La forma y el contenido de la democracia

La forma y el contenido de la democracia
"Pero si la democracia como forma ha fracasado, es, más que nada, porque no nos ha sabido proporcionar una vida verdaderamente democrática en su contenido.No caigamos en las exageraciones extremas, que traducen su odio por la superstición sufragista, en desprecio hacia todo lo democrático. La aspiración a una vida democrática, libre y apacible será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de toda moda.No prevalecerán los intentos de negar derechos individuales, ganados con siglos de sacrificio. Lo que ocurre es que la ciencia tendrá que buscar, mediante construcciones de "contenido", el resultado democrático que una "forma" no ha sabido depararle. Ya sabemos que no hay que ir por el camino equivocado;busquemos, pues, otro camino"
José Antonio Primo de Rivera 16 de enero de 1931

martes, 10 de mayo de 2016

Falange Española y Nacional-Sindicalismo: El Radicalismo.


La Actitud Radical

Mariano Radical y Pedro Radical.

   

"Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y las pistolas cuando se ofende a la Justicia o a la Patria". 

"Yo no pensé ni por un instante que estas cosas se tuvieran que mantener por la violencia, y la prueba es que mis primeras actuaciones fueron pacíficas, se iniciaron contra nosotros agresiones cada vez más cruentas, y por manos movidas, seguramente con intención tan limpia como la de mis amigos, tal vez movidos después a represalias. Pero estas represalias vinieron mucho después, tanto después que incluso en periódicos conservadores nos afeaban que no nos entregásemos al asesinato. Yo no me hubiese dedicado para nada, no a usar la violencia, sino ni siquiera a disculpar la violencia, si la violencia no hubiera venido a buscarnos a nosotros” 
José Antonio Primo de Rivera.

"Dos no se pelean si uno no quiere" es algo que solo es verdad en circunstancias normales y corrientes. Una persona formada (o al menos que se haya leído nuestro blog entero...) sabe discernir cuando hay que ceder y cuando no, en qué se puede ceder y en qué no, hasta qué punto se debe ceder y cuando se traspasa la línea de no retorno. Son cosas que un espíritu equilibrado diferencia interiormente por sí mismo, y son cosas que todo cristiano y agnóstico culto deberían conocer, ya que puede encontrarse en los mismos Evangelios (obviando el Antiguo Testamento que es algo tremendo) ejemplos de cuando y cómo hay que usar los medios, pacíficos o no, a nuestro alcance.

La casta política actual tiene auténtico pavor a la posibilidad de una violencia callejera ejercida contra su manipulador Sistema, que reproduzca la que muchos de sus artífices, sobre todo de la izquierda, ejercían antes de volverse rollizos y lustrosos a costa de los españoles.


La Actitud Radical, bien entendida, es una Actitud Cristiana.


"Pero hoy hace falta hablar de virilidad y de reciedumbre a los cristianos; porque si varones
hay, el ambiente está lleno de blandenguería. Porque los católicos se nos han ablandado, se nos han encogido a fuerza de retirarse del "mundanal ruido", a fuerza de perder contacto con hombres buenos y malos y de vivir una vida individualista y cómoda.
 

Porque hemos llegado a confundir la caridad con la falta de carácter. Porque hoy tenemos que aguantar que a los tontos se les llame buenos. Porque tenemos demasiados "santos varones", y nos faltan varones santos. Nuestra poca reciedumbre, nuestra cobardía, nuestra esterilidad en el apostolado han hecho que hoy tengamos que pasar por alto el que denominen pobreza de espíritu a la estupidez. Porque desconocemos la sana intransigencia y la personalidad de una vida cristiana. 

Porque ha llegado nuestra debilidad, en el fondo y en las formas, hasta tal punto, que nuestra vida interior, que ha de ser recia y varonil, la estamos convirtiendo en una mezcla de compota, almíbar y pasta de confitería; ¡todo blando, azucarado,repugnante! ¡Coraje precisan los hombres de Dios!

Así nos figuramos a los hombres, recios y varoniles: sin miedo al dolor; hombres que saben
sufrir callando, y no lo comunican para que no los compadezcan: sin miedo al sacrificio ni a la lucha; que no se arredran ante las dificultades; sin miedo al miedo; sin timideces ni complejos imaginados; incompatibles con la frivolidad; que no se escandalizan de nada de lo que ven ni oyen. 


Entereza es reciedumbre. Energía y decisión no son orgullo, sino virilidad.

Esos hombres recios no pueden ser transigentes en todo, y defenderán con una energía, que asustará a los débiles, el espíritu y las normas del Cristianismo que profesan.

Esos hombres recios tendrán modales varoniles, incompatibles con los mimos de un muñeco de algodón. Ahora bien; no confundas la reciedumbre con la terquedad ni con la brusquedad.

Una reciedumbre que sólo cuenta con manifestaciones esporádicas, de tarde en tarde, no es hábito y, por tanto, no es virtud.

La reciedumbre se traducirá en las cosas más insignificantes del cumplimiento del plan de vida, y hasta en el apretón de manos al saludar a los hombres.

Necesitamos los cristianos de hoy ser hombres muy recios y muy viriles para que la magnanimidad -la virtud sobrenatural de las grandes empresas- y la longanimidad -la virtud sobrenatural de las grandes contrariedades- se desenvuelvan con la Gracia tan perfectamente como en los hombres de la primera generación del Cristianismo.

¿Se puede realizar algo realmente serio con hombres que tienen miedo al agua fría en una mañana de invierno?

En un hombre recio, la virtud infusa de la fortaleza encontrará cimientos firmes donde asentarse, y operando conjuntamente la virtud humana y la sobrenatural, harán de ese hombre un perfecto soldado de Cristo.

Que te alegres cuando las circunstancias y el ambiente te tratan con dureza. Es entonces cuando puedes pensar que Dios te trata así por ser uno de sus hijos fuertes. ¿Que no ves esa reciedumbre a tu alrededor? ¿ Es que acaso quieres ser del montón?

Si es que verdaderamente quieres ser de los del montón, y conforrnarte con seguir haciendo lo poco que haces, cierra este libro, y cierra, sobre todo, el libro que contiene la doctrina para la gran rebelión de los cristianos: el Evangelio. Para ti y para los tuyos no cabe sino el apóstrofe del florentino: "No hablemos de ellos, sino mira y pasa".

Pero si eres, o quieres ser, de los que tienen deseos de Dios, deseos que quienes alcanzar en medio del mundo, sigue leyendo, Para ti y para los tuyos, te copiaré una sentencia enérgica: "Sé recio. -Sé viril. -Sé hombre, -Y después... sé ángel”. 


Jesus Urteaga Loidi: El Valor Divino de lo Humano 1951.



"No te tuvo Dios de su mano, camarada, cuando escribiste: "SI F.E. sigue en ese tono literario e intelectual no valdrá la pena de arriesgar la vida por venderlo."

Entonces, tú, que ahora formas tu espíritu en la Universidad bajo el sueño de una España mejor, ¿por qué arriesgarías con gusto la vida? ¿Por un libelo en que se llamara a Azaña invertido y ladrones a los ex ministros socialistas? ¿Por un semanario en que quisiéramos tender las líneas del futuro con el lenguaje pobre, desmayado, inexpresivo y corto de cualquier prospecto anunciador?

Es posible que si escribiéramos así nos entendiera más gente desde el principio. Acaso, también, nos fuera fácil remover provechosos escándalos. Pero entonces hubiéramos vendido, por un plato de éxito fácil, nada menos que la gloria de nuestro empeño.

Si nos duele la España chata de estos días (tan propicia a esas maledicencias y a ese desgarro que echas de menos en nuestras páginas) no se nos curará el dolor mientras no curemos a España. Si nos plegásemos al gusto zafio y triste de lo que nos rodea, seríamos iguales a los demás. Lo que queremos es justamente lo contrario: hacer, por las buenas o por las malas, una España distinta de la de ahora, una España sin la roña y la confusión y la pereza de un pasado próximo; rítmica y clara, tersa y tendida hacia el afán de lo peligroso y lo difícil.

Hacer un Heraldo es cosa sencilla; no hay más que recostarse en el mal gusto, encharcarse en tertulias de café y afilar desvergüenzas. Pero envuelta en Heraldos y cosas parecidas ha estado a punto España de recibir afrentosa sepultura.

Camarada estudiante: revuélvele contra nosotros, por el contrario, si ves que un día descuidamos el vigor de nuestro estilo. Vela por que no se oscurezca en nuestras páginas la claridad de los contornos mentales. Pero no cedas al genio de la pereza y de la ordinariez cuando te tiente a sugerimos que le rindamos culto.

Y en cuanto a si vale la pena de morir por esto, fíjate simplemente en la lección de uno de los mejores: de Matías Montero, al que cada mañana tenemos que llorar. Matías Montero arriesgó su vida por vender F.E., y cuando, muerto, se escudriñaron los papeles que llevaba encima, apareció un artículo suyo, que engalanó estas páginas, en el que no se llamaba a Azaña invertido ni ladrones a los socialistas, sino en el que se hablaba de una España clara y mejor, exactamente en nuestro mismo estilo.

José Antonio Primo de Rivera: Carta a un estudiante que se queja de que FE no es duro. (F.E., núm. 11, 19 de abril de 1934)

 

Un Cambio Radical.

 

Cuando se pretende, no sustituir a un gobierno, sino sustituir todo un sistema político y social, resulta ingenuo pensar que esto puede lograrse mediante una actitud educada, servil y obediente hacia ese sistema.

Sin embargo, No debe confundirse la actitud recia y radical frente al sistema con el Fanatismo o el uso o predicación de la violencia fuera del ámbito de la defensa propia o, en último extremo, de la defensa de los Valores y de la Patria. Llegados a este punto es algo que debe hacerse por obligación pero con repugnancia. El fanático es el que disfruta con ello o desea que se produzca esta situación.

Fanáticos hay cada vez más dentro de las filas de los fieles votantes de las opciones corrompidas que concurren reiteradamente a las elecciones, incluso con los mismos candidatos corruptos.

Quienes dentro de nuestras filas prediquen el Fanatismo harían bien en asimilar las palabras de Jesús Urteaga sobre la "Sana Intransigencia".



Tiranía demagógica.



Veremos llamar enérgicamente la atención de nuestros jóvenes sobre la tiranía socialista, que pretende ahogar la libertad del verdadero pueblo.

Allí donde las urnas no han dado pleno triunfo a las ansias de dominio de la minoría que domina a los obreros y quiere sojuzgar a las provincias, se ha recurrido a la algarada y a las amenazas de opresión para violentar el resultado o para tener

amedrentados en lo sucesivo a los adversarios.

En Salamanca se han asaltado los locales del «Bloque agrario», se ha intentado matar a los diputados elegidos por el pueblo y un repugnante intelectual derrotado ha querido lanzar a los infelices obreros contra los conventos para satisfacer su degenerado despecho.


El mismo Gobernador Civil, que tomó parte activa en la contienda, ha publicado luego sus insidias contra el pueblo que votó a los agrarios. 


Esto mismo ha sucedido también en Palencia.

Todo ello muestra que las elecciones no han podido realizarse con una libertad que la coacción de las masas socialistas hizo imposible, y hubiera hecho inútil el terror demagógico que no pueda sufrir una derrota serenamente.


Pongámonos en guardia contra tan insolentes pretensiones de absorción. 


Los que tengan la dignidad y el valor suficientes para no dejarse hacer esclavos de la tiranía de los internacionales deben defender, con mayor tesón cuanto más atrevida sea la provocación, la libertad de sus convicciones y el honor de la región.
(Anónimo. Libertad, núm. 4, 4 de julio de 1931.).

Justificación de la violencia.



La aparición de toda violencia ilícita debe combatirse adecuadamente hasta vencerla. 

Esta es regla jurídica y principio de defensa, sin cuya rigurosa observancia es necio admitir que haya civilización, y el uso de la violencia en las luchas políticas, por iniciativa de una facción, da derecho a los demás a defenderse o prevenirse adecuadamente para mantener su libertad política frente al agresor. Es un derecho de conservación, una norma de libertad que obliga a todos, aun al Poder público.

Para reprimir la violencia ilícita; para garantizar las legítimas libertades de las opiniones sanas actuantes en política, está el Poder. La leyes la antítesis de la violencia o, mejor, una coacción legítima que suprime toda violencia entre ciudadanos.


Por eso, en ausencia de la ley, o en la medida que decaiga la eficacia defensiva de la ley, es lícito a los ciudadanos usar de la violencia contra la violencia.


Y no puede negarse que en este caso estamos, y que la necesidad de defenderse con la propia fuerza aumenta por momentos.


La Lucha de clases ha introducido la violencia como método de actuación política.


La ideología materialista suelta las amarras de la moralidad en los prosélitos: borra en ellos la idea de lo lícito y lo ilícito, derivando la proclamación de sus reivindicaciones hasta una permanente declaración de guerra y transformando sus derechos políticos en bandera de conquista.


Este fenómeno produce en cada nación un movimiento interno de invasión, equipado con todos los medios posibles de destrucción. 


La palabra violenta, la difamación y la amenaza como método de propaganda, es original de la táctica marxista y común a todos los explotadores del hambre obrera. 

La huelga agresiva como resorte principal de acción y el crimen terrorista como instrumento accesorio, también son propios a todas las ramas del socialcomunismo.

Tienen una misma aspiración opresora: encerrar la riqueza y las libertades de todos en unas vías revolucionarias que conducen a su pretendido paraíso materialista. Conquistado el Poder usarían de la crueldad precisa para dominarlo todo, y, entre tanto, procuran debilitar y destruir con la táctica aludida a la sociedad que se les opone.


