La forma y el contenido de la democracia

La forma y el contenido de la democracia
"Pero si la democracia como forma ha fracasado, es, más que nada, porque no nos ha sabido proporcionar una vida verdaderamente democrática en su contenido.No caigamos en las exageraciones extremas, que traducen su odio por la superstición sufragista, en desprecio hacia todo lo democrático. La aspiración a una vida democrática, libre y apacible será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de toda moda.No prevalecerán los intentos de negar derechos individuales, ganados con siglos de sacrificio. Lo que ocurre es que la ciencia tendrá que buscar, mediante construcciones de "contenido", el resultado democrático que una "forma" no ha sabido depararle. Ya sabemos que no hay que ir por el camino equivocado;busquemos, pues, otro camino"
José Antonio Primo de Rivera 16 de enero de 1931

martes, 14 de marzo de 2017

La Ideología de Género.





 

La última Rebelión de la Criatura contra su Propia Condición.



Consiste en el último intento de salvaguardar el odio de la "lucha de clases" transladándolo a la diferenciación sexual con el objeto de pudrir las relaciones humanas y muy especialmente la base de la sociedad, que continúa siendo la familia. Pero esta vez llegando más allá, hasta la propia identidad del individuo.

También es el último intento de la izquierda por autojustificarse como opción política y social tras el estrepitoso fracaso de todas sus propuestas, al haber quedado desenmascaradas y en evidencia sus mentiras históricas basadas en tópicos y mitos, ante casi todas las sociedades occidentales (excepto la española).

Cuando el lenguaje cultural de una ideología comunista fanática es asimilado por toda una sociedad pusilánime, o tal vez solo egoísta, que parece haber renunciado a los valores principalmente masculinos de la fortaleza, la valentía y la templanza, no queda más remedio que redoblar la batalla en el campo de las ideas contra esta nueva desviación, algo que nunca se llevó a cabo desde la derecha liberal española, con el fin de emprender la reconquista de estas virtudes sociales.

Los fundadores de Falange, que se opusieron al feminismo mal entendido, no se podían imaginar hasta que punto se llegarían a sacar las cosas de quicio, aunque su oposición a la lucha de clases y a la desvirtuación de la feminidad de su época son suficientemente claras y constituyen una oposición frontal a esta nueva variación extrema sobre el mismo tema.

No se puede confundir lo que podría ser lógico en un evangélico mundo futuro "angelical", en el que "cada uno irá con quien quiera" con lo humanamente posible en el mundo terrenal que nos ha tocado vivir. Si usted tiene cuerpo es que no es un ángel y eso le convierte en responsable de sus actos. Por ser humano sus actos tendrán consecuencias en la Eternidad.

Cuanto mayor sea el número de individuos que se morrean en público sin pudor menos amor habrá en nuestra sociedad. La Ideología de Género no diferencia el amor verdadero de la atracción física y su único objetivo es la búsqueda de un placer envenenado. Allá cada cual con las consecuencias de sus "actos".

La malignidad de esta ideología consiste en promocionar entre los niños sanos la patología, que solo padecen de forma natural uno de cada diez mil niños, según los datos de los propios colectivos LGTB. Lo que implica que en la mayoría de los colegios no hay ni un solo niño que padezca el síndrome de no sentirse representados por su propio cuerpo. Motivo por el que los LGTB se empeñan en extenderlo al máximo posible. Promocionando como una opción deseable lo que no es sino una patología física o psicológica que anula la capacidad de elección del niño por desconocimiento de otras opciones más adecuadas capaces de proporcionar la armonía entre sexo físico y psicológico. Lo que supone alcanzar el mayor grado posible de autoaceptación para el menor de edad que debe desarrollarse con naturalidad hasta alcanzar la edad necesaria para poder escoger.

Tiene mucha gracia que sus prosélitos "exijan que respetemos sus ideas" como si por imposición de una dictadura legalista este respeto inmerecido fuese algo verdaderamente exigible. Como si el respeto no fuese algo que previamente hay que ganar y merecer


Lo único exigible es el respeto a las personas pero las ideas pueden ser respetables o no serlo. Nadie puede obligar a nadie a respetar una idea sin existir motivos comprensibles para ello.

Por otro lado describir la realidad vital de famosos teóricos no es irrespetuoso si atiene a la verdad demostrada de los hechos.

Recopilamos para su mayor divulgación y preservación en el tiempo los mejores artículos actuales sobre esta "Ideología" fanática y completamente desquiciada.


Pedófilos, drogadictos, locos y con tendencia al suicidio: así eran los ideólogos de género.

 
Atormentados por traumas infantiles, prácticas sexuales degeneradas y odios obsesivos a la figura del padre, lo más increíble es que las doctrinas de los ideólogos de género han logrado colarse hoy en las aulas de universidades y colegios.
Javier Torres –

Cuatro de los principales ideólogos de género: Wilhelm Reich, Margaret Sanger, Michel Focault y Margaret Mead

Es como si alguien hubiera abierto las puertas del manicomio y las teorías de sus locos más célebres se convirtieran en doctrina mundial.

Ya no hay nada objetivo -ni siquiera la diferenciación biológica XX ó XY, ¡oh cromosomas fascistas!- que determine si somos hombre o mujer. Cada uno, y sólo cada uno, decide lo que es.

Así lo dictaron los ideólogos de género y los profetas del pansexualismo, unos tipos cuyos postulados fueron difundidos antes de probar la camisa de fuerza, la pedofilia, la zoofilia, la drogadicción más salvaje y, en muchos casos, el suicidio final.

La excepción, y no parece casualidad, es la de quienes lograron llevar una vida plácida.

Atormentados por traumas infantiles, prácticas sexuales degeneradas y odios obsesivos a la figura del padre -al varón en general- las doctrinas de los ideólogos de género han logrado colarse hoy en las aulas de universidades y colegios de un occidente que desde hace décadas navega a la deriva.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche.

No sólo es la rebelión contra la familia, ni la imposición del relativismo y la corrección política, es sobre todo la guerra sin cuartel contra la naturaleza, contra la realidad más evidente. El triunfo de la voluntad, del yo.

Todo se puede negar porque no hay nada fuera de nosotros que sea objetivo, decía Fiedrich Nietzsche, el filósofo del que parten todos los entusiastas de género.

Terapias sexuales.


Dios ha muerto, sostiene el pensador alemán, y si Dios ha muerto también ha muerto la naturaleza creada por él. Así que nada define lo que soy, sólo yo puedo hacerlo.  

Nietzsche, por cierto, acabó en un manicomio los últimos años de su vida.

Y hasta en eso le siguieron muchos de los ideólogos de género que, además de partir de la filosofía nietzscheana, desarrollaron verdaderas patologías y acabaron sus días en un psiquiátrico. Es el caso del médico alemán Wilhelm Reich.
Wilhelm Reich

El médico Wilhelm Reich, marxista y gran precursor de la revolución sexual, fue un gran masturbador compulsivo desde los 6 ó 7 años, practicó la zoofilia y desarrolló un fuerte odio a la figura del padre.

Marxista y gran precursor de la revolución sexual, fue un gran masturbador compulsivo desde los 6 ó 7 años. Más tarde practicaría la zoofilia. Algo le marcaría para siempre: el suicidio de su madre tras descubrirse que mantenía relaciones sexuales con un niño de 13 años. Reich culparía de lo ocurrido a su padre, de ahí su posterior odio al patriarcado.

Años más tarde este psiquiatra utilizaría sus clínicas para abusar de las mujeres que participaban en sus “terapias sexuales”. Reich moriría en la cárcel en 1957 tras haber sido diagnosticado de paranoia y esquizofrenia progresiva.

Ortodoxia comunista.


Una vida parecida llevó el filósofo francés Michel Focault, considerado uno de los mayores referentes de la ideología de género.

Homosexual, militante del Partido Comunista, tuvo una juventud un tanto convulsa durante la cual fue iniciado en el sadomasoquismo homosexual y el consumo de drogas de todo tipo durante su etapa en EEUU. Intentó suicidarse en varias ocasiones y murió a causa del sida en 1984.

El filósofo comunista francés Louis Althusser

Otro filósofo comunista francés, Louis Althusser, no acabó muy bien que digamos. En 1980 estranguló a su esposa Hélène, lo que motivó su internamiento en un hospital psiquiátrico.

Hoy todos hablan de Planned Parenthood, la gran multinacional estadounidense que promueve el aborto en todo el mundo.

La feminista radical Shulamith Firestone
Su fundadora, Margaret Sanger, abandonó a sus hijos debido a su ninfomanía. Gran entusiasta de la eugenesia y el control de la población -especialmente entre la población inmigrante y las clases sociales más bajas-, llegó a coquetear con el racista Ku Klux Klan (organización masónica sureña). Murió en 1966 cuando ya era una alcohólica irrefrenable.


Para Shulamith Firestone, otra gran referente del feminismo radical y la ideología de género, la maternidad era “la opresión radical que sufre la mujer”. Pasó varios años en una clínica psiquiátrica -sufría esquizofrenia- y en 2012 fue encontrada muerta en su casa.

Cuatro amigas, tres se suicidaron.


Desde luego, la aportación de las feministas a la ideología de género ha sido muy activa. Otra que destacó por su radicalismo fue Kate Millet, de ideas maoístas, que se convirtió al lesbianismo no por impulso sexual, sino por odio a los varones.

Gran defensora del totalitarismo, llegó a decir que “lo privado también es político”. Al final de su vida fue internada en un psiquiátrico y pidió vigilancia las 24 horas porque ella misma era consciente de su impulso incontrolable al suicidio.

Muy cercana a Millet fue Elizabeth Fisher, que sí logró suicidarse y que ha pasado a la historia como la pionera en fundar un periódico feminista en los Estados Unidos, Aphra. Este grupo de amigas feministas lo completan la cubana María del Drago y Ellen Frankfurt, ambas también se quitarían la vida.

Margaret Mead afirmaba que los roles sexuales eran construcciones culturales a partir de su experiencia en Samoa: luego se demostró que la isla no era representativa respecto al conjunto de la humanidad (se demostró también que la investigación era falsa al ocultar datos importantes).

Otra mujer y no menos importante que las anteriores fue la filósofa feminista Simone de Beauvoir. La compañera sentimental del existencialista Sartre defendía que la mujer no nace, sino que se hace, siendo en realidad “una construcción social”. La muerte por causas naturales de la pensadora francesa fue una excepción entre la multitud de suicidios de otros autores.

La filósofa feminista, Simone de Beauvoir

Tampoco se quitó la vida la antropóloga Margaret Mead. Su gran aportación al progresismo y el marxismo cultural fue el concepto de género como construcción social que sería introducido en la psicología y la sexología de los años 50.

Un paraíso del progresismo más represivo.


Para Mead los roles sexuales variaban según las culturas, es decir, eran construcciones culturales. Por eso daba a entender que no había propiamente hombres ni mujeres, algo que justificó en el polémico libro “Adolescencia, sexo y cultura en Samoa”, publicado en 1928.

Como sucedería con otros ideólogos de género el paso del tiempo destapó su fraude. En los años 80 se demostró que lo que había escrito no tenía validez alguna, ya que el paraíso samoano era en realidad una sociedad muy represiva desde el criterio progresista.

El rigor tampoco era el fuerte del sexólogo de la Universidad de Indiana, Alfred Kinsey, que causó un enorme revuelo cuando dio a conocer el resultado de uno de sus estudios: el 37% de los hombres ha experimentado alguna vez un orgasmo homosexual a partir de la adolescencia. A esta conclusión llegó tras realizar 5.300 entrevistas personales.

El gran fraude de Kinsey, como luego se descubrió, fue que las entrevistas las llevó a cabo sólo entre la población reclusa. Más tarde también se supo que practicó la pedofilia y promovió el sadomasoquismo en la Universidad de Indiana.

 El antropólogo francés Georges Bataille

Igual de perturbado estaba el antropólogo francés Georges Bataille. Aunque al principio estudió para sacerdote, muy pronto abandonó ese camino para acabar afirmando que sus verdaderas iglesias eran los burdeles de París.

Fue un partidario del satanismo orgiástico y fundó una sociedad secreta para practicar decapitaciones -no se llevaron a cabo aunque no faltaron voluntarios- y sexo ritual.

Afortunadamente no todos se suicidaron. Germaine Greer, autora de “El Eunuco femenino” en 1970, acabó participando en la edición británica de ‘El Gran Hermano’ antes de renegar del feminismo. Aún vive

LaVerdadOfende.




“La ideología de género hace daño a los niños” – Colegio Americano de Pediatras.

 
Declaración del Colegio Americano de Pediatras sobre la identidad de género








El Colegio Americano de Pediatras insta a los profesionales de la salud, educadores y legisladores a rechazar todas las políticas que condicionan los niños a aceptar como normal una vida de suplantación química y quirúrgica del sexo opuesto. Los datos – no la ideología – determinan la realidad.

1. La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario: XY y XX
son marcadores genéticos saludables, no los marcadores genéticos de un trastorno. La norma del diseño humano es ser concebido como hombre o como mujer. La sexualidad humana es binaria por definición, siendo su finalidad obvia la reproducción y crecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo. Los extraordinariamente raros trastornos del desarrollo sexual, entre ellos la feminización testicular [o síndrome de insensibilidad de los andrógenos, n.n.] y la hiperplasia suprarrenal congénita, son desviaciones de la norma sexual binaria, todas ellas médicamente identificables y directamente admitidas como trastornos del diseño humano. Los individuos con trastornos del desarrollo sexual no constituyen un tercer sexo.

2. Nadie nace con un género. Todos nacemos con un sexo biológico. El género (la conciencia y sentimiento de uno mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico objetivo. Nadie nace con conciencia de sí mismo como hombre o mujer; esta conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de desarrollo, puede desviarse a consecuencia de las percepciones subjetivas del niño, de sus relaciones y de sus experiencias adversas desde la infancia. Quienes se identifican como “sintiéndose del sexo opuesto” o como “algo intermedio” no con forman un tercer sexo. Siguen siendo hombres biológicos o mujeres biológicas.

