La forma y el contenido de la democracia

La forma y el contenido de la democracia
"Pero si la democracia como forma ha fracasado, es, más que nada, porque no nos ha sabido proporcionar una vida verdaderamente democrática en su contenido.No caigamos en las exageraciones extremas, que traducen su odio por la superstición sufragista, en desprecio hacia todo lo democrático. La aspiración a una vida democrática, libre y apacible será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de toda moda.No prevalecerán los intentos de negar derechos individuales, ganados con siglos de sacrificio. Lo que ocurre es que la ciencia tendrá que buscar, mediante construcciones de "contenido", el resultado democrático que una "forma" no ha sabido depararle. Ya sabemos que no hay que ir por el camino equivocado;busquemos, pues, otro camino"
José Antonio Primo de Rivera 16 de enero de 1931

miércoles, 18 de enero de 2017

Ética y Estilo Falangista.


Mitad Monjes, Mitad Soldados.

 

Si algo ha diferenciado a nuestro movimiento de la vulgaridad de los partidos políticos, constituyendo nuestra personalidad y nuestro espíritu propio eso ha sido, y debería volver a ser, la mística de la Fe y la Milicia. Esa aspiración a conseguir ser "mitad monje y mitad soldado" que de manera inexacta pero muy aproximada constituye la Ética y el Estilo Falangistas.

Al igual que los autores aseguran que Falange no es una religión, también es verdad que la magnífica obra Ética y Estilo Falangista, aún siendo de conocimiento imprescindible para todos los falangistas, no debe tomarse como la Biblia al pie de la letra, tal y como si de una serie de dogmas excluyentes se tratase, como el propio autor reconoce expresamente.

No se trata de cambiar el carácter sino de perfeccionrse a partir de la forma de ser propia.

Ni de negar la condición de falangista a quien no cumpla con los puntos, sino de poseer la actitud para aceptar la necesidad de superación personal que ello implica y ser capaz de hacerlo alegremente sin que suponga una carga.

Nunca se ha obligado a ningún camarada a cumplir exigencias pero te mostramos un camino de meditación y autosuperación (Si cumples con todos los puntos deberías llegar a Jefe Nacional).





Ética y Estilo en F.E.D. 

 
Posiblemente sorprenderá que algunas de las propuestas de F.E.D para el funcionamiento interno de Falange se encontraban escritas en esta obra desde hace unos ¡43 años! A mí me ha sorprendido al releer la obra.

La importancia de ello radica en el hecho de haber llegado a nuestras conclusiones, ya hace varios años, mediante un proceso de crítica constructiva a la estructuración de las diferentes organizaciones falangistas desde la transición aprendiendo de los errores e incorporando los aciertos de aquellas que funcionaron algo mejor.

Para ello no se ha tenido en cuenta, aunque podria haberse hecho, la experiencia de organizaciones actuales completamente ajenas al falangismo que incluso toman sus decisiones, supuestamente, mediante asambleas como pueda ser el partido ahora tan de moda Podemos.

Muy al contrario pretendemos adaptar las propuestas falangistas para España a la estructura interna de Falange de un modo armónico y plenamente congruente.

Y es que, quienes ejercen jefaturas de autoridad que pueden ser o no también de servicio, pero sin contar con los mecanismos de representación orgánica jerárquica adecuados, capaces de proporcionar a la militancia el equilibrio entre sus derechos y sus deberes o el reconocimiento de sus propios méritos, corren el riesgo de parecerse más a una dictadura tópica que a Falange y, en ese caso, poco pueden predicar al pueblo español. Realizarán una labor propia de "caudillos fascistas o socialistas" pero carecerán de una organización estructurada capaz de sobrevivir por sí misma, de retroalimentarse por sus propios medios.





"Pero nuestro movimiento no estaría del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar tan sólo; no es una manera de pensar: es una manera de ser. No debemos proponemos sólo la construcción, la arquitectura política. Tenemos que adoptar, ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud humana, profunda y completa. Esta actitud es el espíritu de servicio y de sacrificio, el sentido ascético y militar de la vida. Así, pues, no imagine nadie que aquí se recluta para ofrecer prebendas; no imagine nadie que aquí nos reunimos para defender privilegios. 
José Antonio Primo de Rivera: Discurso Madrid, el día 29 de octubre de 1933
 

Ética y Estilo.

 

 



















Me ha parecido oportuno resaltar en negrita las palabras, frases o párrafos más logrados y adecuados a la realidad actual, tan diferente de 1974 siendo nuestra intención transformarlos en banderolas publicitarias que resulten fácilmente asequibles para nuestros lectores. Así como realizar comentarios a algunos puntos (que aparecerán entre paréntesis al final del párrafo). Estos comentarios irán enriqueciéndose poco a poco al igual que las imágenes que los ilustren.

Lo único criticable de esta obra, por poco caritativo, es que en un punto o dos el autor se mofa del defecto de pronunciación de la "r" de uno de los camaradas fundadores de las JONS.

Aunque sabemos que el autor lo hace, no por el defecto de pronunciación en sí, sino por la traición que cometió contra el Jefe Nacional, José Antonio, por motivos de ambición personal y de desviación ideológica. Sin embargo los hechos parecen demostrar con pruebas históricas que, posteriormente, se produjo una reconciliación entre los dos.






I




"El estilo en la Falange es tan sustancial, que si se perdiese, nuestro movimiento habría perdido su raíz."

"No cabe duda que una minoría disciplinada y creyente será la que se transforme en eje implacable de la vida española sobre el que montar el resurgimiento español, acabando con este tedio y esta chabacanería de la vida española actual."

(José Antonio)


1 ¿Quién ha dicho que queremos hacer de la Falange una Religión?
La Falange no es una Religión. No suplanta al Cristianismo.
Sin embargo, a nivel individual imprime un estilo inconfundible en aquellos cristianos que incorporan en sus vidas las normas falangistas.