Es ingenuo, y además inútil, pretender la contención del movimiento agresor prescindiendo de la violencia necesaria.  


Como máximum, puede concederse a los invasores el mentecato derecho liberal de propagar sus llamadas "ideas" sin estorbar a los demás el ejercicio de un derecho paralelo.

Pero allí donde aparezca la coacción socialcomunista contra la libertad ajena, debe aparecer - ¡es evidente! - la violenta opuesta; y si el Poder es incapaz o tardo para machacar la uña de los agresores, deben encargarse de ello milicias ciudadanas que con el agrado o desagrado del gobierno cumplan la misión abandonada por éste.


Lo expuesto, ni es la única justificación de la violencia antimarxista, ni tampoco la sola finalidad de esa violencia que queremos ver organizada. Pero basta para lo que por el momento nos proponemos con este artículo: afirmar que toda organización de las llamadas «de derechas» puede y debe aceptar la urgencia de preparar una posible actuación física de los militantes, que coadyuve y ampare la actividad espiritual de la propaganda; todo movimiento derechista que repudie el inmediato ejercicio de la violencia necesaria, merece nuestro amable desprecio. ¿Es que estamos todavía en la hora de los sueños mesiánicos, confiando nuestra salvación a un militar o a un orador de circo? ¿O es que nos resignamos a dejar nuestras familias, dignidad y libertades a los pies de la bestia socialcomunista?


No hay otro camino que el de la propia acción, ni otra actitud que la de una virilidad in superada, ni otro recurso defensivo que el de la propia violencia. Contra esta necesidad patente ya no puede haber más argumento que el de la cobardía.

(Libertad, núm. 28, 21 de diciembre de 1931.-Reproducido en El Estado Nacional, págs. 24-26.)


 La violencia:


¿Es lícita la violencia?


El Debate, periódico en el que la masonería internacional concentra sus iras por apreciar en él un «peligro» serio de la subsistencia libre y cristiana de España, nos merece, por lo mismo, una admiración reverente, e igualmente el extenso movimiento que dicho periódico inspira.

Saben, sin embargo, los lectores de Libertad que esto no supone una fusión de nuestro ideal y nuestros métodos con los suyos.


En su número del sábado, y con el título "Violencias, no", da rápidamente la voz de alarma contra una posible repetición de agresiones como el esquileo de Gassols. Esta humorada a nosotros nos regocija como a todos, pero además nos satisface por lo mismo que a El Debate le contraría: por si es el síntoma -oportuno, agresivo y justo- de una campaña como las que se han visto obligados a realizar los movimientos de liberación patriótica triunfantes en Alemania e Italia.


Aunque no llegamos a aplaudir o justificar todas las violencias de fascistas o hitlerianos en sus respectivas guerras por la liberación nacional, tenemos un concepto de la violencia política más optimista que El Debate.

(Téngase en cuenta la fecha del artículo de 1932)

No intentamos negar o discutir la clara razón con que el reflexivo diario afirma: 


«No se puede combatir una idea o una doctrina con el garrote o la pistola. Es mal sistema el de hacer víctimas para imponer un modo de pensar o de sentir.»

No; no se trata de eso, ni han ido los esquiladores de Gassols a modificar sus ideas con la máquina barbera o a conseguir que otros españoles o castellanos cambien de opinión respecto al Estatuto.


La violencia política, justa y conveniente sólo como defensa o como adecuada represalia -que también es defensa-, tiende a establecer en lo físico la fortaleza de una idea que ya es fuerte en la conciencia de los nacionales.  


Y es justa, decimos, cuando se emplea como respuesta necesaria a una agresión injusta infligida a la nación por los titulares del Poder o por otros elementos agresivos que el Poder ampara o tolera. 

Resulta infantil, a nuestro juicio, admitir que los individuos tienen derecho a proceder violentamente en legítima defensa de una agresión privada, pero que la sociedad se encuentra desposeída de ese mismo derecho. Como es simplista entender que las agresiones a que una nación puede legítimamente responder con la guerra sólo son las de enemigos exteriores que llegan armados físicamente a la frontera.

Hay enemigos exteriores -esto es, antinacionales- que están dentro de casa, y contra ellos lícita es la guerra de defensa. El camino de la violencia está permitido a los patriotas para desalojar a los invasores más o menos furtivos que atacan grave y certeramente a España en sus derechos indiscutibles de integridad territorial o en sus valores cristianos fundamentales.


Defendemos, eso sí, que la violencia no se aplique más que ante el desamparo del Poder y en el mínímo necesario.  


Cortar una peluca -a la verdad- no parece que sea un claro peligro de herejía nacionalista.
(Anónimo. Libertad, núm. 56, 4 de julio de 1932).

 

 Una Entrevista con el Jefe Nacional.



José Antonio era un católico convencido. No compartía con el liberal Robespierre, Lenin, Trotski, Hitler, Mussolini, Stalin o el Che Guevara los rasgos típicos de los "revolucionarios" modernos: el Fanatismo, el Sectarismo, la Dureza, el Odio al otro y la Demagogia.
Arnaud Imatz: José Antonio entre Odio y Amor.

- En general, se tiene de ustedes la idea de que son gentes violentas, que van a la lucha sólo por ir a ella. ¿Qué tienen ustedes que decir en contra?
- "Ya sé que por ahí se piensa de nosotros que somos unos señoritos "jaques", capaces de todas las barbaridades inimaginables, que deseamos pescar en un río revuelto que nosotros contribuimos a revolver. No. Nosotros somos hombres de acción, de pensamiento. En nuestra organización hay una serie de muchachos magníficos, capaces de todos los sacrificios y de todas las heroicidades. Hemos revivido el heroísmo, que en España era una cosa arrinconada y muerta. Veintidós hombres de nuestras filas han caído en la lucha, que a veces es a estacazos, pero otras, las más, la hacemos esgrimiendo razones, pensando, hablando y escribiendo... Ahora, de lo que no somos responsables es de que un día salga por ahí un señor, nos describa como algo brutal o estúpido, y la gente se lo crea. Tenemos una fuerte precisión de pensamiento, que nos hace invencibles".

José Antonio. Entrevista concedida a la Vanguardia 6-7-1935.

¿Pero cuando se habla de la violencia del falangismo joseantoniano de qué se habla concretamente?

Cuando en febrero de 1934 cayó , vendiendo FE, el falangista Matías Montero, la Falange fue tachada en ABC de franciscanismo, porque se esperaba algo más que una enérgica protesta en los periódicos.

En el nº 3 de FE, del 18 de enero de 1934, se recogía la noticia de la muerte de un no falangista que cayó vendiendo el número anterior. Se agradecía la condena que gran parte de la prensa había hecho del crimen y continuaba:

"Pero nosotros no protestamos..., aceptamos sin la menor repugnancia el estado de guerra. No pedimos auxilio: estamos dispuestos a ejercer, por las buenas o por las malas, nuestro derecho a vender FE.

Si los rojos se obstinan en impedirlo, allá ellos. Nunca han partido de nosotros las provocaciones, pero tampoco pensamos rehuirlas. Basta de mártires.

(...)

No estamos dispuestos a que se derrame en las calles, gratis, más sangre de los nuestros. No estamos libres de que caiga alguno más. pero no caerá impunemente" 

Y, sin embargo, días más tarde, José Antonio parecía detenerse ante la violencia como réplica. Por eso, aconsejará a los suyos que continúen en sus puestos, como estaba en su puesto el camarada que cayó. Teme que la réplica desencadene una cadena de represalias.

José Antonio rechazó categóricamente arrojar a sus militantes al ciclo infernal de las represalias durante casi seis meses. Durante los cuales la Falange fue víctima de diez atentados mortales y un sin fin de ataques con heridos que le valieron a su Jefe el nombre de Simón el enterrador y al movimiento FE el de Funeraria Española.

A lo largo de 1934 los enfrentamientos estudiantiles fueron frecuentes. David Jato en La rebelión de los estudiantes analiza una serie de circunstancias por las que los falangistas se veían forzados a la violencia callejera.

"Dedicarse fríamente a estudiar era una actitud imposible y reprobable. En las carteras de los estudiantes al lado del libro, la porra de alambre retorcido con una cabeza de plomo o la pistola eran fieles y a menudo insustituibles compañeros"

Y Raimond Carr apostilla:

"José Antonio veía tan a disgusto la guerra de represalias con los militantes de las Juventudes Socialistas (PSOE) como la alianza con la derecha conservadora, pero como dirigente de un movimiento ilegal y pobre no tenía más alternativa que aceptarlas"

En junio moría otro falangista en un enfrentamiento con los "chíbiris" del PSOE. Ximénez de Sandoval afirma que ese día José Antonio se resignó a que la Falange dejara de ser angelical como la había soñado. En ese momento gritó: "Esto tiene que acabar"

Todavía se opuso al empleo de la violencia por sistema, aun después del programa de  Los Diez Puntos de El Escorial. Por eso, durante ese verano no autorizó que dinamitaran la Casa del Pueblo de la UGT de Madrid, cuando ya los explosivos estaban preparados.

La crisis interna que sufrió la Falange en su cuadro de mandos durante 1934, que terminaría con la expulsión de Ramiro Ledesma Ramos, tuvo como causa principal  la posición de José Antonio ante la violencia. Payne recuerda que la Falange militante, instigada por Ansaldo, presentó al mismo José Antonio el dilema de una actitud más violenta o de que dejase el partido. La crisis fue provocada por Ledesma tirando hacia la izquierda y los pistoleros exigiendo una acción directa. Si primero salió expulsado Ansaldo, Ledesma que urgía la revolución, lo sería el 16 de enero de 1935. Posiblemente a ellos se refería José Antonio en una carta enviada al director de Informaciones, en la que hablaba de otros "revolucionarios de alquiler" que habían tenido que salir de Falange "por higiene".

A lo largo de 1935 y durante los dos primeros meses de 1936 volvió a reprobar la violencia y a desaconsejar las provocaciones que excitaran "los delicados nervios de los súbditos de Moscú"

El panorama cambió tras el pucherazo electoral generalizado que dió el triunfo al Frente Popular en febrero de 1936 y el 16 de marzo el gobierno detiene a José Antonio y cierra todos los centros de Falange.


El PSOE, PCE, POUM y CNT además de realizar innumerables actos de violencia habían intentado la rebelión armada contra la República, algo que Falange Española no se había permitido todavía. Pero la administración de Azaña no hizo el menor esfuerzo para gobernar imparcialmente.

José Antonio, forzado por las circunstancias, había aceptado un juego que le repugnaba. En No Importa, del 6 de junio de 1936, dio la "justificación de la violencia".

"Entre el crimen y la envidia, hemos vivido tres años.

Años fecundos, germinales, que nos han adiestrado para la lucha de ahora. Porque es indecente querer narcotizar a un pueblo con el señuelo de las soluciones pacíficas. YA NO HAY SOLUCIONES PACÍFICAS.

La guerra está declarada y ha sido el Gobierno el primero en proclamarse beligerante.

No somos pues, nosotros quienes han elegido la violencia. Es la ley de la guerra la que la impone. Los asesinatos, los incendios, las tropelías no partieron de nosotros. Ahora, eso sí -y en ello estriba nuestra gloria_ , nuestro empuje, nuestra santa violencia, fue el primer dique con que tropezó la violencia criiminal de los hombres de octubre.

¡Bien haya esta violencia, esta guerra en la que no solo defendemos la existencia de la Falange ganada a precio de las mejores vidas, sino la existencia misma de España, asaltada por sus enemigos!"

He aquí los hechos: la Falange joseantoniana es responsable, directa o indirectamente, de unos cincuenta a sesenta atentados mortales entre junio de 1934 y julio de 1936 (la mayoría se iniciaron desde junio de 1936). Sin embargo, durante ese mismo periodo de tiempo sufrió unos ochenta muertos entre sus fieles y simpatizantes.

Recordemos que incluyendo a las víctimas de la Revolución Socialista de 1934, el número total de asesinatos políticos durante la II República se eleva a más de 2.225 muertos.

La Desmemoria Histórica  que no recuerda el radicalismo, tanto del PSOE (Las juventudes del PSOE durante la II República -los chíbiris- desfilaban uniformados y recibían entrenamiento militar de mandos policiales y militares) como de los comunistas y anarquistas en general, el desarrollo del aparato paramilitar social-comunista, la inconsistencia de los republicanos liberales y el inmobilismo reaccionario de los conservadores, para intentar demostrar que la Falange habría sido la principal responsable de las violencias bajo la República y en consecuencia de la explosión final de la guerra civil, es uno de los más divulgados fraudes históricos de la infame partitocracia actual.

"Los historiadores rigurosos no tergiversan los hechos. En cuanto a los políticos honestos saben que sin la aceptación y proclamación del principio de responsabilidad colectiva nunca puede haber reconciliación.

Se puede fantasear sobre estos temas, recurrir a etiquetas polémicas y confusionismos, seguir viviendo bajo los modelos de la propaganda, repetir la doctrina y negar la práctica, pero un historiador no puede ignorar la completa realidad de los hechos"
Arnaud Imatz: José Antonio entre Odio y Amor,

"No somos, pues, nosotros quienes han elegido la violencia. Es la ley de la guerra la que la impone. Los asesinatos, los incendios, las tropelías, no partieron de nosotros. Ahora, eso sí, -y en ello estriba nuestra gloria-, nuestro empuje combatiente, nuestra santa violencia, fue el primer dique con que tropezó la violencia criminal de los hombres de Octubre". 


La Violencia Teórica en el Jonsismo de los Primeros Años.



