La forma y el contenido de la democracia

La forma y el contenido de la democracia
"Pero si la democracia como forma ha fracasado, es, más que nada, porque no nos ha sabido proporcionar una vida verdaderamente democrática en su contenido.No caigamos en las exageraciones extremas, que traducen su odio por la superstición sufragista, en desprecio hacia todo lo democrático. La aspiración a una vida democrática, libre y apacible será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de toda moda.No prevalecerán los intentos de negar derechos individuales, ganados con siglos de sacrificio. Lo que ocurre es que la ciencia tendrá que buscar, mediante construcciones de "contenido", el resultado democrático que una "forma" no ha sabido depararle. Ya sabemos que no hay que ir por el camino equivocado;busquemos, pues, otro camino"
José Antonio Primo de Rivera 16 de enero de 1931

El Saludo Falangista o Saludo Hispano




El saludo Hispano o "Salutatio Ibérica"

 

Según el gran arqueólogo español de la primera mitad del siglo XX, J. Cabré, el característico saludo de los íberos con el brazo extendido y la mano abierta, de entre los siglos V al I a. C., fue adoptado por los romanos conjuntamente con el “Gladius Hispaniensis” (espada ibérica) al entrar estos en contacto con los pueblos hispanos. 

Sería pues, según Cabré, un saludo genuinamente íbero el que se utilizó posteriormente en todo el Imperio Romano como saludo tradicional. El conocido como “saludo romano”.

Siendo rigurosos el motivo principal por el que este saludo se adoptó como símbolo en Falange no es únicamente por ser de origen Ibérico primero e Hispano y Romano después, sino por ser y significar lo contrario del saludo, comunista y socialista, del puño cerrado en representación del odio de la lucha de clases y, actualmente, del Comunismo Cultural, asimilado como verdad incuestionable por una sociedad aculturizada y envejecida.

El brazo extendido con la mano abierta, que significaba originalmente nobles sentimientos de paz y respeto, se ha convertido hoy en día en un símbolo de desafío frente al puño cerrrado de los marxistas-podemitas o comunistas culturales pero también frente a la "mano en la cartera" de los Sistemitas, a quienes lo que más les importa es aumentar la rentabilidad de sus inversiones.

Puede concluirse que aún siendo un saludo de origen hispánico no puede negarse que su uso en Falange es consecuencia de la gran influencia cultural del Fascismo italiano triunfante durante décadas, especialmente en sus aspectos económico y social. Sin que ello signifique otra cosa que falange siempre admitió, en lugar de callárselo como todos los demás, un componente fascista en su ideario, al igual que de muchas otras ideologías con las que coincide puntualmente.


El saludo “Ibérico”


1527109_1398575423747833_1690905465_nPara los íberos era un gesto revestido de especial sacralidad, pues en los exvotos de los santuarios, ellos mismos se auto representaban, con frecuencia, saludando e invocando a las Divinidades en pie y efectuando el “saludo étnico” tradicional de su Pueblo.

Los romanos no hicieron sino asimilarlo a sus propios usos y costumbres culturales. De hecho, los romanos se refieren a este como “SALUTATIO IBERICA” según Cabré.

Si era autóctono o llegó procedente de Oriente (de Fenicia o de Grecia), no se sabe. Pero sí sabemos que los romanos debieron verlo allí por primera vez, porque los historiadores de la época y de la inmediata posterior describen ese saludo como saludo de paz, y lo tratan como una novedad. Lo cual indicaría que no lo habían visto ni en Grecia ni en Cartago (culturas para ellos ya bien conocidas en la época).

Y, además, al ser los cartagineses los fenicios de Occidente, podríamos deducir que tampoco se utilizaba en Fenicia. Todo esto lo digo para reforzar la tesis de su origen español.

Las primeras citas que recogen este saludo, están en las campañas militares con las que comienza la II guerra púnica, como saludo de paz de los íberos.

Y, para reforzar la tesis, digamos que en aquella época, importantes contingentes hispanos (tanto en infantería como, sobre todo, en caballería), formaban parte habitual de los ejércitos cartagineses, pero las fuentes romanas atribuyen el saludo sólo a los íberos, y no al conjunto del ejército cartaginés.

Por su presencia en exvotos, lo que también le daría al saludo un componente religioso, diríamos que era un saludo de uso general, en el que se deseaba paz (a veces, también sumisión) hacia quien iba dirigido.

El saludo habitualmente representado, es de la palma derecha levantada, con el brazo flexionado, presentando la palma a la persona a quien se le hace.

Pero en las legiones, al convertirse en saludo militar, se hacía de una forma más rígida, flexionando un poco el brazo, o manteniéndolo recto, sin flexionarlo (entonces, en vez de extenderse verticalmente, se hacía inclinado unos 45º sobre la horizontal, y con la palma hacia abajo…vamos, como el que se conoce en la actualidad).