2 Si de verdad se demostrara que los tiempos no están para la Falange (difícil demostración), no trafiquemos con la doctrina.
Los tiempos cambian, las verdades no pueden cambiar. 
(Porque las verdades que cambian solo son verdades para su época. No son verdades eternas)

3 ¡Qué bien cuando un amigo o conocido nos dice: "¡Si todos los falangistas fuesen como tú...!"
No te embobes y replica que gracias a Dios los hay mejores y que la puerta está abierta para el que se anime.

4 La Falange no es (necesariamente) una cosa original, nueva. Su doctrina se asienta en pilares milenarios. Es la acomodación de unas verdades eternas a unas características humanas determinadas y actuales.

5 "No más servir a señor que pueda morir". Recuerda que nosotros servimos a una doctrina no a una persona.

6 Penetra en el sentido profundo que, como caballero cristiano, falangista, debes dar a la vida. La alegría de saber que en cualquiera de nuestros actos no sólo edificamos nuestros destinos individuales, sino que cooperamos a la revolución y reconstrucción del mundo.

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7 Lo mismo que virtuoso no es sólo el que posee virtudes, sino también el que trata de adquirirlas. falangista no es sólo el que tiene virtudes falangistas, sino también el que se esfuerza por adquirirlas.

8 Los que viven de las rentas... Cuántos hay que tomaron café con José Antonio. Otros que pegaron tiros en la guerra... ¿Y tú, que no has hecho ninguna de ambas cosas. podrás ser falangista?
Pues claro que sí.

9 No hagas acopio de datos para tu historial. ¿De qué te vale el haber sido buen falangista si ahora no lo eres?

10 ¡No importa! Lo que de verdad perjudica a la Falange son las componendas y los amaños de aquellos que un día ya lejano fueron falangistas y que encuentran ahora dura la doctrina.
Quieren cambiarla en lugar de cambiar ellos. Resulta más cómodo.

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11 De acuerdo que no somos ángeles, pero somos falangistas. No te extrañe que se te exija más que a los demás. 

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12 A un joven camarada que le preguntaron desde cuándo era falangista, contestó sin vacilar: "desde que tengo uso de razón".
En realidad no hacía mucho de su ingreso, pero él consideraba que en toda su etapa anterior había vivido alegre, despreocupado, pero inconsciente.

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13 Cuánto estómago desagradecido... Hay que ver cuánta gente ha vivido a costa de José Antonio, de los caídos de la Falange.
Sin embargo ellos, si bien beneficiarios, no son los herederos de la Falange. Esta misión queda reservada a los hombres de espíritu limpio y ardor combativo.


14 De siempre ha existido gente cuya primera preocupación es ellos mismos. No te extrañe, pues, el comprobar que si con la Falange no ven buenas perspectivas (y en otros sitios no medrarían), traten
de introducir modificaciones: "acomodar nuestra doctrina a los tiempos actuales", ya sabes...

15 ¡Arriba España! Sí, pero no como fin, sino como medio. De otro modo sería nacionalismo estrecho: el egoísmo individual elevado a escala nacional (el egoismo llevado a la política).

16 Utilitarismo: sacrificar nuestros principios, nuestro estilo en aras del número.
Según tú, habríamos de reprochar a José Antonio que en la Falange fuesen tan pocos.
En otro orden de cosas, según tú. Jesucristo fue un fracaso.

17 Después de leerte los discursos de José Antonio, compara la situación con la realidad actual. Es muy útil.

18 ¿Pero tú crees de verdad que se puede hacer falangistas sin enseñarles en qué consiste la Revolución que quería José Antonio?

19 Si no eres capaz de introducir en los muchachos bajo tu mando esa mística revolucionaria, esa inquietud social, esa rebeldía contra la injusticia, ese ardor combativo, ese espíritu de entrega total que caracterizó a la actuación de José Antonio como Jefe Nacional, no habrás ayudado al resurgimiento de la Falange. Habrás perdido el tiempo. Aunque tus muchachos sepan hacer nudos y sean muy deportistas (se refiere a la convivencia en los campamentos).

20 Si aparte de los entrenamientos y sanas diversiones que tú, como Mando juvenil, proporcionas a tus muchachos, no eres capaz de hacerles comprender por qué nació la Falange y por qué hace falta ahora su resurrección, cuenta con que esos muchachos irán desapareciendo de tu lado a medida que se hagan mayores.
La Falange -es decir, lo que ellos consideran Falange- habrá sido para ellos una mera tapa de su vida que se supera al hacerse hombre, como se superan los juegos infantiles.

21 Si bien es cierto que el hombre es el sistema, no es menos cierto que a veces el sistema deshace al hombre.
No hay sistema bueno sin hombres buenos, pero también, a la larga no hay hombre moral dentro de un sistema inmoral.
En este último caso ocurre que o bien el hombre rompe el sistema o el sistema deshace o corrompe al hombre.

22 No basta con ser bueno. Hay que ser revolucionario.
Tratemos de impedir que en este mundo de "la libre competencia", otros ejerzan el mal impunemente.
Para ello, hay que cambiar estructuras, abolir privilegios, combatir situaciones injustas.
No puede continuar todo igual: el virtuoso haciendo todo el bien que pueda o que le dejen, el malvado haciendo todo el mal que le permitan.
Puede ser, y lo es que en esta sociedad en que hoy vivimos, el segundo tenga más facilidad de ejercer su "oficio" que el primero.

23 Marchas, campamentos, canciones. etc. Estupendo.
Ayudan a formar un estilo, a fomentar la camaradería. Pero no es bastante para considerarte falangista.
Lo serás cuando tengas las mismas inquietudes que llevaron a José Antonio a inmolar su vida.
Si no logras encarnar en ti la doctrina del Fundador, dentro de unos años todas esas virtudes, buenas, repetimos, no serán más que pura anécdota en tu vida.