"Seremos bárbaros si es preciso. Pero realizaremos nuestro destino en esta hora. La sangre española no puede tener sangre de bárbaro y en este sentido nada hay que temer de nuestras bárbaras acciones".
Ramiro Ledesma Ramos.

"La actividad Jonsista continuaba con signo violento:

Llegó la ocasión de proyectarse en el cine Actualidades la película comunista "Los Soviets", de argumento deportivo, pero, claro es, propagandístico sobre la labor del Konsomol. 

El local solía ocuparlo las juventudes comunistas y socialistas. Por ello el golpe debía consistir en estropear la representación en el momento de la aparición de Stalin.

Tomaron parte veinte jonsistas, que procedieron con habilidad y rapidez. 

En las últimas filas, unos quince, suscitaron el movimiento oportuno y cuando todo el cine se levantó y miró hacia atrás, los cinco encargados de manchar la pantalla  arrojaron el líquido que ensució el telón, dejándole inutilizable. La confusión fue tan grande que la policía no pudo realizar ninguna detención"

"La propaganda, dice David Jato, tomaba a veces forma ingenua, como hacer circular monedas de cobre de 10 céntimos que llevaban grabadas las iniciales JONS".

La conferencia más resonante en los círculos políticos de Madrid, fue la pronunciada por Ramiro en el Ateneo, el día 2 de abril. El tema de la conferencia era ya de por sí explosivo: "Fascismo contra Marxismo". No pudo terminarla, dado el escándalo que se organizó, luchando a golpes jonsistas y socialistas.

Del reportaje extractado del "ABC" se deduce que estaba preparado el boicot del acto.  

"El orador se manifestó como nuevo portavoz del partido JONS, afirmando que la mayor parte de las ideas que pensaba exponer no iban a ser bien recibidas por el auditorio" .

Se confesó no-monárquico, aunque fuese a atacar a los republicanos.
La crítica del marxismo y sus afirmaciones fueron acogida con violencia y alboroto continuos. El momento elegido fue cuando dijo que sólo en la "conciencia de un judío como Marx pudo fraguarse la destrucción de los valores nacionales, asegurándose la colaboración de las masas".

Según el corresponsal de ABC, "el ambiente de contradicción en que se desenvuelve la conferencia se agudiza y un miembro de la directiva interviene pidiendo calma para que la disertación pueda desarrollarse". Al no conseguir esto, Ramiro dice que la violencia de los rojos hay que combatirla también con la violencia e invita a sus contrarios a cualquier lugar.

Como es natural se terminó a golpes. Por si fuera poco, Ramiro se presentó vestido con camisa negra y corbata roja. "Espantajo contra Marx..., combinación luciferina" -decía "El Socialista" en el reportaje del acto escrito con saña, lleno de insultos a los jonsistas y a Ramiro en particular.

El editorial del periódico de la UGT era alarmante para sus seguidores, pues denunciaba la formación de un partido activo y combatiente. "No por eso legitimará su origen ni asentará la licitud de su existencia. Lo negro es reacción extrema y el rojo lo usan también los que se llaman de extrema izquierda; ambosextremos se unen contra Marx, no representan nuestra afirmación, tampoco pretenden expresar otra cosa  que odio común. El odio es quien anuda esa corbata roja sobre la camisa negra. Nosotros socialistas, nos explicamos esa toilette. El que la lleva la merece..." Después de defender las tesis marxistas "de orden universal" continúa despachándose a su gusto. "Un histrión cualquiera contradice a Marx y se hace la ilusión que desbarata el Internacionalismo... El enemigo es Marx, pero a Marx le da la razón todo un fracaso histórico..."

Lo que molestó a "El Socialista" era la afirmación del Estado imperialista, la excitación nacional y las relaciones con la CNT., a la cual, el rojo y negro, aludía subrepticiamente.

En la pelea que se celebró a continuación en los pasillos del Ateneo hubo incidentes que dieron mucho que hablar a los viejos socios, desconocedores del carácter de Ledesma en este aspecto. Los veinticinco militantes que contaban entonces las JONS hicieron lo posible para defender a su jefe contra los "reventadores". Luis Batlle resultó herido al darse contra la puerta de cristales del Salón de Actos durante la refriega. Se dio el caso paradójico de que en los puñetazos Batlle le diera contundentemente a un comunista, Manuel Mateo, que después fundará la Central Nacional Sindicalista de tono proletario, dentro del sindicalismo que propugnaba Ramiro.

El incidente fue comentadísimo. Dice Félix Alejandro Alarcón que evocar la fecha de la conferencia en el Ateneo "es para los españoles motivo de respetuoso agradecimiento". Naturalmente que se refiere a la ruptura de estilo que anidaba en la vieja casa. Viejos ateneístas  con los cuales ha hablado el autor le recuerdan aún con admiración. "Su lenguaje era como una tralla..."

Pero si le procuró gran prestigio el acontecimiento no alivió para nada la situación económica de los jonsistas.

Alfredo Marquerie se encontró a Ramiro en una de aquellas hoscas jornadas de las huelgas revolucionarias de la República, en plena red de San Luis. Allí mismo a gritos, mirando a los obreros con el ardor irritado de sus oscuros ojos, un mechón de pelo escapándose de la boina somera, de aire campesino a la que era tan aficionado, empezó a desarrollar una de las teorías de sus enormes y revolucionarias verdades. Ramiro ante el consiguiente susto de Marquerie, empezó a increpar a los marxistas. Cuando terminó de hablar "se dolió de la cobardía de los enemigos". "Los jonsistas no habrían aguantado que se les hablara tan alto".
José Mª Sánchez Diana: Ramiro Ledesma Ramos, Bografía Política.




Cuéntame...Lo que no nos cuentan.

 

 

 

Precisiones sobre la Violencia de la "Ultraderecha" durante la Transición.



La "extrema derecha" y los Servicios de Inteligencia del Estado.



"Son necesarias algnas precisiones acerca de la extrema derecha española y sus actividades violentas. Xavier Casals i Meseguer (considerado oficialmente "el mayor experto en este tema") entiende que, desde la instauración de la monarquía democrática en España, la violencia de la extrema derecha ha sido semicontinua, aunque con excepciones, y bastante menor comparada con la de ETA y la de la extrema izquierda, y comenta: 

"[ ... ] este tipo de explicaciones conspirativas ha ofrecido una visión distorsionada de la violencia de la ultraderecha durante la Transición, porque se ha menospreciado la autonomía de sus ejecutores (frecuentemente comandos aislados), se han sobrevalorado siglas de dudosa entidad y, sobre todo, se ha dado por cierto que, en determinados momentos, ha existido una estrategia del terror aplicada desde ámbitos neofascistas de modo sistemático. Sin embargo, en el seno de la ultraderecha española, excepto casos contados (en los que pudo jugar un papel relevante la influencia de neofascistas italianos), no hubo una concepción clara del uso de la violencia que fuese más allá de la simple acción directa contra la subversión"

Más adelanter, el autor hace referencia a los servicios de información y se pregunta si existió realmente una estrategia de la violencia en los ámbitos de la extrema derecha entre 1975 y 1982. Es cierto que, tanto desde esas posiciones políticas como desde la extrema izquierda, hubo numerosas acciones violentas, incluidos los asesinatos, pero en escasas ocasiones existió un uso táctico de la violencia y menos aún uno estratégico. 

Para Casalsl dos son las características generales de la violencia neofascista entre 1975 y 1982: la existencia de relaciones con los servicios de información, y que las agresiones por vez primera se dirigen hacia las personas. 

A propósito de esta violencia, el que fuera líder de Fuerza Nueva, BIas Piñar, ha escrito refiriéndose al asesinato de los abogados de la calle Atocha

"Nunca he negado que [en los hechos] estaban implicadas personas que habían frecuentado esta casa, pero que se habían separado hacía bastante tiempo. Entre otras cosas porque los servicios de información (y de acción, como se ve) buscaron gente en esta casa. Personas que, entre defender el ideal que nosotros defendíamos aquí o hacerla en los servicios paralelos del oficialismo, optaron por lo último. Es absolutamente cierta la conexión de algunos de ellos con nosotros antes de la época del partido [cuando Fuerza Nueva era una editorial]. A partir de entonces unos se quedaron y otros se marcharon ... y así terminaron ellos, claro"

Sobre la llamada «matanza de Atocha», el neofascista Della Chiae ha manifestado lo siguiente:

"Los hechos de Atocha fueron instigados por la Policía. Estoy convencido que detrás de este asunto está el inspector de policía Antonio González Pacheco, «Billy el Niño». Algunos de nuestros camaradas jóvenes cayeron en la trampa, un error que están pagando muy caro, ya que fueron a la cárcel". 

El «caso Atocha» no es el primero ni el último intento de provocar e instrumentalizar por parte del poder para garantizar un cierto equilibrio en su interior.

Todo lo anterior lleva a Casals a preguntarse si se trataba de un plan para «estabilizar desestabilizando» la joven democracia. 

Este mismo autor extrae la siguiente conclusión: 

"Así, ni siquiera en enero de 1977 parece dibujarse con certeza una «estrategia de la tensión» prefijada desde la extrema derecha. Al contrario, en caso de existir ésta, diversos indicios permiten concebir que podría haber sido elaborada en otros ámbitos (especialmente servicios de información) y que la extrema derecha habría desempeñado un papel instrumental en la misma, incluso actuando contra sus propios intereses". 

No tuvo lugar, pues, una "italianización" de la vida política española, en la medida en que la acción de los servicios de información -pese a ser verosímil pensar que en ciertas ocasiones podría haber satelizado la violencia neofascista- no parece haber sido independiente del poder político. Al contrario, parece haber colaborado de manera efectiva en el tránsito a un sistema democrático. 

Piñar ha explicado también, ya en 1997, su relación con el Seced: 

"Brindé al entonces Teniente Coronel San Martín, y al Servicio, toda la ayuda que me, pidieron y que yo, modestamente, le podía ofrecer.
Fue una ayuda desinteresada. Pude advertir que la incorporación al mencionado Servicio; iba desvinculando a algunos de nuestros jóvenes de su participación activa y asidua a nuestro Movimiento. Al diseñarse, todavía en la época de Franco, el esquema de la Reforma política, parte de estos jóvenes lo abandonaron. Otros debieron incorporarse plenamente a los cuadros del Servicio, aunque ya sólo como instrumentos de éste y desvinculados de nosotros. Algunos de los problemas que tuvimos [como partido] pudieron obedecer a este juego hábil.
Era muy cómodo eludir responsabilidades, facilitando imputaciones". 


Acerca del papel de los servicios de información durante la Transición, Piñar ha dicho:  

"Creo que la transición fue posible, en gran parte, por la colaboración -no me atrevo a decir que por total iniciativa de tales servicios- especialmente a partir del asesinato de Don Luis Carrero Blanco". 

Sobre el asesinato del secretario general del Frente de la Juventud, Juan Ignacio González, la noche del 11 al 12 de diciembre de 1980, resultan muy interesantes las informaciones que se ofrecen por Casals: 

Sobre este crimen (el de Juan Ignacio González) se han barajado varias hipótesis, recogidas por el periodista Sánchez Soler. Según investigaciones policiales, el crimen «pudo ser un delito común, una riña, una enemistad o un atentado político», siendo muy difícil aventurar el móvil de la acción al no existir testigos. En este sentido, «la autoría se atribuyó inicialmente a miembros de Fuerza Nueva (por parte de los libelos de izquierdas como Cambio 16 o el diario El País), también se dejó caer la posibilidad de que hubiera sido el GRAPO, debido a que era el único grupo terrorista que usaba «cualquier munición», y se argumentó la relación de miembros de extrema derecha con pistoleros a sueldo sin su ideología». 

No obstante, Sánchez Soler ofrecía otra explicación alternativa, en la misma dirección que la apuntada por Milá, al señalar que 

"la vinculación del muerto y José de las Heras con los servicios de información de la Policía y la Guardia Civil dejó abierta una segunda hipótesis: Juan Ignacio González, infiltrado en el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) antes de pertenecer a Fuerza Nueva, había alcanzado demasiada autonomía y resultaba molesto para sus protectores en las Fuerzas de Seguridad del Estado". 

La versión que sostiene Milá (Ernesto Milá fue un antiguo cuadro de FN y de otras organizaciones y, según Casals, un agudo analista de estas formaciones) en cuanto al móvil es que los asesinos actuarían bajo las directrices de algún cuerpo de seguridad del Estado, dado el riesgo que representaría González de ser detenido, al poder explicar ante jueces y medios de comunicación ciertos hechos. 

Juan Ignacio González había explicado a Milá que en diciembre de 1979 los servicios con los que colaboraba le habían propuesto crear con la participación del FJ una «situación límite», que Milá señala como la manifestación del 13 de diciembre de 1979 en Madrid contra la Ley de Autonomía Universitaria en la que murieron dos estudiantes, Emilio Martínez y José Luis Montañés, a causa de los disparos efectuados por la Policía. 

El acto transcurría en paralelo a otro convocado por CCOO en protesta por el Estatuto de los Trabajadores. González había recibido la propuesta de infiltrar miembros del Frente de la Juventud en la manifestación y dirigirla hacia un grupo de viviendas militares y allí miembros del FJ dispararían contra los manifestantes.

Si se deseaba neutralizar al Frente de la Juventud, la detención de González podría acarrear graves consecuencias si éste explicaba estos y otros hechos. 

