La forma y el contenido de la democracia

La forma y el contenido de la democracia
"Pero si la democracia como forma ha fracasado, es, más que nada, porque no nos ha sabido proporcionar una vida verdaderamente democrática en su contenido.No caigamos en las exageraciones extremas, que traducen su odio por la superstición sufragista, en desprecio hacia todo lo democrático. La aspiración a una vida democrática, libre y apacible será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de toda moda.No prevalecerán los intentos de negar derechos individuales, ganados con siglos de sacrificio. Lo que ocurre es que la ciencia tendrá que buscar, mediante construcciones de "contenido", el resultado democrático que una "forma" no ha sabido depararle. Ya sabemos que no hay que ir por el camino equivocado;busquemos, pues, otro camino"
José Antonio Primo de Rivera 16 de enero de 1931

viernes, 1 de noviembre de 2019

José Antonio y Ramiro




Inicios del Jonsismo y del Falangismo: Ramiro Ledesma Ramos y José Antonio Primo de Rivera.






Ramiro Ledesma Ramos en Falange Digital.



Es difícil conocer las intenciones de Ramiro a través de los testimonios que dejó escritos. A partir de los cuales se podría calificar su doctrina de puramente "Cesarista" en torno a un Caudillo unificador o en torno a su propia persona. Similar a los Nacionalismos Europeos de su época.

Sin embargo su personalidad política exige un estudio más profundo y cuidadoso por la abundancia de matices propios de una mente privilegiada y la absoluta importancia que dichos matices tienen para quien ha profundizado en el estudio de la filosofía.

- Ramiro Ledesma Ramos fue un gran intelectual que tradujo a grandes filósofos. Pero su proyecto fue pragmático y se basa más en la acción que en el pensamiento, pudiéndo decirse que su mayor legado no es doctrinal. Es el ejemplo de una vida entregada a la lucha por España.

- Ramiro fundó el Nacional-sindicalismo español a partir de la crítica al Sindicalismo Nacional Italiano filo-fascista, o su versión plenamente Fascista. ¡Pero rechazó ser catalogado de Fascista en muchas ocasiones! y en otras lo aceptó matizando su significado definiéndolo como respuesta a un "insulto" que le llegaba desde todo el espectro político. Para terminar por desmarcarse completamente con la publicación de su obra Fascismo en España en la que se dice: 

"A Ramiro Ledesma y a sus camaradas les viene mejor la camisa roja de Garibaldi que la camisa negra de Mussolini." (Garibaldi fue el unificador de Italia).

Solo cuando abandonó las filas de FE-JON-S en 1935  hizo Ledesma Ramos  renuncia expresa de cuanto había de fascista en el jonsismo, lo que no le impediría  solicitar el reconocimiento por la Entente du Fascisme Universel de la organización que pretendía recuperar (Y es que fundar un partido nuevo cuesta mucho esfuerzo y dinero).

Ramiro Ledesma Ramos pretendía construir, sobre los cimientos iniciales del fascismo italiano, algo diferente y español. Pero fue José Antonio quien logró esa meta.

- Ramiro defiende un "Sindicalismo Revolucionario" fundamentalmente para conducir a los trabajadores hacia un Nacionalismo Español. Sin embargo aceptó las tesis Joseantonianas del Sindicato como vehículo para la representación de los trabajadores de todas las ramas sindicales en las Cortes de la Nación. Y la dirección de la economía de la nación a través de ese Sindicato Vertical funcional y apolítico.

- Ramiro, carente de formación religiosa pues ésta no se encuentra entre sus lecturas preferidas (obviando el aspecto puramente filosófico de San Agustín y Sto. Tomás), se declara agnóstico como mínimo. Sin embargo ¡defiende la tradición católica de España!

Y no solo eso sino que se un con Onésimo Redondo el líder sindical Católico de las Juntas de Acción Hispánica (de quien había tomado el nombre de Juntas para las JONS).

- Ramiro se declara, en un primer momento, admirador de Hitler y del Nacional-socialismo alemán, pero posteriormente dejó claras sus preferencias por la vertiente Sindical de éste, representadas por el católico Gregor Strasser  (uno de los principales fundadores del NSDAP) que era enemigo de Hitler. Quien fue asesinado, sin juicio, por Hitler en la "Noche de los Cuchillos Largos"

Gregor Strasser defendía:

"Reconocemos la propiedad privada. Reconocemos la iniciativa privada. Reconocemos nuestra deuda y préstamos. Nos oponemos a la nacionalización de la industria. Nos oponemos a la estatalización del comercio. Nos oponemos a la economía planificada en el sentido soviético"

y profetizaba;

"Hitler nos mandará matar, nosotros no tendremos una muerte natural"

Estas preferencias de Ramiro parece ser que no pasaron desapercibidas para el NSDAP.

Ramiro fue además acusado por Onésimo Redondo de ser poco crítico con los judíos, tal vez por la admiración que sentía por varios filósofos judíos que estaban entre sus preferencias.

- Ramiro se define Revolucionario
y defiende tanto la revolución Fascista como la Bolchevique. Sin embargo ¡toda su vida política la dedica en gran parte a combatir el Marxismo!

Que duda cabe que en su pensamiento defiende, por un lado, una ruptura con el pasado liberal-capitalista y monárquico que le lleva a entusiasmarse con toda Revolución. Pero su Revolución es más Nacionalista que Socialista (ambos términos fueron rechazados por José Antonio). A pesar de lo cual pretende captar a los sindicatos anarquistas.

- Ramiro abomina de la Democracia en general y de la Liberal en particular. Sin embargo acepta la imposición Joseantoniana de una Democracia Orgánica expresada en la Declaración Programática de FE-JONS, aunque sin utilizar el nombre de Democracia sino su exacta definición teórica. Redactada por una comisión presidida por el propio Ramiro. Quien se la pasó despues a José Antonio para su corrección-modificación.
¡En ningún escrito sobre Ramiro consta su aceptación de una forma de Democracia Orgánica! ¡siendo un hecho que está a la vista de todos! Esto cambia totalmente la percepción sobre la complejidad o la ambiguedad de su forma de pensar. Sin embargo sí que habló claramente de participación del pueblo:

Estamos cansados de ver pueblos que se llaman democracias estar tiranizados por grupos capitalistas sin escrúpulos o por fuerzas ocultas, cuyas cadenas no pueden romper o viven estólidamente esclavizados, con el flaco favor de creerse o llamarse democracias. Un Estado Nacional ha de poner sus frutos, sus azares, a la activa participación del pueblo.“

Fuente: https://citas.in/autores/ramiro-ledesma-ramos/
"Estamos cansados de ver pueblos que se llaman democracias estar tiranizados por grupos capitalistas sin escrúpulos o por fuerzas ocultas, cuyas cadenas no pueden romper o viven estólidamente esclavizados, con el flaco favor de creerse o llamarse democracias. Un Estado Nacional ha de poner sus frutos, sus azares, a la activa participación del pueblo".

- Ramiro, que no se guiaba por criterios tan morales como José Antonio, se une a Falange Española, intenta un golpe fallido contra José Antonio acusándole de "Fascista" y "de no haber dado un golpe de Estado" y vuelve a intentar reconstruir JONS.

El concepto de violencia regeneradora, ampliamente compartido por Ramiro Ledesma, sabemos que es motivo de fricción con José Antonio. Fiel a la tradición cristiana, este último sólo es partidario de utilizarla en caso de desgraciada necesidad.

Ramiro, tal vez solo aparentemente, entró en numerosas contradicciones doctrinales ante los ojos de quienes ven la política con trazos gruesos.

Lo más asequible y fácilmente comprensible de su forma de pensar es, precisamente, lo más rechazable de su doctrina y debe de ser complementado profundizando en todos los matices. Lo que implicará análisis más completos de su obra que irán, poco a poco, ampliando esta entrada.

Así mismo consideramos absurda la crítica que se hace al Estado Nacional de Francisco Franco de "ocultar" el pensamiento de Ramiro Ledesma, aparentemente anti-católico. Por tratarse de alguien que abandonó Falange, traicionando a José Antonio, emprendiendo un proyecto diferente fundamentado, al parecer, en la lucha contra el separatismo.




RESUMEN DE FALANGE DIGITAL PARA EVITAR CONFUSIONES:



El Nacional-Sindicalismo iniciado en España por Ramiro Ledesma Ramos, como una variante española, más o menos crítica, del Corporativismo y del Sindicalismo Nacional italianos, llega a su madurez con José Antonio Primo de Rivera y a su plenitud con los escritos de José Luis de Arrese, cuyo primer libro "La Revolución Social del Nacional Sindicalismo" fue escrito por órden directa de José Antonio y se fundamenta en el pensamiento político y social de éste, quien fue el único ideólogo completo de Falange aunque podría decirse que tuvo una cierta influencia de Ramiro Ledesma Ramos, Onésimo Redondo y otros que le motivó a potenciar el campo de lo social.
 

Resulta conveniente una introducción aclaratoria de lo que supone, en la práctica, los cambios ideológicos introducidos progresivamente en Falange por José Antonio a la vez que se desligaba del Corporativismo inicial.

Y estos consisten en:

- Relevar la Democracia Inorgánica de Partidos  por una Orgánica, como Sistema Político, basada inicialmente en los Cauces Naturales de Convivencia que son la Familia, el Municipio y el Sindicato.

Esto reemplaza al Liberalismo y No es una Dictadura.