24 Las marchas, los campamentos, las canciones, etc., no son más que un medio para un fin.
Desgraciadamente muchos se vuelcan en los medios y olvidan el fin.

25 La Falange no fue hecha para arroparse unos a otros, sino para todos juntos esforzarse en ayudar a los demás.
No fue concebida para la defensa, como refugio, sino para el ataque.

26 Aparte de útil para el ejercicio de una función política, es necesario que sirvas para ganarte el pan en cualquier otro menester de la vida normal (En 1974 no existía el paro ni la inmigración ilegal).
Sería lamentable que te vieses atado por el estómago, por las necesidades familiares. Que no te coarten en tus decisiones. Que impere tu libre criterio basado en tus principios.

27 Unos se venden por dinero, otros por un cargo, aunque no esté remunerado. Es decir, unos se venden por oro, otros por incienso.
El estómago es un punto flaco, pero no lo es menos la vanidad. la ilusión de mandar y ser obedecido.
Lo que en edad juvenil es ilusión por el mando -inocente en apariencia-, se convierte en ambición
de mando en la edad adulta. Ambas derivan de idénticas raíces: la vanidad y la soberbia.

28 No seamos como los antiguos griegos que interpretaban las derrotas como muestras del enojo de los dioses.
A ti te ha de bastar saber si la empresa en la que estás empeñado es grata a Dios.
Si tienes éxitos, dale gracias. Si tienes fracasos, también.
Al producirse estos fracasos. Dios no desautoriza la empresa, sino que aplaza su realización.

29 El triunfo no depende de nosotros, y sin embargo hemos de luchar como si de nosotros dependiese.

30 Triunfo. Deseas abandonar porque no ves llegar el triunfo. Es evidente que no nos sirves para levantar la casa.
Ya te llamaremos cuando esté terminada para que habites en ella, pues para ti y para el resto de los españoles la estamos construyendo.

31 Dios tiene sus planes que nosotros desconocemos.
Sin embargo, El no se enoja cuando, llevados de nuestro amor por el prójimo, intentamos algo que quizás no esté en su programa.
Pero tampoco nos enojemos nosotros si Él detiene nuestra marcha con un fracaso.

32 Que no nos gane nadie en esforzarnos y en luchar por nuestro ideal, pero sin desesperarnos por
el resultado.
Como seres que sabemos de dónde procedemos y de quién dependemos, estamos seguros que todo cuanto suceda será para nuestro bien.
Nosotros ponemos el esfuerzo y El. Dios, pone el resultado.

33 Si hubiese garantías de triunfo no tendría mérito el luchar.
Necesitamos gente que luche aún sabiendo que ellos no verán el triunfo.

34 Te desesperas por el triunfo que no llega.
Quizás seas como el niño que estudia violín y llora porque no le dejan ya el Stradivarius.
Espera a que sepas lo suficiente para no correr el riesgo de estropearlo.

35 Has vuelto a olvidar tu meta, el ideal, el estilo.
No te defiendas diciendo que haces o eres un ser "normal". Di más bien que eres, o haces "lo vulgar".

36 Si el admitir que dos y dos son cuatro implicase obligaciones, te aseguro que muchos considerarían "relativo" ese resultado de cuatro.

37 Te gustaría prestar grandes servicios a tu Patria, a Dios, desde un alto puesto.
Admitimos que no ha sido culpa tuya: tú bien hubieras querido prepararte, estudiar.
Sin embargo, te queda un amplio campo: la tarea de hacerte mejor. Endurecer tu voluntad, aumentar tu generosidad: mayor exigencia de sacrificio, etc.
Como verás, tienes muchas "asignaturas". Cuando las termines, o quizá mejor, cuando las comiences ya habrá ganado España con ello.

38 No se puede "desertar". No puedes dejar de arrimar el hombro.
Lo más que puedes hacer es cambiar de sitio, pero siempre para seguir empujando y asegurándote que al cambiar de sitio sigues empujando en la misma dirección.
(En la Falange Futura si se "deserta" durante 3 meses se pierde la condición de camarada y, por lo tanto el derecho a voto en las asambleas correspondientes. Este derecho se recupera demostrando participación en la escuadra o "grupo de trabajo" durante otros 3 meses).

39 Te quejas y te lamentas de lo alicaída que está la Falange. Parece mentira que una doctrina tan completa y con una mística de tanta fuerza, se encuentre, en el orden de los hechos, en la situación actual. Piensas abandonar. ¡Bonita solución!
La solución no consiste en abandonar, sino en luchar con ánimo redoblado.
Hay que ganar voluntades para nuestra causa, no restarlas con deserciones propias.
(Para ello es necesario disponer de una organizacón seria y estructurada lo que no tiene que ver con el ser muchos o pocos).

40 Si nos dejas, una sola cosa te justificaría: tener una vocación distinta a la nuestra.
Nos alegramos que te marches si es para ir a un sitio donde te exijan más, donde rindas más.
En realidad, de lo que se trata es de estar todos luchando en el mismo frente, por la misma causa.
(En la Falange Futura es preferible que alguien se marche una temporada a que esté a disgusto contagiando negatividades puesto que proporciona derechos y garantías a los camaradas).

41 A lo práctico. "Hay que ir a lo práctico", oyes decir.
Te tropiezas con un amigo empleado de Banca. Te cuenta sus problemas. Le explicas que tú estás tratando de resolverlos militando en las filas falangistas, y se sonríe.
Hablas con un obrero, y lo mismo. Te asalta la duda. "¿Estaré viviendo un mundo de ilusiones?".
No. Sigue informándote de los problemas de tus hermanos. Estudia, fórmate, sacrifícate. Para resolverlos, hacen falta hombres íntegros.

42 Te pasas el tiempo pensando en ti y en lo tuyo.
Si todos hiciesen lo mismo, arreglado iba a ir el mundo.
Hacen falta "quijotes" que se preocupen y se sacrifiquen por los demás.
¿O es que no se te ocurre pensar que hay hermanos más débiles que necesitan nuestra ayuda?