Eduardo Álvarez Puga escribía en la revista Mundo, el 21 de agosto de 1976, de comandos anti-ETA subvencionados por empresarios vascos, que llegaron a reunir hasta 36 millones de pesetas, y también se refiere a una declaración de Francisco Romero Marín, miembro del Comité Ejecutivo del PCE, 

"en la que revela que hace un año y medio llegó a la prisión de Carabanchel un grupo de la Organización Marxista Leninista de España, que contaron a los encarcelados que el mismo individuo que los había organizado en las calles, los interrogó después de ser detenidos". 

Esta misma explicación del dirigente comunista es recogida en un número de Cambio 16 de agosto de 1976 y reproducida en la obra del colectivo Alberto Rincón. 

Más adelante se abordará la polémica cuestión de la infiltración y/o manipulación de algunos grupos por parte de la Policía, la Guardia Civil o los servicios secretos, pero conviene advertir ya que en la mayoría de los casos que se citarán es difícil precisar quiénes están detrás, en el supuesto de que tales grupos fueran objeto de alguna penetración exterior. Por tanto, podemos encontrarnos en algunos de los casos que se detallan con el mismo Seced o, más tarde, el Cesid.
Vicente Almenara: Los Servicios de Inteligencia Españoles. De Carrero blanco a Manglano.

"El análisis detallado de gran parte de las principales acciones que causaron víctimas mortales parece demostrar este carácter no sistemático. Por ejemplo, el homicidio de Miquel Grau mediante un ladrillo arrojado desde un balcón por un militante de Fuerza Nueva en 1977; el asesinato de Jorge Caballero Sánchez por un militante  de Fuerza Joven a causa del uso de una chapa anarquista el 28 de marzo de 1980; o la muerte de José Luis Alcazo, que oficialmente está considerada víctima del terrorismo, el 13 de septiembre de 1979 por su aspecto izquierdista en el parque del Retiro a manos de una banda integrada fundamentalmente por menores de edad". A estos menores se les aplicó a todos ilegalmente la ley antiterrorista, sin que a nadie le quepa la menor duda de que, de haber sucedido al contrario, las "autoridades" ni se lo hubiesen planteado.

En Resumen.

  

Las acciones del entorno de las fuerzas de seguridad del Estado, ocultas bajo siglas ficticias, ocasionaron 59 víctimas mortales entre 1975 y 1980 (según se desprende de Wikipedia). Que son las que se publicitan como víctimas de la "ultraderecha".

Sin entrar a valorar la necesidad o no de estas acciones que podrían justificarse como defensa propia pero no como estrategia política puesto que los principales medios de comunicación de la izquierda y la derecha marginalizaron a grupos políticos que poco o nada tenían que ver con dichas acciones.

La estrategia del sistema fue permitir los repulsivos crímenes de eta para luego culpar a las víctimas de ser iguales que los verdugos.

El número de víctimas mortales atribuible directamente a militantes de las Fuerzas Nacionales (Fuerza Nueva, FE-JONS y Comunión Tradicionalista) según Wikipedia serían exactamente ocho víctimas. La mayoría de las cuales sucedieron como consecuencia de rellertas o peleas callejeras en las que participaron estos militantes por cuenta propia. En los casos en que actuaron en representación de estos movimientos se produjeron en defensa propia o por desvirtuación de las órdenes que recibieron.

Mucho para quien tuviese la desgracia. Pero poco para la violencia política generalizada de aquellos años y el casi diario asesinato de militares, policías y guardias civiles que eliminó la mayoría de los posibles obstáculos políticos a los protagonistas de la transición, pero que, por el tratamiento vejatorio dado por los gobiernos "democráticos" a estos muertos, sembró la indignación en millares de amigos y familiares de las víctimas.

La Posición de F.E.D. 



En aplicación de los Puntos Programáticos 26 y 27:

26. Falange Española de las JONS quiere un orden nuevo, enunciado en los anteriores principios. Para intentarlo en pugna con las resistencias del orden vigente, aspira a la Revolución Nacional. Su estilo preferirá lo directo, ardiente y combativo. La vida es milicia y ha de vivirse con espíritu acendrado de servicio y de sacrificio.

27. Nos afanaremos por triunfar en la lucha con sólo las fuerzas sujetas a nuestra disciplina. Pactaremos muy poco. Sólo en el empuje final por la conquista del Estado gestionará el mando las colaboraciones necesarias, siempre que esté asegurado nuestro predominio. 

En el pasado, cuando no quedó más remedio, falange fue al combate con sus propias unidades y estructura y, hasta donde fue posible, con sus propios mandos. Si no se contara con ella no sería posible ningún tipo de colaboración en el caso de una hipotética guerra de secesión y solo quedaría el criterio individual de cada uno.

El criterio individual de los falangistas debe ser consecuente con la ética y estilo falangista magníficamente expresados en la Oración a los Caídos de Falange de Rafael Sánchez Mazas:

"Víctimas del odio, los nuestros no cayeron por odio, sino por amor, y el último secreto de sus corazones era la alegría con que fueron a dar sus vidas por la Patria. Ni ellos ni nosotros hemos conseguido jamás entristecernos de rencor ni odiar al enemigo y tú sabes, Señor, que todos estos caídos mueren por libertar con su sacrificio generoso a los mismos que les asesinaron, para cimentar con su sangre joven las primeras piedras en la reedificación de una Patria libre, fuerte y entera". 

"Tu no nos elegiste, Señor, para que fuéramos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares, custodios de valores augustos, números ordenados de una guardia puesta a servir con amor y valentía la suprema defensa de una Patria. Esta ley moral es nuestra fuerza. Con ella venceremos dos veces al enemigo, porque acabaremos por destruir no sólo su potencia, sino su odio. A la victoria que no sea clara, caballeresca y generosa, preferimos la derrota, porque es necesario que mientras cada golpe del enemigo sea horrendo y cobarde, cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y de una moral superiores".

"Aparta así, Señor, de nosotros, todo lo que otros quisieran que hiciésemos y lo que se ha solido hacer en nombre de un vencedor impotente de clase, de partido o de secta, y danos heroísmo para cumplir lo que se ha hecho siempre en nombre de un Estado futuro, en nombre de una cristiandad civilizada y civilizadora". 

El civil patriota que, al día de hoy, se le ocurra colaborar con las cloacas del sistema puede que sea Tonto hasta límites desconocidos pero, desde luego, ¡Falangista No es! y si se presenta como tal ¡miente!

In Memoriam.



Los nombres de las víctimas izquierdistas de la Transición se encuentran fácilmente por internet.

Por el contrario los numerosísimos muertos y heridos pertenecientes a Fuerza Nueva, Falange Española de las JONS, Comunión Tradicionalista y otros no aparecen por ningún lado. No se encuentran por ninguna parte y merecen ser recordados.

Igualmente en los parciales estudios de los pseudo historiadores "políticamente correctos" se habla de cosas como la proclamación de "zonas nacionales" en diferentes ciudades. Olvidando intencionadamente que previamente se habían proclamado las "zonas rojas" en dichas ciudades y esto implicaba que impedirían violentamente el reparto de publicidad en "su" zona. Por lo tanto se trató sencillamente de la respuesta lógica de quienes sí que estuvieron dispuestos a dar la batalla de las ideas en la calle aún a costa de correr un grave riesgo físico personal.

Los ataques violentos por parte de la izquierda, en su conjunto, eran constantes en los puestos de venta y durante el reparto de publicidad en las calles. Ninguna de las "Fuerzas Nacionales" se salvó de ellos. 

Fuerza Nueva sufrió además varios atentados e intentonas espectaculares como fueron:


"Hasta ahora han hablado los antiguos militantes de FN de Sevilla. Decís que eráis pocos, pero repasando las revistas de 1977-1978 parece que sois un montón; sobre todo cuando desfilabais al lado del Guadalquivir en marzo del 78, en medio de la bruma… No obstante, quedan aún por manifestarse varias antiguos militantes de otras zonas de España (Santander, Avilés, San Sebastián, Valencia, Granada…). Me gustaría que participara un superviviente del ametrallamiento del Frontón Anoeta (abril/mayo de 1978): algo que fue heroico desde cualquier perspectiva que se mire… Estaba hablando Piñar y comenzaron a disparar desde un edificio… La policía dio orden de tirarse al suelo… Pero todo el mundo presente siguió de pié (unas 4.000 personas) y entonó espontáneamente el Cara al Sol… Fue un acto de guerra, que enlaza sin duda con la valentía de aquellos cientos de flechas en el hundimiento del Baleares (1938) o con la heroicidad de La Falange en la primavera de 1936…
Fue un honor el haber vestido la camisa azul en aquellos años, y tocarme con una boina roja…

Ha sido lo mejor que han hecho las camisas azules desde la época de la División Azul".
Declaración de un antiguo militante de Fuerza Nueva.

- La bomba en la cafetería California 47 por parte del GRAPO en la que fueron asesinadas 9 personas y otras 61 fueron heridas, muchas de ellas de gravedad. Los daños materiales en el local fueron cuantiosos, quedando destruido y calcinado en su interior. En ningún sitio se cuenta que el motivo del atentado fue que dicha cafetería siempre se encontraba llena de militantes de F N.

- El intento de atentado en la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas. En realidad era ya el segundo intento. Fue otra de las épicas batallas en la que se vieron obligados a participar los militantes de esta organización que redujeron a una parte del comando del GRAPO en el interior de la plaza (al parecer a uno le hicieron tragar una bandera española) finalizando con una persecución a tiro limpio por los túneles del metro de Madrid.

- El boicot armado a un acto público del sindicato Fuerza Nacional del Trabajo en Vallecas.  
 En el que resultó asesinado un peatón que se dirigía a una boda. Los disparos se efectuaron desde la ventana de un piso al ser confundido por su indumentaria con uno de los "capitalistas" que supuestamente iban a llenar el acto del sindicato de trabajadores de Fuerza Nueva en plena "zona roja". Proporcionando la coartada necesaria al gobernador civil para suspender el acto sindical. La izquierda ya había advertido que impediría su celebración.

- El intento de asalto de la sede Nacional en la calle Mejía Lequerica. Por una manifestación multitudinaria convocada por la izquierda para pasar prácticamente por delante de la sede. Lo que pudo haber tenido graves consecuencias si no hubiese reunido F. N. a toda su militancia disponible ocupando totalmente la calle y el interior del local disuadiendo a los contrarios que tuvieron que conformarse con el tradicional intercambio verbal y musical.

- Explosión de un artefacto en la sede de Falange en Santoña.
El 8 de marzo de 2006, explotó un artefacto dentro una bolsa depositada en la puerta de la sede de Falange Española en Santoña. Ocasionó diversos daños materiales y heridas al ciudadano colombiano Jorge Rodríguez. Este fué posiblemente el último de los atentados contra Falange hasta la fecha. Pero no ha sido el único. Víctimas del silencio. El acoso de ETA a la Falange durante los Años de Plomo.

De índole menor resultó el intento de asalto de la sede de F. N. en Núñez de Balboa por parte de una caravana de coches de Falange Auténtica (comunistas que se vestían de falangistas).

Anecdótica fue la actuación del grupo de artilleros de la sección C (seguridad) de Fuerza Joven en la glorieta de Bilbao poniendo como cebo un puesto de propaganda con chicas. Cuando decenas de anarquistas y "rojos" intentaron la agresión, los artilleros abrieron el portón de su furgoneta, equipada con una batería de cohetes de feria, sembrando la sorpresa en las filas contrarias que huyeron despavoridas tras una sola carga de la sección C. Cuando todo acabó regresaron los grupos anarquistas y rompieron los escaparates de los comercios. Lo cuento de oidas pero creo que sucedió así poco más o menos.

Se podría escribir una enciclopedia sobre casos parecidos durante la transición y no se terminaría. Si algún lector conoce sucesos históricos con víctimas nacionales, de esos que no se encuentran por internet, puede enviarlos (a poder ser con fotos y datos) para preservar la memoria de las víctimas y la verdadera memoria histórica que nuestros Talibanes intentan borrar, de las calles y televisores primero y del papel impreso después.

Recientemente nuestros Talibanes intentaron amedrentar o agredir a los asistentes al acto conmemorativo del 29 de octubre en Madrid frente al Teatro de la Comedia. La respuesta de los falangistas asistentes fue sorprendente y digna de ser recordada. Puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=HuwbNaGCsYs&t=7s

Ni que decir tiene que el auténtico responsable de todos estos sucesos fué siempre el Ministerio del Interior por desamparar a quienes se opusieran al Sistema.

Único e interesado culpable en obligar a éstos a la autodefensa con el fin de desacreditar estas opciones políticas.


https://www.youtube.com/watch?v=MD0Je0meu1Q

 

Listado Provisional de Caídos Nacionales en las Provincias Vascongadas entre 1968 y 2010 (será sucesivamente completado):

 

Posadas Zurrón, Gregorio (Guardia Civil). 1974.  Azpeitia, Guipuzcoa. 

Cabo primero de la Guardia Civil. Conducía su coche por la calle Juan XXII de Azpeitia (Guipúzcoa). La calzada estaba en obras, lo que le obligaba a circular lentamente. Dos terroristas se pusieron delante del vehículo y le dispararon a quemarropa con dos ametralladoras de fabricación extranjera, tipo Marieta.

 

Echeverría Albisu, Antonio (Alcalde). 1975.  Oyarzun. Guipuzcoa.