Posteriormente José Luis de Arrese propuso sustituir el Tercio Familiar por una Cámara Política de elección directa en la que, en la versión actualizada, las asociaciones, sostenidas únicamente por las cuotas de sus afiliados, apoyarían a candidatos en listas abiertas y una circunscripción electoral únicaSi a esto añadimos uno o más diputados corporativos en representación de la Familia y otro de las Asociaciones de Padres de Alumnos tendremos la actual propuesta de Falange Española Digital y su Asociación por la Democracia Orgánica Digital.

- Nacional-Sindicalismo como Sistema Económico y Social. Un Sindicato Vertical único organizado por ramas de producción con representacion en un tercio de las Cortes de la Nación elegido por los trabajadores de manera democrática (orgánica) dirigiría la economía de la Nación en coordinación con el Ministerio correspondiente. Esto sustituye totalmente al Corporativismo fascista y al Capitalismo.

- Revolución o cambio en el concepto de la Propiedad:

  a) Ningún hombre puede ser propiedad de otro mediante un contrato. Lo que compra el empresario no es el trabajo sino que es el "fruto del trabajo del empleado" en los casos de empresas privadas. Esta definición filosófica tiene grandes consecuencias en la práctica ya que establece el principio fundamental del Cooperativismo

  b) Armonía entre iniciativa privada y colectiva o Cooperativismo. Se favorece la iniciativa privada y la colectiva mediante créditos baratos de una Banca Sindicalizada por Ramas de Producción y exención de impuestos y de burocracia puesto que el Sindicato se encargaría de facilitar todos los trámites, incluso estudio de mercado y viabilidad, para la creación de empresas o de validar los estudios presentados por los emprendedores.

Pero una vez amortizada la inversión inicial y consolidad la empresa, ésta deberá ser vendida a los trabajadores a través del Sindicato de Empresa elegido por los productores (trabajadores), pagando al empresario con la parte correspondiente de los beneficios y pudiendo continuar o no al frente de la misma.

¡Esta propuesta Joseantoniana ya no es Sindicalimo Revolucionario ni Sindicalismo Nacional!

Sino Nacional-Sindicalismo.

Fernando Uruñuela.






José Antonio y Ramiro, Dos Personalidades, Dos Doctrinas.



Mucho se ha escrito sobre las diferencias y posterior ruptura entre Ramiro Ledesma Ramos, fundador de las J.O.N.S, y José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española.

También nosotros desde F.E., queremos hacer nuestro juicio de estas dos figuras y su aportación al pensamiento del Nacionalsindicalismo.

El punto de partida para ambos es completamente dispar. 

Ramiro, nacido en las sobrias tierras de la Castilla zamorana, proviene de una familia humilde; estudiante universitario de filosofía, aprueba la oposición para funcionario de correos que le proporciona un empleo monótono lejos de los sueños caudillescos que se había formado. 

José Antonio por el contrario había nacido en una familia sobradamente conocida. Grande de España, e hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, se había destacado como un brillantísimo estudiante de derecho, augurándosele por su inteligencia, presencia y lo que hoy se ha venido a llamar "don de gentes", un excelente futuro profesional y personal. 

Dos hombres de personalidades y extracciones sociales tan diferentes acabaron sin embargo militando en un mismo movimiento político: La Falange. 

Esto no debería sorprendemos si atendemos a la historia del naciente movimiento en el que estudiantes universitarios de clase media o acomodados compartieron un mismo ideal con obreros y campesinos uniéndolos en afanes, peligros y hasta en la misma muerte.

¿Dónde radican entonces las diferencias que les llevaron a su posterior separación? 

Sin despreciar las diferencias de personalidad que como veremos luego también tuvieron su importancia, la razón última debemos buscarla en la esencia de su pensamiento. 

Ramiro era deudor del pensamiento de la modernidad nacido a la luz de la Revolución Francesa al igual que el liberalismo y el comunismo al que decía combatir. Ramiro creyó encontrar la vía del renacimiento de España en las doctrinas que precisamente más la habían combatido.

Los inicios políticos de Ledesma son como todos sabemos a través de un publicación llamada "La Conquista del Estado". Sus primeros números reflejaban el entusiasmo por las nuevas fórmulas
políticas que habían alumbrado los regímenes fascistas italiano y nacional socialista alemán. Pero sorprendentemente también lanza vivas al régimen comunista soviético. 

Ramiro desprecia el liberalismo como un sistema viejo y caduco, pero también desprecia la doctrina política cristiana en la que se fundó la historia de España. Este influjo de pensadores no cristianos se plasma indudablemente en su concepto de la Patria y del Imperio.

Ramiro tenía un concepto voluntarista de la Patria y de la vida

Consideraba que era el coniunto de las voluntades de los hombres y los pueblos lo que cristaliza primero en la nación y luego en el imperio. Es decir, fue la pura voluntad de los españoles lo que creó el Imperio. Éste no tenía ninguna misión determinada que cumplir. 

La identidad de la catolicidad con españolidad a lo largo de su historia es un accidente de la personalidad hispana. Siendo la religión una faceta más de la historia y del ser de la patria, buena siempre que ayude a regular la vida de la sociedad y no se oponga a la autoridad absoluta del Estado.

Ramiro rechaza la religión, a la que califica de mito

Se alinea con Nietzche en su rechazo de la moral religiosa, es decir de la facultad del hombre de reconocer un bien superior al que debe ordenar su vida. Lo que el llama "alma individualista" es el único referente del hombre.
Este hombre, como el superhombre de Nietzche, no rinde cuentas más que ante sí mismo. Sólo el Estado puede imponer frenos al hombre para evitar que la sociedad se convierta en una guerra continua. 

No habría pues moral, sólo temor a la fuerza del Estado, el hombre no se reprimiría por convencimiento propio sino sólo por pura coacción. 

En este esquema de pensamiento, el Estado para Ramiro -al igual que en "los fascismos", el comunismo y la propia democracia- es poseedor y administrador de todos los derechos públicos y privados de la sociedad. Ya no existe el referente moral de la Iglesia, que ha pasado de conformar la vida de la nación a la esfera de lo meramente privado

Este espacio vacío es el que aspira a llenar el Estado, con una exhaustiva legislación de normas jurídicas. 

Ramiro es abiertamente ateo. 

Considera la religión como: 

"un mito muy flojo para ensartar a un hombre grande"

Su comprensión de la religión, ya lo hemos dicho, es meramente instrumental, lo que le haría chocar con José Antonio

Ramiro llega a proclamar que el futuro Estado que desea, sustituirá a la religión en la guía moral de los hombres.

El tercer pilar del ideario ramirista es la justicia social. 

Esta la entiende como la necesidad de la Patria de defenderse de los movimientos disgregadores presentes principalmente entre las clases menos favorecidas y que ha surgido a raíz de una repartición injusta de las riquezas. 

Sintiendo la necesidad del estado de asegurarse mediante la justicia social la permanencia de su propia estructura amenazada de otro modo por procesos revolucionarios de carácter marxista o anarquista. 

Nos conduce esto a una concepción económica corporativista, que mantiene el enfrentamiento patrón-obrero, atenuando simplemente sus consecuencias con un reparto más justo de la plusvalía, pero sin desmontar el mal último que es el capitalismo. 

Ramiro, a diferencia de José Antonio, jamás aspiro a acabar con el capitalismo, la fuente del problema.

Podemos decir desde ahora que José Antonio no solo no coincidirá con ninguna de la interpretaciones ideológicas de Ramiro, sino que incluso en su espíritu son completamente contrarias.

EI hecho diferencial que les separa es de fundamento teológico, que va a impregnar todo el pensamiento joseantoniano, confiriéndole una personalidad que como hemos dicho no solo es diferente a la de Ramiro, sino hasta contrapuesta. 

Así, José Antonio, lejos de buscar las fuentes de su pensamiento en los axiomas de la modernidad, encuentra el núcleo de su pensamiento en la tradición filosófica y teológica cristiana. 

EI hombre es la raíz de todo sistema, pero el hombre no queda reducido como en el pensamiento marxista y liberal capitalista a productor y consumidor. 

Los dos sistemas consideran al hombre como una parte más de la cadena productiva a la que no hay que concederle poco más de lo estrictamente necesario para su mantenimiento (como el aceite para una maquina).

José Antonio rechaza estas concepciones paganas del hombre y armado con la mejor teología católica considera que el hombre es creado por Dios a su imagen y semejanza, poseedor de cuerpo y alma. Creado por Dios en un acto infinito de amor para hacemos dueños de la creación. Es precisamente la certeza de que el hombre es, no solo cuerpo o materia, sino también espíritu, el armazón sobre el que descansa el pensamiento joseantoniano. Somos pues creados, por y para Dios, y esta certidumbre es la que debe ser el centro desde el que los hombres deben construir toda su realidad social y personal. Debemos pues, para construir el "edificio social", partir del hombre y de su dignidad, nacida esta no de su inteligencia como tal, ni de su pertenencia a una raza determinada o a una clase social. Nuestra dignidad como hombres proviene de la paternidad creadora de Dios. Y nos ha creado no como otro elemento más de la creación para luego abandonamos a las leyes ciegas de la naturaleza hasta que la muerte nos haga desaparecer simplemente. Nos ha creado para Él, para vivir de su misma vida seno de la trinidad eternamente.
Debemos pues regresar a Él después de nuestra muerte. Siendo esta nuestra misión principal mientras dura nuestra vida: la salvación de nuestra alma. Pero además Dios, que es todo misericordia, no nos deja como simples espectadores de la Creación, asistiendo impotentes ante lo que acontece en nuestro mundo. Dios nos pide por el contrario que seamos copartícipes en la Creación, repletándola y mejorándola a través de las capacidades que ha puesto en nosotros. En la síntesis de esta doble misión de salvación -personal y universal- encuentra su ser la tradición y en ella el pensamiento político y 
social Joseantoniano.