43 Busca el contacto con los humildes. Ellos te ayudarán a recordar para qué estás en la Falange.

44 A veces se vive en un ambiente tan estupendo y acomodado que, sin querer, creemos que todo el mundo vive también así. Desgraciadamente no es así.
En nuestra propia ciudad, en otras provincias, en otros países, infinidad de familias padecen y claman ayuda.
Es conveniente que también dediques tu tiempo a preocuparte de ellos. A no olvidarte de la existencia de estos problemas, que también son tuyos, desde el momento que decidiste ser falangista.

45 Todo a nuestro alrededor parece normal, unos a su estudio, otros a su trabajo. su cine, su televisor, etc.
Escarbamos un poco, nos alejamos del casco urbano, nos metemos en un "tercera" (escrito en 1961 se refiere a viajar en 3ª clase) y parece que hemos cambiado de país. 
(El "televisor" es el adoctrinador de hoy, el que dice lo que hay que creer, cómo hay que pensar y el responsable de la situación política que padecemos al chocar con la realidad de las verdades eternas)

46 Todo va bien. No hay que preocuparse de nada.
Esto parecen recomendar las personas de cincuenta años para arriba.
Lo mismo parecen querer muchos de cincuenta años para abajo que nos dicen no tener tiempo.

47 Te tira la normalidad; dejar que las cosas evolucionen a su paso y tú dedicarte a vivir tu vida;
sólo tus propias preocupaciones.
Nada hay en contra. Salvo que siguen ahí los desheredados de la fortuna, esperando que alguien
les eche una mano desinteresada y les ponga al mismo nivel que los demás

48 Un consejo que puede serte útil: siempre que puedas, viaja en "tercera" (escrito en 1962.
Evidentemente hoy la estampa es distinta, pero el fondo la pequeña o gran tragedia de millares de  personas sigue existiendo). ¡Se aprende tanto!
Quizás te parezca pueril el consejo, pero te ayudará a conocer la verdadera España.

49 Hay que alternar la teoría con la práctica.
Si ahora en tus años jóvenes, época de mayor generosidad, aplazas por razón de estudios el preocuparte de los problemas de los demás, cuando estés situado en la vida, mucho nos tememos que padecerás amnesia, más o menos crónica.
El no practicar la caridad, aunque sólo sea ésta de deseo, engendra y fomenta el egoísmo.

50 El encontrar gente que sea seria y de la que se puede uno fiar: ¡Cuánto vale! Citarte a una hora, y estar; comprometerte a algo, y hacerlo.
¡Qué tu palabra dada equivalga a garantía de cosa hecha!

51 Si tu sacrificio lo haces pensando en Dios, tendrás la seguridad de que Él siempre se enterará. De paso, esto hará innecesaria esa innata tendencia que tenemos a que los demás se enteren para obtener su admiración o agradecimiento.

52 Endurece tu cuerpo (no sólo con la práctica de deportes, sino con renuncias, sacrificios, privaciones). Te ayudará a lograr mayor reciedumbre en tu carácter.

53 Quizá algún día te veas traicionado, expulsado, solo... Únicamente tu cruz y Cristo sonriéndote, esperándote: ¿Vas a abandonar?

54 Te has quedado solo. Nadie te ha apoyado. A pesar de ser tu postura perfectamente noble y justa, y dentro de la más recta ortodoxia falangista. Han pesado más otras "razones" . . .
¡Ahora sí que dan ganas de abandonar! Piensas que es de todo punto inútil seguir luchando.
En absoluto. Es necesario seguir caminando. Aunque parezca imposible seguir avanzando.
Aunque te dé la impresión de retroceder en lugar de avanzar.
La fidelidad a nuestra doctrina: el “amamos lo difícil", trae a veces esas consecuencias.
El luchar en política con visión sobrenatural impide que el no vernos secundados en nuestros esfuerzos por una causa justa lo hayamos a interpretar como justificación para el abandono.
Si es noble y justo, y fundamental para el logro de nuestro ideal, habrás de seguir luchando. Ya te
llegarán refuerzos, si Dios así lo quiere. Entretanto, podrás variar de táctica, pero jamás abandonar la
lucha por hallarte solo.

55 Vivimos un siglo de grandes sacrificios ocultos.
Si con la excusa de que eres joven quieres pagar un tributo a la frivolidad, allá tú con tu conciencia.
Sin embargo, para seguir el estilo falangista es necesario una vida austera.

56 Hay que seguir templando ese espíritu.
De entre los sacrificios y pequeños actos heroicos que ya conoces y has puesto en práctica, elígete uno que puedas realizar a diario, repetimos, a diario.
Uno al que tu naturaleza nunca se habitúe. Uno que, en los contados días que no puedas hacerlo, el cuerpo -gran burgués que todos tenemos más o menos escondido- se regocije como si fuera fiesta.

57 ¿También en mi vida privada? Naturalmente, también llega ahí el estilo, ¿o lo crees sólo válido en campamentos?
Un ejemplo: el baño semanal de agua caliente y la ducha diaria de agua fría: ¿Ves?, Dos modos distintos de entender la higiene.

58 En el código moral de muchas personas parece como si figurase el mandamiento de divertirse.
Les produce sudor y congoja el no tener "plan" el domingo: no tener dónde o con quién ir a la fiesta de Fin de Año. etc.

59 ¡Qué maravilla de pensamiento, de ideas. de exigencia... hacia los demás! ¡y qué porquería de vida llevas!

60 Sí, ya lo sabemos. Hay que alternar, hay que convivir.
Pero nos serías más útil si ese hermoso tiempo libre de que dispones lo empleases, por ejemplo, en capacitarte.