3. La creencia que tenga una persona de ser algo que él o ella realmente no es constituye, en el mejor de los casos, un signo de pensamiento confuso
. Cuando un niño que por lo demás es biológicamente sano cree que es una niña; o una niña que por lo demás es biológicamente sana cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo –en la mente, no en el cuerpo–, y debe ser tratado como tal.

Estos niños sufren de Disforia de Género. La Disforia de Género (DG), anteriormente conocido como Trastorno de Identidad de Género (TIG), es un trastorno mental reconocido en la más reciente edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V). La teoría psicodinámica y la de aprendizaje social del DG / TIG nunca han sido desmentidas.

4. La pubertad no es una enfermedad, y los bloqueadores hormonales pueden ser peligrosos. Reversibles o no, los bloqueadores hormonales inducen un estado de enfermedad -la ausencia de pubertad- e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño que antes era biológicamente sano.

5. Según el DSM-V, hasta un 98% de niños con género confuso y hasta un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo biológico tras pasar la pubertad de forma natural.

6. Los niños que utilizan bloqueadores hormonales para reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de la adolescencia. Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian con riesgos para la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre, derrame cerebral y cáncer.

7. Las tasas de suicidio son veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de sexo, incluso en Suecia, que se encuentra entre los países con mayor respaldo LGBT. ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a ese destino a chicos jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las chicas y un 98% de los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de salud física y mental?

8. Condicionar a los niños a creer que es normal estar toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio sexo por el opuesto constituye un abuso infantil. Respaldar la discordancia de género como algo normal a través de la educación pública y de las políticas legales confundirá a hijos y padres, llevando a muchos niños a acudir a “clínicas de género” donde les administren fármacos bloqueadores hormonales. Esto, a su vez, virtualmente asegura que ellos “elegirán” recibir hormonas cruzadas cancerígenas o de un modo u otro tóxicas, y probablemente considerarán innecesariamente, cuando sean adultos jóvenes, la mutilación quirúrgica de sus órganos sanos.

Michelle A. Cretella, MD.
Presidente del Colegio Americano de Pediatras.

Quentin Van Meter, MD.
vicepresidente del Colegio Americano de Pediatras.
Endocrinólogo Pediátrico.

Paul McHugh, MD.
Universidad Distinguido Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y la ex psiquiatra en jefe en el Hospital Johns Hopkins.

Publicado originalmente de marzo de el año 2016.
Actualizado en agosto el año 2016.
Actualizado en enero de 2017.

ACLARACIONES en respuesta a las preguntas más frecuentes con respecto a los puntos 3 y 5:

Sobre el Punto 3: “¿De dónde viene el APA o DSM-V indican que la disforia de género es un trastorno mental?”

La APA (American Psychiatric Association) es el autor del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª edición (DSM-V). La APA establece que los afligidos y vulnerada al GD correspondan a la definición de un trastorno. El Colegio no tiene conocimiento de la literatura médica que documenta un niño disfórico de género en busca de las hormonas de la pubertad bloqueo que no está angustiado significativamente por la idea de pasar por el proceso normal y saludable de la pubertad.

A partir de la hoja de datos del DSM-V :

“El elemento crítico de la disforia de género es la presencia de malestar clínicamente significativo asociado con la enfermedad.”
“Esta condición provoca malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento.”

Sobre el Punto 5: “¿Dónde las tarifas de lista del DSM-V de la resolución de disforia de género?”

En la página 455 del DSM-V en “disforia de género sin un trastorno del desarrollo sexual” se afirma:  

“ Las tasas de persistencia de disforia de género desde la infancia a la adolescencia o la adultez varían. En los hombres natales, la persistencia ha oscilado entre el 2,2% y el 30%. En las mujeres natales, la persistencia ha oscilado entre el 12% y el 50% “ 

 Las matemáticas simples permite calcular la de los varones natal: la resolución se produce en. Tantos como 100% – 2,2% = 97,8% (aproximadamente 98% de los niños confunden con el género. ) Del mismo modo, para las niñas natal: la resolución se produce en hasta un 100% – 12% = 88% niñas confundido con el género

La conclusión es la siguiente:

 Nuestros oponentes abogan por un nuevo estándar sin fundamento científico de la atención a los niños con una condición psicológica (GD) que de otro modo se resuelven después de la pubertad para la gran mayoría de los pacientes afectados.

En concreto, se aconsejan: la afirmación de los pensamientos de los niños que son contrarias a la realidad física; la castración química de estos niños antes de la pubertad con agonistas de la GnRH (bloqueadores de la pubertad, que causan la infertilidad, retraso del crecimiento, la densidad ósea baja y un impacto desconocido sobre su desarrollo cerebral), y, por último, la esterilización permanente de estos niños antes de los 18 años a través de las hormonas del sexo opuesto.

Hay una evidente naturaleza auto-cumplida a fomentar jóvenes hijos GD para hacerse pasar por el sexo opuesto y luego iniciar la supresión de la pubertad. Si un niño que cuestiona si es o no es un niño (que está destinado a convertirse en un hombre) se trata como una niña, a continuación, ha su progresión puberal natural de la virilidad reprimida, no hemos puesto en marcha un resultado inevitable? Todos sus compañeros de la misma sexuales se desarrollan en los hombres jóvenes, sus amigos del sexo opuesto se convierten en mujeres jóvenes, pero sigue siendo un niño prepuberal. Él se dejó psicosocial aislados y solos. Él se quedó con la impresión psicológica que algo está mal. Él será menos capaz de identificarse con sus compañeros de la misma sexuales y ser varón, y por lo tanto es más probable que la auto identifican como “no-masculino” o femenino.

Por otra parte, la neurociencia revela que la corteza pre-frontal del cerebro que es responsable de juicio y evaluación de riesgos no está maduro hasta mediados de los años veinte.

Nunca ha sido científicamente más claro que los niños y adolescentes son incapaces de tomar decisiones informadas con respecto a las intervenciones médicas permanentes, irreversibles y que alteran la vida. 

Por esta razón, el Colegio sostiene que es abusiva para promover esta ideología, ante todo, para el bienestar de los mismos, y en segundo lugar, por la totalidad de sus pares no-discordantes de género, muchos de los cuales posteriormente cuestión niños con disforia de género su propia identidad de género, y violaciónes de la cara de su derecho a la privacidad física y la seguridad.





Sexo y “género”, la imposible igualdad.

Jutta Burggraf. Doctora en Psicopedagogía.






Normalmente, cuando se habla de «género» (gender), se hace referencia bien al género masculino, bien al género femenino. Algunas organizaciones internacionales hablan además de una noción de «género», de la que evitan dar una definición clara.

Según esta acepción, el término «sexo» se refiere a determinaciones naturales. Por eso existen dos sexos diferenciados por caracteres anatómicos distintos. Pero, junto al sexo, existiría también el «género». Este término evoca los papeles desempeñados por los individuos en la sociedad.

Estos papeles nacen en el curso de la historia; son resultado de la interacción entre la cultura y la naturaleza. Sin embargo, recientemente ha aparecido un concepto equívoco del «género», como producto exclusivo de la cultura, por lo que podría aparecer y desaparecer según las corrientes de la sociedad e incluso de los individuos.

El nexo individuo-familia-sociedad se pierde y la persona se reduce a individuo.

Hay quienes afirman, por ejemplo, que el amor materno no es algo inscrito en la naturaleza de la mujer, sino que se trata de un sentimiento surgido en un determinado contexto cultural y que puede desaparecer o ser destruido si cambia la cultura.

Nos encontramos ante una nueva revolución cultural. Sea cual sea su sexo, el hombre podría elegir su género: podría decidirse por la heterosexualidad, la homosexualidad, el lesbianismo. Podría decidir ser transexual o cambiar de sexo.

Existen proyectos de declaración de los derechos del «género». Esta extraña disociación entre sexo y género, entre naturaleza y cultura, destruye la dimensión personal del ser humano y lo reduce a una simple individualidad.

La ideología de «género» lleva consigo el debate radical sobre la familia y todo lo que esta significa en y para la sociedad. Jutta Burggraf, profesora de Teología, lo ha analizado en un artículo aparecido en el Lexicón de la familia, publicado por la editorial Palabra (Madrid, 2004) en colaboración con el Consejo Pontificio para la Familia, y que reproducimos a continuación sin el documentadísimo aparato crítico que acompaña a esa edición original.

La ideología de Género.

 


La ideología feminista de género se extiende a partir de la década de los sesenta. Según ella, la masculinidad y la feminidad no estarían determinadas fundamentalmente por el sexo, sino por la cultura.

Mientras que el término «sexo» hace referencia a la naturaleza e implica dos posibilidades (varón y mujer), el término «género» proviene del campo de la lingüística donde se aprecian tres variaciones: masculino, femenino y neutro.

Las diferencias entre el varón y la mujer no corresponderían, pues, fuera de las obvias diferencias morfológicas, a una naturaleza «dada», sino que serían meras construcciones culturales «hechas» según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asignan a los sexos («roles socialmente construidos»).

En este contexto se destaca (no sin razón) que, en el pasado, las diferencias fueron acentuadas desmesuradamente, lo que condujo a situaciones de discriminación e injusticia para muchas mujeres: durante largos siglos, correspondió al «destino femenino» ser modelada como un ser inferior, excluida de las decisiones públicas y de los estudios superiores.

Pero hoy en día —se sigue afirmando— las mujeres se dan cuenta del fraude del que han sido víctimas, y rompen los esquemas que les fueron impuestos. Pretenden liberarse, sobre todo, del matrimonio y de la maternidad.

Algunos apoyan la existencia de cuatro, cinco o seis géneros, según diversas consideraciones: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado. De este modo, la masculinidad y la feminidad no aparecen en modo alguno como los únicos derivados naturales de la dicotomía sexual biológica. Cualquier actividad sexual resultaría justificable.

La «heterosexualidad», lejos de ser «obligatoria», no significaría más que uno de los casos posibles de práctica sexual. Ni siquiera sería preferible para la procreación.

En sociedades «más imaginativas», la reproducción biológica puede asegurarse con otras técnicas, se ha afirmado. Y como la identidad genérica (el género) podría adaptarse indefinidamente a nuevos y diferentes propósitos, correspondería a cada individuo elegir libremente el tipo de género al que le gustaría pertenecer, en las diversas situaciones y etapas de su vida.

Para llegar a una aceptación universal de estas ideas, los promotores del feminismo radical de género intentan conseguir un gradual cambio cultural, la llamada «deconstrucción» de la sociedad, empezando por la familia y la educación de los hijos.

Utilizan un lenguaje ambiguo que hace parecer razonables los nuevos presupuestos éticos. La meta consiste en «reconstruir» un mundo nuevo y arbitrario, que incluye, junto al masculino y al femenino, también otros géneros en el modo de configurar la vida humana y las relaciones interpersonales.

Estas pretensiones han encontrado un ambiente favorable en la antropología individualista del neoliberalismo radical. Se apoyan, por un lado, en diversas teorías marxistas y estructuralistas, y por el otro, en los postulados de algunos representantes de la «revolución sexual», como Wilhelm Reich (1897-1957) y Herbert Marcuse (1898-1979), que invitaban a experimentar todo tipo de situaciones sexuales.

Más directamente aún se puede ver el influjo del existencialismo ateo de Simone de Beauvoir (1908-1986), lo mismo que los estudios socioculturales de Margaret Mead (1901-1978).

Al proclamar que los géneros masculino y femenino serían el producto de factores exclusivamente sociales, sin relación alguna con la dimensión sexual de la persona, los defensores de la teoría de género se oponen a un modelo, igualmente unilateral que el suyo, que sostiene justamente lo contrario: niega cualquier interacción entre el individuo y la comunidad a la hora de configurar la identidad personal como varón o mujer; y afirma que a cada sexo le corresponden por necesidades biológicas unas funciones sociales fijas, invariables en la historia.

Este modelo, sin embargo, se considera hoy en día falso a nivel teórico y jurídico, al menos en el mundo occidental. Está en parte superado por la legislación, pero no totalmente; no se puede negar que persiste su influjo en la práctica social.

El proceso de identificación con el propio sexo.


En la persona humana, el sexo y el género —el fundamento biológico y la expresión cultural— no son idénticos, pero tampoco son completamente independientes. Para llegar a establecer una relación correcta entre ambos, conviene considerar previamente el proceso en el que se forma la identidad como varón o mujer.

Los especialistas señalan tres aspectos de este proceso que, en el caso normal, se entrelazan armónicamente: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo social.

El sexo biológico describe la corporeidad de una persona. Se suelen distinguir diversos factores. El «sexo genético» (o «cromosómico») —determinado por los cromosomas XX en la mujer, o XY en el varón— se establece en el momento de la fecundación y se traduce en el «sexo gonadal» que es responsable de la actividad hormonal.

El «sexo gonadal», a su vez, influye sobre el «sexo somático» (o «fenotípico») que determina la estructura de los órganos reproductores internos y externos. Conviene considerar el hecho de que estas bases biológicas intervienen profundamente en todo el organismo, de modo que, por ejemplo, cada célula de un cuerpo femenino es distinta a cada célula de un cuerpo masculino.

La ciencia médica indica incluso diferencias estructurales y funcionales entre un cerebro masculino y otro femenino. El sexo psicológico se refiere a las vivencias psíquicas de una persona como varón o mujer.

Consiste, en concreto, en la conciencia de pertenecer a un determinado sexo. Esta conciencia se forma, en un primer momento, alrededor de los dos o tres años y suele coincidir con el sexo biológico. Puede estar afectada hondamente por la educación y el ambiente en el que se mueve el niño.

El sexo sociológico (o civil) es el sexo asignado a una persona en el momento del nacimiento. Expresa cómo es percibida por las personas a su alrededor. Señala la manera específica de obrar de un varón o de una mujer. En general, se le entiende como el resultado de procesos histórico-culturales.

Se refiere a las funciones y roles (y los estereotipos) que en cada sociedad se asignan a los diversos grupos de personas. Estos tres aspectos no deben entenderse como aislados unos de otros. Por el contrario, se integran en un proceso más amplio consistente en la formación de la propia identidad.