Alcalde de la localidad guipuzcoana. Era el alcalde más joven de la provincia y ocupaba el cargo desde el 31 de agosto de 1974.Esa tarde, un miembro de la banda llamó a la puerta de su domicilio, un chalet de cuatro plantas, dos de las cuales las ocupaban miembros de su familia –sus padres, una hermana casada y el marido de ésta–. La hermana de Antonio abrió, y el terrorista le dijo que tenía que darle un recado urgente de parte del alcalde de Hernani. Echeverría Albisu se asomó a la puerta y el pistolero le descerrajó un disparo en el pecho. A continuación se subió a un vehículo Seat 600 que le esperaba a escasos metros con otro terrorista al volante y se dio a la fuga. Tras ser atendido de urgencia por sus familiares, Antonio fue trasladado en una ambulancia a la Policlínica de San Sebastián, donde ingresó cadáver. Al día siguiente, la banda terrorista ETA difundió un comunicado en el que reiteraba su amenaza a todos los alcaldes que no dimitiesen de sus puestos.

Arguimberri Elorriaga, Carlos (Comunión Tadicionalista y consejero local del Movimiento - Hermandad de Labradores y Granjeros- exconcejal). 1975. Deba, Guipuzcoa.  

El asesinato tuvo lugar al mediodía, en el kilómetro 40 de la carretera nacional Bilbao-San Sebastián, cuando Carlos llevaba a numerosos pasajeros de Deva a Icíar. Dos terroristas que iban dentro del autobús se acercaron al conductor y le obligaron a salirse de la carretera general. Tras gritarle "hi txakur bat haiz" ("eres un perro") le dispararon a bocajarro nueve tiros por la espalda. Entre los veintidós pasajeros estaban un hermano y una hermana de Carlos, con los que regentaba un restaurante en Icíar, además de varias mujeres que salieron horrorizadas del autobús. Mientras el cuerpo de Carlos caía sobre el volante acribillado a balazos, el autobús, sin frenos, reculó hasta estrellarse contra un talud situado a la derecha de la calzada y casi se lleva por delante a una de las mujeres que se había caído al suelo al salir corriendo del mismo.

 

Albo Llamosas, Luis Carlos (Abogado, profesor y Jefe Local del Movimiento). 1976. Basauri, Vizcaya.

Cuando se dirigía a pie al Instituto de Enseñanza Media de la localidad vizcaína, donde daba clases de Formación Política. Dos terroristas le esperaban en el cruce de la calle Tercio de Lácar con la avenida de José Antonio. Cuando la víctima se acercó efectuaron varios disparos de pistola a bocajarro y, seguidamente, se dieron a la fuga en dirección a Bilbao en un coche donde les esperaba una tercera persona con el motor en marcha. Pocas horas después del asesinato, el vehículo utilizado por los etarras, un Renault-8 de color amarillo, fue encontrado en la calle Ortiz de Zárate. El propietario del vehículo denunció el robo el mismo día del atentado. Albo Llamosas, abogado y jefe local del Movimiento Nacional, resultó alcanzado por seis disparos en la cabeza, cuello y vientre. Nada más producirse el atentado, fue atendido por unos policías municipales y trasladado urgentemente al Hospital Civil de Bilbao, donde ingresó cadáver. Cuando Luis Carlos era conducido en ambulancia al hospital se cruzó con ella una de sus hijas, Herminia, de 23 años de edad. Posteriormente diría a los periodistas: "Cuando vi pasar la ambulancia me temí lo peor. Mi padre no había recibido amenazas directas, pero creía que algo le podía pasar. Él era de los que siempre dan la cara y por eso algunos no le querían bien. A pesar de todo, nunca había tomado precauciones". También señaló que su padre solía llevar siempre el rosario encima y que acostumbraba a decir que "si está de Dios que atenten contra mi vida, que sea lo que él quiera". Pese a que tenía permiso de arma corta, nunca iba armado.

Araluce Villar, Juan María (Presidente de la Diputación). 1976. San Sebastián. Guipuzcoa.

La sede de la Diputación estaba a escasos metros del domicilio del presidente, y ese día Juan María Araluce se dirigía, como siempre, a almorzar con su familia tras terminar su jornada habitual de trabajo. El presidente se retrasó un poco más de lo acostumbrado en su despacho debido a que, a última hora, había concedido una entrevista al periodista de El Correo Español-El Pueblo Vasco, Fernando Pescador. Tras finalizar los ochocientos metros del trayecto, los dos vehículos se detuvieron para que Juan María Araluce se apease. En el momento en que abría la puerta del coche, tres o cuatro terroristas que se encontraban bajo la marquesina de la parada de autobús situada al lado del portal abrieron fuego con sendas metralletas contra los dos vehículos. Dispararon casi un centenar de proyectiles matando a los cinco ocupantes de los vehículos e hiriendo a diez transeúntes. A continuación, los asesinos emprendieron la huida en un coche que abandonaron posteriormente. Seis horas antes de ser asesinado, Araluce había comentado a un sacerdote amigo de la familia que no estaba preocupado por su seguridad, pese a que llevaba servicio de escolta por las diversas amenazas que había recibido de ETA desde 1973: "No va a pasar nada. Un atentado contra la Diputación sería un acto anti-político" (ABC, 6/10/1976). El presidente de la Diputación quedó mortalmente herido sobre la acera, con siete impactos de bala -uno en la pierna y seis en el abdomen y el tórax-; el conductor de su automóvil, José María Elícegui Díaz recibió dos impactos de bala en la cabeza. En el otro automóvil, el chófer, el policía Alfredo García González, resultó muerto en el acto, mientras que el subinspector Antonio Palomo Pérez y el policía Luis Francisco Sanz Flores quedaron gravísimamente heridos, falleciendo poco después. La familia del presidente de la Diputación oyó y vio todo desde el domicilio: "Acabábamos de empezar a comer cuando oímos varios tiros; nos abalanzamos a la ventana y vimos en la acera, al borde del coche, el cuerpo ensangrentado de mi padre. Dos de mis hermanos bajaron inmediatamente a la calle, mientras los demás atendíamos a mi madre", declaró Juan María, hijo mayor de la víctima, horas después de producirse el atentado (El País, 06/10/1976). Uno de los hijos del presidente de la Diputación al comprobar el estado de su padre y el de sus acompañantes, se puso al volante del propio coche oficial ametrallado y condujo a su padre y al chófer a la residencia sanitaria de la Seguridad Social Nuestra Señora de Aránzazu. El presidente llegó con vida y fue introducido de inmediato en un quirófano para ser intervenido, pero falleció a las 15:20 horas durante la operación. El conductor del vehículo, José María Elícegui, aguantaría a base de transfusiones unas horas más con vida, falleciendo a las 11:20 horas de la noche. Los dos policías de la escolta fueron trasladados en ambulancias al Hospital Provincial, donde ingresaron cadáveres. Tres horas y media después de producirse el atentado, sendas llamadas anónimas a la emisora La Voz de Guipúzcoa y al diario La Voz de España reivindicaban en nombre de ETA-V Asamblea, rama militar.


Legorburu Ibarreche, Víctor (Alcalde de Galdácano). 1976. Galdácano, Vizcaya.

Víctor Legorburu llevaba tiempo pensando en dejar la alcaldía. Dos años antes del atentado que acabó con su vida había sufrido un ataque de la banda terrorista contra su negocio. Además, tres meses antes ETA había lanzado un ultimátum para que dimitieran de sus cargos todos los alcaldes. El 9 de febrero, día en que vencía el ultimátum, Víctor fue asesinado. Su hijo Víctor, que cuando se produjo el atentado estudiaba en Madrid, igual que su hermana, contó en 2006 su historia por primera vez en Olvidados, el libro de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero (Adhara, 2006): Yo no he hablado de esto ni con los amigos más íntimos. Siempre he evitado hablar de mi dolor. El asesinato de mi padre lo he tenido muy dentro, pero hoy es el día que más voy a hablar de ello, voy a contar cosas que jamás he contado. Hoy me he dicho: "voy a poner mi 'granito de arena' para paliar este silencio en el que nos hemos visto envueltos. Es lo único que puedo hacer. Mi padre era una persona terriblemente honrada, era sincero, no era ni había sido nunca una persona política, se entregaba al servicio de los demás y era muy fiel a sus principios. Precisamente eso le costó la vida (...) Entonces diréis: ¿cuál es la causa? ¿por qué lo mataron? Lo mataron por una cosa muy sencilla: porque mi padre creía -al igual que todos los vascos durante muchos siglos han creído- que los vascos, por ser vascos, eran españoles. Los vascos nunca lo habían puesto en duda y mi padre tampoco. Bueno, pues por eso lo mataron, así de sencillo. Para mi madre aquello fue el final de su vida. La falta de su marido, y cómo se produjo esta falta, convirtió su vida en un infierno hasta que falleció el 23 de abril de 2004. Pero para nosotros siempre fue un ejemplo de dignidad porque siempre sacó ánimo para tirar hacia delante".



Figueroa Ruiz, Ramiro (FE-JONS). 1977. Valdemoro, Madrid. Por un militante del PCE.  

El militante y dirigente del Partido Comunista Vidal Justo Bello, que estaba vendiendo ejemplares del "Mundo Obrero" se acercó a provocar a Ramiro Figueroa Ugarrio y después de una discusión, cuando éste se retiraba en unión de su mujer para seguir paseando fue atacado con una navaja por Vidal Justo Bello que le dio una puñalada en el corazón y falleciendo en el acto. Aunque trabajaban en la misma empresa el crimen se debió a motivos extrictamente ideológicos.

 

Martínez Ezquerro, Julio (Guardia de Franco). 16-12-1977. Irún. Guipuzcoa.

Había estado esa tarde en una reunión en el Ayuntamiento en el que era concejal. Terminada la misma, regresó a su domicilio en coche. Al llegar al mismo se bajó del vehículo para abrir la puerta del garaje, momento en el que fue abordado por varios miembros de la banda terrorista que lo tirotearon a quemarropa. La víctima recibió tres impactos de bala en la cabeza y el tórax, que le provocaron la muerte en el acto.  Tenía 46 años. Era natural de Pradejón (La Rioja), pero llevaba residiendo casi toda su vida en Irún. Estaba casado con Rosario Sánchez y tenía dos hijas de 18 y 15 años. Además de su puesto como concejal en el Ayuntamiento, Martínez Ezquerro regentaba un quiosco de prensa en la plaza de España de la localidad guipuzcoana. Había sido miembro de la Guardia de Franco y era uno de los cuatro concejales que permanecían en su puesto después de que hubiese dimitido el resto de la corporación municipal a causa de la situación política. Estaba previsto que en los días posteriores al asesinato de Martínez Ezquerro el alcalde pidiese al gobernador civil de Guipúzcoa la creación de una gestora hasta las elecciones, una decisión que había provocado una gran polémica entre los concejales y el propio alcalde. Tras tener noticia del atentado, los otros tres ediles pusieron su cargo a disposición del gobernador. En septiembre de 2008 la localidad riojana de Pradejón quiso rendir un homenaje a las dos víctimas de ETA nacidas en esa localidad: Julio Martínez Ezquerro y Julián Ezquerro Serrano. Rosario Sánchez, viuda de Julio Martínez, asistió junto a su hija menor y dijo que agradecía "este tipo de actos ya que en el País Vasco no se atreven a hacerlos. A pesar de los años que han pasado, aún quema el dolor cuando lo recuerdas".
 
Unceta Barrenchea, Augusto Guillermo (Ex-Alcalde). 1977.  Gernika. Vizcaya.

Augusto Guillermo Unceta-Barrenechea Azpiri nació en Guernica, el 5 de diciembre de 1923.Ha sido alcalde de Guernica y diputado provincial. Posteriormente fue vicepresidente de la Corporación vizcaína y, tras la dimisión del presidente, Pedro Aristegui, fue nombrado presidente.
Como todos los sábados a la misma hora, Augusto Unceta se dirigía a jugar un partido de pala con unos amigos al frontón Jai Alai de Guernica, tras haber estado en la fábrica de armas Astra, Unceta y Cía. fundada por su padre. Al llegar al mismo, estacionó su vehículo en un aparcamiento próximo, mientras que los dos guardias de su escolta, que viajaban en otro vehículo, se detuvieron un poco más adelante. En el momento en que abrió el maletero para coger la bolsa con su ropa de deporte, recibió un primer impacto de bala en la cabeza, al que siguió una ráfaga de ametralladora. Fue acribillado a tiros, recibiendo once impactos de bala que le causaron la muerte en el acto. Sus escoltas dieron marcha atrás para alejarse del foco de los disparos, pero chocaron con otro turismo ocupado por tres personas. Antonio Rivera y Ángel Fernández fueron tiroteados por los terroristas desde el Seat 1430 con el que se habían desplazado hasta el frontón y en el que habían estado esperando la llegada del presidente de la Diputación. Los dos agentes consiguieron salir del vehículo y uno de ellos llegó a sacar su pistola, pero no pudo responder al fuego de los terroristas. Antonio Rivera recibió diecisiete impactos de bala, mientras que Ángel Fernández fue alcanzado por doce.
 

Arrizabalaga Arcocha, Jose María (Juventudes Tradicionalistas-C. T.). 1978.  Ondarroa. Vizcaya.  


Requeté, caballero legionario paracaidista, Jefe de las Juventudes Tradicionalistas del Señorío de Vizcaya, en 1978. S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón le concedió a título póstumo la gran cruz de la Orden de la Legitimidad Proscrita.
 

Beldarrain Madariaga, Esteban. 1978.  Galdakao, Vizcaya.