61 ¿Nos dejas? ¿Por qué? ¿Porque cada vez ves más lejano el triunfo y. por el contrario, cada vez aumentan más las dificultades? ¿Qué creías, que esto era un camino de rosas?
Dificultades y entorpecimientos. Incomprensiones de toda clase. Repasa la historia de la Falange y de su fundador. No es el discípulo más que su maestro.

62 Estás dispuesto a morir por la Falange, según nos has dicho en más de una ocasión.
Sin embargo, das la espalda cuando se te pide un sacrificio. ¿No es un contrasentido?

63 Das una de cal y otra de arena: enciendes una vela a Dios y otra al diablo. Todo por seguir en el cargo o carguito...
No te engañes diciendo que conviene que la Falange tenga ocupado ese puesto.
La Falange contigo no tiene más que un traidorzuelo, títere de sus enemigos.

64 ¡Da pena y rabia! ¡cuántos camaradas -tan estupendos antes- se han adocenado! Peor aún: pretenden adocenar a la Falange.

65 Así como en la lidia de toros existen partidarios del "afeitado", para aminorar riesgos, también en el terreno de la Política hay quienes abogan por "actualizar" nuestra doctrina y nuestro estilo.
(La Falange Futura no "actualiza" la doctrina en este sentido de desvirtuar sino en el de actualizar y, por supuesto, mantiene el estilo. Mucho más de lo que puede decirse de otros).

66 Cualquiera que te oyera hablar se "apuntaría" inmediatamente a la Falange.
Pero cuando viesen el modo de vida que llevas quizás se "desapuntaría".

67 Muchos llegan a la Falange como aves de paso. Es una etapa más en su vida: la fase juvenil.
Necesitamos gente que entienda la Falange como un modo total de concebir la existencia.

68 Si no puedes sacar de tu apretado programa ni dos horas a la semana, para dedicarte a la reconstrucción de la Falange, serás, a lo más, un falangista a largo plazo.

69 Eres falangista de escaparate.
Mucha disciplina, mucho "patriotismo" cuando estás reunido con tus camaradas... y luego, vaya diferencia, ¡quién diría que eres el mismo!

70 Al falangista le conocerás por su modo de entender la vida y, sobre todo, por su modo de vivirla.

71 No te importe que vayas creando enemigos entre quienes tú consideras camaradas.
Tu estilo lleno de renuncia y exigencia es una acusación para ellos.
No te extrañe que se defiendan como puedan.

72 ¿Llamarte falangista, llevando esa vida tan llena de vulgaridades y chabacanerías... ? Vamos, ¿tú crees que te has inscrito en un club?

73 Se tiene que notar que eres falangista; y esto no precisamente por tus emblemas o tus voces.
Si cogiésemos uno cualquiera de tu medio ambiente y comparásemos su vida con la tuya, ¿se notaría la diferencia?

74 A partir del día en que te decidiste a ser falangista ha tenido que operarse en ti una transformación. De otro modo sólo habría sido una ilusión.
Tienes que ir extirpando el "hombre viejo" hacer que crezca el nuevo.

75 Te ha dado un poco de vergüenza el que la gente o tus amigos, por lo externo, te tomarán por falangista.
¿Por qué? ¿Es que no lo eres? Efectivamente, no lo eres. Si lo fueras, sentirías orgullo, nunca vergüenza.
(En FED pensamos que, en ciertos modos de ser, es normal sentir verguenza escénica cuando algo nos convierte en objeto de la atención o de las miradas ajenas estando, como estamos, habituados a pasar desapercibidos por la vida. Esto se cura con la práctica y el tiempo).

76 Unos hombres hicieron posible la Falange del 33 al 36, porque se sacrificaron y pensaron menos en su porvenir y en su familia que en el porvenir y en la familia de los demás.
Tú, falangista actual ya nos dirás si debemos cambiar el sistema.

77 Hay mucha gente que está de acuerdo con los postulados de José Antonio, pero pocos son capaces de comprometerse en la tarea de llevarlos a cabo, por el sacrificio personal que ello representa.

78 No puedes ayudarnos, porque no tienes tiempo. Tienes que estudiar y formarte; luego tu trabajo, tienes que abrirte camino en la vida: más tarde, te casas y debes ocuparte de tu mujer y tus hijos.
Ya nos dirás cuando podemos contar contigo. Si José Antonio y sus camaradas hubieran tenido el mismo programa, la Falange no habría nacido.
(Hoy en día ya no hay excusa; se puede colaborar incluso desde el ordenador de casa)

79 La disciplina, el estilo, etc., no son sólo para los demás, los subordinados. También para ti, mejor dicho, más para ti, por muy mando y jefe que seas.

80 Te sientes muy orgulloso de que tienes a gente -buena gente- a tus órdenes.
Dos observaciones:
l.º Ellos no están ahí para ti, sino para la Falange.
2.º Quizá el mérito radique en ellos (al aceptar el papel de subordinados y aceptarte como mando, con todos tus defectos), más que en ti al mandarlos. No te envanezcas.

81 Parece que te has propuesto ser jefe, ser cabeza o mantenerte en ese puesto a toda costa... Incluso de tus principios.
Quizás prosperes en el amplio y turbio campo en el que te manejas. Recuerda, sin embargo. que cuando llegue el momento de necesitarte un mando falangista, tú ya no serás válido.
(En la Falange Futura de FED los mandos de toda la organización, incluso de las "escuadras o grupos de trabajo" deben someterse a su revalidación en la asamblea anual de la escuadra. Además existirá la posibilidad de solicitar traslados).

82 ¿A qué vienen esos gestos de "aprendiz de César"? Serás de verdad jefe si sabes mandar en ti mismo, lo primero. De sobra sabes que tu otro "yo" es indisciplinado.... y tú se lo consientes.
(En FED para poder presentarse a jefe de "escuadra o grupo de trabajo" será necesario realizar un pequeño cursillo con prácticas. La teoria constará en internet a disposición de cualquiera).