Una persona adquiere progresivamente durante la infancia y la adolescencia la conciencia de ser «ella misma». Descubre su identidad y, dentro de ella, cada vez más hondamente, la dimensión sexual del propio ser.

Adquiere gradualmente una identidad sexual (dándose cuenta de los factores biopsíquicos del propio sexo, y de la diferencia respecto al otro sexo) y una identidad genérica (descubriendo los factores psicosociales y culturales del papel que las mujeres o varones desempeñan en la sociedad).

En un correcto y armónico proceso de integración, ambas dimensiones se corresponden y complementan. Una consideración especial merecen los estados intersexuales (los llamados intersexos), ya que algunos argumentan que la existencia de personas transexuales y hermafroditas demostraría que no hay solamente dos sexos.

Pero los estados intersexuales significan anomalías con características clínicas variadas; suelen ocurrir en una etapa muy precoz del desarrollo embrionario. Se definen por la contradicción de uno o más de los criterios de definición sexual.

Es decir, las personas transexuales disponen de una patología en alguno de los puntos de la cadena biológica que conduce a la diferenciación sexual. Sufren alteraciones en el desarrollo normal del sexo biológico y, en consecuencia, también del sexo psicosocial. En vez de utilizarlas como propaganda para conseguir la «deconstrucción» de las bases de la familia y de la sociedad, conviene mostrarles respeto y darles un tratamiento médico adecuado.

Hay que distinguir la identidad sexual (varón o mujer) de la orientación sexual (heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad). Se entiende como orientación sexual comúnmente la preferencia sexual que se establece en la adolescencia coincidiendo con la época en que se completa el desarrollo cerebral.

Tiene una base biológica y es configurada, además, por otros factores como la educación, la cultura y las experiencias propias. Aunque los números varían según las diversas investigaciones, se puede decir que la inmensa mayoría de las personas humanas son heterosexuales.

Otra cosa también distinta es la conducta sexual. En el caso normal, designa el propio comportamiento elegido, puesto que hay un margen muy amplio de libertad en el modo en que tanto la mujer como el varón pueden vivir su sexualidad.

Hacia una comprensión de la diferencia sexual.


Como la persona entera es varón o mujer, en la unidad de cuerpo y alma, la masculinidad o feminidad se extiende a todos los ámbitos de su ser: desde el profundo significado de las diferencias físicas entre el varón y la mujer y su influencia en el amor corporal, hasta las diferencias psíquicas entre ambos y la forma diferente de manifestar su relación con Dios.

Aunque no existe ningún rasgo psicológico o espiritual atribuible sólo a uno de los sexos, existen, sin embargo, características que se presentan con una frecuencia especial y de manera más pronunciada en los varones, y otras en las mujeres.

Es una tarea sumamente difícil de distinguir en este campo. Probablemente, nunca será posible determinar con exactitud científica lo que es «típicamente masculino» o «típicamente femenino», pues la naturaleza y la cultura están entrelazadas, desde el principio, muy estrechamente.

Pero el hecho de que el varón y la mujer experimenten el mundo de forma diferente, desempeñen tareas de manera distinta, sientan, planeen y reaccionen de manera desigual, tiene un fundamento sólido en la constitución biológica propia de cada uno de ellos.

La sexualidad habla unas veces de identidad y otras veces de alteridad
. Varón y mujer tienen la misma naturaleza humana, pero la tienen de modos distintos. En cierto sentido se complementan. Por esto, el varón tiende «constitutivamente» a la mujer, y la mujer al varón.

No buscan una unidad andrógena, como sugiere la mítica visión de Aristófanes en el Banquete, pero sí se necesitan mutuamente para desarrollar plenamente su humanidad. La mujer es dada como «ayuda» al varón por el Creador, y viceversa, lo que no equivale a «siervo» ni expresa ningún desprecio, según ha sostenido Juan Pablo II en su carta apostólica Mulieres dignitatem. También en la relación marido-mujer, la «sumisión» no es unilateral, sino recíproca. Es deseable una subordinación mutua en el amor.

Es un hecho biológico que sólo la mujer puede ser madre, y sólo el varón puede ser padre. La procreación se encuentra ennoblecida en ellos por el amor en que se desarrolla y, precisamente por la vinculación al amor, ha sido puesta por Dios en el centro de la persona humana como labor conjunta de los dos sexos. La paternidad común muestra un especial protagonismo y la confianza inmensa de Dios.

Tanto el varón como la mujer son capaces de satisfacer una necesidad fundamental del otro. En su mutua relación, uno permite al otro descubrirse y realizarse en su propia condición sexuada.

Uno hace al otro consciente de ser llamado a la comunión y capaz para entregarse al otro, en mutua subordinación amorosa. Ambos, desde perspectivas distintas, llegan a la propia felicidad sirviendo a la felicidad del otro. Mientras que el cambio arbitrario del género atestigua un cierto afán de autosuficiencia, la sexualidad humana significa una clara disposición hacia el otro.

Manifiesta que la plenitud humana reside precisamente en la relación, en el ser-para-el-otro. Impulsa a salir de sí mismo, buscar al otro y alegrarse en su presencia. Es como el sello del Dios del amor en la estructura misma de la naturaleza humana. Aunque cada persona es querida por Dios «por sí misma» y llamada a una plenitud individual, no puede alcanzarla sino en comunión con otros. Está hecha para dar y recibir amor.

De esto nos habla la condición sexual, que tiene un inmenso valor en sí misma. Ambos sexos están llamados por el mismo Dios a actuar y vivir conjuntamente. Esa es su vocación. Se puede incluso afirmar que Dios no ha creado al hombre varón y mujer para que engendren nuevos seres humanos, sino que, justo al revés, tienen ellos la capacidad de engendrar para perpetuar la imagen divina que reflejan en su condición sexuada.

Ser mujer y ser varón no se agotan en ser, respectivamente, madre o padre. Considerando las cualidades específicas de la mujer, se ha reflexionado, a veces, sobre la «maternidad espiritual»; el papa Juan Pablo II precisa este concepto y habla más oportunamente del «genio de la mujer».

Constituye una determinada actitud básica que corresponde a la estructura física de la mujer y se ve fomentada por ella. En efecto, no parece descabellado suponer que la intensa relación que la mujer guarda con la vida pueda generar en ella unas disposiciones particulares.

Así como durante el embarazo la mujer experimenta una cercanía única hacia un nuevo ser humano, así también su naturaleza favorece el encuentro interpersonal con quienes le rodean. El «genio de la mujer» se puede traducir en una delicada sensibilidad frente a las necesidades y requerimientos de los demás, en la capacidad de darse cuenta de sus posibles conflictos interiores y de comprenderlos. Se la puede identificar, cuidadosamente, con una especial capacidad de mostrar el amor de un modo concreto, y desarrollar la «ética» del cuidado.

Donde hay un «genio femenino» debe haber también un «genio masculino», un talento específico del varón. Éste tiene por naturaleza una mayor distancia respecto de la vida concreta. Se encuentra siempre «fuera» del proceso de la gestación y del nacimiento, y sólo puede tener parte en ellos a través de su mujer.

Precisamente esa mayor distancia le puede facilitar una acción más serena para proteger la vida y asegurar su futuro. Puede llevarle a ser un verdadero padre, no sólo en la dimensión física, sino también en sentido espiritual. Puede llevarle a ser un amigo imperturbable, seguro y de confianza.

Pero puede llevarle también, por otro lado, a un cierto desinterés por las cosas concretas y cotidianas, lo que, desgraciadamente, se ha favorecido en las épocas pasadas por una educación unilateral.

En todos los ámbitos y sectores de la sociedad, en la cultura y el arte, la política y la economía, la vida pública y la privada, varones y mujeres están llamados a aceptarse mutuamente y a construir juntos un mundo habitable. Este mundo llegará a su plenitud en el momento en que ambos sexos le entreguen armónicamente su contribución específica.

Relación adecuada entre sexo y género.

 


Hay una profunda unidad entre las dimensiones corporales, psíquicas y espirituales en la persona humana, una interdependencia entre lo biológico y lo cultural. El obrar tiene su base en la naturaleza y no puede desvincularse completamente de ella.

La unidad y la igualdad entre varón y mujer no anulan las diferencias. Aunque tanto las cualidades femeninas como las masculinas sean variables en gran medida, no pueden ser ignoradas completamente. Sigue habiendo un trasfondo de configuración natural, que no puede ser anulado sin esfuerzos desesperados, que conducen, en definitiva, a la autonegación.

La cultura, a su vez, tiene que dar una respuesta adecuada a la naturaleza. No debe ser un obstáculo al progreso de los grupos humanos. Es evidente que han existido en la historia, y aún existen en el mundo, muchas injusticias hacia las mujeres.

Este largo elenco de discriminaciones no tiene ningún fundamento biológico, sino unas raíces culturales, y es preciso erradicarlas. Las funciones sociales no deben considerarse como irremediablemente unidas a la genética o a la biología.

Es deseable que la mujer asuma nuevos roles que estén en armonía con su dignidad. En este sentido, el papa Juan Pablo II rechaza explícitamente la noción biológica determinista de que todos los roles y relaciones de los dos sexos están fijados en un único modelo estático, y exhorta a los varones a participar «en el gran proceso de liberación de la mujer». Es indudable que la incorporación de la mujer al mercado laboral es un avance que, ciertamente, crea nuevos retos para ambos sexos.

El término género puede aceptarse como expresión humana y, por tanto, libre, que se basa en una identidad sexual biológica, masculina o femenina. Es adecuado para describir los aspectos culturales que rodean a la construcción de las funciones del varón y de la mujer en el contexto social.

Sin embargo, no todas las funciones significan algo construido a voluntad; algunas tienen una mayor raigambre biológica. Por tanto, 

 «puede también apreciarse que la presencia de una cierta diversidad de roles en modo alguno es mala para las mujeres, con tal de que esta diversidad no sea resultado de una imposición arbitraria, sino más bien expresión de lo que es específicamente masculino o femenino».

Hoy en día, muchas personas vuelven a ver de nuevo con claridad que no pueden llegar a ser libres más allá de los límites de la propia naturaleza; que el sexo, más que un privilegio o una discriminación, también es siempre una oportunidad para el propio desarrollo.

En consecuencia, se empeñan por conseguir que la promoción de la mujer no sólo se lleve a cabo fuera del hogar. Si es cierto que las mujeres no se muestran únicamente como esposas y madres, muchas sí son esposas y madres, o quieren serlo, y hay que crear las posibilidades para que puedan serlo con dignidad.

La familia, ciertamente, no es una tarea exclusiva de la mujer. Pero, aun cuando el varón muestre su responsabilidad y compagine adecuadamente sus tareas profesionales y familiares, no se puede negar que la mujer juega un papel sumamente importante en el hogar.

La específica contribución que aporta allí debe tenerse plenamente en cuenta en la legislación y debe ser también justamente remunerada, bajo el punto de vista económico y sociopolítico. La colaboración para elaborar esta legislación deberá considerarse mundialmente no sólo como derecho, sino también como deber de la mujer.

Nota final.


El desarrollo de una sociedad depende del empleo de todos los recursos humanos. Por tanto, mujeres y varones deben participar en todas las esferas de la vida pública y privada. Los intentos que procuran conseguir esta meta justa a niveles de gobierno político, empresarial, cultural, social y familiar pueden abordarse bajo el concepto de «perspectiva de igualdad de género (gender)», si esta igualdad incluye el derecho a ser diferentes.

De hecho, algunos países y organismos internacionales tienen en cuenta la diferente situación de varones y mujeres, y desarrollan planes para la igualdad de oportunidades, que ayudan a conseguir la promoción de la mujer.

Y a la hora de adoptar políticas, la «perspectiva de género» plantea el problema de cuáles serán los posibles efectos de esas decisiones en las realidades respectivas de varones y mujeres.

Esta «perspectiva de género», que defiende el derecho a la diferencia entre varones y mujeres y promueve la corresponsabilidad en el trabajo y la familia, no debe confundirse con el planteamiento radical señalado al principio, que ignora y aplasta la diversidad natural de ambos sexos.

Jutta Burggraf
Doctora en Psicopedagogía.
Doctora en Sagrada Teología.
Profesora Agregada de Teología dogmática.


Complementariedad Hombre-Mujer.




Género es un término gramatical que especifica una clase a la que pertenece un nombre sustantivo o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma.

En las lenguas indoeuropeas estas formas son tres en determinados adjetivos y pronombres: masculino, femenino y neutro.

El sexo en cambio es lo que un ser es, una determinación entitativa, que afecta los aspectos físicos como una condición orgánica. Así, en los seres humanos el sexo es masculino o femenino.

Género y sexo en el lenguaje común eran intercambiables hasta que se creó una nueva definición de género. Según esta nueva definición, teoría de género es la teoría (por lo tanto una serie de proposiciones que deben ser demostradas empíricamente) por la cual se afirma que el género es el sistema de papeles culturales y socialmente construidos, atribuidos a los hombres y mujeres, que afectan las relaciones personales, el acceso y el control de los recursos y el poder de tomar decisiones. Estos papeles cambian con el tiempo, pues son construidos por la cultura.

El género no se identifica con el sexo, ni tampoco se refiere a los individuos sino más bien a un sistema de relaciones binarias de poder. Se afirma que las mujeres han sido y son oprimidas y necesitan sentirse capaces de tomar las riendas, las decisiones en sus propias vidas y por otro lado, los varones necesitan cambiar su propia conducta.Extraña que se hable de género cuando en realidad, a lo que se refieren es al sexo.

¿Qué se cambia cuando se usa género y no sexo?


Se pueden añadir otras categorías que no caben en la diferencia de sexos. Así tenemos a las personas de un sexo particular pero con atracción activa al mismo sexo o a ambos sexos.
Se introduce un elemento supuestamente «cultural» al concepto que permite por tanto explicar la división de los géneros.

Como explica Álvaro Fernández en su artículo «Ideología de Género: Caballo cultural», en el lenguaje común hablamos de «la mesa» (femenino) o «el vaso» (masculino). Es decir, nosotros asignamos en la cultura arbitrariamente el género masculino o femenino a las cosas. Así, substituyendo el concepto de «sexo» por el de «género», se pretende que la gente elija arbitrariamente a qué género quiere pertenecer, independientemente de su sexo biológico. Cada persona puede construir libremente su género, por lo que se termina en una autoconstrucción de la sexualidad u opción sexual.