La patria para José Antonio es la expresión de esa necesidad de salvación del hombre. Partes del cuerpo místico son las naciones, que adquieren un carisma, una misión, con la que repletar la Creación.

A José Antonio no se le escapó como España fue Patria cuando fue consciente de esta realidad y utilizó todas sus capacidades para realizar su misión, dando lugar al imperio

España no fue imperio porque los españoles fueran más inteligentes ni más fuertes, España fue imperio por que el mundo lo necesitaba.

Ahora que vemos como EE.UU. toma el papel de policía del mundo, en defensa de los intereses de un sistema -económico injusto, y una filosofía de vida atea y relativista contraria a la verdad y a la justicia. 

Podemos decir que el imperio español acató este mismo papel pero esta vez en defensa de la verdad y la justicia. Protegiendo a Europa de las herejías protestantes e islámicas, evangelizando como ninguna otra nación haya hecho jamás y recibiendo por ello obreros para esa extensa mies como ningún otro país puede reclamar. Héroes como Pizarro, Cortés y santos como San Ignacio o Santa Teresa hicieron de España faro de la cristiandad, luz del mundo. 

Este es el patriotismo de José Antonio. Un patriotismo contrario a los valores románticos del nacionalismo.

Reflejo de esto es también la concepción económica Joseantoniana. 

La dignidad del hombre hace fundamental evitar la explotación del hombre por el hombre, lo que le lleva a enfrentarse tanto al capitalismo como al marxismo. 

José Antonio, en la mejor tradición cristiana considera que el trabajo, como función humana, no puede ser artículo susceptible de ser comprado

El capital no puede dominar al hombre. 

Es por ello que José Antonio pretende un Estado sindicalista, en el que la propiedad esté en función, no del capital, sino del trabajo

La propiedad será del trabajador, reconociéndose al capital tan sólo una compensación justa. 

El sindicalismo de José Antonio, rebasa con mucho el corporativismo fascista al que califica de
"buñuelo de viento", pues en el fondo no resuelve el problema y sobrepasa también el concepto ramirista del sindicalismo

Los sindicatos para José Antonio, deben tomar en sus manos el peso de la dirección de la actividad económica de la nación, reservándose el Estado tan sólo la de velar por las directivas generales económicas de la Patria.
Ramiro y JoséAntonio, fueron dos personalidades completamente dispares, como también lo fueron sus pensamientos políticos. 

- Uno romántico y voluntarista. 

- El otro cristiano y clásico. 

La muerte les unió. Pero aún en la misma muerte se pueden entrever las diferencias que los separaba. 

Uno, Ramiro, quiso hacer de su voluntad la única guía de su destino. Murió como vivió, como una figura romántica, lanzándose contra sus captores representaría bien su modo voluntarista y vitalista de entender la vida. Aunque tal suceso no sea verdad

José Antonio, por el contrario, murió como los mártires cristianos, aceptando el destino que Dios le imponía y perdonando a sus verdugos. 

Ambos sin embargo, se reconciliaron entre ellos y con Dios antes de ser asesinados por los que pretendían acabar con lo que ellos más amaban: España.

FE 2ª Época. Nº2 Otoño 2008




Ramiro Ledesma y Jose Antonio Primo de Rivera. Convergencias y Divergencias.



Podemos mantenernos en la ficción de la identidad fundamental entre los pensamientos de Ramiro y José Antonio.

Podemos seguir fingiendo como hasta ahora, con raras excepciones, que el pensamiento de ambos es homónimo, que sus diferencias fueron de simple liderazgo o que respondieron a un simple “malentendido”.

O podemos enfrentar la verdad y esclarecer las coincidencias y las divergencias entre el pensamiento ramiriano y el pensamiento joseantoniano.

Coincidencias que informaron y permitieron la asociación de las organizaciones lideradas por ambos.

Divergencias que provocaron su final y definitivo enfrentamiento y separación.

Sin duda encontramos en ambos importantes convergencias en cuanto al diagnóstico de la crisis española de su tiempo, así como en el enunciado (enunciado tan sólo) de la solución a tal crisis.
Identificamos también coincidencias en la admiración de ambos por el fascismo italiano triunfante en aquel momento.

Admiración que en Ramiro, como incondicional devoto de toda eficacia revolucionaria, se extiende a toda ideología totalitarista.

“Viva la Italia de Mussolini. Viva la Rusia de Stalin. Viva la Alemania de Hitler”, 

llegó a afirmar, sin que estos vítores puedan significar otra cosa para ser coherentes que una admiración por lo que los tres tenían en común; un concepto totalitarista del Estado emanado de un nacionalismo mitológico y/o revolucionario; sin que por ello aceptara para sí el “apellido” de fascista para su partido JONS (menos aún de marxista).

Así, en el nº 1 de la revista JONS, en mayo de 1933, el propio Ramiro escribe:

“Todos nosotros creemos que el “hecho fascista” de Italia y la victoria del nacional-socialismo hitleriano son fenómenos geniales de esta época. Pero nosotros, “jonsistas”, españoles, jamás nos apellidaremos a nosotros mismos “fascistas”, como algunos compatriotas, afines a nuestro Partido, al parecer, hacen o pretenden”.

En José Antonio no encontramos admiración alguna ni por el nacional-socialismo hitleriano ni por el estalinismo; y no lo encontramos porque en José Antonio, tan refractario a las meras eficacias revolucionarias, está ausente cualquier empatía al concepto panteísta del Estado en cualquiera de sus formas.

Su relación ideológica con el fascismo se limita a una inicial admiración por Mussolini y su Fascio, que se diluye rápidamente hasta “marcar distancias” entre su movimiento y el del Duce.

Ya el 19 de diciembre de 1934 se publicaba en prensa una nota del propio José Antonio que afirmaba literalmente:

“la Falange Española de las J.0.N.S. no es un movimiento fascista”, 

y esto en un momento en que “todo el mundo” (desde Calvo Sotelo a Gil Robles, pasando por Churchill) se adhería abiertamente o no disimulaba su admiración por el fascismo italiano. Luego, en abril de 1935, refiriéndose al Estado corporativo fascista diría aquello de:

“Esto del Estado corporativo es otro buñuelo de viento”.

Por lo que respecta al diagnóstico, ambos líderes coinciden en apreciar un abierto proceso de encharcamiento y esterilidad en la vida política y en la misma sociedad española del momento que amenaza seriamente la pervivencia misma de España, acosada tanto por la amenaza bolchevique como por los separatismos locales que encuentran el camino expedito en el agotado y decadente régimen burgués (demo-liberal) que encarna la II República española y en un justificado descontento de las masas trabajadoras que sufren unas condiciones de vida inadmisibles.

Convergen igualmente ambos líderes en el enunciado (sólo enunciado) de las soluciones.

Soluciones que, más allá del repudio de la democracia burguesa y del marxismo bolchevique, descansan fundamentalmente en dos columnas: la Nación y la justicia social.

Es en el desarrollo de estos enunciados donde se manifiestan las divergencias, de donde parten no menos importantes derivadas de desacuerdo.

En Ramiro, la Nación es la expresión del súper-ego colectivo.

“Nación es un manojo de coincidencias superiores, trascendentes al individuo y a su destino, que representan un espíritu histórico. Es una Patria”.

La Nación ha de afirmarse en categorías indiscutibles, innegables.

“No se trata, pues, de crear y dar nacimiento a nacionalidades de artificio, falsas,..”, 

dice Ramiro.

Pero, a pesar de esta afirmación, es en esta tarea de identificar las categorías indiscutibles de la Nación española donde encuentra Ramiro serias dificultades.

Ramiro, fervoroso creyente del mito nacionalista como motor revolucionario, constatando la ausencia de un nacionalismo español, busca desesperadamente el mito que le haga emerger.

Carece de los resortes utilizados por los nacionalismos “románticos” (lengua, territorio, costumbre o empresa unificadora…), y de los mitos de los nuevos nacionalismos totalitaristas.

No debe entender eficaz al caso español el resorte imperialista, como le pertenece al fascismo italiano.

Lo busca en la raza con “pinceladas” antisemitas, mito nacional de la Alemania nazi, pero tímidamente y sin convicción por cuanto debe ser consciente que es el mestizaje lo característico del devenir histórico de España y por la admiración que sentía por intelectuales judíos que había estudiado.

Repudia el mito del internacionalismo proletario propio del Estalinismo.

Podría haberlo encontrado, y así lo apunta, en el catolicismo (del que, por cierto, no abdica:

“¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio?”;

pero lo rechaza alegando que la religión es un factor estimulante de lo nacional cuando lo es de todo el pueblo, lo que no corresponde al momento de la España del primer tercio del siglo XX.

El catolicismo no es eficaz a lo nacional, dice Ramiro,

“si la dirección de las masas católicas no está en manos de patriotas firmísimos”. 

Es decir, si no se verifica una sumisión de la religión al Estado nacional. 

Lo cual es lógico si consideramos que el mito nacionalista es un modo de religión que no puede compartir fe con otra que no se someta a ella.

En definitiva, Ramiro encuentra el fundamento al mito nacionalista español en la afirmación misma de la Nación frente a la amenaza antinacional marxista, elevando la acción directa y la violencia a categoría moral, que se complementa con “el mito optimista de la revolución” social.