83 ¡Qué decepción te has llevado! Te habías puesto a sus órdenes esperando grandes empresas, y ¡cómo te ha fallado`
Esto te servirá de recordatorio que el ser falangista es un título que hay que revalidar a diario.
Cada uno de nosotros -incluso los de brillante historial- es, hasta su muerte, un candidato a "ex".

84 Cuando deposites tu confianza en un mando, piensa que es humano. No te desanimes porque él falle.
Pero, por lo mismo, tú no puedes firmarle un cheque en blanco. Limítaselo poniendo fecha.
(En FED la fecha de posible caducidad es un año hasta la siguiente asamblea).

85 ¿La murmuración como instrumento de lucha?
En la vieja política, sí. En nuestra Política. no.
(No nos preocupa la murmuración en FED mientras se realize fuera de las actividades. Durante las actividades no se permitirá o puntuará negativamente. La disciplina se mantendrá hasta la próxima Asamblea)

86 ¡Qué desparpajo en echar lodo sobre la gente que no es de tu "partido”!
"Es la política" Respondes: No. Es la vieja política.

87 Con tu doblez y doble postura, envidias y chismorreos, atizas el fuego de la discordia... "Entre los enemigos", añades tú. ¡Tú sí que eres enemigo! Porque haces lo que hemos reprochado a los demás.
Nosotros no hemos venido a hacer "política", sino Política.

88 Si sigues utilizando la mentira y la falsedad como instrumento.... más vale que te vayas a otro lado.
Lo que consigas, de nada nos sirve. Tu mercancía lleva gérmenes que a la larga la pudren y nos pudren.

89 Si tú actúas en Política por amor de Dios, es decir, por amor a tu prójimo, no es normal esa forma de combatir al enemigo, pues el enemigo también es tu prójimo.

90 Toda persona tiene su lado bueno. Si oyes criticar de alguien -¡o tú mismo lo haces en casos especiales- esfuérzate en hablar también del lado bueno de quien es criticado.

91 Acostúmbrate a decir en público lo bueno que piensas de los demás. Es una buena gimnasia
purificadora que por lo general sólo se practica cuando el beneficiario ha fallecido.
Vamos a contrarrestar la costumbre de la murmuración.

92 Admitido que a veces haya conversaciones en las que tengas el deber de decir las verdades sobre ciertas personas, para desenmascararlas.
Sin embargo, no es noble que silencies su lado bueno, si de verdad sabes que lo tiene.
Apresúrate a señalar las virtudes de la persona criticada, si te consta que las tiene.

93 En nuestras discusiones y comentarios no podemos ni debemos echar odio sobre los culpables de la injusta situación.
En el peor de los casos se trata de ciegos de espíritu. Nosotros, recuérdalo, no luchamos por odio, sino por amor.

94 No debes preocuparte porque al haber dicho la verdad has perdido tal cosa.
Más te ha de preocupar cuando la consigas a costa de mentir y falsear.

95 ¡Cuántas zancadillas! ¡Cuántas calumnias! Incluso por parte de quienes se llaman camaradas tuyos. Dan ganas de mandar todo a paseo...
Eso quisieran ellos, que les dejásemos el campo libre. Convierte esa desilusión y tristeza en coraje... ¡y arremete! Piensa que no estás solo.

96 Si te ofendes porque te corrigen o te hacen objeto de crítica, mal asunto. Señal clara de que te falta humildad.

97 Sé humilde. No importa el que te hayas equivocado. Lo importante es que lo has hecho con rectitud de intención, por un ideal. Te seguirás equivocando y no por eso te vas a quedar ahí parado.
Sin embargo, no te olvides de sacar las debidas enseñanzas de esa equivocación y de las próximas
que tengas.
Sólo los orgullosos, los vanidosos, se equivocan y siguen imperturbables en la misma actitud.

98 No encaja en nuestro estilo esa inveterada costumbre de algunos en esforzarse por auto-defenderse y auto-disculparse, cuando se les ha cogido en un fallo; en una equivocación.
Son los vanidosos que se esfuerzan en no desmejorar su "imagen pública" ante los ojos del Mando o de sus camaradas. Se llevan un grave disgusto sí notan que ha bajado la buena opinión de los demás hacia ellos.

99 Evita en todo momento esa falta de estilo de disculparte y mucho menos echando la culpa a otro.

100 No te dé vergüenza rectificar porque ello implique el reconocer un fallo tuyo. Declarar que la culpa fue de uno mismo es un ejercicio estupendo de humildad. Practícalo.

101 ¿Qué importancia tiene el que los demás desconfíen de la solidez de tus virtudes?
En realidad, somos como funámbulos que cruzan la vida sobre una cuerda floja, aunque sujetos por la mano de Dios. En todo dependemos de Él, pero todos tenemos la inveterada costumbre de soltarnos voluntariamente. Por eso nadie, humanamente hablando, es seguro.

102 Un hombre humilde no se enfada porque le contradigan, ni porque le consideren inferior a lo que es en realidad.

103 Evita el decir toda palabra que represente -aún levemente- un elogio para tu propia persona.

104 No eres humilde porque te pongas tu mismo "hecho un trapo" ante los demás. Lo serás más bien cuando sepas encajar, sin refutar, esas misma críticas de boca de los demás.

105 Tú quieres que los demás admitan la crítica, pero no toleras que tus subordinados te puedan criticar directamente. ¿Porqué?

106 Admites que todos somos humanos, y por ello, sujetos al error. ¿A qué vienen esas reacciones tuyas cuando alguien te señala una equivocación?

107 Nos parece muy bien que alabes la humildad, como virtud imprescindible que es para todo aquel que entienda la Política como servicio. Pero no que alabes tu humildad. Es muy distinto.

108 Necesariamente hemos de torcer el gesto cuando oímos a ciertas personas decir que son humildes. Humildad que se pregona. ya no es humildad.