Esteban Beldarrain Madariaga había sido teniente de alcalde del ayuntamiento de Elejabeitia y había protagonizado algunos incidentes que transcendieron a la prensa cuando, con motivo de la legalización de la ikurriña, realizó disparos de su escopeta de caza contra la bandera colocada en la plaza de la localidad. Posteriormente, en otra ocasión, efectuó disparos de cartuchos de sal contra jóvenes de esta misma ciudad que cantaban canciones vascas. En 1978 trabajaba como cobrador en el peaje de la autopista A-8; hacia las 22:30 del 16 de marzo se encontraba en la cabina de El Gallo de la Autopista Bilbao-Behobia cuando tres componentes de un comando de ETA desde el interior de un taxi, previamente robado en Bilbao, se dirigieron directamente a la cabina del peaje, comprobaron que Esteban Beldarrain estaba en el interior e hicieron fuego con ametralladoras contra él, alcanzando a la víctima con seis disparos en la cabeza, piernas, brazo y estómago. 

 

Aristondo Trincado, Alfredo (Guardia de Franco). 1978.  Pasaia, Guipuzcoa.

Miembro de la antigua Guardia de Franco. Asesinado en la localidad de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) el 18 de Mayo de 1978, cuando se disponía a entrar en su domicilio, cerca de la medianoche. Tres individuos le ametrallaron, siendo alcanzado por cuatro impactos.   

 

Barreiro Gens, Amancio. 1978.  Usurbil, Guipuzcoa.

Amancio Barreiro Gens, de 36 años, era natural de Vilar de Cordeiro (Pontevedra) y residía en Pasajes. Estaba casado con Mercedes Vázquez y tenía dos hijos, de 11 y 9 años: Josecho y Merche. Según su esposa había sido ya amenazado por la banda terrorista ETA. En un reportaje publicado en soitu.es en 2009 se narraba cómo Amancio Barreiro había decidido emigrar desde Vilar de Cordeiro al País Vasco "para ganarse el pan". Buen mecánico, pronto se hizo cargo de un taller en Pasajes (Guipúzcoa), situado enfrente del bar de los Vázquez, otra familia de inmigrantes gallegos. La hija pequeña, Mercedes, acabó casándose con Amancio, y ampliaron la familia con el nacimiento de Josecho y Merche. A mediados de los sesenta, Amancio decidió cambiar de trabajo y entró a formar parte de la compañía de taxis 'París', junto a sus cuñados, empresa que centró su negocio en recorrer toda España con grandes turismos. Pero en los setenta el ambiente empezó a enrarecerse. "Era terrible. Esos años los terroristas colocaron en la diana a los taxistas y les iban a buscar a casa. Decían que, como en el taxi van muchas personas, los conductores eran confidentes policiales y chivatos", señala Mercedes, viuda de Amancio. 

 

Elexpe Astonda, Elías (Guardia de Franco). 1978. Amorebieta. Vizcaya. 

Tenía 56 años era taxista en esta localidad. Estaba casado y tenía dos hijas, Pilar y Edurne. Natural de la localidad vizcaína de Aránzazu, en el valle de Arratia, era euskaldún, igual que toda su familia. Ésta comentó que Elías era de ideología "de derechas". Miembro de la Guardia de Franco, era considerado en Amorebieta simpatizante de la "extrema derecha". En su comunicado para reivindicar el hecho, ETA le acusa de ser confidente de la policía.Por este motivo había sido amenazado en varias ocasiones, por lo que no solía abrir la puerta de su domicilio sin identificar previamente al visitante. Por ello se barajó la hipótesis de que Elías conociese a su asesino. El funeral por su alma tuvo lugar el 26 de noviembre en la parroquia de los Padres Pasionistas del barrio de Euba (Amorebieta).

 

Garrido Caro, Pedro (FE-JONS). 1978. San Sebastián. Guipuzcoa.

A las 22:50 horas del 23 de diciembre de 1978 la banda terrorista ETA acribillaba a balazos en San Sebastián al comerciante a su mujer, Filomena González Carrilero, y a su hija de 7 años, María Pilar. Los tres se encontraban en el interior de la tienda de ultramarinos Ana Mari, comercio que regentaba el matrimonio, situado en el paseo de Alza de la capital donostiarra. Pedro había llegado esa noche a San Sebastián desde su pueblo natal, Miajadas (Cáceres) y, antes de dirigirse a su domicilio, pasó por la tienda de comestibles donde le esperaban su mujer y su hija. Pedro llegó a la tienda hacia las once menos diez, y su mujer, Filomena, le abrió las persianas. Miembros del grupo Txirrita de ETA, que estaban apostados en el exterior de la tienda, entraron en el establecimiento y abrieron fuego indiscriminadamente con una metralleta contra Pedro, su mujer y su hija. Garrido Caro, alcanzado por tres disparos en el estómago, abdomen y cuello (seccionándole la yugular) falleció en el acto. Su mujer recibió ocho impactos de bala (dos en el abdomen y seis en diversas partes del cuerpo) y fue operada de urgencia en el Hospital de la Cruz Roja, pudiendo salvar la vida milagrosamente. Tardó ochocientos diez días en curar sus heridas, de las que le quedaron secuelas de por vida, cicatrices y dificultades para andar. La niña recibió un balazo en el muslo derecho y otro en el abdomen y fue intervenida en el el Hospital de Nuestra Señora de Aránzazu. Tardó quince días en recuperarse de sus heridas. Era natural de Miajadas (Cáceres). La banda terrorista justificó el asesinato acusándolo de estar relacionado con la Policía. Al parecer, Garrido Caro era militante falangista. Aunque fue enterrado en San Sebastián, mientras su mujer permanecía en el hospital, tiempo después sus restos mortales fueron trasladados a su localidad natal en Cáceres.

 

Hernández Cuesta, Alejandro (Guardia de Franco). 1978. Irún. Guipuzcoa.

Conserje en el Centro Nacional de Formación Profesional Administrativa de Comercio Exterior del barrio de Anaka. Según testigos presenciales, un hombre y una mujer rubia penetraron en la escuela profesional hacia la una del mediodía y se dirigieron a un profesor que se encontraba en ese momento sacando fotocopias. Al preguntarle por Alejandro Hernández, el profesor les indicó que se encontraba en una sala contigua y les pidió que esperaran un momento. Inmediatamente después de avisarle, Alejandro se aproximó a la puerta y, sin mediar palabra, los dos etarras dispararon contra él. Alejandro, que fue alcanzado por seis impactos de bala. Los terroristas sabían que a esas horas las puertas de la Escuela de Comercio Exterior estaban abiertas ante la inminente salida de los alumnos. Así, pues, tuvieron libre acceso a las dependencias del centro docente, al que entraron a cara descubierta. Esa misma tarde, la banda terrorista ETA reivindicó el asesinato de Alejandro Hernández mediante llamada telefónica a diversos medios de comunicación vascos. En el comunicado acusaba a la víctima, a modo de justificación del asesinato, de haber pertenecido a la Guardia de Franco y de colaborar con la Policía española como confidente. Alejandro Hernández Cuesta, de 43 años, era natural de Jerte (Cáceres). Estaba casado y tenía ocho hijos con edades comprendidas entre los 18 años y los 17 meses. Además de ser conserje, puesto que ocupó desde que se fundó la Escuela seis años antes, la víctima era propietaria del Bar Kansas y acababa de comprar una sala de fiestas. Según uno de sus hijos, últimamente había sufrido amenazas. Sus restos mortales fueron inhumados al día siguiente, 1 de diciembre, en el cementerio de Irún.

Hurtado Fernández, Juan Cruz. 1978.  Gernika. Vizcaya. 

Juan Cruz Hurtado Fernández nació en el año 1.953 en la localidad de Villaro (Vizcaya), aunque residía en Amorebieta (Vizcaya). La madre de Juan Cruz falleció en la década de 1.970, y su padre volvió a contraer matrimonio, fijando su residencia en otra localidad de Vascongadas. Juan Cruz solía alternar con miembros de la Guardia Civil, y frecuentaba bares y locales conocidos por tener un claro sentido nacional y español. La rama militar de ETA se hacía responsable en un comunicado de los asesinatos calificando a Rafael Recaola Landa y a Juan Cruz Hurtado como miembros ultrafascistas pertenecientes al grupo para-policial Guerrilleros de Cristo Rey y confidentes y colaboradores directos de las fuerzas de la Policía; Hacia las 22:45 horas del Jueves día 2 de Noviembre de 1.978, un individuo encapuchado entró en el bar "Azul", sito en la calle Señorío de Vizcaya de la localidad de Guernica (Vizcaya), y efectuó varios disparos contra Juan Cruz y su novia, que se encontraban junto a la barra. Juan Cruz fué vilmente asesinado por la cobarde acción criminal del terrorismo separatista a los 25 años de edad, y su novia, resultó herida de extrema gravedad. No permitiré nunca que la lucha, la pasión y la muerte de Juan Cruz Hurtado Fernández caigan en el olvido. Soy consciente que en opinión de algunos hablar de Juan Cruz será "políticamente incorrecto", pero éso no me importa. Juan Cruz fué víctima del odio de los enemigos de España. Es por tanto un héroe y un mártir, como tal fué asesinado y como tal vivió. Juan Cruz sigue vivo en nuestra memoria, en nuestro recuerdo y en nuestras oraciones. 

 

Jáuregui Bernaola, José Javier (Consejero Local del Movimiento). 1978.  Lemoa, Vizcaya.

ETA asesinaba a tiros a José Javier Jáuregui Bernaola, Juez de Paz de la localidad vizcaína de Lemoa. A las 15:45 de la tarde José Javier Jáuregui se encontraba solo atendiendo el bar El Estanco, establecimiento que hacía las veces de taberna y expendeduría de tabaco en Lemoa. Dos jóvenes encapuchados entraron en el bar y preguntaron por José Javier Jáuregui; al responderles afirmativamente éste, los desconocidos hicieron varios disparos de pistola sobre él. José Javier Jáuregui Bernaola fue alcanzado por cinco impactos de bala, cuatro en el pecho y uno en un brazo; tras abandonar precipitadamente el establecimiento, los jóvenes hicieron un disparo intimidatorio al aire, antes de huir en un Simca 1200 dirección a Amorebieta, donde encontraría la Guardia Civil el automóvil una hora y media después, con las llaves de contacto puestas. En el lugar de los hechos la Guardia Civil recogió seis casquillos de 9 mm. Parabellum. La víctima, además de sus ocupaciones como juez de paz, atendía el bar El Estanco, negocio familiar, y trabajaba en sus horas libres en el servicio de ambulancias de la Seguridad Social de Sestao, siendo conocido en el pueblo por su ideología y por haber sido Consejero Local del Movimiento, por lo que había sido amenazado bastantes veces, sobre todo por teléfono, y que las amenazas se hicieron más frecuentes en los meses anteriores a su asesinato. Cuando se inauguró el batzoki de Lemona incluso pintaron en la fachada del bar "Javi vas a cascar". Descanse en paz. +

 

Recaola Landa, Rafael. Lezo. 1978. Guipuzcoa.

Rafael Recaola Landa era albañil y tenía 30 años. El 2 de noviembre de 1978 volvía en moto a su casa, en la localidad de Lezo, tras finalizar su jornada laboral. Amparados en la oscuridad de la noche, varios miembros de un comando de ETA aguardaron el momento oportuno para abrir fuego sobre él. Cinco impactos de bala, tres en el costado y dos en la cabeza, le causaron la muerte. Dos días más tarde, ETA militar asumió la autoría del atentado, acusando a Rafael Recaola de tener vinculación con los cuerpos policiales, de estar ligado a ideologías de "extrema derecha", haberse negado a pagar el impuesto revolucionario y haber dado el aviso a la gendarmería francesa, a través del cual el refugiado político Francisco Aya fue detenido y condenado a tres años de cárcel.

 

Maderal Oleaga, José María (Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios). 1979. Bilbao, Vizcaya.

José María Madera¡ Oleaga, presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Vizcaya, fue asesinado por tres encapuchados armados que le salieron al paso. Al percatarse de la situación, el antiguo legionario pidió auxilio, momento en que uno de los agresores se adelantó, disparando varios tiros que le alcanzaron en la cabeza y el tórax. En el lugar fueron encontrados hasta siete casquillos calibre 9 parabellum marca geco, munición habitualmente utilizada por ETA.
La víctima, que falleció en el acto, era hermano de Juan Maderal, legionario muerto en lfni en 1958 y al que por sus acciones de guerra se le concedió la cruz laureada de San Fernando. Un monumento a su memoria fue erigido en la localidad de Erandio, donde todos los años una bandera de la legión deposita una corona conmemorativa.
Personas allegadas al fallecido informaron que hace unos dos años el señor Maderal había recibido amenazas, aunque no supieron precisar las causas.
Los compañeros de trabajo de José María Maderal, miembros de la comisión deliberadora del convenio de Iberduero, que se encontraban reunidos en la localidad santanderina de Castro Urdiales, enviaron a la esposa e hijos de la víctima un telegrama de condolencia.
La víctima tenía 49 años y regentaba un bar llamado El legionario, propiedad de la Hermandad, que agrupa a unos quinientos antiguos legionarios, que tienen en el citado bar, situado en la calle Conde Mirasol, su punto habitual de reunión.

Imaz Gorostiza, Dionisio (Tradicionalista). 1979.  Ordizia. Guipuzcoa.

Dueño de un modesto taller mecánico en Villafranca de Ordicia (Guipúzcoa).Dionisio fue sorprendido por dos miembros de ETA en el momento en el que se disponía a retirar su automóvil del taller mecánico, con el objeto de dejar paso a otro coche propiedad del contable del taller, Obdulio López Ruiz. Todas las mañanas la víctima realizaba a pie el trayecto de apenas trescientos metros que separaban su domicilio del taller. Su contable le esperaba en la puerta del local, para que Dionisio quitase su vehículo y poder así sacar el suyo, que guardaba en el taller por las noches. En el momento en que realizaba la maniobra, los etarras, con la cara cubierta por capuchas, le dispararon cinco tiros a bocajarro. A continuación, los dos pistoleros huyeron en otro vehículo, donde les esperaba un tercer miembro de la banda.