Si Ramiro manifiesta abiertamente la necesidad del nacionalismo, José Antonio comienza por repudiarlo.

“Y no somos nacionalistas, porque ser nacionalista es una pura sandez; es implantar los resortes espirituales más hondos sobre un motivo físico, sobre una mera circunstancia física; nosotros no somos nacionalistas porque el nacionalismo es el individualismo de los pueblos”.

Lo que constituye toda una sanción moral definitiva.

Además de esta sanción moral, José Antonio comprendió con claridad (léase su artículo “La gaita y la lira”, publicado en el nº 2 de FE de 11 de enero de 1934) la imposibilidad de un “mito nacional” español.

Comprendió que toda referencia a lo telúrico, a lo inmediato, a lo costumbrista, era entregar armas a la disgregación, al secesionismo local.

Como debió comprender que sería perfectamente estéril toda construcción mítica de una conciencia nacional, siempre artificiosa, simple expresión de voluntarismo por muy ardiente y directo que fuera.

La conciencia nacional habría de enraizar, por el contrario, en la realidad histórica de España.

Se afirma así el concepto misional de España como razón histórica que la justifica, que hace necesaria la existencia misma de España en la historia. Una España misional que incorpora en su construcción los valores propios del catolicismo por ser, en primer lugar los verdaderos y, además, históricamente los españoles.

No importa a José Antonio, al contrario que a Ramiro, si tales convicciones religiosas son hoy (en el hoy de José Antonio y en el hoy nuestro) mayoritarias o no entre los españoles. Ni reclama ni le preocupa, al contrario que a Ramiro, la sumisión de la jerarquía de la Iglesia católica al Estado.

Simplemente, incorpora a la construcción nacional los valores propios del catolicismo por considerarlos (por este orden) verdaderos y españoles, dejando a la Iglesia el gobierno de su tarea espiritual sin reconocerle derecho de intromisión en la tarea nacional.

Este concepto misional de Nación, que es la Patria, no es un concepto reaccionario, que se define por oposición a un contrario; sino un concepto abierto y proyectivo que se define por su propio "Destino", por su propio quehacer en la historia.

Y no se limita José Antonio a señalar la naturaleza misional como sustantiva de la Nación, sino que delimita claramente cual ha de ser esa misión: recuperar la armonía del hombre con su contorno, recuperar la armonía de los destinos individuales con el destino colectivo en que la Patria se sustancia.

Ocurre así que mientras Ramiro, aún siendo consciente de que

“España es uno de los pueblos que más necesitan poner sus destinos en manos que interpreten con el máximo rigor y fidelidad su propia esencia”,

construye el nacionalismo español sobre un mito vacío y reaccionario que se agota en sí mismo, circunstancial y profundamente ajeno a la realidad histórica de España; José Antonio, por el contrario, construye su proyecto nacional hundiendo sus cimientos en las entrañas mismas de su devenir histórico.

Una de las derivadas del concepto de Nación es la que corresponde al concepto de Estado.

Para Ramiro el Estado es “la suprema categoría”. Tal afirmación se concreta en una de sus más conocidas sentencias;

“¡¡Nada, pues, sobre el Estado!!”.

Este “nada sobre el Estado” en Ramiro significa exactamente esto. Todo ha de someterse al Estado, en este todo queda inmerso el individuo.

Se trata, cabalmente, de un panteísmo estatal.
Un “panestatismo”, en palabras de Ramiro.

El Estado es para Ramiro, “la suprema categoría” en que se confunden el Estado con la Patria por que el Estado:

“o es la esencia misma de la Patria, el granito mismo de las supremas coincidencias que garantizan el rodar nacional en la Historia, o es la pura nada”.

Ramiro pide y quiere “una dictadura de Estado”, quiere y pide Ramiro “que el Estado asuma el control de todos los derechos”.

Si Ramiro afirma que
“todo el poder corresponde al Estado”, José Antonio comienza por afirmar:

“Nosotros consideramos que el Estado no justifica en cada momento su conducta, como no la justifica un individuo, ni la justifica una clase, sino en tanto se amolda en cada instante a una norma permanente”.

Para José Antonio, al contrario que para Ramiro, el Estado no es omnipotente sino que ha de someterse a una norma superior a él.

Ha de someterse a una norma ajena a la voluntad, cualquiera que sea el origen de esa voluntad, ya sea del príncipe o del tirano o la de los más sobre la de los menos; una norma que responde a una aspiración permanente.

El Estado joseantoniano es un

“instrumento al servicio de un destino histórico, al servicio de una misión histórica de unidad”, 

en la que el pueblo se considera como una integridad de aspiraciones.

Es un “Estado de todos”, en este sentido “totalitario” (en el sentido de totalidad).

Un instrumento al servicio de la Patria, no la Patria misma y, en tanto tal instrumento, desprendido de todo carácter totalitarista.

Si Ramiro se afirma en un “panestatismo” que “suplantará a los individuos y a los grupos”;

José Antonio lo repudia: 

“Cuando el mundo se desquicia no se puede remediar con parches técnicos; necesita todo un nuevo orden. Y este orden ha de arrancar otra vez del individuo. Óiganlo los que nos acusan de profesar el panteísmo estatal: nosotros consideramos al individuo como unidad fundamental, porque éste es el sentido de España, que siempre ha considerado al hombre como portador de valores eternos”.

La consideración del individuo y su libertad, como derivadas del concepto de Estado, son conceptos en las que Ramiro y José Antonio, manteniendo un punto de coincidencia, divergen en lo fundamental.

Observamos una coincidencia (por otra parte inevitable por categórica) en el concepto del individuo en cuanto a sujeto político. Cualidad condicionada a su capacidad de convivencia civil, de participación en la cosa pública, en el cumplimiento de una función dentro de la vida nacional en la que se justifica la condición política del individuo.

En esto terminan las coincidencias.

En José Antonio, no en Ramiro, encontramos la afirmación y el reconocimiento de la individualidad del ser humano, “envoltura corporal de un alma que es capaz de condenarse y de salvarse”, un individuo “portador de valores eternos” por su propia naturaleza como criatura de Dios. De aquí se deduce el reconocimiento joseantoniano a la integridad del hombre, a su dignidad y a su libertad, que se proclaman sagradas.

Frente al desdeñoso “Libertad, ¿para qué?”, de Lenin o, podría haberse dicho, frente al no menos desdeñoso “¡Qué le vamos a hacer si pasó la hora de batirse por la libertad!”, de Ramiro; José Antonio comienza por afirmar la libertad del individuo, por reconocer al individuo.

“Nosotros, tachados de defender el panteísmo estatal, empezamos por aceptar la realidad del individuo libre, portador de valores eternos”.

En este “nosotros”, cabalmente, no podemos considerar incluido a Ramiro.

Otra derivada del concepto de Estado en que ambos pensadores divergen hace referencia a su organización política.

Se produce aquí también una convergencia en el rechazo al sistema partidista propio de las democracias parlamentarias. Ambos, Ramiro y José Antonio repudian el sistema de partidos.

Las divergencias surgen, una vez más, en la propuesta de alternativas>>>>>>>>>>:

Ramiro opta por un régimen político de partido único.

“Queremos el Partido único, …, que interprete por sí los intereses morales, históricos y económicos de nuestra Patria”.

Es cierto que apunta a esta solución con carácter transitorio:

“Queremos la dictadura transitoria de ese Partido nacional… Hasta conseguir las nuevas instituciones, el nuevo orden español, el nuevo Estado nacional de España”.

Pero nada nos concreta de la forma política de ese “Estado Nacional de España”, sólo que no será ni monárquico ni republicano. Un Régimen transitorio que por experiencia conocemos acaba perpetuándose.

En José Antonio no encontraremos referencia alguna a este Partido Único.

Su rechazo al concepto mismo de partido que le lleva a definir a su movimiento como un antipartido, debió hacerlo extensivo a esta forma única de seguir siendo partidista:

“Para que el Estado no pueda nunca ser de un partido hay que acabar con los partidos políticos”.

En José Antonio, no en Ramiro, encontramos la propuesta de Democracia Orgánica (escasamente desarrollada, ciertamente) de un régimen político verdaderamente alternativo al de representación partidista; un régimen de participación en base a las unidades naturales de convivencia: familia, municipio y sindicato:

“El partido político es una cosa artificial que nos une a gentes de otros municipios y de otros oficios con los que no tenemos nada de común, y nos separa de nuestros convecinos y de nuestros compañeros de trabajo, que es con quienes de veras convivimos.
Un Estado verdadero, como el que quiere Falange Española, no estará asentado sobre la falsedad de los partidos políticos ni sobre el Parlamento que ellos engendran.
Estará asentado sobre las auténticas realidades vitales:
La familia.
El Municipio.
El gremio o sindicato.”


Y es este planteamiento joseantoniano el que se recoge en la norma programática de FE de las JONS:

“Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical. Nadie participará a través de los partidos políticos. Se abolirá implacablemente el sistema de los partidos políticos con todas sus consecuencias: sufragio inorgánico, representación por bandos en lucha y Parlamento del tipo conocido”

(Debemos matizar que Ramiro aceptó este planteamiento joseantoniano al fusionarse con FE, luego también él fue partícipe de la idea de Democracia Orgánica)

Por lo que respecta al segundo de los pilares del pensamiento de ambos líderes, la justicia social, igualmente encontramos convergencias en el diagnóstico y en el enunciado de las soluciones y divergencias en el desarrollo de estas.

Convergen ambos líderes en la condena del capitalismo, tanto como en la condena del comunismo.

