismo:
"Al anarcosindicalismo le falta solamente una dimensión de espacio y tiempo que es la historia. Le falta únicamente un sentido de la tradición. Dicho en otras palabras, le falta: ¡Hispanidad".
El extraño y moderno concepto de Nacionalismo que se había forjado Giménez Caballero conducía, o culminaba, en el afán imperialista. Ahora bien, sin olvidar la aportación de "Gecé" al nacionalsindicalismo, aportación eminentemente literaria, ¿que debe entenderse por imperialismo en la mente de los fundadores falangistas Ramiro Ledesma Y José Antonio Primo de Rivera? Si repasamos detenidamente los textos alusivos a la ambición imperial del movimiento, podemos apreciar en ellos una clara ambiguedad.
Giménez Caballero, sin ninguna duda el más radical en sus afirmaciones, parece inclinarse por la pura y simple expansión territorial al trasladar la lucha de clases, "realidad eterna de la historia", del plano nacional al internacional.
"El pobre y el rico de una nación sólo se ponen de acuerdo cuando ambos se deciden a atacar a otros pueblos o tierras donde pueden existir riquezas o poderíos para todos los atacantes. El sentimiento de igualdad social que origina toda lucha de clases sólo se supera llevando esa igualdad en el ataque a otros países que son desiguales a nosotros. Esa expansión de pobres y ricos de un país contra otras tierras, es lo que constituye la motivación íntima del Imperio
No hay donde elegir. O se es comunista en el mundo o se es imperialista. España sólo terminó sus luchas sociales del siglo XV con la expansión imperial hacia Africa, América y Europa. (Nuestra unidad nacional fue imposible mientras no encontró horizontes expansivos)."
Por su fina ironía y vitalismo es difícil saber hasta que punto se debe tomar en serio esta humorada.
Parece ser que Giménez Caballero no hace sino recrear los supuestos históricos de la expansión conquistadora en el Siglo de Oro español y propone metas análogas a los modernos conquistadores representados por el modelo anarquista, católico "malgré-lui" , universal por lo tanto y al mismo tiempo hispánico. Como Alemania para Adolf Hitler , España es el pueblo elegido por la Providencia, el pueblo del destino.
Ahora bien, una proposición semejante delata un alto grado de irracionalismo que no abandona jamás a lo largo de todos sus escritos
"Cuando el fenómeno fascista irrumpió en mi conciencia, a posteriori de mi reconocimiento entrañable con Roma, me vi perdido. Tenía que admitirlo acríticamente. Como un mandato familiar, como una imperiosa mirada de obediencia".
Adaptado de Salvador Brocá: Falange y Filosofía.
Para nosotros Giménez Caballero acertó en que España es la tierra de la Vírgen María pero todo lo demás son exageraciones propias de una imaginación portentosa y desbocada.
Ramiro Ledesma Ramos y las Reivindicaciones Territoriales.
Según Salvador de Brocá Ledesma y Primo de Rivera desautorizaron explícitamente y repetidamente la interpretación territorialmente expansionista de la idea de Imperio que parece representar Giménez Caballero.
"en tanto se acepte y admita por todos la necesidad de incrementar los propósitos de imperio. Hay muchos espíritus débiles y enclenques que creen que esto del imperio equivale a lanzar ejércitos por las fronteras. No merece la pena detenerse a desmentir una tontería así, por de pronto el imperio sería la idea común que adscribiese a los pueblos hispánicos un compromiso de unidad"
Ramiro Ledesma Ramos: La Conquista del Estado.
Girando en torno al concepto orteguiano de "unidad de destino en lo universal", uno y otro apelan a la restauración del dominio cultural español en el ámbito del antiguo imperio de la monarquía española.
Sin embargo, mientras José Antonio es simpre bastante congruente, la consecuencia de Ramiro parece desmentida en escritos posteriores, o bien evolucionó su pensamiento hacia el fascismo (al contrario que José Antonio) al realizar una serie de reivindicaciones territoriales que no se detienen en Gibraltar, sin especificar los medios con los que pretende llegar a unas unificaciones que parecen poco probables por vía diplomática ya que entre el Marruecos español y Túnez se encontraba el Protectorado Francés y la Argelia recién conquistada por Francia. Si bien es cierto que cuando habla de "nuestra idea imperial", Ledesma llega a admitir la posibilidad de un Estado Federal en la Península:
"Pero si aconteciese la victoria interior, si España venciese su actual crisis interna del lado favorable a su recobración nacional, entonces las perspectivas internacionales resultarían infinitas. Se atrevería a todo y podría atreverse a todo. A recuperar Gibraltar. A unir en un solo destino a la Península entera, unificados (ahí sí que cabe que se ingenien los partidarios de estatutos, federaciones y autonomías) con el gran pueblo portugués. A trazar una línea amplísima de expansión africana (todo el norte de este continente, desde el Atlántico a Túnez tiene enterradas muchas ilusiones y mucha sangre española). A realizar una aproximación política, económica y cultural, con todo el gran bloque hispano de nuestra América. A suponer para Europa misma la posibilidad de un orden continental, firme y justo"
Ramiro Ledesma Ramos: Discurso a las Juventudes de España.
Aunque la contradictoria idea imperial de Ramiro se justificaba por los acontecimientos de su tiempo (invasión francesa de Argelia), estas, y otras muchas diferencias ideológicas parecidas, que solo aportaban confusión ideológica al movimiento mimetizándolo con los nacionalismos europeos, son las que terminaron por ocasionar el enfrentamiento de Ramiro con José Antonio provocando la salida del primero junto con Giménez Caballero y algunos otros.
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