De esta proposición fundamental se derivan muchas más que trataremos de aclarar.

Postulados.


¿Qué propone la teoría de género?

Como se ha dicho ya, el postulado fundamental es que el género es algo construido por la cultura.
Por tanto, hay una esencial igualdad entre los géneros.

La diferencia cultural entre el hombre y la mujer ha sido usada con la finalidad de oprimir al sexo débil, colocándolo en una situación de desventaja en relación con el hombre.

Para liberarse de esta opresión es necesario que la mujer compita con el hombre -y gane- en el mundo profesional, aunque para esto abandone necesariamente su maternidad. Incluso debe lograrse una «fluidez de papeles» hasta el punto de que sean intercambiables: los hombres deben estar más en el hogar, suplir a las mujeres para que ellas salgan a trabajar, que haya «equidad» (es decir, igualdad total) en la división de papeles en el hogar.

Los géneros, incluyendo a los hombres y mujeres de tendencias sexuales diversas, son también iguales (y deben ser igualmente aceptables en la sociedad) y se asigna a su tendencia una categoría sustantiva, al punto que se habla de que esa tendencia provoca unos ciertos derechos humanos.

Reflexión crítica.


Antes de hacer una reflexión crítica, deseo mencionar que según parece el término «feministas de género» fue acuñado en primer lugar por Christina Hoff Sommers con el fin de distinguir el feminismo de ideología radical surgido hacia finales de ios años sesenta, del anterior movimiento feminista de «equidad».

He aquí las palabras de Hoff Sommers:

El feminismo de «equidad» es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos.
Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación.

Por el contrario, el feminismo de «género» es una ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual la mujer está presa en un sistema patriarcal opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para la mujer; la feminista del «género» a menudo piensa que han empeorado. Ven señales de patriarcado por doquier y piensan que la situación se pondrá peor. Pero esto carece de base en la realidad. Las cosas nunca han estado mejores para la mujer, que hoy conforma el 55% del estudiantado universitario, mientras que la brecha salarial continúa cerrándose.

Esta teoría de género tiene muchas debilidades si se analiza críticamente:

1. Ante todo, aclaro que no se puede hablar de teoría de género, pues no hay ninguna demostración empírica de sus proposiciones. En todo caso, estamos ante una ideología de género. La ideología es una visión reduccionista de la realidad, con la que se quiere explicar todo lo que sucede. Así, la ideología marxista pretende limitar la realidad a la contraposición dialéctica de las clases sociales que explicaría la historia, la sociedad, la cultura, etc. No hay datos empíricos para soportar este postulado, sino que por el contrario, en un esfuerzo contorsionista se transforman los datos para ajustarlos a la ideología. En el caso de la ideología de género, sucede exactamente lo mismo: si los datos niegan los postulados, son los datos los que son erróneos.

2. Pero la crítica fundamental es que estamos ante una serie de manipulaciones contra las que debemos estar alerta. La primera es una evidente manipulación del lenguaje. El concepto sexo no se prestaba para introducir el elemento cultura! y todo lo que de allí se deriva. Es imposible decir que el sexo de una niña ha sido construido por la cultura. Así se usa género para decir algo parecido a sexo, manteniendo del concepto lo que conviene, pero con una apertura que permite poner unas ideas nuevas, totalmente ajenas al concepto de sexo y que sirven para los fines de la ideología. El abandonar un término para usar otro y meter con calzador un concepto en el término nuevo es una técnica de manipulación usada frecuentemente. Se hace cambiando un término por otro como en el caso que nos ocupa o usando el mismo término pero dándole un sentido nuevo. Así también por ejemplo se habla de «matrimonio» de homosexuales cuando no es matrimonio, sino en todo caso unión, y se habla de familia ajustándola «a la estructura social del momento», definiéndola como «el entorno afectivo que puede incluir la pareja, los abuelos, los hijos o los amigos».

3. La segunda manipulación es que nos llevan a identificar «igual dignidad» con «igual identidad». Sabemos que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, pero no tienen la misma identidad. No se puede hablar de igual identidad entre el hombre y la mujer (son dos sexos diversos) y sin embargo, estamos casi obligados a aceptar que el hombre y la mujer son totalmente iguales, idénticos porque se han unido los conceptos de igual dignidad y de igual identidad. Y con esto caemos en la trampa, pues negar la igual identidad nos pondría en la situación de negar la igual dignidad, y por tanto negar que tienen los mismos derechos, algo que no podemos hacer. Aquí hay una extensión de un concepto para adherirlo a los conceptos divinizados o talismanes que por la fuerza que tienen en la opinión pública estamos obligados a aceptar. Sucede lo mismo, por ejemplo, cuando queremos exigir algo para un grupo y hacemos pensar que se trata de derechos humanos inalienables propios de ese grupo.

4. Luego entra en acción la típica dialéctica de contraposición, herencia del marxismo: hay un opresor y un oprimido. Ya no se trata de una manipulación conceptual, como los otras dos, sino emocional. Se parte del supuesto de la igualdad radical y de que las diferencias son sólo culturales y de allí se manipula la pasión de las personas. Si el género es una construcción cultural radicalmente independiente del sexo, el objetivo de la ideología de género será eliminar la bipolaridad sexual:  

«La meta no es sólo la de terminar con el privilegio masculino, sino con la distinción sexual: las diferencias genitales no tienen importancia cultural».

Dado que la premisa de la ideología de género (las diferencias son sólo culturales) no se sostiene, la conclusión de que la diferencia construida culturalmente se usa para oprimir, tampoco se sostiene. Sin embargo, a las personas involucradas, en este caso las mujeres, que se sienten dañadas por reales actitudes de desprecio de los varones, se les manipula para que no usen la racionalidad sino su pasión y su deseo de revancha. Ese mismo mecanismo se usa cuando se reduce la relación entre europeos e indígenas americanos a una relación de opresor-oprimido. Independientemente de que en algunos casos haya habido verdadera opresión, reducir todo a esta contraposición produce que el interlocutor quede ya negativamente dispuesto y en cierta forma ideologizado.

5. En esta situación, viene la cuarta manipulación que es la de proponer a las mujeres la realización por la vía de la competencia contra los varones. Aquí es evidente que se cometen muchas injusticias en relación con las mujeres y se les manipula con fines oscuros y de provecho de grupos y partidos:

a. Primero porque se les pone a competir con los hombres cuando lo que se debe hacer es proponer la complementariedad. Los sexos no están contrapuestos. Es más, están hechos el uno para el otro. Y el contraponerlos es condenar a la desconfianza y recelo a la inmensa mayoría de la humanidad que vive o vivirá en pareja. Además, no sé si en esta competencia se hace justicia a las mujeres. No creo que necesariamente cada ser humano esté igualmente capacitado para todos los campos de la vida profesional. Es cierto que los estudios modernos apuntan a que las mujeres y los hombres tienen las mismas capacidades en la práctica totalidad de los campos de la vida profesional, pero pudiera darse el caso de algunos sectores para los que los varones tengan diferentes cualidades o sean más proclives que las mujeres. No es que tenga nada en contra del trabajo profesional de las mujeres, sólo que si hubiera esta diversidad, sería injusto hacia las mujeres. Me parece que todos estamos de acuerdo en que deben tener los mismos ingresos por el mismo tipo de trabajo, la misma capacitación y preparación, las mismas oportunidades, pero no veo por qué una mujer deba sentir que no se realiza si no llega al mismo puesto que un hombre en un sector particular (si se hizo una injusticia, se debe corregir la injusticia, pero la vida de la mujer no se define por vencer al varón en todos los campos). Es como si una mujer no se realizara porque no logra vencer a los hombres en una carrera de 100 metros lisos.

b. Además, por las manipulaciones la mujer termina coaccionada al punto que no puede escoger con libertad qué hacer en la vida y ya no puede mirar a la maternidad y vida familiar como un camino de realización. Un botón de muestra es el informe de Evolución de la Familia en Europa 2007, realizado por el Instituto de Política Familiar. En el año 2006 han nacido en la UE un millón de niños menos que en 1982, lo que supone una reducción del 16, 6%. España tiene la edad media de maternidad mayor de Europa (30,84 años). Estamos ante un desierto demográfico que tendrá tremendas consecuencias para nuestras sociedades. Creo, en cambio, que lo que debemos hacer es ofrecer oportunidades para que las mujeres (y también los hombres) puedan escoger con libertad lo que deseen. Así la mujer integrará su vida como mujer, madre, esposa y su vida profesional en paz y sin presiones sociales que nosotros hemos creado y que terminan verdaderamente dañando a la mujer. Esto es como la presión de las modas y modelos tan delgadas que provoca que las niñas sufran de anorexia.

6. Al incluir a las personas homosexuales en la ideología de género, se introduce un concepto un tanto extraño. Se hizo mucho esfuerzo para decirnos que la diferencia de los géneros es algo producido por la cultura, es una construcción que hace el ser humano. Sin embargo, en el caso de los homosexuales se está buscando por todos los medios demostrar que la homosexualidad no es una tendencia fruto de una disposición psicológica, sino fruto de algo genético, algo físico. De esta forma se pretende decir que uno es homosexual como es varón para que de allí se puedan exigir, más de lo que se exige ahora, los así llamados derechos de homosexuales. De hecho, ésa es su principal reivindicación política: la consecución de la igualdad legal entre la heterosexualidad y la homosexualidad y sus expresiones, herramienta según ellos imprescindible para enfrentarse a la homofobia cultural. Aunque algún investigador homosexual intenta todavía demostrar lo contrario, estudiosos como Masters, Johnson y Kolodny afirman que «hoy la teoría genética de la homosexualidad está casi totalmente descartada» y Karlen ya en 1971 concluía que «la realidad de los hechos demuestra cada vez más decisivamente que los genes no causan la homosexualidad».
Hoy, 37 años después, sigue vigente esta afirmación. Se puede admitir la existencia de algunos factores fisiológicos que pueden predisponer a ciertas carencias sexuales, y en consecuencia a la homosexualidad, pero no de factores predeterminados contra los que la persona no pueda sobreponerse y mucho menos del «gen de la homosexualidad». Por lo demás, atribuir la homosexualidad a causas biológicas sería una «condena sin apelación» para la persona homosexual, porque le impediría confiar en la posibilidad de una modificación y bloquearía cualquier intento de crecimiento y cambio.


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Inciso de FED sobre la Homosexualidad.

¡Efectivamente! La Iglesia exige lo mismo a todos, sean hombres, mujeres, gays, etc... Una vida de Castidad. Motivo por el que la transexualidad carece de sentido dentro de la Iglesia.

En F.E.D. pensamos que toda esta confusión en torno a la homosexualidad se produce al mezclar en una sola etiqueta lo que no son sino una gran variedad de tipos de homosexualidad completamente diferentes en su origen. Los estudios deberían haberse realizado diferenciando los distintos colectivos que se etiquetan con esta denominación.

En consecuencia lo primero que hay que hacer es separar en grupos según su origen:

- Genético.

- Patológico.

- Psicológico.

- Social.

- Vicioso.

- Satánico.

Y después estudiar la problemática de cada uno de ellos menos del último.


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Ante esto, hay varios aspectos que debemos aclarar:

a) No podemos hablar de derechos de una categoría de personas. No hay derechos «humanos» privativos de minorías. Los derechos humanos son inherentes a la persona por ser persona, no por pertenecer a una clase particular. Se basan en su dignidad y se refieren a todos. Se puede hablar de alguna consideración particular porque se pertenece a una categoría más débil, pero no se trata de un derecho humano.

b) Hablar de que se conceda a esta categoría de personas la posibilidad de contraer matrimonio no corresponde, porque el matrimonio en su definición es la unión de un hombre y una mujer. Se puede hablar de unión pero no de matrimonio. No creo que debamos caer en esta manipulación, al punto que se cambie completamente el concepto del matrimonio.

c) Además, independientemente de si consideramos moral el comportamiento homosexual (sabemos que hay estados que consideran inmoral la sodomía), me pregunto: ¿debe un Estado reconocer legalmente una unión de este tipo? ¿Cuáles son los criterios para reconocer una unión de dos personas? ¿Basta el deseo de las personas? Yo no soy jurista, pero creo que lo personal no se debe hacer político y el Estado debe atender las instituciones jurídicas con alguna incidencia en el bien común. En el caso de una unión de homosexuales, no veo cómo se construya el bien común pues no aporta nada a la sociedad el que dos personas homosexuales vivan juntas ya que no es una unión fecunda. Entiendo que el Estado pueda establecer acuerdos civiles y ventajas fiscales para algunos tipos de uniones que sirven a la sociedad en que vivimos, pero no por motivo de la tendencia homosexual. Ciertamente el Estado crea marcos jurídicos para la protección del bien privado individual por medio de contratos que regulan el intercambio de bienes, sin embargo, tampoco en este caso, veo cómo se pueda someter como materia sustantiva del contrato la relación homosexual.

d) Incluso sería menos procedente el que puedan adoptar niños, pues antes de preguntarse si deben recibir niños como padres o tutores, debemos pensar en los niños, pues no conocemos qué sucede con la psicología y desarrollo del niño en una situación de este tipo y nadie puede hacer una experimentación que puede trastornar la vida a un ser indefenso.

Objetivos. ¿Qué se ha buscado con esto?


Está claro que estamos ante una seguidilla de manipulaciones y uno no puede no preguntarse cuál es el objetivo de este proceso en el que nos han metido. Si estuviéramos en un juicio, cualquier juez se preguntaría quién se beneficia con esto.

Vemos que no se benefician las mujeres: ya dijimos que se les coacciona y obliga a desnaturalizarse cuando en realidad lo que debemos hacer es promoverlas y ayudarlas a escoger con libertad la vida que quieren vivir, valorando para ellas y para la sociedad tanto su trabajo profesional como la vida matrimonial, el cuidado de los hijos, etc., cada uno en su justa medida, como se debe hacer también con los varones, de forma que también ellos tomen su responsabilidad en el hogar. Por otro lado, se trastoca todo el orden natural y se hace pensar a las mujeres que su igual dignidad con los varones está no en su ser persona humana, sino en sus habilidades o en el papel que juega su género.