Insisto en que su significado fue siempre de paz y de respeto (se mostraba la palma desnuda, sin ningún arma), tanto para fines religiosos, como civiles y militares.

Desde estas primeras citas hasta su uso generalizado en Roma pasaron unos dos siglos. Podemos aventurar que es muy posible que el saludo empezaran a emplearlo las legiones que combatieron en Hispania en la 2ª guerra púnica, y que, una vez licenciados, los legionarios de las mismas lo siguieran utilizando entre ellos como un símbolo de identidad y corporativismo.

v201Poco a poco, el saludo fue extendiéndose a la totalidad de las legiones, y al resto de la población. Y terminó siendo oficial como saludo militar (junto al más tradicional de poner el puño derecho sobre la parte izquierda del pecho), como saludo civil tradicional, y como saludo simbólico en actos oficiales de gran trascendencia (audiencias del César, juramentos solemnes, etc…).

El primer texto romano en que aparece una referencia (aunque no muy clara) al saludo, es de Tito Livio. Los hechos se refieren a la capitulación de una ciudad, Oringis, Auringis, o Aurgi (Jaén) ante los romanos, comandados por uno de los gloriosos generales que dio la familia de los Escipiones, Publio Escipión. Ocurrieron hacia el año 207 aC.

No es la mejor cita sobre el saludo (es algo confusa), pero sí la primera en la que textos romanos se refieren a esa forma peculiar de saludar.

Para entender bien a qué se refiere, pongo el texto en que se cita, precedido del texto previo, para ubicarlo en el tiempo y el espacio:
“Salió Cneo Escipión a prestarles ayuda a los aliados y a la guarnición romana con una legión ligera, entró en la ciudad por entre los dos campamentos causando muchas bajas al enemigo, y al día siguiente hizo una salida brusca con un resultado igualmente favorable. Los muertos en los dos combates pasaron de los doce mil, y de mil los prisioneros; enseñas militares se capturaron treinta y seis. Se produjo así la retirada de Iliturgi. A continuación iniciaron los cartagineses el asedio a la ciudad de Bigerra, aliada de los romanos también ésta. La llegada de Cneo Escipión la liberó del asedio sin tener que combatir.
Desde allí se trasladó a Munda el campamento cartaginés, y allá los siguieron los romanos a toda prisa. Se libró allí una batalla campal de casi cuatro horas en la que iban venciendo claramente los romanos cuando se dio la señal de retirada, porque le había atravesado el muslo a Cneo Escipión una jabalina y los soldados que estaban en torno a él temían que la herida fuese mortal. Pero no había duda de que se podían haber tomado aquel día el campamento cartaginés de no haber sobrevenido aquel contratiempo, pues aparte de los soldados también los elefantes habían sido rechazados hasta la empalizada y fueron acribillados con jabalinas treinta y nueve de éstos encima mismo de las trincheras. Se dice que también en esta batalla hubo cerca de doce mil muertos y que fueron capturados cerca de tres mil hombres y cincuenta y siete enseñas militares. De allí los cartagineses se retiraron a la ciudad de Auringis y los siguieron los romanos para echárseles encima mientras eran presas del pánico.”

(Tito Livio, en XXIV, 41 y 42)
 

En el siguiente es donde aparece la referencia al saludo. Como se ve, el resultado fue desastroso para los bastetanos que combatían en los ejércitos de Cartago:

“Después, los habitantes cogieron miedo a que el enemigo, en caso de penetrar en la ciudad, degollase a mansalva a todo el que encontrase, cartaginés o hispano indiscriminadamente. Abriendo, pues, repentinamente la puerta, se echaron en masa fuera de la ciudad poniendo los escudos por delante por si les disparaban venablos desde lejos y mostrando desnudas las diestras para que se viera bien que habían arrojado las espadas. No se sabe con certeza si la distancia impidió captar bien esta circunstancia o si se sospechó una trampa; se cargó con saña contra los tránsfugas y fueron destrozados como si fuera una formación que presentaba batalla; y por aquella misma puerta se irrumpió violentamente en la ciudad.
Mientras tanto, en otros puntos se destrozaban y echaban abajo las puertas con hachas y dolabras y, a medida que iban entrando los jinetes, se dirigían a galope a ocupar el foro, pues ésas eran las órdenes recibidas; a la caballería se habían sumado también un cuerpo de triarios; los legionarios invadieron los restantes puntos de la ciudad. Se abstuvieron de saquear y de matar a los que encontraron, salvo si ofrecían resistencia armada. Fueron puestos bajo custodia todos los cartagineses y también los cerca de trescientos habitantes de la plaza que habían cerrado las puertas; a los demás les fue entregada la ciudad y devueltos sus bienes. En el asalto de aquella ciudad cayeron cerca de dos mil enemigos y no más de noventa romanos.”