En ambos encontramos la misma condena al capitalismo financiero y la misma afirmación de la necesidad de acometer una radical reforma agraria.

Y en ambos encontramos el mismo respeto por la propiedad privada, que no confunden con la propiedad capitalista.

En ambos encontramos, en términos enunciativos, la misma alternativa: sindicalismo.

Pero, también en esto, encontramos significativas divergencias a la hora de desarrollarlo.
En Ramiro, “El nuevo orden económico entrega al Estado inexorablemente la plena función de presidir con decisión las peripecias de la pugna”.

El nuevo régimen económico que Ramiro “quiere y pide” se basa ciertamente en “la sindicación de la riqueza industrial y de la entrega de tierra a los campesinos”.

El sindicalismo ramirista se orienta a encuadrar a todas las “fuerzas económicas” que han de atenerse en todo momento “a las altas tareas del Estado”. “El Estado disciplinará y garantizará en todo momento la producción”.

Todo el escaso desarrollo que Ramiro nos deja de su sindicalismo nos ofrece una visión de sindicalismo estatalizado. De Sindicato subordinado al Estado.

Si en Ramiro podemos decir que el Sindicato se estataliza, en José Antonio podemos decir que el Estado se Sindicaliza.

El desarrollo del sindicalismo joseantoniano, también limitado, nos ofrece una visión divergente del propuesto por Ramiro. 

Un sindicalismo que, lejos de someterse a las directrices del Estado, asume como propias las competencias de naturaleza económica que antes eran propias del Estado.

Y es en José Antonio donde encontramos el verdadero hallazgo de su propuesta sindicalista, la verdadera clave de la liquidación del orden capitalista;

La asignación a los trabajadores encuadrados en su sindicato del poder de decisión en la empresa y de la plusvalía de la producción.


Una idea que entronca con un Cooperativismo Católico muy anterior al Socialismo.

Podemos mantenernos en la ficción de la identidad fundamental entre los pensamientos de Ramiro y José Antonio.

Podemos seguir fingiendo como hasta ahora, con raras excepciones, que el pensamiento de ambos es homónimo, que sus diferencias fueron de simple liderazgo o que respondieron a un simple “malentendido”.

O podemos enfrentar la verdad y esclarecer las coincidencias y las divergencias entre el pensamiento ramiriano y el pensamiento joseantoniano, “liberando” a ambos de la deformación que la interferencia del otro le causa.

Yo opto por esta segunda alternativa.

Sólo la clarificación de ambos cuerpos doctrinales aportará a cada uno de ellos sus respectivas eficacias.

Sólo así podrán tener desarrollo los planteamientos respectivos, mutuamente neutralizados durante tanto tiempo por esta ceremonia de la confusión demasiado tiempo mantenida.

Una vez esto clarificado, cada cual habrá de optar por la opción que más le cuadre, por la que cada cual entienda sirve mejor a la Patria y a la justicia, a la integridad, dignidad y libertad del hombre y a la verdad.

Por mi parte, opté hace muchos años por la opción joseantoniana.

Juan Fco Arroquia (Deolavide).




Cuéntame...Lo que no nos cuentan.

 


Ramiro Ledesma Ramos: Apunte Biográfico 


Fue filósofo, novelista, periodista e ideólogo español. Ramiro Ledesma Ramos pasó a la historia de la política española por ser el fundador de las Juntas Ofensivas Nacionales Sindicalistas (JONS) y uno de los teóricos que más influencia ejerció en la concepción del movimiento político conocido como Nacional-Sindicalismo. Para el nombre de "Juntas" se inspiró en el grupo preexistente en Valladolid de Onésimo Redondo Ortega, las Juntas Castellanas de Acción Hispánica.

Ramiro Ledesma Ramos nació en Alfaraz de Sayago (Zamora) el 23 de mayo de 1905, en el seno de una familia de maestros y clase media, fue el cuarto hijo de Manuel Ledesma Herrero, maestro de escuela, e Isabel Ramos Marcos
 
Por motivos laborales la familia se trasladó al vecino pueblo de Torrefrades, donde Ramiro pasó gran parte de su infancia y toda su adolescencia. Sació su curiosidad juvenil en la biblioteca de su abuelo, y en 1921 obtuvo plaza de oficial de Correos, destinado en 1922 al Correo Central de Madrid. En esta ciudad se matriculó en el Instituto de San Isidro.

En 1926 inició sus estudios universitarios y adquirió las licenciaturas en filosofía y letras, y en ciencias físicas y matemáticas por la Universidad de Madrid, recibiendo además de licenciatura en derecho a título póstumo, así como el reconocimiento posterior del régimen franquista con la Palma de Plata del Movimiento
 
Discípulo de José Ortega y Gasset, Manuel B. Cosío y Fernando de los Ríos profundizó en el estudio del filósofo Martin Heidegger y colaboró, desde muy joven, en La Gaceta Literaria, revista literaria donde se expresaba la Generación del 27, que a partir de 1930, dirigida por Ernesto Giménez Caballero, derivaría hacia posturas de inspiración fascista, y también colaboró en la Revista de Occidente. Por esta época escribió, también El Sello de la Muerte, y El Quijote y nuestro tiempo.

Entabló contacto con Ernesto Giménez Caballero, César Muñoz Arconada, Agustín de Foxá, Salvador Dalí y otros intelectuales y artistas españoles. Se dio a conocer escribiendo artículos en La Gaceta Literaria, La Revista de Occidente y El Sol, y asistiendo y destacándose en el Ateneo de Madrid.

Admiró al fascismo italiano y al nacional-socialismo alemán, pero ambos en sus inicios, motivado por los textos de Curzio Malaparte, quien articuló las bases del nacional-sindicalismo en España. Esta era una doctrina estatalista partidaria de la planificación económica, denominada Sindicalismo Nacional.

Pero sus tesis estuvieron durante un tiempo influidas por la línea ideológica de revolucionarios heterodoxos franceses e italianos como Georges Eugène Sorel y por algunos aspectos, prácticamente estéticos, del sindicalismo anarquista. 
 
Con todo, lo que realmente preocupó a Ramiro Ledesma Ramos fue:

1. el abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas.

2. un afán de crear su propia doctrina.

3. la unidad de España.

4. el respeto a la tradición religiosa.

En su ideario se manifestó en oposición radical al marxismo, demandó una revolución social y económica, a base de la sindicación obligatoria, también estuvo a favor de la intervención nacional de la riqueza y la plena dignificación de los trabajadores. Para su difusión, se sirvió de los 23 números del semanario La Conquista del Estado, reflejo del italiano La conquista dello Stato, en la que propugnaba una política no parecida a la de los nazis, sino a la de los socialistas de Benito Amilcare Andrea Mussolini, que no es lo mismo. Entonces tenía 25 años cuando ocupó la dirección de esta revista, cargo que efectuó desde marzo a octubre de 1931, coincidiendo este momento con su irrupción en la política activa. Junto a él colaboraban principalmente Giménez Caballero, Juan Aparicio, Souto Vilas, Emiliano Aguado, y Bermúdez Cañete entre otros.

Justificaba su cambio ideológico con respecto a sus años en Revista de Occidente de esta manera:

"Toda novedad auténtica está condenada por radical designio, a no ser comprendida. Es el caso de las juventudes cuando acometen la creación de nuevos estilos de vitalidad." 
 
El periódico estaba vinculado a dos consignas fundamentales: nacionalismo profundo y revolución de carácter económico-sindical. Por ello, Ledesma fue encerrado durante diez días en la cárcel Modelo de Madrid, acusado de complot contra la II República Española. El 25 de julio de 1931 es suspendido el periódico no reanudando la publicación hasta el mes de octubre, en cuyo número, se anunciaba la próxima fundación de la organización política.

Inmediatamente después difundió Libertad, creado por el grupo vallisoletano de Onésimo Redondo, y el 30 de noviembre de 1931 fundó las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (J. O. N. S.). Su espíritu respondía a una profunda inquietud social y a una actitud Nacional Sindicalista. 
 
Según su fundador:

"Las JONS equivalían al abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas. Un afán de crear la propia doctrina. Quieren la unidad intangible de España. Postulan el respeto a la tradición religiosa. Llaman de modo preferente a las juventudes, no admitiendo en su seno sino a los españoles mayores de cuarenta y cinco años. Manifiestan su incompatibilidad radical con el marxismo. Y representan una demanda imperiosa de revolución social-económica, a base de la sindicación obligatoria, la intervención nacional de la riqueza y la dignificación plena de los trabajadores."

En la creación de las JONS participaron Juan Aparicio López, Antonio Bermúdez Cañete, Roberto Escribano Ortega, Ernesto Giménez Caballero, Ramón Iglesias Parras, Francisco Mateos González, Alejandro M. Raimúndez, Antonio Riaño Lanzarote y Manuel Souto Vilas.

 


En abril de 1932, Ledesma pronunció una conferencia en el Ateneo de Madrid sobre el tema El fascismo frente al marxismo, que no pudo terminar por las protestas del público, aunque alcanzó resonancia en la prensa.

El 10 de agosto de 1932, fue detenido a consecuencia de los sucesos anti-republicanos, desgracia que se repitió a finales de enero de 1933 para cumplir una condena de dos meses. Al salir de la cárcel participó en el consejo de Redacción del recién creado El Fascio, semanario que dirigió Delgado Barreto, del que salió un solo número y en cuyo consejo de redacción participaron Giménez Caballero, Primo de Rivera, Ramiro Ledesma, Sánchez Mazas y Juan Aparicio.