No se benefician los niños porque evidentemente al valorar que lo único que realiza a los hombres y a las mujeres es el trabajo profesional, se logra sacar del hogar a los padres dejando a los niños desprotegidos. Uno de cada tres niños en Europa nace fuera del matrimonio y en Inglaterra uno de cada cuatro niños crece sin un padre. 

Hay ya muchos estudios que demuestran que los niños se desarrollan más y mejor, con más estabilidad emocional cuando disponen de una cierta presencia de los padres en el hogar.

No se benefician tampoco cuando se permite a los homosexuales adoptar niños. El catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense, Enrique Rojas, afirma que un núcleo familiar con dos padres o dos madres es, a su juicio, claramente perjudicial para el desarrollo personal del menor:

«Puede dar lugar a que crezcan niños con una personalidad endeble y con la ausencia de dos patrones de referencia fundamentales».

Por ello, Rojas incide en que «es imposible» una educación completa en un ambiente homosexual ya que es «antinatural condenar al niño a una educación privada de padre o madre».

No se benefician los homosexuales porque se les mantiene engañados y viviendo en una ilusión vacía y sin fecundidad, en lugar de resolver la situación en la que viven
. La homosexualidad, dicen algunos psicólogos que no están sometidos a lo políticamente correcto, es una disfunción psicológica.

No se beneficia la sociedad porque se daña el concepto de familia, de matrimonio, se promueve el descuido de los hijos, etc. Por ejemplo, en España hubo en el 2006 unos 210.132 matrimonios y 145.919 matrimonios rotos -entre divorcios, separaciones y matrimonios declarados nulos.

La situación social actual -ambos padres trabajando en horarios que no prestan atención a la familia o a los hijos- ha creado la necesidad de recurrir a instituciones del Estado para cuidar de los infantes. El que regímenes como el de los nazis y el de los comunistas de Rusia y China hayan sacado a los niños de la familia para cuidarlos y educarlos en instituciones del Estado nos da que pensar. No debe ser algo bueno. Es un hecho comprobado que la desatención de los padres de familia suele crear en los hijos personalidades débiles, incapaces de pensamiento crítico, sujetos siempre a la moda imperante y con temor de enfrentar el status quo, y reducidas a una máquina de consumo. Esto sin duda es algo cómodo para algunos grupos que quieren adquirir y mantener el poder político por generaciones y sería ya suficientemente malo de por sí, pero además, es el preludio para manipulaciones de gran envergadura como las que experimentamos en el siglo XX.

El que se esté buscando conseguir un control político es algo que no podemos negar fácilmente. Basta ver el uso que han dado recientemente a estas ideas algunos políticos y cómo hacen leva sobre las mujeres, sobre los homosexuales, etc., para obtener el poder. Si éste es un objetivo de todas estas manipulaciones, es en realidad una nueva opresión y dictadura; más sutil que las anteriores, pero a fin de cuentas una dictadura. Estamos ante la reivindicación más clara de Gramsci y su estrategia para la obtención del poder.

Si en cambio, lo que se busca obtener son ventajas financieras al poder colocar más productos para homosexuales, el hacer de la mujer una consumidora activa de nuevos productos, etc. estamos realmente ante una bajeza sin nombre.

Si por último, lo que se busca es cambiar la cultura por motivos ideológicos, porque se piensa que esto es lo correcto y porque hemos vivido siglos engañados debido a lo reaccionario de la Iglesia y sus postulados, estamos ante un experimento de ingeniería social que puede tener tremendas y nefastas consecuencias ante el que debemos estar todos alerta y oponernos decidida e inteligentemente.

La ideología de género debe ser completamente rechazada pues nace basada en una serie de equívocos y manipulaciones, y con unos objetivos tan poco claros como éticos y aceptables. Debemos, en cambio, proponer el verdadero feminismo de la diferencia tan propugnado por Juan Pablo II con el fin de hacer nuestra sociedad más humana; debemos ayudar a las personas con tendencias homosexuales con nuestra comprensión, respeto y caridad a entrar dentro de ellos mismos y superar cualquier dificultad que tengan; debemos ayudar al matrimonio y a la familia, instituciones que están bajo tanto ataque, para que puedan seguir siendo la base de la sociedad y el lugar donde las nuevas generaciones aprenden a construir sociedades justas basadas en el esfuerzo, la responsabilidad, la generosidad y la caridad cristiana; y por último debemos ser astutos para damos cuenta que hoy por hoy hay muchas fuerzas que quieren transformar nuestra cultura, por lo que debemos contraponer acciones concertadas e inteligentes que nos lleven a solidificar una cultura basada en los auténticos valores y principios cristianos y humanos, la más alta síntesis del espíritu europeo.

Recuerden que esta cultura cristiana fue la gran aportación que España, en su momento de máximo esplendor, ofreció al mundo.

Me pregunto, ¿qué aportará la España de hoy? Con lo que he dicho, creo que a todos nos quedan claros los retos y la tarea.

Luis Garza Medina
Ingeniero industrial por la Universidad de Stanford, en California.
Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Gregoriana.
Licenciado en Filosofía y en Teología.
Consultor de la Congregación para el Clero.


Envidia del Pene.

 

Freud trató de explicar la psique femenina por lo que llamó “envidia de pene”, la incomodidad con su propio sexo y la ansiedad por imitar de alguna forma al varón.

La realidad es más bien la contraria: la inmensa mayoría de las mujeres están contentas de ser como son y procuran acentuar su feminidad de diversas formas: atuendo, maquillaje, adornos, etc. Esto es normal, aunque puede derivar a extremos grotescos o enfermizos. No deja de ser curioso que conforme avanza la “liberación de la mujer”, los modelos femeninos que se proponen se parezcan más bien a las prostitutas o a las tradicionalmente llamadas marimachos. Cualquier cosa menos la mujer equilibrada y sensata. Solo hay que prestar atención a las modas, las cantantes y otros ejemplos de “éxito”, muy seguidos: la mujer como objeto sexual, paradoja solo aparente con la “liberación”.

La extraña conclusión de Freud viene, probablemente, de que sus estudios se basaban a un grupo muy determinado y escaso: las mujeres histéricas.

La histeria puede definirse como una actitud de rebelión impotente contra la realidad.

Casi todo el mundo ha tenido momentos de histeria, pues la realidad es a veces muy dura, pero en la persona histérica se trata de una actitud sostenida, con altibajos entre furia violenta y resignación (que no es lo mismo que aceptación).

El histerismo es una nota bien visible en la ideología de género.

En el ser humano el dimorfismo sexual está más acentuado probablemente que en cualquier otro mamífero. No simplemente en tamaño o forma corporal, sino también en inclinaciones, conductas y tendencias. Es más, tanto la mujer como el varón tratan de acentuar sus diferencias, que ven como positivas y agradables.

La ideología de género niega esta realidad, y en ella puede verse, en su lado feminista, esa absurda envidia del pene, que al no disponer de él intenta negarlo, negar la diferencia. No se trata de igualdad ante la ley, sino de ir más allá, a borrar cualquier diferencia, incluso biológica, a “hacer como si no existiera”. Uno de los rasgos más cómicos del feminismo es su satanización de lo que llaman “sexismo”, cuando si por algo se distingue el feminismo es por su obsesión con las diferencias sexuales. Esta ideología alcanza unos grados de estupidez e insensatez mayores que las ideologías que la precedieron, en particular el marxismo, del que viene a ser una derivación: sustituyen la lucha de clases por la lucha de sexos, al mismo tiempo que niegan la existencia de estos, transformándolos mágicamente en “géneros” y declarando equivalente a la normalidad cualquier anomalía o conducta desviada.

Algo que atormenta especialmente a los “generistas” es la maternidad, tan desigualadora. La figura de la madre es denostada, abierta o implícitamente,en el feminismo, que quiere hacer del aborto una especie de sacramento, como involuntariamente confiesan en alguno de sus lemas. Ahora mismo asistimos a campañas contra la maternidad, poniendo como ejemplo a mujeres que la ven como una carga tremenda, y uno solo puede compadecer a sus hijos.

Siempre hubo lo que se la llamado “malas madres” pero ahora se proponen como modelos. 

Y tratan de reducir la sexualidad a un simple pasar un rato de placer sin relación alguna con la reproducción, lo que igualaría la coprofilia o la zoofilia, por ejemplo, con la sexualidad normal entre hombre y mujer.

Pero aunque la sexualidad no se limita a la reproducción, esta es en definitiva su función principal, sin la cual la propia especie humana desaparecería. Por eso puede hablarse aquí de una ideología del suicidio social, como ha habido otras a lo largo de la historia.

En realidad, el varón y la mujer son distintos y complementarios, y no solo en relación con la reproducción. Pero el histerismo quiere instalar la igualdad sin complementariedad, lo que es puro homosexismo. Con ello la familia es socavada y destruida, y uno de sus efectos es el aumento de la violencia doméstica que llaman “machista” o “de género”, y que se quiere reprimir (histéricamente) mediante leyes y publicidad obsesiva.

En la mitología, la mujer histérica es representada por la amazona, la mujer que mutila su feminidad para tratar de emular al varón y matarlo (hacerle la vida imposible en términos más corrientes). Esto se da cada vez más en las relaciones entre sexos, deteriorándolas gravemente.

Doris Lessing en una entrevista con un periodista español notablemente cretino:

– Es una de las cosas que recriminé al movimiento feminista. Ellas trataban a las mujeres que decidían tener hijos como si fueran ciudadanas de segunda clase.
– Será cuestión de tiempo que las cosas cambien.
– Tal vez. Aunque puede que se le haya escapado un detalle: que las mujeres no parecen tener gran prisa por meterse en política, o en la gran empresa. Me pregunto por qué (…) El banco Natwest tenía un proyecto para promocionar a las mujeres dentro del propio banco y descubrió que solo le interesaba a una parte muy pequeña de las empleadas. Les brindaron cursillos especiales y cosas por el estilo, pero, en general, las mujeres no querían competir. En cambio, lo que sí deseaban era casarse y tener familia (…) a excepción de una minoría. Y aquello me resultó sumamente interesante porque, a pesar de tanto movimiento feminista, esto es todavía lo que parece que la mayoría de las mujeres quiere. Y no veo por qué no (…) Me parece que no es justo que reciban críticas por pensar así. (…)
Que yo sepa, a Simone de Beauvoir nunca le gustó ser mujer. No le gustaba serlo y siempre se estaba quejando de ello. A mí no me parece nada terrible. Tiene sus ventajas. Y de todas maneras, ¿qué puedes hacer? Lo que me asombra es que noto cierto tono de queja en lo que dice. ¿A quién dirigía sus quejas? ¿A la naturaleza?
Pío Moa: Dichos, Actos y Hechos.


¿Qué es la ideología de género?



Escribía Ratzinger: 

La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura.

Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo.

Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual.

Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo.

Antes de tratar específicamente de esa ideología, conviene recordar:

Algunos conceptos básicos sobre la identidad sexual


Los especialistas distinguen tres aspectos, entrelazados entre sí, que forman la identidad sexual de la persona.

Estos tres aspectos son: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo sociológico.

Es decir estos tres aspectos no son comportamientos estancos, porque en el hombre y en la mujer existe una profunda unidad entre las dimensiones corporales, psíquicas y espirituales: una gran interdependencia entre lo biológico y lo cultural.

¿Qué es el sexo biológico?


Es la corporeidad de una persona.

El sexo biológico viene determinado por los cromosomas XX en la mujer y XY en el varón.

Estas bases biológicas intervienen profundamente en el organismo, como se ve en las diferencias estructurales y funcionales del cerebro masculino y el femenino.

¿Qué es el sexo psicológico?

Son las vivencias psíquicas como varón o como mujer.

Esa conciencia psicológica se suele formar a los dos o tres años y coincide habitualmente con el sexo biológico, aunque haya excepciones a causa de la educación que se haya recibido.

¿Que es el llamado sexo sociológico o civil?

Es la percepción del sexo por el entorno.

En esto hay muchos cambios, ya que esa percepción social es fruto de procesos históricos y culturales: hace unos siglos no se concebía a una mujer como militar, por ejemplo.

Además de esto, hay otros factores que conviene tener en cuenta. Hay que distinguir, por ejemplo, entre identidad sexual, orientación sexual y conducta sexual:

Identidad sexual.

El hombre y la mujer sienten, experimentan y razonan de forma distinta, aunque sea difícil establecer lo “típicamente femenino” y lo “típicamente masculino”. Es una misma naturaleza humana que se posee de modo distinto.

Eso significa que la unidad y la igualdad entre el varón y la mujer no anula las diferencias entre ellos.

Orientación sexual: heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad.

Conducta sexual: es otro asunto, muy ligado a lo anterior, pero no determinado, ya que no todas las conductas sexuales responden a las propias orientaciones sexuales.

Y está, por último, el hecho biológico: sólo la mujer puede ser madre y sólo el varón puede ser padre.

Una vez establecido esto, pasamos a las preguntas sobre la ideología de género.

1. ¿Qué es la ideología de género?

Es una ideología (es decir, es un sistema de pensamiento cerrado) que defiende que las diferencias entre el hombre y la mujer, a pesar de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos.

2. ¿Por qué se ha difundido tanto esta ideología?

Porque desde muchos ámbitos de poder, y desde muchas universidades norteamericanas se ha intentado dar, desde los años 60, a los estudios de género un rango científico y ha tenido como plataforma de lanzamiento la Conferencia Mundial de Naciones Unidas.

Esta ideología está presente en todas las Agencias de las Naciones Unidas desde los años 90: en concreto, en el Fondo para la Población, UNICEF, UNESCO y OMS que han elaborado muchos documentos con categorías propias de esta ideología.

3. ¿Como se está difundiendo en el mundo?

Desde las Naciones Unidas pasó a la Unión Europea, donde se difunde por medio de los medios de comunicación y en colegios, en concreto, por medio de actividades lúdicas: fiestas, celebraciones, etc., en las que se intenta que todos participen.