(Tito Livio XXVIII 3 y 4)
 

De este texto, y otros posteriores, los historiadores expertos en interpretar textos latinos de la época deducen que los romanos no habían visto antes un saludo semejante.

Es también digno de resaltar que el texto romano, en el 208 aC, habla de los cartagineses y los hispanos (no de los bastetanos). Y, sin embargo, y a pesar de estas pruebas, 2.200 años más tarde hay unas ideologías, dentro de España, que se obstinan en negar la existencia de “Hispania”, no sólo en aquellos tiempos, sino en épocas posteriores, más próximas a nosotros.

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Representaciones del saludo ibérico en piezas del Museo Nacional de Arqueología de Madrid


Posteriormente, tanto ese saludo como chocarse las manos con la mano derecha, fueron usados en la Edad Media entre caballeros, una vez más para mostrar la ausencia de armas. También, en señal de respeto, los antiguos caballeros medievales solían retirarse el yelmo para saludar a los monarcas o cuando reconocían a un caballero más diestro o de mayor rango, costumbre que prevaleció en el tiempo hasta los actuales militares, que lo realizan de forma más simple y aproximando más el codo al cuerpo.

En la Francia del siglo XIX, el proletariado se alzó contra la política capitalista de Napoléon III levantando el puño hostilmente como muestra de su fuerza, gesto que siempre se ha asociado a las revueltas, ya que cerrar la mano es un reflejo de ira.


Años después, el político estadounidense Francis Bellamy eligió el saludo militar romano para que los escolares mostraran su adhesión a la bandera y a la nación a la que pertenecían. Sin embargo, el saludo Bellamy, al iniciarse las hostilidades de la II Guerra Mundial, fue retirado para evitar la similitud con el saludo de los nazis alemanes, que erigían el brazo derecho con la mano extendida y la palma hacia abajo para mostrar su afección al Führer, siendo sustituido por el de colocar la mano sobre el corazón cuando suena el himno de EEUU.

Efectivamente, el saludo romano era practicado por los movimientos juveniles alemanes de principios de siglo, que, para resaltar su rechazo al saludo burgués del apretón de manos, procedente del que utilizaban los caballeros medievales, alzaban el brazo derecho al grito de “¡Heil!”. 

Según el propio Hitler, este saludo pacífico alemán fue utilizado para recibir a Lutero en la Dieta de Worms. 

Antes que los nazis alemanes fue adoptado por el fascismo italiano de Mussolini, que probablemente lo tomó de su mentor político D’Annunzio, quien lo recuperó del "saludo romano" de origen ibérico como ya se ha dicho. 
 
El saludo consistía en mantener el brazo derecho en alto, pero en diagonal, no en total verticalidad, y la mano extendida con todos los dedos juntos. 

Hitler consideraba este gesto un vestigio de la antigua forma de saludo de los nobles medievales y sabía de su procedencia romana, por lo que decidió utilizarlo, aunque se ha observado que el saludo fascista alemán difiere del italiano al desviarse ligeramente hacia la derecha, lo cual se ha interpretado como una muestra de desprecio y superioridad.

El Estado Nacional promulgó la obligatoriedad del saludo brazo en alto, que se distinguía del italiano en que la muñeca del brazo levantado no prolongaba la línea del mismo, sino que se levantaba de una forma muy parecida al gesto que hoy en día se usa para indicar que alguien frene. 

Esta obligatoriedad fue derogada al término de la IIGM por un decreto de la Presidencia del Consejo de Ministros, publicado en el BOE nº. 257 del 14 de septiembre de 1945:

“Al iniciarse en 18 de Julio de 1936 el Movimiento Nacional, como exaltación espiritual de nuestra Patria ante el materialismo comunista que amenazaba destruirla, entre las fórmulas de expresión de vibrante entusiasmo de aquellos días surgió, frente al puño cerrado, símbolo de odio y de violencia que el comunismo levantaba, el saludo brazo en alto y con la palma de la mano abierta, de rancio abolengo ibérico, espontáneamente adoptado en pueblos y lugares; saludo que ya en los albores de nuestra Historia constituyó símbolo de paz y de amistad entre sus hombres.

Mas, circunstancias derivadas de la gran contienda han hecho que lo que lo que es signo de amistad y cordialidad venga siendo interpretado torcidamente, equiparándole un carácter y un valor completamente distintos de la que representa. Esto aconseja el que, en servicio de nuestra Nación, deban abandonarse en nuestra vida de relación aquellas formas de saludo que, mal interpretadas, han llegado a privar a las mismas en muchos casos de su auténtica expresión de amabilidad y cortesía.”

No obstante, todo sea dicho, el rigor del saludo en España –muy similar al también impuesto por Augusto Pinochet– no fue tan firme como en otros países, llegando incluso a realizarse con el brazo levantado. 

Dentro del eje Berlín-Roma-Tokio estaba Japón, donde se levantaban (y levantan) ambos brazos.







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