En abril de 1933, viajó a Portugal, donde estaba exiliado Onésimo Redondo, y decidieron fundar la revista JONS, como órgano teórico de la organización y cuyo primer número salió a la calle en mayo de aquel mismo año.

Tres meses después volvió a ser encarcelado, esta vez en el penal de Ocaña, acusado de complot contra la República.

Y al recuperar la libertad en agosto se dirigió a San Sebastián, donde, por mediación de José María de Areilza, se entrevistó con los dirigentes falangistas José Antonio Primo de Rivera (hijo de Miguel Primo de Rivera), Julio Ruiz de Alda (aviador, pionero de la aviación española) y Alfonso García Valdecasas.

En octubre de 1933, asistió al acto fundacional de la Falange Española en el teatro de La Comedia, y durante los días 11 y 12 de febrero de 1934, reunió al Consejo Nacional de las JONS para discutir una posible unificación con la Falange.

Aceptadas las bases del acuerdo, la fusión entre ambas formaciones políticas se produjo en febrero de 1934 por iniciativa de Ledesma. La estructura jerárquica adoptada fue la de una junta de Mando Nacional formada por José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos, Julio Ruiz de Alda, Onésimo Redondo, Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas. Puede ser que las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista iniciales fueran más violentas que Falange Española, pero ni por entusiasmo hacia Hitler, ni por oratoria demagógica.

Desde entonces esta formación política se denominó se llamó Falange Española y de las JONS y tuvo a la cabeza, hasta septiembre de 1934, un triunvirato dirigente formado por Ruiz de Alda, Primo de Rivera y Ledesma Ramos
 
Debido al resurgimiento de ciertas discrepancias, en el mes de septiembre, el triunvirato delegó sus funciones ejecutivas en Primo de Rivera, que convocó el primer Consejo Nacional de F. E. y de las JONS. En éste, y a propuesta de Sánchez Mazas, fue nombrado jefe nacional Primo de Rivera y presidente de la junta política a Ledesma, que previamente había aceptado la jefatura de aquél.

Poco después de la Revolución de octubre en Asturias y Cataluña, Ledesma propuso que el partido, de acuerdo con jóvenes mandos del ejército, pasara a la acción armada
 
En la primera decena de noviembre redactó, por encargo de la junta, el Anteproyecto de los Estatutos que contenían los veintisiete puntos de la Falange, que serían retocados para su aprobación definitiva por Primo de Rivera.

A finales de diciembre de 1934, el Partido estaba en crisis y la junta política se reunió sin encontrar un remedio a la situación. Las JONS habían incorporado obreros a las filas de la Falange, pero aún estaba en plena elaboración la vertebración sindicalista, cuando se había llegado a la fusión de las dos fuerzas.

A la salida de la reunión se decidió, junto con Onésimo Redondo, Sotomayor y Manuel Mateo, separar ambas fuerzas partidistas, es decir, regresar a la situación inicial; escisión que se llevó a efecto en enero de 1935.

Por una parte, los miembros procedentes de las JONS veían en los falangistas hombres más preparados intelectualmente pero dudaban en cuanto a su capacidad revolucionaria, procedentes como eran de capas burguesas y acomodadas.

A su vez, los falangistas recelaban de los jonsistas, que al ser en su mayoría de origen obrero podrían proletarizar en extremo peligroso a la Falange y especialmente por la presencia, de entre aquellos, exmilitantes de la izquierda que pretendían conservar modos y tácticas troskistas (Ramiro llegó a contratar pistoleros a sueldo según José Antonio cosa que éste último abominaba).

La escisión de las JONS con respecto a Falange Española también tuvo interpretaciones distintas por parte de los miembros de ambas formaciones.

Los antiguos jonsistas interpretaron su salida como fruto de su disconformidad con la evolución de FE de las JONS, próxima al reformismo burgués y alejado de la Revolución del proletariado que decían defender sus partidarios. Es de consideración que José Antonio Primo de Rivera, líder indiscutible de Falange Española, fue hijo de un capitán general de Cataluña primero, y presidente del Gobierno después, entregado principal y fundamentalmente a la mejora económica de España. Por eso tuvo razón Falange, que consideró que el verdadero motivo de la separación de Ledesma fue la disconformidad ideológica de Falange a ser proletariamente revolucionaria, y preferir oposición parlamentaria a la lucha callejera para vengar la violencia que contra ellos se estaba haciendo por parte de las Juventudes Socialistas.

En cambio, la versión falangista dio énfasis a las demostradas diferencias teóricas, morales y políticas entre ambos.

En cualquier caso, tras la ruptura de Falange Española con respecto a las JONS, Ledesma intentó sin éxito reactivar su partido como grupo independiente manteniéndose alejado de Falange. Pero nunca logró tener un número suficiente de miembros para viable el proyecto político, mientras que la Falange aumentaba progresivamente sus filas.

La nueva agrupación sacó un nuevo semanario, La Patria libre, que polemizó agriamente con Falange. En el mes de mayo publicó su libro Discurso a las juventudes de España. En noviembre del mismo año firmó su obra Fascismo en España (sus orígenes, su desarrollo, sus hombres) bajo el seudónimo de Roberto Lanzas en el que señaló que 
 
"para ellos su escisión y rompimiento con Falange equivale, de hecho, a la liquidación definitiva de una concepción que les era preciso superar" 
 
y terminó con estas palabras:

"A Ramiro Ledesma y a sus camaradas les viene mejor la camisa roja de Garibaldi que la camisa negra de Mussolini." (Garibaldi fue el reunificador de Italia)
 
En mayo de 1936 visitó a José Antonio en la cárcel Modelo de Madrid y se ofreció a Falange sin condiciones.

En el mes de julio editó el primer y único número de la revista Nuestra Revolución. Durante ese mes, el 18 de julio se produjo el levantamiento militar de Mola y Sanjurjo a iniciativa plenamente justificable de Alfonso XIII, a última hora secundado por Francisco Franco y otros muchos, contra la II República dando comienzo la Guerra de Liberación.

Entonces, fue detenido e ingresado en la prisión de las Ventas, en Madrid, por su supuesta vinculación con los sublevados y defender ideales del nacional-sindicalismo contrarios al régimen.

El 29 de octubre de 1936 fue sacado, junto con Ramiro de Maeztu y los hermanos Borbón, para ser fusilado por los republicanos en Aravaca. El mismo fin también tuvo su camarada José Antonio Primo de Rivera.

Y tal condición lo elevó al martirologio. Le fue otorgado a título póstumo la Palma de Plata del Movimiento.

A
Casi todos los símbolos falangistas se establecieron por las JONS de Ramiro y Onésimo a excepción de la camisa azul, el himno Cara al Sol y algunos símbolos menores como el cisne del SEU y el emblema de las CONS.

Principales obras: artículos y escritos diversos en órganos de partido y cabeceras como La Gaceta Literaria, Revista de Occidente, El Debate, La Nación, Informaciones y Heraldo de Madrid; Fascismo en España; Discurso a las juventudes de España; El Quijote y nuestro tiempo (ensayo); El Sello de la Muerte (novela); La hora romántica; El escepticismo y la vida; Ideas. El escepticismo y la vida; Escritos filosóficos.

Otros libros: Croce, Filosofía práctica (1927); El matemático Rey Pastor (1928); Otto Braun: Aus nachgelesseneu Schrifften eines frühvollendeten (1928); Tres libros de filosofía (1928) y la traducción de Mathematische philosophie, de W. Brand y M. Deutschbein.

Entre sus artículos merece que destaquemos La Filosofía, disciplina imperial (1931). Y también Hans Driesch y las teorías de Einstein (1928), El causalismo de Meyerson (1929), etc.

Sobre él se han escrito más de 170 publicaciones, y artículos en La Conquista del Estado, JONS, La Patria Libre y Nuestra Revolución.





Algunas precisiones sobre el asesinato de Ramiro Ledesma Ramos



Acerca de las circunstancias que rodearon la muerte del fundador de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), Ramiro Ledesma Ramos, han circulado diversas versiones.
Las diferencias venían marcadas por las oscilaciones para determinar la fecha en que se produjo (entre el 29 de octubre y el 1 de noviembre de 1936) y por el relato de lo ocurrido a la expedición de víctimas que salió desde la Cárcel de Ventas con destino al Cementerio de Aravaca.

Según algunos relatos, Ramiro habría muerto en la misma prisión al tratar de hacer resistencia a su traslado en lugar de haber sido fusilado con el resto de los presos.
Sin embargo, ya en una temprana versión publicada en la síntesis que con el título La dominación roja en España[1] hacía pública una pequeña parte de las investigaciones promovidas por el Ministerio de Justicia en la Causa General, se dejaba claro que Ledesma Ramos no había protagonizado el enfrentamiento con sus verdugos que le atribuyen algunos de sus biógrafos:
«Poco después, dentro del mismo mes de octubre, aquel Gobierno, por medio de uno de sus órganos, como era la Dirección General de Seguridad, ordenó en Madrid el asesinato de presos de la Cárcel de Ventas, que no habían sido juzgados por ningún tribunal. Entre estos presos figuraban personas de destacado relieve intelectual, como D. Ramiro de Maeztu, y de destacada personalidad política, como el fundador de las J.O.N.S ., don Ramiro Ledesma Ramos, hallándose entre ellos los dos hermanos Borbón León, emparentados con la Casa Real española. El Director General de Seguridad, Manuel Muñoz, el día 31 de octubre de 1936 ordenó la entrega de estos presos a miembros del Comité Provincial de Investigación Pública (checa de Fomento), con el pretexto de trasladarlos a Chinchilla; pero con la orden verbal de que fueran asesinados. Uno de los comprendidos de la relación original, D. Francisco Gallego Sáenz, resistió el cumplimiento de la orden de salida y fue asesinado en el interior de la prisión"[2].
¿Fue asesinado Ramiro Ledesma en la Checa de La Elipa?