4. ¿Porqué utilizan la palabra género en vez de sexo?

Porque para la ideología de género el término sexo hace referencia a la naturaleza, e implica dos posibilidades –varón, mujer-, que son las únicas posibilidades derivadas de la dicotomía sexual biológica...

"…mientras que el término género procede de la lingüística y permite tres variaciones: masculino, femenino, neutro, y mucha más imaginación".

Afirma una ideóloga de género, Judith Butler:

“El género es una construcción cultural; por consiguiente, no es el resultado causal del sexo, ni tan aparentemente fijo como el sexo…"


Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras.

"En consecuencia varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino”.
J. Butler. Gender Trouble: feminism and the Subversion of Identitiy (Routlege, New York 1990, pág. 6

5. ¿Porqué no útilizan los términos hombre y mujer?

Porque el gran enemigo, para la ideología de género, es la diferencia hombre-mujer.

Esta ideología afirma que no existen sexos; sólo roles, orientaciones sexuales mudantes, que se pueden cambiar en la vida todas las veces que se quieran.

6. Entonces, ¿qué sucede con la naturaleza humana?


Los defensores de la ideología de género sostienen que no existe una naturaleza humana, que haga a unos seres humanos varones y a otros seres, mujeres.

Los ideólogos de género afirman esto:

"Cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es -femenino o masculino-.
Aunque muchos crean que el hombre y la mujer son una expresión natural de un plano genético, el género es producto de la cultura y del pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera naturaleza de todo individuo."

(Lucy Gilber y Paula Wesbster “TheDanger of Feminity. Gender diferences: Sociology o Biology?)

Partiendo de ese presupuesto, emprenden un proceso de-construcción, que consiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, e intentan mostrar que lo claro y evidente -que existen hombres y mujeres, por ejemplo- dista de serlo.

7. ¿Qué pretende esta ideología?

Esta ideología propone la búsqueda de la “liberación total” del hombre en todos los órdenes, tras la de-construcción del lenguaje, de las relaciones familiares, de la reproducción, de la sexualidad, de la educación, de la religión, de la cultura, de la religión, de Cristo, etc.

Cuando el hombre se libere de todo eso -dicen- será libre.

8. ¿La ideología de género es lo mismo que feminismo?

No.

Para entender la ideología de género hay que prepararse para dar un salto mental.

No hay que confundir esta ideología con el lenguaje que utiliza, tomado del feminismo radical.

Los ideólogos de género no son feministas: sólo utilizan su lenguaje.

8. ¿Cuándo se "lanzó" al mundo esta ideología?

En 1995, en la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, que tuvo lugar en Pekín.

Hubo una acción muy activa en esa Cumbre Mundial por parte de los defensores de esta ideología.

Muchos países les apoyaron porque creyeron que se trataba de una lucha a favor de los derechos de la mujer.

¿Qué táctica utilizaron los defensores de esta ideología?

Difundieron entre los delegados de la Conferencia de Pekín unos textos con las definiciones de sexualmente polimorfo, homofobia, etc. En esos textos se evitaba las palabras marido, mujer, esposa, padre, etc.

Ante las reservas de algunos países ante esta ideología, hubo una reacción airada de Bella Abzug, de Estados Unidos, defensora de esta ideología, que explicó el término "género": “El sentido del término género -dijo- ha evolucionado, diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambios”.

Para conseguir su objetivo utilizó un discurso feminista radical, meramente táctico:

"El concepto de género -dijo- está enclavado en el discurso social, político y legal contemporáneo… los intentos actuales de varios Estados Miembros de borrar el término género en la Plataforma de Acción y reemplazarlo por sexo es una tentativa insultante y degradante de revocar los logros de las mujeres, de intimidarnos y de bloquear el progreso futuro".

9. ¿En qué concluyó la Cumbre de Pekín?

Entre la perplejidad de los asistentes, los defensores de esta ideología consiguieron que se aceptase el concepto de género, y la Cumbre emitió emitió la siguiente definición:

"El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente, que se asignan a uno u otro sexo".

10. ¿Cuantos géneros hay para la ideología de género?

Depende según los autores.

Algunos autores de la ideología de género afirman que hay diversas formas de sexualidad -heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado- que son equivalentes a la heterosexualidad.

Se habla de "cinco géneros" o "cinco sexos". Otros no hablan de ninguno, ya que se trata de llegar a una situación sin "sexos fijos", donde cada uno pueda elegir a su gusto, por el tiempo que quiera, el "rol" que más le guste.

Defienden que cualquier tipo de unión y cualquier actividad sexual es justificable, porque abren un panorama “imaginativo”.

Proponen que la heterosexualidad sea sólo un caso más de práctica sexual, tan válida como cualquier otra.

Defienden que cada persona debe elegir libremente el género al que le gusta pertenecer según los momentos y etapas de la vida: ahora tengo el rol hetero, ahora tengo el rol bisexual; ahora, el homosexual, etc.

11. ¿Qué terminos utilizan los defensores de la ideología de género?


Utilizan unos términos con un significado muy específico, que a veces se entiende mal, porque se leen esos términos en clave feminista, cuando la ideología de género es algo muy diverso del feminismo.

A. Hegemonía o hegemónico:


La ideología de género afirma que se han aceptado en el pasado ideas y conceptos aceptados universalmente como naturales –varón, mujer- pero que en realidad son sólo construcciones sociales, culturales “para mantener la hegemonía el dominio masculino”.

Es decir, de hecho no hay hombres ni mujeres.

B. De-construcción:


Es la tarea de denunciar las ideas y el lenguaje hegemónico.

C. Patriarcado, Patriarcal:

Para los ideólogos de género es la institucionalización del control masculino sobre la mujer, los hijos y la sociedad, que perpetúa la posición subordinada de la mujer.

Pero al afirmar esto los ideólogos de género no intentan la promoción ni equiparación de la mujer con el hombre (como las feministas), sino que buscan la completa supresión de cualquier distinción entre la mujer y el hombre.

D. Sexualmente polimorfo:


La ideología de género parte de un principio inamovible: los hombres y las mujeres no sienten atracción por personas del sexo opuesto por naturaleza. Dicen que eso es fruto sólo de un condicionamiento cultural de la sociedad.

El deseo sexual –afirman- se puede dirigir a cualquiera.

No demuestran esto: es un simple a priori, un punto de partida que hay que aceptar y ya está. Los ideologos de género afirman que es así, y punto.

E. Heterosexualidad obligatoria:

Estos ideólogos afirman que "se fuerza" a las personas a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro.

F. Preferencia u orientación sexual:

Esta ideología afirma que existen diversas formas de sexualidad, que son equivalentes y son tan validas como la heterosexualidad. Por eso hablan de "preferencias".

G. Homofobia:

Es el temor a relaciones con personas del mismo sexo. Suele entenderse este concepto en otro sentido, como rechazo a los homosexuales, pero este es el sentido propio que tiene este término dentro de esta ideología.

H. Lo natural:

Lo natural es un concepto que, para esta ideología, hay que superar.

No hay nada "natural", afirman.

Shulamith Firestone decía:

"Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella".

I. Rol

Es un término tomado del ámbito teatral, que indica que una persona, vestida especialmente y maquillada, representa un papel de acuerdo a un libreto escrito. El uso del término rol o de la frase roles desempeñados indica que hay algo artificial que se impone a la persona.

Para la ideología de género la maternidad sólo es un rol. Una mujer, cuando tiene un hijo, representa el papel de madre; no se es una madre.

12. ¿Cuáles son los "roles" a deconstruir para la ideología de género?

La ideología de género se plantea destruir con la máxima urgencia una serie de realidades que denominan "roles".

A. Roles de la masculinidad y feminidad.

Los ideoólogos de género defienden que el ser humano nace sexualmente neutral y que luego es socializado en hombre o mujer. Por eso hay que educar a los niños sin juguetes o tareas "sexo-específicas", sin "estereotipos".

En la opinión pública la cuestión de los juguetes se percibe en clave de “igualdad”, apoyado en la necesidad de quitarle a los niños juguetes violentos, pero para la ideología de género no se trata de eso, sino poner en práctica un postulado fundamental de esta ideología: sostiene que un niño es un niño porque su padre le da juguetes de niño, le ha puesto nombre de niño y le trata como un niño: lo que hay que hacer es dejarle en libertad: que elija ser niño o niña, o las dos cosas o ninguna.

No importa la experiencia cotidiana: esto -sostienen los defensores de esta ideología- es así.

Esta es una reflexión típica de la ideología de género, que quieren evitar cualquier distinción entre hombre y mujer:

“En estos momentos las nenas piden libros de princesas o de hadas y los varones de dragones, magia, fútbol o terror”, diagnostica Karina Skidelsky, . ¿Qué hacen los padres, tíos o abuelos cuando van a comprar un libro de regalo? ¿Fomentan o disminuyen los estereotipos de género?

“Los adultos piden libros de manualidades para las nenas, a excepción de Art Attack, que es pedido por chicas y chicos, y de piratas, dinosaurios y dragones para regalarles a los varones. Hay padres que no le llevan a su hijo varón un libro cuya tapa sea rosa o pastel, aunque el contenido sea de varón o unisex y tampoco le compran, por ejemplo, un libro de transportes a su hija”, cuenta Skidelsky.

Aunque hay avances y miradas nuevas, la historia de las diferencias sexuales no se ha terminado de escribir. Ni de leer.

B. Otros roles a deconstruir: los de las relaciones familiares: padre, madre, marido y mujer.

Las feministas de género pretenden que se sustituyan estos términos "género-específicos" por palabras "género-neutrales", y aspiran a que no haya diferencias de conducta ni responsabilidad entre el hombre y la mujer en la familia.

Entienden por "familia" cualquier agrupación humana.

Por eso, los cambios terminológicos son tan importantes para la ideología de género: el término “pareja”, sirve para todo.

La ideología de género quiere quitar a la familia cualquier estructura (padres hijos) para cambiarla por cualquier solución “imaginativa”.

C. Roles de las ocupaciones o profesiones.

El tercer tipo de "roles socialmente construidos" que la ideología de género quiere deconstruir son las ocupaciones que una sociedad asigna a uno u otro sexo.

Pero la ideología de género no batalla por la equiparación de la mujer -como hace el feminismo-, sino que lucha para que no haya distinción de sexos, que es algo distinto.

No pretende que cualquier hombre o cualquier mujer pueda alcanzar un trabajo y ser remunerado igual (que son las conquistas del feminismo de igualdad), sino que desaparezcan las categorías “hombre” y “mujer”.

13. ¿Se puede dialogar con esta ideología?

NO.

La ideología de género es un sistema cerrado contra el cual no hay forma de argumentar, ni de establecer un díalogo.

No puede apelarse a la naturaleza humana, porque no creen en ella.

No puede apelarse a la experiencia cotidiana (por ejemplo al ver como los niños y las niñas pequeñas presentan diferencias naturales y se manifiestan y acual de modo distinto) porque dicen que toda esa experiencia está manipulada. Y punto.

No puede apelarse a las opiniones y deseos de las mujeres actuales, que ven como la lucha feminista ha logrado muchas conquistas de igualdad, porque según esta ideología esas mujeres esas mujeres están alienadas, ya que realmente lo que importa para un ideólogo de género no es que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre, sino que no existan ni hombres ni mujeres.

Para las "feministas de género" todo es "socialmente construido", desde la familia a la religión, y por lo tanto, hay que de-construirlo todo.

14. ¿Por qué la ideología de género quiere de-construir todo lo religioso?

Porque piensan que la "de-construcción" de la religión es el medio imprescindible para llegar a la sociedad sin sexos que proponen.

Esta ideología considera la religión como un simple un invento humano y sostiene que las religiones principales fueron inventadas por los hombres para oprimir a las mujeres. (Esa es la tesis central de “El Código da Vinci”).

Toda propuesta religiosa ajena a la ideología de género se tacha de fundamentalista.

Para esto intentan de-construir la figura de Cristo, diciendo que es una pura construcción histórica, sin base real.

15. ¿Qué postura sostienen los ideólogos de género ante el feminismo?

Mantienen una postura opuesta a la lucha feminista de igualdad.

Conviene recordar que el objetivo de los ideólogos de género no es mejorar la situación de la mujer, sino destruir la identificación de los intereses de la mujer con los de su familia.

Durante la cumbre de Pekín Barbara Ledeen, Directora del Independent Women Forum, una organización feminista de defensa de la mujer, ampliamente reconocida en Estados Unidos, señaló al ver el documento escrito según los postulados de la ideología de género:

"El documento está inspirado en teorías feministas ultra radicales, de viejo sello conflictivo, y representa un ataque directo a los valores de la familia, el matrimonio y la femineidad".

Por eso es conveniente distinguir entre el feminismo de equidad (nacido a comienzos de siglo XX) y el pseudo feminismo de la ideología de género (nacido en 1960) que utiliza el lenguaje del feminismo radical para algo muy distintos. Cfr. Christina Hoff Sommers "¿Quién robó el Feminismo?"

16. ¿Qué postura sostienen los ideólogos de género ante la cuestión de la reproducción humana?

La ideología de género plantea “otras vías de reproducción”: le gustaría que los heterosexuales se uniesen de vez en cuando para algún encuentro. De esa forma -dicen- irían naciendo seres que irían adoptando imaginativamente, el sexo que deseasen y adoptando los roles que quisieran.

Heidi Hartmann afirma:

“La forma en que se propaga la especie es determinada socialmente.
Si biológicamente la gente es sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual, la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros sexuales: los heterosexuales”.

Para esta ideóloga de género la culpa de la situación actual la tienen los sexos:

"La división estricta del trabajo por sexos, un invento social común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la necesidad de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas.Se contribuye así a orientar sus exigencias sexuales hacia la realización heterosexual, y a asegurar la reproducción biológica. En sociedades más imaginativas, la reproducción biológica podría asegurarse con otras técnicas."


Dentro de esta ideología, el término libre elección de reproducción es la expresión clave para referirse al aborto.

El térmimo estilo de vida puede significar muchas cosas: homosexualidad, lesbianismo y todo tipo de sexualidad fuera del matrimonio.