109 Uno de los artículos del código del Militante debía incluir la "guasa", las bromas como ingrediente imprescindible en la camaradería.
No nos imaginamos ese trato frío de respeto sajón entre nuestros camaradas siempre jóvenes.

110 Si te gastan una broma o si quieren tomarte el pelo tus camaradas, tu no puedes tomarlo tan a pecho y enojarte. Habrás de tomarlo a guasa siempre. Con espíritu juvenil, como corresponde a nuestro estilo de políticos permanentemente jóvenes.
Tus camaradas ya se cuidarán, por su parte, de guardar el estilo en la clase de bromas o tomaduras de pelo, pues también hay un estilo para ello.
(Se refiere a las clásicas bromas inocentes de los campamentos. Nada que ver con las actuales "bromas" de mal gusto de las universidades. En estas bromas pesadas no hay que ceder de ninguna manera).

111 ¡Cuánta falsa erudición... ! ¡Cuántos discursos y artículos cargados de palabras sin contenido... ! Sé sobrio hasta en las palabras: "El laconismo militar de nuestro estilo".

112 No te acostumbres a pedir favores por sistema.
Sin embargo, cuando te los hagan sin pedirlos, acéptalos con humildad. Es bueno recordar cuánto debemos a los demás.
Recuerda que no se trata de hacer "el Robinson" en este mundo, sino de vivir la caridad, dando y recibiendo.

113 Estudia, lee, aprende... No te canses de aprender. Ejercita lo aprendido. Recuerda que nadie puede dar de lo que no tiene.

114 El respeto hacia el prójimo es algo ya exigible en política en el siglo XX.
Para con tu camarada, sin embargo, es el respeto algo muy pobre. Debes sentir amor, camaradería.
(Sin embargo aquí hay que matizar que las personas siempre son respetables pero las ideas pueden serlo o no. Nadie tiene la obligación moral de respetar todas las ideas).

115 La fuerza que tienen las costumbres... A las paganas, nos referimos... Cómo esclavizan.
Recordamos en qué tono suplicante, mendicante, pedía a sus amigos un muchacho de unos 18 años se le dejase participar en un baile de Fin de Año: "No tengo donde ir", suplicaba casi lloriqueando.

116 "Empollón". "exagerado", "beato", palabras continuamente empleadas por personas que pretenden justificar así su falta de voluntad para el estudio o el trabajo, o su falta de visión sobrenatural, su ignorancia religiosa.

117 De tarde en tarde se tropieza uno con veteranos de antiguas centurias que te hablan de una Falange superada.
¿Pero cuándo han llegado esas personas a conocer la Falange?
Haciendo memoria les recordamos cómo los clásicos forofos del campamento y de las competiciones deportivas. Los primeros en el arreglo de tiendas, en la revista de uniformidad.
Animosos y bullangueros en los desfiles, pero de ahí nunca pasaron.

118 Si te sacrificas y haces por que los demás se enteren, estás pasando factura.
Unos la cobran en cargos bien remunerados, otros, como tú, en elogios, honras, incluso esta última postura es a veces, un paso para la primera. El móvil es quedar compensado.

119 Cuando te comunican la noticia de que a uno, contrario a nuestras ideas, se le ha atrapado en una inmoralidad que le corta en seco su vida pública o carrera política, no nos explicamos tu alborozo.
El mal del prójimo no debe alegrarnos jamás. Si en vez de un grito de júbilo hubieras elevado tu corazón a Dios pidiendo por tu hermano, hubieras estado más en consonancia con nuestro espíritu.

120 El que una persona no sea falangista no quiere decir que esté contra nosotros. Entérate bien, antes de atacarla (verbalmente), en qué campo milita.
Resultaría penoso y perjudicial eliminar a quienes combaten junto a ti contra un enemigo común.
Mejor tratar de poneros de acuerdo.

121 No insistas. Tu fervor te lleva a querer hacer falangista a todo ser con que te tropiezas.
Piensa que unos no son aptos y otros -aunque rabies por captarles -pertenecen a otro Cuerpo.
Como en el Ejército: unos paracaidistas, otros marinos... ; o como en la Iglesia : unos dominicos, otros jesuitas, etc.

122 Cuando por razones de tu trabajo estés en una recepción, todo el mundo elegantemente vestido con sus ademanes de alta sociedad, te servirá de mucho el recordar la estampa de esos emigrantes (españoles -hermanos tuyos-), con sus ropas ordinarias, sus pantalones de pana, alpargatas, y por equipaje, un saco de arpillera y maleta de madera "de artesanía", para los cuales "estar a la intemperie" no es una mera frase.
(Los emigrantes españoles viajaban con los contratos de trabajo gestionados por el Sindicato Vertical).

123 Todo cargo es un puesto de servicio. El que más manda, más sirve...
De acuerdo. Pero procura no engañarte a ti mismo, ni pretender engañarnos a los demás.
De nuestras filas ha salido mucha gente dispuesta a "sacrificarse", aceptando un cargo.

124 No puedes quedarte en un mero deseo, en un "a mí también me gustaría".
Gente hay de toda edad que ya ha dado el paso. Unir su voluntad y su esfuerzo al grupo o grupos formados para hacer resucitar a la Falange.

125 Después de la muerte del Fundador de la Falange y de sus principales dirigentes, se inició el desmantelamiento interno de la Falange.
Se conservó la cáscara porque era útil para mantener la ficción. Luego, también se inició el desmantelamiento externo (saludo, camisas, canciones, etc.).
(En los primeros años del Estado Nacional, muchos camaradas admirables realizaron una gran labor no reconocida de desarrollo teorico y también práctico del nacional-sindicalismo. Recordemos que es en el año 1939 cuando se publica el libro de José Luis de Arrese que concreta por primera vez los postulados falangistas por encargo personal de José Antonio. Este camarada, y otros como Girón de Velasco, continuó desarrollando la doctrina falangista en los años siguientes en la medida de lo posible y, siendo Arrese y Girón hombres de confianza de Franco, impregnaron con las ideas falangistas las mejores realizaciones sociales del Estado Nacional).