Con ocasión de un trabajo de investigación sobre las Checas de Madrid, tuvimos ocasión de leer otra versión de la muerte de Ramiro Ledesma obrante en la documentación relacionada con la Checa del Ateneo Libertario de La Elipa.
Se trata de una copia literal del atestado instruido por la Brigada Político-Social (20-febrero-1940) contra Antonio Tormo y varios individuos más que componían el citado Ateneo y otra copia literal del atestado instruido (2-julio-1940) con motivo de la detención de los hermanos Rafael y Julián Abad Romero, que formaron parte del mismo Ateneo[3]. También hay indicios de una temprana búsqueda de los restos mortales de Ramiro hacia octubre de 1939 en el entorno del Ateneo de La Elipa y en el lugar conocido como “Tejar de Sixto”. Esta última circunstancia respondía a un rumor del que ya se hizo eco Sánchez Diana en su biografía de Ramiro[4].
Nada en claro se pudo averiguar en cuanto a esto último pero en los documentos citados en primer lugar aparecían una serie de declaraciones en las que se hace una descripción del asesinato de Ramiro Ledesma que difiere notablemente de los datos expuestos hasta ahora, no solo en cuanto al lugar sino en cuanto a la fecha y demás circunstancias que rodearon la muerte. Algunos de ellos afirmaban haber intervenido en el crimen y otros denunciaban a los participantes en el mismo. La versión, en todo caso, retoma un argumento previamente descartado y es que Ramiro habría muerto haciendo frente a sus verdugos.
En uno de los artículos de su documentada serie acerca de los crímenes cometidos en la España roja, Juan Ernesto Pflüger ha dado crédito a la versión acerca de la muerte de Ledesma sostenida en los citados atestados en contradicción con lo ya averiguado para esa fecha por la investigación policial que venimos citando. Al parecer un historiador e investigador, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, buceando en el Archivo Histórico Nacional encontró las declaraciones a las que hemos aludido y, en lugar de restarles credibilidad como habíamos hecho otros investigadores, lleva a Pflüger a concluir, basándose en este hallazgo, que ni la fecha ni el lugar en que se situaba la muerte de Ledesma eran correctos.
De acuerdo con esta nueva versión, el 21 de noviembre de 1936, Ramiro Ledesma Ramos fue sacado de la cárcel de Ventas por un grupo de anarquistas que presentaron una orden escrita del Comité Directivo del Ateneo Libertario de La Elipa. Junto con el jonsista fueron sacados otros tres presos.

Sometido a interrogatorio, Ledesma habría sido cosido a puñaladas y su cadáver abandonado poco después junto al de los otros tres detenidos, fusilados en las inmediaciones de la checa.
Ahora bien, volviendo a nuestra primera lectura de estos testimonios, nos bastó confrontar lo en ellos afirmado con el exhaustivo trabajo al respecto de Rafael Ibáñez[5] para llegar a la conclusión de que no había motivo racional ni documental para alterar lo relativo a las circunstancias del asesinato de Ledesma Ramos en los términos en que fueron fijados por la temprana investigación policial llevada a cabo en 1939 y sobre cuyas conclusiones se sostiene el párrafo del libro La dominación roja que hemos transcrito.

La impresión se refuerza a la luz del resto de la documentación disponible en la misma Causa General (especialmente todo lo relacionado con las sacas[6] de la Cárcel de Ventas y el informe de la Dirección General de Seguridad, Brigada Especial sobre el asesinato de Ramiro Ledesma[7]).

29 de octubre: la saca de Ventas


En efecto, en la madrugada del día 28 al 29 de octubre de 1936 fueron entregados al Comité de Investigación pública 32 presos en la Cárcel de Ventas, interviniendo en su traslado y fusilamiento miembros del Ateneo Libertario de La Elipa.

En la Cárcel fue asesinado el citado Francisco Gallego, el cual no fue llevado, como los demás, al Cementerio de Aravaca sino que su cadáver fue hallado en la Carretera de Andalucía en la madrugada del 30 de octubre. Como sabemos por la declaración de Alberto Pajuelo Caravaca (9-agosto-1939)[8] que el cadáver del asesinado en Ventas pasó antes por la checa instalada en La Elipa, encontraríamos una explicación plausible al rumor de posguerra recogido por Sánchez Diana ya que muchos pensaban que era Ramiro el que no había corrido la misma suerte que el resto de los presos llevados a Aravaca y esa fue la versión difundida en los primeros momentos por los mismos guardianes de la Cárcel de Ventas.

Por tanto cabe afirmar con toda certeza que el de Ramiro Ledesma figura entre los treinta y un cadáveres enterrados en Aravaca la mañana del día 29.





«Siendo necesario el traslado al Penal de Chinchilla de los presos que al dorso se relacionan, los cuales están recluidos en la Prisión de su digno cargo, sírvase entregarlos a los portadores del presente oficio, miembros del Comité de Investigación, encargados de cumplimentar la expresada resolución.— Madrid 31 octubre 1936.— El Director general.— rubricado».— En el dorso que se cita se contiene una relación de 32 nombres, entre los que figuran, Ramiro Ledesma y Francisco Gallego Sáez de Burgos»[9]
En virtud de este documento, en las fichas personales de los asesinados que se conservaban en el archivo de la prisión de Ventas, figura como fecha y razón de su salida el traslado a Chinchilla el 1 de noviembre.

La razón de la discrepancia entre la fecha de la saca y la del documento es que el ministro de la Gobernación Ángel Galarza accedió a la entrega de los presos a los chequistas en virtud de su orden verbal hasta que llegaran las oportunas instrucciones por escrito. Esta es la razón por la que algunos textos, como la esquela de ABC, elaborada probablemente con este documento a la vista ya que los nombres figuran con el mismo orden, sitúa la primera expedición de Aravaca y la muerte de Ramiro el 1 de noviembre de 1936, es decir en la madrugada siguiente a la fecha de la presunta orden de excarcelación[10].
Ahora bien, a espera de mejores fundamentos para sostener la versión establecida a partir de las declaraciones citadas, no acabamos de ver motivos sólidos para pensar que la muerte de Ramiro Ledesma no ocurrió en las circunstancias hasta ahora fijadas escrupulosamente por la evidencia documental y testifical.
Situar la muerte de Ledesma Ramos en el contexto del traslado de cuatro presos llevados al Ateneo Libertario de La Elipa el 21 de noviembre, no explica qué razones habrían llevado a no incluir a Ramiro en la proyectada “saca” de Ventas cuando su nombre figura en la documentación generada por el suceso.

Tampoco da razón del número de cadáveres que fueron enterrados en Aravaca aquella noche y que coinciden con los 31 presos trasladados desde Ventas (basta sumar el cadáver que quedó en la cárcel para alcanzar los 32 nominados en la lista): ¿Quién sería la anónima víctima que habría reemplazado a Ramiro? También carecemos de cualquier referencia a nadie que viera vivo a Ramiro Ledesma con posterioridad al 29 de octubre y son varios los testigos supervivientes que le sitúan entre los asesinados en aquella fecha junto a Maeztu o los hermanos Borbón siendo especialmente explícita la declaración de uno de los participantes en el entierro de las víctimas.
Además al enviar un hermano de Ramiro, llamado José, al abogado del Frente Popular Eduardo Olmidillas, para que se entrevistara con Ledesma, al objeto de preparar su defensa, le dijeron en Ventas, en la tarde del día 29,

«que Ramiro Ledesma ya no estaba allí, pues había sido trasladado de Prisión la noche anterior»

(esto último se recoge en el Informe citado de la Dirección General de Seguridad).

Es más, en el proceso a que estaba siendo sometido Ramiro Ledesma por el Frente Popular consta una diligencia extendida el 13 de noviembre de 1936 según la cual habría sido trasladado a Chinchilla el 1 de noviembre; luego en tal fecha ya no se encontraba en una prisión de lo que no pudo ser extraído el día 21. Por último, disponemos de la cadencia exacta de las “sacas” efectuadas en la Cárcel de Ventas, las que ocurren en el mes de noviembre son grupos de presos más numerosos y las expediciones tuvieron como lugar de destino Paracuellos del Jarama. No hay ningún indicio de una saca de cuatro presos el 21 de noviembre. Este conjunto de vacíos argumentales resta, pues, toda credibilidad a una versión sostenida sobre argumentos tan débiles.

¿Mentían los presuntos testigos?

Se pensará, acertadamente, que algún peso han de tener las declaraciones citadas.

A nuestro juicio –y lanzamos la hipótesis sin posibilidad por ahora de mayor comprobación- los testigos estarían confundidos en cuanto a la fecha y probablemente en sus declaraciones estaban evocando la única de las “sacas” efectuada en este centro penitenciario que ocasionó cuatro víctimas: la que tuvo lugar el día 21 (data que ellos dan), pero no de noviembre (como afirman), sino de septiembre.
En dicha ocasión fueron asesinados tres vecinos de Colmenar Viejo y un cuarto que no fue identificado al hallarse los cadáveres en término de Fuencarral aunque su nombre sí figura en la orden de excarcelación. La falta de coincidencia entre el lugar de hallazgo de estos cadáveres (la carretera de Fuencarral) y el señalado por los testigos en las declaraciones aducidas (las inmediaciones de La Elipa) nos impide dar absoluta certeza a esta explicación que estimamos verosímil.