17. ¿Qué raíces ideólogicas tiene la ideología de género?

A. Materialismo y existencialismo ateo. Simone de Beauvoir (existencialista atea): “no naces mujer: ¡te hacen mujer!

B. La antropología individualista del neoliberalismo radical.

C. Los postulados de los representantes de la revolución sexual: Wilhen Reich y Herbert Marcuse.

D. Marxismo. Por una parte, esta ideología es una interpretación neo-marxista de la historia.

Para Marx toda la historia es una lucha de clases, de opresores contra oprimidos, en una batalla que se resolverá sólo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en revolución e impongan una dictadura de los oprimidos.

De esa forma, dice Marx, la sociedad será totalmente reconstruida y emergerá una sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos.

Frederick Engels fue quien sentó las bases de la unión entre el marxismo y el feminismo. En el libro "El Origen de la Familia, la Propiedad y el Estado", escrito en 1884, señalaba:  

"El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino".

Los marxistas clásicos creían que el sistema de clases desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada y la religión.

Sin embargo, para la ideología de género los marxistas fracasaron por concentrarse en soluciones económicas, sin atacar directamente a la familia, que es -para la ideología de género- la verdadera causa de las clases.

En ese sentido, Shulamith Firestone afirma la necesidad de destruir no sólo la diferencia de clases, sino destruir la diferencia de sexos:

Dice esta ideóloga:

"asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños.
Y así como la meta final de la revolución socialista era no sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva (...) debe ser igualmente -a diferencia del primer movimiento feminista- no simplemente acabar con el privilegio masculino, sino acabar con la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente"
.
Shulamith Firestone, The Dialectic of Sex, Bantam Books, New York, 1970, p. 12

18. ¿Cómo se hace la de-construcción de la educación?

La Presidenta de Islandia, Vigdis Finnbogadottir, lo planteó en una conferencia preparatoria para la Conferencia de Pekín organizada por el Consejo Europeo en febrero de 1995.

Señaló que las niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales y no se las debe exponer a la imagen de la mujer como esposa o madre, ni se les debe involucrar en actividades femeninas tradicionales:  

"La educación es una estrategia importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad”.

Para quitar el concepto “hombre” y “mujer”, la perspectiva del género -defienden- debe integrarse en los programas escolares".

Alison Jagger, autora de diversos libros de texto utilizados en programas de estudios femeninos en Universidades norteamericanas, lo explica así:

"Hacia la sociedad polimórfica natural
El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual.
La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán desde el prisma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal; en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá.
La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimórfica natural".


19. ¿Cómo se acaba con el sentido de la maternidad?

Muchas mujeres apoyan los postulados de la ideología de género porque piensan que son avances de carácter feminista. Y no es así. El feminismo defiende la igualdad entre la mujer y el hombre. La ideología de género va más allá: se trata de borrar esa distinción.

La ideología de género sigue un esquema parecido al del marxismo, que pregona la necesidad de la igualación económica y la redistribución de la riqueza. Para el marxismo si se quiere llegar a la sociedad sin clases hay que pasar necesariamente por la dictadura del proletariado.

Para la ideología de género ese paso necesario es impedir que la mujer se dedique a su hogar y al cuidado de sus hijos, porque eso la hace “desigual”.

Dice una ideóloga de género:  

"La igualdad feminista radical significa, no simplemente una igualdad bajo la ley y ni siquiera una igual satisfacción de necesidades básicas, sino más bien que las mujeres -al igual que los hombres- no tengan que dar a luz".

La ideología de género propone la destrucción de la familia biológica que Freud no logró ver, y que permitirá -aseguran sus defensores- la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes a los que han existido anteriormente.

Además, las "feministas de género" insisten en la de-construcción de la familia no sólo porque -según ellas- esclaviza a la mujer, sino porque condiciona socialmente a los hijos para que acepten la familia, el matrimonio y la maternidad como algo natural.

Este es el momento cultural que atraviesan muchos paises del mundo.

Explica Blanco, refiriéndose a España:

"¿Por qué se regula en la nueva ley de identidad de género el derecho de los transexuales a inscribirse en el Registro Civil con el sexo que desean, al margen de cual sea su configuración cromosómica y morfológica?
Porque la ideología de genero sostiene que yo puedo crear a mi voluntad mi propia identidad sexual; yo puedo elegir ser hombre y mujer.
Y además tengo derecho -dicen- a que los demás lo reconozcan así en el Registro Civil."




Cuéntame...Lo que no nos cuentan.



Ver la Manifestación de HO por la Libertad de Expresión del "Autobús de la Libertad


La primera persona a la que el Supremo le permitió cambiarse de sexo: “No me ofende el bus de HO”



Nació con sexo de varón y el Supremo le reconoció el derecho al cambio de sexo, por tener el síndrome de Harry Benjamin, y ahora es mujer, pero no sólo no se siente ofendida por el autobús de los niños con pene, sino que le parece una “salvajada” que lo censuren. Cuenta su historia para Actuall.

Alfonso Basallo - 03/03/2017


 

Charlotte Goiar, primera mujer a la que el Supremo le permitió cambiarse de sexo.




Charlotte Goiar (Vigo, 1972) sabe lo que es vivir con cerebro de mujer y cuerpo de hombre. Nació con genitales masculinos, pero con un trastorno genético, denominado Síndrome de Harry Benjamin (por el doctor Harry Benjamin), de suerte que no se correspondía el sexo neurológico con el anatómico.

Vivió un verdadero calvario: le hicieron bulliyng en el colegio, sus dos hermanos varones le decían “vete de casa, maricón”, estuvo más de 20 años con antidepresivos, e incluso llegó a pensar en suicidarse.

Consiguió cambiarse quirúrgicamente de sexo a los 43 años, en 2015, después que el Tribunal Supremo reconociera ese derecho.

Pero a pesar del largo y doloroso viaje que ha hecho de un sexo a otro, Charlotte, en cuyo DNI figura ahora Sexo: F, no se siente ofendida por el autobús de HazteOir.org y su mensaje: “Los niños tienen pene, las niñas tienen vagina, que no te engañen”. Por la sencilla razón de que “eso es lo normal, lo anormal sería al revés” afirma refiriéndose a la campaña que Chrysallis lanzó en el País Vasco y Navarra, con el mensaje “hay niñas con pene y niños con vulva”.

Usted no se siente ofendida por el autobús que dice “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”
No, porque eso es lo normal. Lo anormal sería decir lo contrario.

Es decir, la publicidad de los niños transexuales de País Vasco y Navarra.

Efectivamente eso es lo anormal.

“Los niños con pene y las niñas con vulva son el 99% de la población”

Anormal ¿por qué? ¿porque es la excepción, porque numéricamente es irrelevante?

Porque no llega al 1% de la población. Y los niños con pene y las niñas con vulva son el 99%, es decir casi toda la población. Y, si tenemos en cuenta que quienes sufren estos síndromes congénitos terminan adecuando físicamente su sexo a la normalidad, nos acercamos al 100% de la población.

Entonces usted no cree que decir eso pueda ser delito de odio.

Lo único que hace el autobús de HazteOir.org es manifestar una realidad anatómica, física, médica, una realidad biológica y científica del 99% de la población, es decir, casi toda la población. Pero es que además, para un niño con síndrome de Harry Benjamin lo normal es tener pene, así como vulva para una niña, por ello sufren por carecer de sus propios órganos genitales que corresponden a su sexo sentido.

Y además la Constitución Española garantiza la libertad de expresión en cuanto a ideología, religión, etc., por lo que no entiendo a qué viene tanta condena por parte de todos hacia esto, cuando es lo normal.

Usted misma es una de esos casos rarísimos de Incongruencia de Género.

Así es. Tengo el síndrome de Harry Benjamin (por el médico Harry Benjamin), y está reconocido como una enfermedad rara por la Organización Mundial de la Salud desde los años 60. Se debe a la alteración de un gen en el feto en la primera fase de la gestación cuando se produce la diferenciación sexual.

Y es muy excepcional se da únicamente en 1/30.000 bebés con genotipo XY y en 1/100.000 bebés con genotipo XX, en la cual la diferenciación sexual a niveles neurológico y anatómico no se corresponden. Así, una niña nacida con esta condición, parece ser un niño al nacer, su sexo cerebral es femenino pero su anatomía externa es masculina -genitales masculinos-.

¿Usted nació con genitales masculinos?

Pero muy pequeños, con hipogonadismo, con deficiencia de hormonas masculinas. Durante la infancia viví como un niño pero me sentía niña y hasta los 16 años no se lo confesé a mi madre.

¿Cómo se lo tomó?

Me aceptó, aunque le costó. Me apoyó siempre. Entonces acudí al endocrino y me diagnosticó el síndrome y a los 17 comencé a vestir con ropa de chica. Tomaba estrógenos (femeninos) y antiandrógenos (contra la hormona masculina)… pero no me operé para la reasignación de sexo hasta los 42 años, en 2015.

¿Por qué tardó tanto?

Porque hasta 2007, la legislación prohibía que el Ministerio cubriese las operaciones de reasignación genital. Hasta el año 2013 el Tribunal Supremo no me reconoció el derecho para operarme con cargo a la sanidad pública. Obligó a la Xunta de Galicia a la intervención. He tenido una larga batalla judicial para conseguir que me reconociesen como mujer.

“Un cambio de sexo no es como tomarse una coca-cola, como nos quiere hacer ver el lobby LGTB”


¿Se siente mejor?
Mucho más aliviada, aunque un cambio de sexo no es como tomarse una coca-cola, como nos quiere hacer ver el lobby LGTB. Es un fardo psicológico, tremendo que has sufrido durante muchos años, y lógicamente requiere de un tiempo de cuidado psicológico y físico posterior a la cirugía para poder recuperarte plenamente.

¿Se considera transexual?

Prefiero no ser definida como transexual, sino como mujer. Eso es lo que figura en mi DNI. Creo que transexual es una etiqueta ambigua y politizada por el lobby LGTB. Sólo hay dos posibilidades en la biología humana demostradas científicamente: hombre o mujer, no hay término medio, ni cinco mil identidades sexuales más como quieren hacernos creer.

¿Quiere decir que la etiqueta ‘transexual’ tiene algo de arma política?

Creo que el lobby LGTB se aprovecha de ello para imponer sus postulados. A mí ninguna asociación LGTB me ha ayudado en mi lucha por cambiarme de sexo y en mi problema personal. Únicamente lo han hecho mujeres, como yo.

Si no le entiendo mal, vd. distingue entre gente que tiene trastornos de identidad sexual, que son minoría, y otros que no son auténticos transexuales, por una moda política y cultural de la Ideología de Género ¿Es así?

Efectivamente. Hay una minoría de la población que padecemos ese tipo de trastornos (menos del 1% de la población). Y luego están los homosexualistas, las asociaciones de gays, lesbianas y trans, que acaparan subvenciones, y hacen política y quieren imponer sus postulados a la sociedad. No es lo mismo.

Se puede afirmar que la vasta mayoría de personas que se autodefinen a sí mismas como “transexuales” no padecen Transexualismo (Trastorno de Identidad de Género).

Pero los LGTB han logrado manipular el término transexual y ampliarlo, usándolo sin rigor científico. Dentro de esta definición de “transexual” se incluyen ahora personas travestis, transgéneros, bigéneros, andróginos, “free spirit”, trigéneros, y un largo etcétera de individuos con la más diversa expresión de género -no confundir con identidad de género-.

Los mayores perjudicados de esta maniobra política de los LGTB son las personas enfermas con Trastorno de Identidad de Género pues el tratamiento digno de su patología se ve frivolizado por leyes LGTB que descentralizan la atención especializada ya organizada para atender estos casos.

¿Cree que a los LGTB no les interesa la suerte de los enfermos de Trastorno de Identidad de Género?

El interés que tienen por esos pacientes es prácticamente nulo, porque lo que a la Ideología de Género le interesa es destruir el esquema binario (varón y mujer).

O sea que les manipulan…

Claro. Lo de los LGTB es ideología, moda… Lo enfermos de Trastornos de Desarrollo Sexual no somos una moda, ni una ideología, ni una elección. Y esos síndromes son raros, no son la norma.

“Todo niño tiene derecho a un padre y a una madre”


¿Es usted partidaria del matrimonio homosexual?

Yo personalmente soy partidaria de que existan uniones de hecho, pero que no llamen matrimonio, porque sólo es entre un hombre y una mujer. Y así lo dice la Constitución española.

¿Y de que los homosexuales puedan adoptar hijos?

Todo niño tiene derecho a un padre y a una madre.

Sin embargo en las aulas ya están impartiendo a los escolares contenidos LGTB


Eso me parece un adoctrinamiento forzado del que naturalmente estoy totalmente en desacuerdo.

“La Ideología de Género no es ciencia, carece de base científica, está fuera de toda realidad”


¿Por qué exactamente?

Porque la Ideología de Género no es ciencia, es ideología, carece de fundamento ni base científica alguna, está fuera de toda realidad. Y porque se impone por la fuerza, es inconstitucional. No entiendo cómo se permite esto en los colegios, es un horror.

De eso está informando HazteOir.org a los padres con el libro ¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio?
Me parece muy bien y muy necesario pues la situación es gravísima con lo que pretenden imponer en el programa educativo. Los padres tienen derecho, el deber y la consciencia de elegir la educación de sus hijos y a que no les adoctrinen con dogmas políticos del lobby homosexual.

 

 

El testimonio de un hombre que se hizo un cambio de sexo y que luego volvió a ser hombre. 

 





Señala 3 temas dramáticos:
.
a) muestra cómo se procesa en un niño la duda sobre su identidad sexual.

b) cómo esas dudas les generan un trauma severo, que si cae en manos de psiquiatra militante del cambio de sexo puede llevarle a tomar una decisión irreversible que le producirá más problemas en lugar de solucionárselos
.
c) e indica que se puede volver de esa fantasía, porque como dice Walter Heyer “el respiro proporcionado por la cirugía y la vida como mujer fue sólo temporal. Las ropas femeninas y el maquillaje ocultaban al niño herido por el trauma infantil”.