Berasategui Mendizábal, Luis (Fuerza Nueva). 1979.  Bergara. Guipuzcoa.

Mecánico y propietario de un pequeño taller de maquinaria agrícola. Luis solía acudir al Bar Andrés para jugar una partida de cartas con sus amigos una vez que terminaba su jornada laboral. Miembros del grupo Iharra de ETA le estuvieron vigilando durante días con el objetivo de atentar contra él. En torno a las ocho y media de la tarde del 6 de junio, la víctima se encontraba en el bar cuando irrumpieron en su interior dos terroristas con los rostros cubiertos por bolsas de plástico amarillo. Una vez identificado, se dirigieron hacia Luis y abrieron fuego a quemarropa, hiriéndole de muerte. Los agresores, una vez cumplido su objetivo, salieron rápidamente del local y huyeron en un automóvil, robado previamente, que les esperaba con un tercer terrorista al volante. En 1995 fueron condenados por este asesinato a 29 años de reclusión José Gabriel Urizar Murgoitio, Enrique Letona Viteri, Francisco Martín Robles y Jon Aguirre Aguiriano. Luis Berasátegui Mendizábal tenía 33 años. Estaba casado y tenía una hija. Algunos de sus vecinos comentaron que la víctima estaba próxima a Fuerza Nueva. Luis era propietario de un pequeño taller de maquinaria agrícola llamado Motosierra.

López Carrera, Antonio (Guardia de Franco). 1979.  Sondika. Vizcaya.

De 66 años, era de Camposanto (Cantabria) y tenía cuatro hijos. Vivía en Vizcaya desde hacía unos 40 años. Trabajó hasta jubilarse en la factoría de Astilleros Españoles de Olabeaga. Anteriormente había formado parte de la Guardia de Franco y había recibido amenazas de ETA. La noche del 16 de agosto de 1979, Antonio y su esposa salieron a cenar con unos amigos al bar de Sondica. Cuando llegaron a casa, su esposa se dio cuenta de que había olvidado el jersey en el restaurante. Antonio volvió a recogerlo y de regreso a su domicilio tres etarras le ametrallaron por la espalda y huyeron en un coche robado. En 1982, José María Astola Iruretagoyena, Juan Bilbao Moro y Luis Alberto Pastor Landa fueron condenados como autores del atentado a 26 años, 8 meses y un día de cárcel. También fueron condenados a pagar una indemnización económica a los herederos de Antonio.


Uriarte Alza, Luis María (Tradicionalista). 1979.  Lemoa. Vizcaya.

Exalcalde de la localidad vizcaína de Bedia murió, a consecuencia de las gravísimas heridas que había sufrido el 29 de septiembre al ser ametrallado por dos terroristas de ETA en la calle de la Estación, del barrio de Inzurza de la localidad vizcaína de Lemona. Luis María Uriarte salió a las 7:45 horas del 29 de septiembre en su coche en dirección a Lemona, donde había reanudado su trabajo como encargado del Garaje Ugarte, taller de reparación de camiones. Aparcó su coche frente a la puerta, y permaneció leyendo el periódico haciendo tiempo para iniciar su jornada laboral. En ese momento, dos miembros de la banda terrorista ETA se acercaron al vehículo e hicieron primero dos disparos y luego una ráfaga, emprendiendo la huida en un Renault 5, donde esperaba un tercer terrorista, en dirección a Amorebieta. Los terroristas dispararon cerca de veinte tiros y en el lugar de los hechos se recogieron posteriormente once casquillos del calibre 9 milímetros parabellum. Luis María fue recogido por empleados del garaje y transeúntes y trasladado al Hospital Civil de Bilbao en estado muy grave, con dos impactos de bala en el brazo, otros dos en el tórax, tres en el vientre, uno en los testículos y otro en la pierna, que le había fracturado el fémur. En el momento en que era recogido, aún consciente, logró decir que eran de ETA y que les perdonaba. Fue intervenido quirúrgicamente, pero no se le pudo salvar la vida, falleciendo el 5 de octubre. Luis María Uriarte Alzaa era natural de Durango (Vizcaya) y tenía 56 años. Casado con Victoria Garay, tenía tres hijos. Había vuelto al caserío familiar del barrio de Ibarra en el mes de agosto, después de haber permanecido desde junio de 1978 fuera del País Vasco, exilio temporal forzado por las repetidas amenazas que había recibido de la banda terrorista ETA. La víctima, conocida por su ideología tradicionalista, fue alcalde de Bedia durante once años y también ocupó un escaño en la Diputación Foral hasta tres años antes de su asesinato. Abandonó sus cargos oficiales al mostrarse en desacuerdo con la legalización del uso de la ikurriña. Algunas noticias publicadas en los medios de comunicación señalaron que Uriarte se había entrevistado con Martín Villa, entonces ministro del Interior, para mostrarle su desacuerdo con la autorización de la enseña vasca. En junio de 2011, una de las hijas de Luis María Uriarte, Ana Uriarte Garay, ha constituido con otras víctimas de ETA el Foro contra la Impunidad.

Aguirreurreta Arzamendi, Juan Luis. 1979.  Mondragón, Guipuzcoa. 

A las 14:30 horas del viernes 16 de noviembre de 1979, dos miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas asesinaban a tiros en la localidad guipuzcoana de Mondragón a JUAN LUIS AGUIRREURRETA ARZAMENDI, administrativo en la empresa Pinturas Velasco. Los dos terroristas le esperaban ocultos detrás de una furgoneta y, cuando pasó Juan Luis, se colocaron detrás de él y abrieron fuego con sus pistolas. La víctima fue alcanzada por once disparos en distintas partes del cuerpo, cayendo al suelo herida de muerte. Juan Luis fue trasladado urgentemente en una furgoneta particular al centro asistencial de Mondragón, donde ingresó cadáver. El Ayuntamiento de Mondragón suspendió el pleno ordinario previsto para el día en que se produjo el atentado y, en sesión urgente, condenó el crimen y mostró su indignación por el nuevo atentado de la banda. La moción contó con trece votos a favor y cuatro abstenciones. Además, los concejales guardaron un minuto de silencio en repulsa por el asesinato. Los CAA reivindicaron el atentado mediante una llamada al diario Deia y, posteriormente, emitieron un comunicado en el que acusaban a la víctima de ser confidente de las Fuerzas de Seguridad, dirigir a los grupos de extrema derecha y haber pertenecido a la Policía político-social. Su familia salió al paso indicando que era apolítico y desmintió los rumores que relacionaban a Juan Luis con los Guerrilleros de Cristo Rey. Juan Luis Aguirreurreta Arzamendi tenía 32 años y era natural de Mondragón. Estaba casado y tenía dos hijos de 5 y 3 años. Hasta 1971 había trabajado en una empresa de construcción y de ahí pasó a trabajar en el departamento de contabilidad de Pinturas Velasco. Su hijo, Mario Aguirreurreta Herrera, escribió una carta pública en febrero de 2009 en la que se quejaba de la utilización de las víctimas y de la división que se hace entre ellas.

 

García García, Jesús (Fuerza Nueva). 1980. Baracaldo, Vizcaya.

El asesinato de JESÚS GARCÍA GARCÍA el 5 de enero de 1980, fue el primero del que acabaría convirtiéndose en el año más sangriento de la banda terrorista, con 98 muertos. La escalada había comenzado en 1978, con 68 asesinados, y continuado en 1979, con 80. Nunca después volvimos a sufrir una cifra tan alta de asesinados por ETA que, además, contaba en esos momentos con importantes recursos financieros gracias a la práctica sistemática de la extorsión y la tolerancia de Francia. Jesús García era hostelero y fue asesinado en torno a las siete de la tarde en el Bar Ion Kola de Baracaldo, del que era propietario. Dos individuos entraron en el local y le dispararon a quemarropa por la espalda dos disparos en la cabeza, uno en el corazón y otro en el pulmón. No hubo testigos directos del asesinato y los dos empleados del local apenas pudieron dar algunos datos. Los pistoleros de la banda huyeron en un Seat 131 donde esperaban otros dos terroristas. El vehículo había sido robado dos horas y media antes en Portugalete. Posteriormente, un aviso de ETA al diario Egin permitió localizarlo abandonado en El Regato. Por este atentado (y el que pocos días después, el 23 de enero, sufrió Alfredo Ramos Vázquez) fueron juzgados el periodista de Interviú Francisco Xavier Vinader Sánchez y el expolicía Francisco Ros Frutos, como autores de un delito de imprudencia temeraria y cooperador necesario de los asesinatos, respectivamente. El motivo fueron unos artículos aparecidos en la revista un mes antes en los que se acusaba a Jesús García de ser el cabecilla de un grupo ultraderechista en el País Vasco y se daban los suficientes datos personales (nombre, cafetería que regentaba, dirección y matrícula del coche) como para ser fácilmente identificado. En la revista decían de Jesús que era una persona peligrosa, un ultra fanático de Fuerza Nueva, confidente de la Policía y la Guardia Civil, que utilizaba un Ford Taunus para detectar etarras. También lo acusaban de ser el máximo organizador de las acciones de incontrolados ultraderechistas en la margen izquierda. Jesús García García era natural de Arrigorriaga (Vizcaya) y tenía 43 años. Estaba casado y tenía tres hijos. Vivía con su familia en Baracaldo. Recientemente, su hija Susana García contó por primera vez su historia al diario El Mundo (21/11/2010). Era vísperas de Reyes, tenía 14 años y al asesinato de su padre tuvo que unir el aislamiento social. En su instituto nadie volvió a dirigirle la palabra, "nadie se quiso sentar a su lado. Alrededor de ella había una U brutal de pupitres vacíos", cuenta el diario. Además tuvo que oír frases como "ahí va la hija del hijo puta ese que se han cargado". Su hermano de 17 años también perdió su círculo de amigos.

 

García Fernández, Carlos (FE-JONS). 07-10-1980. Eibar, Guipuzcoa. 

En su estanco por el etarra Kepa Pikabea. Le incendiaron el coche en dos ocasiones y en otra intentaron quemarle la tienda. Su nombre aparecía en las listas negras de ETA, a pesar de las amenazas e intimidaciones de las que fue objeto, no había sabido "aprovechar la oportunidad que se le brindaba de abandonar Euskadi sur, y nos hemos visto en la obligación de ejecutarlo" según ETA. En el mismo comunicado de reivindicación, la banda de extorsionadores y asesinos amenazaba a los elementos "fascistas y colaboracionistas del Estado opresor" para que abandonaran el territorio vasco Pues bien: independientemente de que Carlos García fuese o no fuese un colaborador de la Policía, algo que en cualquier sociedad sana sería considerado normal, además de un deber ciudadano -informar a las fuerzas del orden si se tiene conocimiento de un delito- es absolutamente falso que la víctima no hubiese hecho caso a las amenazas de ETA y su entorno. Carlos, su mujer y sus hijos ya habían decidido irse a la localidad de Arnedo (La Rioja), habían vendido sus propiedades y traspasado el estanco que regentaba desde hacía diecisiete años. El traslado era cuestión de días, y ese 7 de octubre de 1980, Carlos y su esposa, Cristina Flores Martínez, acudieron al estanco para explicar el funcionamiento del negocio a la mujer que se había quedado con el establecimiento. Quedaban quince minutos para las ocho cuando dos terroristas a cara descubierta entraron en el estanco y, sin mediar palabra, uno de ellos le disparó varias veces, causándole la muerte en el acto ante la mirada atónita de su mujer y la nueva responsable del negocio. Los disparos, hechos a muy corta distancia, le alcanzaron en el pecho y en la cabeza, afectándole órganos vitales. La Policía recogió posteriormente dos casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum. Carlos García Fernández, de 55 años, estaba casado con Cristina Flores Martínez y tenía cinco hijos, todos ellos mayores de edad. Natural de Astillero (Cantabria), había pertenecido al Movimiento Nacional y era conocido en Éibar, donde residía desde treinta años antes, por ser de ideología de derechas. Antes de regentar el estanco y puesto de venta de prensa, había trabajado en la empresa Orbea, donde ocupó el puesto de enlace sindical. Las primeras condolencias que recibió la hija [Aurora] cuando pisó la calle fueron las de una vecina de toda la vida que parecía una vecina de toda la muerte. ‘Mira, lo siento por tu madre y por ti...’, ‘Gracias’...’pero por tu padre no’. Se llevó entonces las manos a la boca (...) El día en que lo mataron yo tenía 27 años, hacía poco que me había separado y vivía a caballo entre Éibar y Madrid, adonde me había ido a vivir por miedo, un miedo enorme a ETA (...) Cuando asesinaron a mi padre, mi madre enfermó del corazón, empezó a tener que medicarse y al cabo acabó muriendo. Yo comencé a vivir con miedo, que es mi compañero de viaje, un miedo extraño (...) Un miedo que te incapacita para siempre. (...) No lo he superado. Si no lo hubieran matado, mi vida sería diferente. Éste ha sido mi precio por aquello: que me jodan la vida (...) No tengo odio, mi madre no me enseñó a odiar. Me decía: ‘Tú odiar, no, hija, tú odiar no’. Sólo siento repugnancia.

 

Ramos Vázquez, Alfredo. 1980. Baracaldo, Vizcaya.