En efecto, en relación con estos asesinatos no consta la intervención de ninguno de los ahora declarantes pero como las víctimas fueron conducidas a la checa de Fomento antes de su asesinato, y la checa de La Elipa guardaba dependencia con aquella, es factible que los milicianos del Ateneo Libertario fueran testigos o intervinieran en la saca de septiembre y ahora se refieran a ella o bien por confusión o para dar credibilidad a su relato.
Por otro lado, el relato de las circunstancias que rodean a la muerte de Ramiro, en realidad parece responder al ensañamiento que sufrió en las instalaciones de la checa de La Elipa el cadáver del citado Francisco Gallego. Llevado allí, como consta en la citada declaración de Alberto Pajuelo, para ser identificado

«varios milicianos abrieron el vientre al cadáver, diciendo que querían observar cual era el mal germen que podía llevar ese hombre dentro para ser tan malo».

Ésta es la agresión que los declarantes que pretenden estar hablando del asesinato de Ramiro el 21 de noviembre afirman se realizó con éste último y las frases que en tal ocasión se habrían pronunciado.
Por último, transcribimos a continuación un fragmento de una de estas declaraciones relativas al presunto asesinato de Ramiro Ledesma. Una vez relatado este hecho en los términos en que presuntamente se habría producido, nótese la imprecisión con la que el testigo alude a sacas que se hallan perfectamente documentadas en cuanto a su fecha y número de víctimas, dejándolas en la más completa vaguedad. Se comprenderá que es imposible sostener una versión acerca de la muerte de Ramiro Ledesma construida sobre bases documentales de tan escasa solidez:
«Que con anterioridad a esta saca de la cárcel de Ventas, del doce al quince de noviembre del treinta y seis y en cumplimiento de órdenes del Frente Popular transmitidas al Ateneo por el Comité de Defensa Central de la Confederación Nacional del Trabajo, fueron a la referida cárcel JULIÁN ABAD, ISIDRO BAS, ÁNGEL SARDINERO, JUAN ROMANILLOS, ROQUE PROVENCIO, JULIO LUCAS PÉREZ, RAFAEL ABAD, LUIS POVES, VALERIANO CORRALES, ADRIÁN DOMÍNGUEZ, JAIME LORUENA, CIRIACO GIL, ANTONIO ROCA, “EL BUS”, MANUEL MARTÍNEZ ESCOBAR y EZQUERRA, quienes sacaron un camión de detenidos sin que pueda precisar el número a que se elevaba fusilándolos en el Cementerio del pueblo de Aravaca sin pasar por el Ateneo: Que estos mismos individuos que cita últimamente, sobre el veintinueve del último mes y año y en cumplimiento de órdenes de la misma procedencia, volvieron a efectuar otra saca en la misma cárcel, cuyo número de detenidos tampoco puede precisar fusilándolos en el mismo sitio que la anterior si bien sabe que antes de salir de la cárcel tuvieron que fusilar a uno en el pasillo de la misma porque se resistía a que lo atasen pero ignorando el nombre de éste y sabiendo que el que lo mató fue ÁNGEL SARDINERO»[11].
Cabe preguntarse, por último, si los chequistas de La Elipa estaban mezclando sucesos ocurridos el 21 de agosto y el 29 de octubre y si creían realmente haber extraído de la Cárcel de Ventas a Ramiro Ledesma Ramos en aquella ocasión o, en realidad, utilizaron ese recurso en las declaraciones que prestaron con motivo de los atestados policiales citados.

No tendría nada de extraño que confundieran a otro de los presos con Ramiro ya que algunos testimonios acreditan que el fundador de las JONS no era excesivamente conocido físicamente y sus enemigos tardaron en identificarle[12] pero nos inclinamos a pensar que todo es una magnificación de lo ocurrido al cadáver de Francisco Gallego, identificado de manera errónea con Ramiro Ledesma.

En todo caso, solamente un seguimiento de los procesos a que fueran sometidos por la jurisdicción militar aquellos declarantes, podría dar respuesta definitiva a esta cuestión.
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[1] Madrid: Ministerio de Justicia, s.a.
[2] Ibid., 238-239.
[3] Archivo Histórico Nacional, Fondos Contemporáneos, Causa General (AHN, FC, CG),1531,Exp.16
[4] Manifestación de Juan José Lerma Sánchez: «Que a últimos de Septiembre o Octubre llevaron de la Cárcel de Ventas tres detenidos dos mataron en el Tejar de Sixto y otro junto a la Checa este era de unos treinta años, pelo negro un poco ondulado, traje gris claro, zapatos de lona con piso de goma, los recogió un furgón y los llevó a la Casa de Campo los que dejaron o enterraron junto al lago… que el cadáver que antes se reseña era de uno de Falange Española. Preguntado si sabe que a un Jefe de Falange llamado  Don Ramiro de Ledesma Ramos le sacaron de la Cárcel Ventas en el mes de Octubre de citado año, al que hirieron en la cárcel y después le llevaron a la Checa donde le abrieron el vientre cuto cadáver ha sido enterrado por los componente de la dicha checa, dice, que sospecha pueda ser el cadáver que anteriormente se reseña, no pudiendo precisar si tenía el vientre abierto por estar boca abajo en la cuneta y que de ser él tiene que estar enterrado en la Casa de Campo» (AHN, FC, CG,1531,EXP.16). «Se habla también de un cadáver transportado al Ateneo libertario de La Elipa envuelto en una manta. Aunque lo más lógico es suponer que el cuerpo yacente sería metido en la camioneta hasta Aravaca y después de la ejecución de los restantes presos, amontonado en la fosa común»: José María SÁNCHEZ DIANA: Ramiro Ledesma Ramos: biografía política, Madrid: Editora Nacional, 1975., 234-236. Como veremos, la suposición es errónea: ni el asesinado en Ventas era Ramiro ni aquel cadáver fue traslado con el resto de los que habían de ser ejecutados y enterrado con ellos en Aravaca.
[5] Rafael IBÁÑEZ HERNANDEZ, Detalles sobre la muerte de Ramiro Ledesma Ramos: la utilidad de un mito, in: Aportes 32 (1996) 103-114.
[6] Se utiliza esta expresión para referirse a las matanzas de presos que previamente a su asesinato eran extraídos de los centros de reclusión, bien oficiales o improvisados en calidad de prisiones habilitadas al efecto. A pesar de su aspecto tumultuoso, las sacas se llevaban a cabo con un gran despliegue de medios y formaban parte de una estrategia deliberada de exterminio en la que «la autoridad política o policial programa el secuestro y asesinato periódico de reclusos a cargo de fuerzas controladas por el propio poder» (José Javier ESPARZA, El terror rojo en España, Madrid: Áltera, 2007, 146). En las sacas intervienen la autoridad política (responsable de las órdenes de detención, de la seguridad en las cárceles y de la apariencia legal de la represión), el mando militar y las milicias (inductores y ejecutor es de los hechos criminales en muchas ocasiones) y las organizaciones políticas y sindicales revolucionarias organizadas en checas y comités.
[7] Citado por Rafael Ibáñez. Original en: AHN, FC, CG, 1526,EXP.2.
[8] AHN, FC, CG,1531,EXP.16.
[9] El original en: AHN, FC, CG,1526,EXP.2.
[10] ABC Madrid, 10-agosto-1939, 27.
[11] AHN, FC, CG,1531,EXP.16.
[12] Así en el testimonio del sacerdote Manuel Villares: «…Esto pareció darle alguna confianza y charlamos largo rato.– ¿Cómo no te has cambiado el nombre? – Lo había cambiado. Enrique Compte me había dado su cédula. Con este nombre he andado escondido estos días. Por cierto que cuando me detuvieron me tomaron por un “pistolero” de Ramiro Ledesma, y una de las pruebas más convincentes que tenían para ello era que el sombrero tenía las iniciales R. L., señal inequívoca de pertenecer a Ramiro Ledesma. Uno de ellos decía haberme visto muchas veces haciendo escolta a Ramiro. ¡Tan obcecados estaban! Al llegar a la Dirección me encontré con Enrique Compte, que también estaba detenido, y subí a rectificar la filiación»; «Después mandó que le trajeran de casa “El firmamento” del padre Rodés. Tal vez fuera este libro una de las causas de su muerte. Ramiro pidió permiso a Polo, el jefe de las milicias de la cárcel miembro destacado de la Juventud Socialista Unificada, para que se lo mandasen de casa. Polo se extrañó un poco del título de la obra y le preguntó que por qué le interesaba ese libro. Ramiro contestó que era licenciado en Ciencias Exactas y aficionado a la Astronomía. Polo se lo concedió. Pero al poco tiempo, en una de aquellas visitas que hacían los Comités a los presos, al preguntarle a Ramiro el jefe su profesión contestó que periodista. Es de notar que por entonces Ramiro, a instancias mías y de otros amigos, había cambiado el nombre en la Cárcel y se hacía llamar con el antiguo seudónimo de Roberto Lanzas. Polo, que acompañaba al Comité le dijo: “¿Pero tú no me has dicho hace poco que eras astrónomo?” Ramiro le hizo ver que las dos cosas eran compatibles. Sin embargo esto dio pie para que se descubriera su verdadera personalidad y acaso con ello firmó su sentencia de muerte».
Angel David Martín Rubio