Sin embargo, cuando se da el paso hacia la cirugía para amputar algunos órganos, ya no hay vuelta atrás, no se pueden recuperar, y esto es una carga para el resto de la vida.

Una escena clave.


Una vez Walter Heyer vio un documental en que una madre estaba cepillando el pelo largo de un muchacho, el muchacho volvió lentamente la cabeza para mirarla, y con voz vacilante, le preguntó:  

“¿Me amaría si yo fuera un chico?”

La mamá estaba criando a su hijo para convertirse en un niña transexual.

Esa fracción de segundo, le llevó a su infancia. Se acordó de su abuela de pie junto a él, guiándole para vestirse con un vestido de gasa color púrpura. El muchacho en ese brillante documental sobre padres que crían niños transgénero se atrevió a expresar una pregunta que siempre el quiso preguntar.

¿Por qué a ella no le gustaba la forma en que él era?

Y está obsesionado por ese chico y se pregunta. ¿Cómo serán los niños trans de 2015 en sesenta años a partir de ahora? 

Los documentales y los reportajes sólo nos dan una instantánea en el tiempo; son romantizados y normalizados a la noción de cambio de géneros, para convencernos de que los padres iluminados deben ayudar a sus hijos a realizar sus sueños de ser del sexo opuesto.

Y es por eso que Walter Heyer quiere contar su historia. Para que la gente tenga la oportunidad de ver la vida de un niño trans, no en un especial de televisión editado a las presiones culturales del momento, sino a través de más de siete décadas de vida, con toda su confusión, dolor y redención.

El niño Trans. de mi abuela.


Y esta es la historia de Walter Heyer.

No era mi madre, sino mi abuela que me vestía con un vestido de gasa color púrpura que hizo para mí. 

Ese vestido puso en marcha en mí una vida llena de disforia de género, abuso sexual, abuso de alcohol y drogas, y finalmente, una cirugía de reasignación de género innecesaria. Mi vida fue destrozada por un adulto de mi confianza que gozaba en vestirme como una chica.

Mi mamá y mi papá no tenían ninguna idea de que cuando dejaban a su hijo ir un fin de semana a la casa de la abuela, ella estaba vistiendo a su muchacho con ropa de niña. La abuela me dijo que era nuestro pequeño secreto.

Mi abuela era parca en hablar de mí cuando parecía un niño, pero ella me prodigaba elogios cuando yo estaba vestido como una niña. Sentimientos de euforia se apoderaban de mí con su alabanza, seguidos más tarde por la depresión y la inseguridad acerca de ser un niño. Sus acciones sembraron la idea en mí de que yo nací en el cuerpo equivocado. Ella nutrió y alentó esa idea, y con el tiempo adquirió una vida propia.

Estaba tan acostumbrado a usar el vestido púrpura en la casa de la abuela que, sin decirle a ella, me lo llevé a casa para que pudiera secretamente ponérmelo allí también. Lo escondí en el fondo de un cajón de mis cosas. Cuando mi mamá lo encontró, una explosión de gritos y chillidos estalló entre mi mamá y papá. Mi padre tenía terror que su hijo no se estuviera desarrollando como hombre, por lo que intensificó su disciplina. Me sentí discriminado porque, en mi opinión, mi hermano mayor no recibió el mismo castigo de mano dura que yo. La injusticia duele más que cualquier otra cosa.

Gracias a Dios, mis padres decidieron que nunca se me permitiría ir a la casa de la abuela de nuevo sin ellos. No podían saber que yo estaba asustado de ver a la abuela porque había expuesto su secreto.


La influencia del tío Fred.


Mi peor pesadilla se hizo realidad cuando el hermano adoptado de mi padre, mucho más joven, el tío Fred, descubrió el secreto del vestido y comenzó a hacerme bromas. Me bajaba los pantalones, burlándose y riéndose de mí. Con sólo nueve años de edad, no podía defenderme, así que me volví a la comida como una manera de hacer frente a la ansiedad. Bromas de Fred me llevaron a comer seis sándwiches de atún y un litro de leche para mitigar a mi manera, el dolor.

Un día el tío Fred me llevó en su coche a un camino de tierra en la colina de mi casa y trató de quitarme toda la ropa. Aterrorizado de lo que podría pasar, me escapé, corrí a casa y le dije a mi mamá. Ella me miró acusadoramente y dijo: “Eres un mentiroso. Fred nunca haría eso”.

Cuando mi padre llegó a casa, se lo dije y él fue a hablar con Fred. Pero Fred se encogió de hombros, y mi papá le creyó a él. Pude ver que de nada servía decirle a la gente acerca lo que estaba haciendo Fred, así que guardé silencio desde ese momento sobre su abuso continuo.

Fui a la escuela vestido como un niño, pero en mi cabeza ese vestido púrpura vivía en mí. Me veía en él, de pie delante del espejo en la casa de mi abuela. Yo era pequeño, pero participé y sobresalí en el fútbol, atletismo y otros deportes. Mi manera de lidiar con mi confusión de género fue trabajar duro en todo lo que hice. Yo cortaba el césped, entregaba periódicos, y bombeaba gasolina.

Después de graduarme de la secundaria, trabajé en una tienda de automóviles, y luego tomé clases para calificar para un trabajo en la industria aeroespacial. Después de un corto tiempo, gané un lugar en el proyecto de la misión espacial Apolo como ingeniero asociado de diseño. Siempre ansioso por el siguiente desafío, me cambié a una posición en la industria del automóvil y rápidamente subí en la escalera corporativa de una importante empresa de automóviles de América. Incluso me casé. Lo tenía todo: una carrera prometedora con un potencial ilimitado y una gran familia.

Pero también tenía un secreto. Después de treinta seis años, yo todavía era incapaz de superar el sentimiento persistente de que yo era realmente una mujer. Las semillas sembradas por la abuela desarrollan raíces profundas.

Sin el conocimiento de mi esposa, comencé a actuar mi deseo de ser una mujer. Yo hacía travestismo en público y disfrutaba de ello. Incluso empecé a tomar hormonas femeninas para feminizar mi apariencia. ¿Quién podría suponer que el deseo de la abuela a mediados de la década de 1940 por una nieta me llevaría a esto?

La adición de alcohol era como poner gasolina al fuego; beber intensificaba el deseo. Mi mujer, sintiéndose traicionada por los secretos que había estado guardándole y harta de mis borracheras fuera de control, solicitó el divorcio.


Mi vida como mujer.


Busqué a un psicólogo prominente de género para mi evaluación, y rápidamente me aseguró que, obviamente, yo sufría de disforia de género. Un cambio de género, me dijo, era la cura. Sintiendo que no tenía nada que perder y muy emocionado de que finalmente podría alcanzar mi sueño de toda la vida, me sometí a un cambio quirúrgico a la edad de cuarenta y dos años.

Mi nueva identidad como la mujer Laura Jensen fue confirmada legalmente en mi acta de nacimiento, la tarjeta de Seguro Social, y la licencia de conducir. Ahora yo era una mujer a los ojos de todos.

El conflicto de género parecía desvanecerse, y yo fui feliz por un rato.

Es difícil para mí describir lo que sucedió después. El respiro proporcionado por la cirugía y la vida como mujer fue sólo temporal. Escondido en la profundidad debajo del maquillaje y la ropa femenina era el niño pequeño que llevaba las heridas de los acontecimientos traumáticos de la infancia, y que los estaba conociendo. Ser una mujer resultó ser sólo un encubrimiento, no una curación.

Yo sabía que no era una mujer de verdad, no importa lo que mis documentos de identificación dijeran. Yo había tomado medidas extremas para resolver mi conflicto de género, pero cambiar el género no había funcionado. Obviamente, fue una mascarada.

Sentí que me habían mentido. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo me convertí en una mujer falsa? Fui a otra psicóloga de género, y ella me aseguró que iba a estar bien; sólo tenía que darle a mi nueva identidad como Laura más tiempo. Yo tenía un pasado, una vida maltratada, que vivir como Laura no hizo nada para resolver. Sintiéndome perdido y deprimido, bebí mucho y pensé en el suicidio.

Luego de tres años de vivir cómo Laura, mi consumo excesivo de alcohol me llevó a un nuevo bajón. En mi punto más bajo, en lugar de suicidarse busqué ayuda en una reunión de la recuperación del alcohol. Mi padrino, un salvavidas de apoyo y responsable, fue mi mentor en la manera de vivir la vida libre de alcohol.

La sobriedad fue el primero de varios puntos de inflexión en mi vida transgénero.

Como Laura, entré en un programa universitario de dos años para estudiar psicología del consumo de drogas y alcohol. Logré grados más altos que mis compañeros de clase, muchos de los cuales tenían doctorados. Aun así, tuve problemas con mi identidad de género. Todo era tan desconcertante. ¿Cuál fue el punto del cambio de género si no podía resolver el conflicto?

Después de ocho años de vivir como una mujer, no tenía una paz duradera. Mi confusión de género sólo parecía empeorar.

Durante una pasantía en un hospital psiquiátrico, trabajé junto a un médico en una unidad de bloqueo. Después de un poco de observación, me llevó aparte y me dijo que yo mostraba signos de tener un trastorno disociativo. ¿Era cierto? ¿Había encontrado la llave que abriría una infancia perdida?

En vez de ir a psicólogos activistas del cambio de género que me habían conducido a la cirugía, busqué las opiniones de varios psicólogos “regulares” y psiquiatras que no vieron todos los trastornos de género como transgénero. Ellos estaban de acuerdo sobre el criterio de trastorno disociativo.

Fue enloquecedor.

Ahora era evidente que había desarrollado un trastorno disociativo en la infancia para escapar del trauma del travestismo repetido de mi abuela y el abuso sexual por parte de mi tío. Eso debería haber sido diagnosticado y tratado con psicoterapia. En cambio, el especialista en género nunca consideró mi infancia difícil o incluso mi alcoholismo y sólo vio mi identidad transgénero. Fue un salto rápido a prescribir hormonas y cirugía irreversible. Años más tarde, cuando me enfrenté a ese psicólogo, él admitió que no debería haberme aprobado para la cirugía.

Mi conversión en una persona completa.


Volver como hombre después de someterme a una cirugía innecesaria de género y de vivir la vida legal y socialmente como mujer durante años no iba a ser fácil. Tuve que admitirme a mí mismo que ir a un especialista en género cuando tuve problemas por primera vez había sido un gran error. Tuve que vivir con la realidad de que las partes de mi cuerpo se habían ido. Mi genitales completos no podrían ser restaurado, un triste consecuencia de la utilización de la cirugía para tratar la enfermedad psicológica. Sería necesaria psicoterapia intensiva para resolver el trastorno disociativo que comenzó cuando niño.



Pero yo tenía una base firme sobre la cual comenzar mi viaje a la restauración. Yo estaba viviendo una vida libre de drogas y alcohol, y estaba listo para convertirse en el hombre que estaba destinado a ser.

A los cincuenta y seis años, experimenté algo más allá de mis sueños más salvajes. Me enamoré, me casé, y empecé a volver a experimentar plenamente la vida como hombre. Me tomó más de cincuenta años, pero finalmente fui capaz de descansar de todo el daño que el vestido de gasa color púrpura me había hecho. Hoy en día, tengo setenta y cuatro años de edad y estoy casado con mi mujer por dieciocho años, con veinte y nueve años de vida sobria.

El cambio de género es una ganancia a corto plazo con dolor a largo plazo. Sus consecuencias incluyen la mortalidad temprana, el arrepentimiento, la enfermedad mental y el suicidio. En lugar de alentar a someterse a una cirugía innecesaria y destructiva, debemos afirmar y amar a nuestros jóvenes de la manera que son.

Walter Heyer se convirtió en un autor y orador público con pasión para ayudar a otras personas que se arrepintieron del cambio de género.


El doctor Nicolosi, el psicólogo que ayudó a miles de homosexuales: «No tienes que ser gay»

 

Tenía 70 años y falleció por gripe; reproducimos un artículo con su pensamiento esencial



El doctor Nicolosi fue uno de los pioneros de las llamadas terapias reparativas para personas con atracción no deseada por el mismo sexo.

El pasado 8 de marzo falleció en la Thomas Aquinas Psychological Clinic de California el psicólogo católico Joseph Nicolosi, de 70 años, a consecuencia de las complicaciones en la gripe que padecía.

Casado y con un hijo, era célebre porque durante sus años de ejercicio profesional ayudó a miles de personas con atracción por personas del mismo sexo a cambiar esa orientación, como firme partidario de las llamadas “terapias reparativas” que consideran la homosexualidad una condición no innata, sino adquirida por el sujeto durante sus primeros años de vida.

Linda Nicolosi, esposa y colaboradora de Joseph durante sus 39 años de matrimonio, difundió un comunicado agradeciendo las oraciones y muestras de solidaridad recibidas a la muerte de su marido:

 “Nunca le preocupó la corrección política, era faliz nadando contra la corriente cultural cuando estaba seguro de que la cultura caminaba en la dirección equivocada. Eso le trajo problemas unas cuantas veces… Joe tenía apasionadas convicciones sobre la verdad sobre el designio del hombre y la mujer… Su carrera estuvo dedicada a ayudar a la gente a orientar su vida conforme a las convicciones más profundas que ellos tenían. Cada cual, insistía, es libre de vivir una vida como gay, pero somos inevitablemente seres con género y nuestra humanidad más plena nos pide vivir conforme a nuestro diseño biológico“.

Nicolosi
se doctoró en Psicología Clínica por la California School of Professional Psychology de Los Ángeles y en 1980 fundó en Encino (California) la Clínica Psicológica Tomás de Aquino, donde ha fallecido. En 1992, junto a Benjamin Kaufman y Charles Socarides, fundó la Asociación Nacional para la Investigación y la Terapia de la Homosexualidad (NARTH, por sus siglas en inglés), con la misma finalidad de ayudar a personas homosexuales que quieren dejar de serlo.

Entre sus obras publicadas en español figura precisamente Quiero dejar de ser homosexual. Casos reales de terapia reparativa, publicado por Encuentro.



 


Dictadura o dictablanda de Franco


Cuéntame...Lo que no nos cuentan.

 


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