Tanto Alfredo Ramos Vázquez, como Jesús García García, asesinado el 5 de enero de ese mismo año, habían sido relacionados por la revista Interviú con la ultraderecha de Vizcaya. Por ambos asesinatos fueron juzgados el periodista Francisco Xavier Vinader Sánchez por un delito de imprudencia temeraria (condenado a 7 años de reclusión mayor) y el expolicía Francisco Ros Frutos, como cooperador necesario (4 años de reclusión menor). En uno de los reportajes publicados sobre el tema, el ex policía nacional Francisco Ros Frutos, cuyas declaraciones fueron la base de los datos aportados por Interviú, describía al dueño del bar como "un gallego que se divertía participando en enfrentamientos contra los abertzales". Las informaciones publicadas por Interviú en sus números 188 y 189, de diciembre pasado, citaban un total de diecinueve nombres de presuntos ultraderechistas, así como siete bares considerados como lugares de reunión de aquellos -uno de ellos fue desmentido por la propia revista semanas más tarde- y otros tres locales a los que se atribuye la condición de «campos de tiro» o de entrenamiento de los comandos incontrolados que actúan en la margen izquierda de la ría de Bilbao.El asesinato de ayer es el segundo que se produce entre las personas mencionadas por los referidos reportajes. El primero fue el de Jesús García García, mencionado como organizador de los comandos incontrolados. La muerte de este último originó una tormenta de comentarios y acusaciones a la revista por haber publicado los nombres citados. Desde que aparecieron esas informaciones en la revista Interviú, Alfredo envió cartas a los medios de comunicación negando su pertenencia a ningún grupo político y haber participado en ningún enfrentamiento. Además, también había enviado una rectificación a Interviú que no había sido publicada en el momento de su asesinato. Pero no le sirvió de nada. El 23 de enero, dos terroristas de ETA encapuchados entraron en el Bar Stadium de su propiedad y se lo llevaron mientras advertían a su mujer, a su hija y a una sobrina que se estuviesen quietas. Treinta minutos después un comunicante anónimo informó a Egin del lugar donde se encontraba el cadáver de Alfredo. El escueto mensaje decía: "Secuestrado, interrogado y tiroteado. Se encuentra a la entrada de La Arboleda".En una cuneta, junto a una mina abandonada a siete kilómetros de Baracaldo, la Policía encontró su cuerpo sin vida, con las manos atadas a la espalda y la cabeza cubierta por una capucha. Antes de dispararle cinco tiros en la cabeza, la víctima fue "interrogada", tal y como reconoció la propia organización terrorista en ese comunicado. Alfredo Ramos Vázquez, de 56 años, era natural de Borrajeiros (Pontevedra). Estaba casado y tenía dos hijas.

Expósito Pascual, Julio Santiago. 1980. Sestao, Vizcaya.

El 20 de junio de 1980 Dos encapuchados lo ametrallaron poco antes de las dos de la tarde en el momento en que salía de la sastrería de su padre, en la calle del General Queipo de Llano de la localidad vizcaína. Padre e hijo habían salido juntos del establecimiento para ir a comer a su domicilio en la calle San Diego, y se dirigían a pie hacia el coche de la víctima, estacionado en las inmediaciones. En ese momento, dos encapuchados descendieron de un vehículo y se acercaron a ellos. Uno de los terroristas apartó al padre y el hijo, percatándose de que iban a por él, se parapetó detrás de un automóvil. En ese momento, uno de los encapuchados se situó a las espaldas de la víctima, y le disparó una ráfaga de ametralladora. A continuación, el otro terrorista lo remató con varios disparos cuando el cuerpo del joven estaba ya tendido en el suelo. El padre de Julio se acercó hasta el cuerpo ensangrentado de su hijo y comprobó que estaba muerto. En el lugar de los hechos se recogieron 10 casquillos del calibre 9 milímetros parabellum marca SF.  Respecto a los móviles del atentado, fuentes próximas a la víctima aseguraron que Julio no tenía vinculaciones políticas concretas. Sin embargo, otras fuentes señalaron que años antes había sido amigo de Eloy Ruiz Cortadi, presuntamente (según la banda terrorista) confidente policial y miembro de los Guerrilleros de Cristo Rey. Ruiz Cortadi había sufrido, en marzo de 1976, un atentado reivindicado por ETA en el que resultó gravemente herido. Las mismas fuentes atribuían al joven ideas derechistas y se le achacaba haber intimidado, con otros amigos, a jóvenes de la izquierda proetarra e, incluso, haber esgrimido una pistola en alguna ocasión. La familia desmintió rotundamente todos estos rumores, negando que hubiera sufrido amenazas y que realizase actividades políticas. Sea como fuere, en esa sociedad enferma, sustrato social del que se nutre la banda terrorista, los rumores y las sospechas sobre determinadas ideologías, o sobre presuntas actividades de colaboración con las Fuerzas de Seguridad, solían ser la antesala del tiro en la nuca, como ya explicamos cuando recordamos el asesinato del taxista Ignacio Arocena el 15 de febrero de 1980. Un día antes de acribillar a balazos a Julio Expósito, la banda terrorista había asesinado en Amorebieta a José Pablo García Lorenzo, empleado del Ayuntamiento, cuyo único "pecado" era que frecuentaba el cuartel de la Guardia Civil para realizar trabajos relacionados con el servicio de aguas. Julio Santiago Expósito Pascual era natural de Sestao, tenía 23 años y estaba soltero. Se había licenciado recientemente del servicio militar y un hermano suyo, de 14 años, también había fallecido poco tiempo antes.

Toca Echeverría, Alberto (Comunión Tradicionalista). 1982. Pamplona, Navarra.

Alberto Toca Echeverría, de 54 años de edad, casado, padre de siete hijos y director de la delegación en Pamplona de la Mutua Patronal de Accidentes de Trabajo, Asepeyo, resultó muerto ayer viernes como consecuencia de los disparos realizados por dos individuos quienes, a cara descubierta, entraron en su despacho de la citada mutua, a primeras horas de la tarde. En el momento de producirse el atentado, Alberto Toca que, al parecer, estaba vinculado a círculos de la extrema derecha, se encontraba acompañado por el director médico de Asepeyo, José Luis Sinués, quien no sufrió herida alguna.Alberto Toca, que al parecer era antiguo militante de la Comunión Tradicionalista, estaba casado y tenía siete hijos, uno de ellos subnormal. Era muy conocido en Pamplona y fue, durante un tiempo, presidente de la Asociación Navarra de Familiares de Amigos de Subnormales (ANFAS), que en los últimos tiempos, atraviesa serias dificultades económicas y está a punto de cerrar sus centros en la provincia. Al parecer, Alberto, estaba relacionado con personas de ideologías ultraderechistas. Se desconoce si había sido amenazado. Un hermano de Alberto, Ignacio Toca, al parecer, y según han informado fuentes de absoluta solvencia, estuvo en la cima de Montejurra acompañando a Sixto de Borbón en 1976, el año en que murieron dos personas en incidentes producidos por los partidarios de Sixto. Ignacio Toca, que fue presidente de la hermandad de Montejurra y con quien Alberto, según estas fuentes, mantenía una identidad y afinidad ideológica absoluta, tenía una gran influencia sobre su hermano.


Martínez Trelles, Ángel (Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios). 1983. Bilbao, Vizcaya.

Tres años antes su suegro le había avisado de que por Anzuola circulaba el rumor de que estaba en la lista negra de ETA por su ideología franquista.Dos miembros de la banda entraron a cara descubierta en el bar de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios, donde Ángel trabajaba ocasionalmente como camarero, que en esos momentos estaba abarrotado de clientes. Uno de ellos gritó "todos al suelo y con las manos levantadas" y, dirigiéndose hacia la barra, disparó contra Martínez Trelles, que en esos momentos se encontraba charlando con el encargado del local. El pistolero disparó directamente a la cabeza de Ángel, que recibió dos tiros, uno de ellos en el tórax y otro en la cabeza, y cayó de bruces detrás del mostrador, quedando tendido en el suelo en medio de un charco de sangre. Según testigos presenciales, el etarra fue directo hacia su víctima, sin vacilar en ningún momento. "Iban a por él", señalaron. En el lugar de los hechos se recogieron dos casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF. 

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"ETA acabó con la vida de cientos de vascos “incómodos” para la pactada repartición de las parcelas de poder del sistema. 

Por eso jamás se pusieron los medios necesarios para acabar con la lacra terrorista que ensangrentaba Vascongadas y toda España: respondía a un macabro reparto de prebendas y sinecuras del juancarlismo. 

Los separatistas tendrían impunidad en Vascongadas y en Cataluña, las fábricas serían controladas por las mafias sindicales de UGT y CC.OO., la cultura quedaría en manos de la izquierda más soez y degenerada y de la finanza participarían los partidos del pensamiento único del sistema, herederos del caciquismo, la corrupción y el turnismo electoral sobre los que se fue asentando la democracia liberal contra el pueblo español.

En el análisis del exterminio y la diáspora de los patriotas vascos hay que reseñar cómo primero fueron las amenazas, luego los ataques contra bienes inmuebles y vehículos, y finalmente, los asesinatos.

Desde entonces, ETA desplegará su violencia contra aquellos vascos que se sentían lo que eran, es decir, tan vascos como españoles. 

Al final del proceso, el miedo, consistente y mantenido, atenazó a una sociedad entera. Ese miedo les hizo abrazar, de forma mayoritaria, cualquiera de las variantes del nacionalismo como única forma de sobrevivir.

Los asesinados son vascos de estirpe y cuna, vascoparlantes (para algunos incluso el vascuence en alguna de sus diversas variantes es su única lengua) y defensores de la personalidad e identidad de Euscalerría sin incurrir en los errores y delirios del nacionalismo aranista.

Los terroristas por contra se nutrían en no pocas ocasiones de chusma desarraigada, delincuentes comunes, quinquis y recién llegados de otras zonas de España e incluso del extranjero.

La maldad de los criminales etarras no se detiene en el exterminio físico. Los proetarras son muy propensos a la burla de los muertos, al continuo ataque a las familias de las víctimas y especialmente –fenómeno de indudable inspiración satánica– al ataque a las tumbas en las que reposan los restos mortales de las víctimas.

Es el caso de la de José María Arrizabalaga, destruída hasta en ocho ocasiones.

El proceso había empezado unos años antes. El 14 de agosto de 1968 fue incendiado y destruido el caserío del alcalde de Lazcano.

Durante 1969 y 1970 la banda fue prácticamente desarticulada, y los ataques cesaron casi por completo. Pero en 1971 se produjo el “desembarco” de cientos de militantes (John Sullivan, El nacionalismo vasco radical, Alianza Editorial, 1988), que se agrupaban bajo una escisión de las juventudes del PNV denominada EGI-Batasuna. Se reiniciaron, entonces, las acciones de persecución e intimidación a los vascos que no estaban dispuestos a tragar con los delirios racistas, totalitarios, y más que dudosamente acordes con la realidad histórica vasca, de Sabino Arana.

El 29 de noviembre de 1971 era incendiada y destruida la boutique Gurruchaga de San Sebastián.

El 10 de diciembre le tocaba al caserío Mainguama de José María Recondo en Urnieta y el 14 de diciembre de 1971 la destrucción llegaba a la droguería de los Arrizabalaga en Ondárroa. La dependienta quedó ciega tras dicho ataque.

Estos actos de intimidación constante a los vascos no nacionalistas fueron reivindicados en el mismo comunicado en el que la banda se hizo responsable del secuestro de Lorenzo Zabala Suinaga el 19 de enero de 1972, liberado tres días después.

La nueva ETA, formada por los que fueran cachorros del PNV, dejaba claro que serían implacables para conseguir sus fines y enviaba, de paso, un mensaje a determinados sectores de la sociedad vasca.

Florencio Domínguez en Las Raíces del Miedo. Euskadi, una sociedad atemorizada (Aguilar, 2003, pág. 22) explica perfectamente el salto cualitativo que suponía el asesinato de Carlos Arguimberri:

"La extensión del miedo se produce cuando diferentes sectores de la sociedad vasca empiezan a sentir que corren peligro de ser atacados, al igual que les ocurre a otros conciudadanos con los que pueden tener algún grado de identificación. Con el asesinato de Carlos Arguimberri Elorriaga, ETA comienza a atacar a ciudadanos vascos de a pie. Arguimberri representa el principio de una línea de acciones de ETA que se mantendrá de forma ininterrumpida durante una década y que se saldará con la muerte de casi un centenar de personas. Hasta entonces ETA sólo había buscado la muerte de policías, guardias civiles o representantes del poder, como Carrero (…) A partir de 1975, hay civiles que son objetivo directo de ETA. En una primera etapa, que se extiende desde 1975 a 1977, la práctica totalidad de las víctimas son de origen vasco como lo revelan sus apellidos: Arguimberri, Camio, Arregui, Guezala, Albizu, Cortadi, Azpiroz".

Muchos autores no españoles que han escrito sobre ETA o han sido ambiguos y equidistantes, o han caído abiertamente embobados ante la dialéctica de los puños y el tiro en la nuca de la banda. Posiblemente porque no vivieron, como sí lo vivió la investigadora alemana Marianne Heiberg, cómo salió la serpiente del huevo. Heiberg residió entre febrero de 1975 y septiembre de 1976 en Elgueta, pequeña localidad de mil doscientos habitantes.

En su tesis doctoral describió el asfixiante clima que se creó contra los vascos no nacionalistas.

Muy gráficamente expuso cómo quedaban señaladas ante la sociedad

“aquellas personas que, de una manera u otra, quebrantaban las normas del lugar, revelándose como antivascos… el paralelismo entre las acusaciones de chivatazo y las acusaciones de brujería de otras partes del mundo era realmente sorprendente”.
(Heiberg, Marianne, La formación de la nación vasca. Editorial Arias Montano, Madrid 1991)".