126 Cuando alguien te pregunte: ¿Por qué te aferras a lo accesorio, color de la camisa, símbolos?
Vuelve la oración por pasiva y pregunta: ¿Por qué tanto empeño en hacerlo desaparecer, si, según tú, eso no tiene importancia?
(El ser humano es un ser simbólico. Una bandera solo es un trapo para los animales)

127 Hay que ser falangista en los hechos.
De acuerdo. Sin embargo, de cuando en cuando, es muy útil y necesario hacer pública profesión de fe. De la abundancia del corazón, habla la boca.

128 La verdad siempre se abre paso tarde o temprano.
No te desanimes porque piensas que es imposible y perder el tiempo el ir explicando dónde empieza y dónde termina la Falange: qué es lo bello y qué es lo práctico.
Algún día todos los españoles y todo el mundo lo sabrán.
Recuerda, por ejemplo, que América se llama así porque su descubrimiento se atribuyó a Améríco Vespuccio. ¿Quién le niega hoy a Colón la gloria del descubrimiento?
(Resulta indiferente que los vikingos llegaran antes ya que no fueron Descubridores, salvo para sí mismos, ni Colonizadores, ni Culturizadores. Los Vikingos solo robaban lo que podían)

129 Si para ponerte a trabajar contra la injusticia social que nos rodea estás esperando "poner tu casa en orden", vas dado. La lucha contra tu "desorden" individual no acabará nunca. Por el contrarío, ayudando a los demás te ayudarás a ti mismo sin darte cuenta. Son vasos comunicantes.

130 Aristocracia.-Para nosotros no es el nombre de familia lo que cuenta, por muy gloríoso que sea.
Cada persona habrá de justificar en la vida su propio valor. No se puede vivir de una herencia, sino del propio esfuerzo personal.

131 Si organizaciones que no nacieron de la Falange, es decir, no surgidas de la cabeza del Fundador, quieren despojarse del ropaje externo que los hacía parecer falangistas -para buena desgracia nuestra- a los ojos de las buenas gentes, ¿por qué extrañarnos y, sobre todo, por qué oponernos?

132 Si tienes un cerebro joven y un cuerpo de viejo por la vida sedentaria que llevas, no es raro esas ideas tan "particulares" que se te ocurren.

133 Es más fácil deshacer que hacer. Normalmente es así, pero no siempre. Por ejemplo, los nudos. Es más fácil hacerlos que deshacerlos.
Por lo mismo, hay veces que para criticar (de frente, se entiende), y enfrentarse resueltamente con uno más fuerte que tú, dispuesto a deshacer esos nudos formados ante la pasividad de tantos, hace falta una buena dosis de valentía. Desde luego, mucho más cómodo es seguir colaborando "constructivamente" sin preguntarse por y para quién.

134 No basta con trabajar, quemar unas horas, esforzarse, etc. En estos tiempos turbios en que vivimos es preciso asegurarse de que en la empresa donde estamos se sirva de verdad a nuestro ideal.

135 El pensamiento y la forma de vivir de una misma persona no resisten mucho tiempo disociados.
A la larga, o el pensamiento marca una forma de actuar o es la forma de vida (cuando ésta es acomodaticia, lejana de los ideales iniciales) la que configura el pensamiento.
De ahí tanto cambio ideológico y tanto deseo de "actualizar" la doctrina de José Antonio por parte de antiguos camaradas que abandonaron una vida de exigencia para consigo mismos.

136 Para saber como andas de humildad -o de vanidad- una buena cosa sería que comparases la opinión que tú tiene sobre tu persona -virtudes y defectos- con la que tus propios amigos tienen sobre ti.
Si diese la pícara casualidad de que el concepto en que te tienes tú fuese superior, ya tienes tarea de "poda".

137 Esos grandes proyectos a largo plazo. Parece como sí el tiempo nos perteneciese, tan libremente disponemos de él.
Además, te engañas tú sólo cuando para no arrimar el hombro, pones cómo excusa el que primero quieres terminar la carrera, etc.

138 Muchos camaradas hubo que arriesgaron sus vidas en las filas de la Falange sin conocer a fondo la doctrina de José Antonio.
Sabían lo suficiente para intuir que allí merecía la pena luchar.
Es un gran mérito. Pero esos estupendos camaradas hacen mal en creerse ya falangistas completos, sin que nadie pueda enseñarles nada.

139 Si siendo joven das a tu cuerpo trato de hombre maduro, se explica uno esos fallos tuyos a la hora de la acción, manejándote sólo bien (en apariencia) en el campo de las ideas.

140 Has estado hablando con un "colaboracionista", un ardiente defensor de la política de los dos tapetes, poner una vela a Dios y otra al diablo. Tácticas, eficacia, etc., parecen justificar esa doble
personalidad.
Pregúntate: ¿Qué sería de esa persona si adoptase una postura enérgica? Nos damos cuenta que en la mayoría de los casos la respuesta es ésta: personalmente saldría perjudicado.
Resumen: justificado lo injustificable.
(Actualmente parece ser la Iglesia la que, en algunas ocasiones, da la impresión de jugar a dos tapetes.)

141 Nuestro objetivo en la Política no es tanto triunfar como servir. Para nosotros, en el servicio, en ayudar a los demás, está la realización de nuestro ideal.
Ni que decir tiene que luchamos por el triunfo, pues entendemos que "desde arriba" se puede hacer más por el prójimo que "desde abajo".
Pero no olvides las palabras de José Antonio: "...queremos que la vida nos sea difícil antes del triunfo, y después del triunfo".

142 Tú, falangista joven, no puedes ser falangista de laboratorio.
Hay un estilo de vida falangista con características distintas según las edades.
Las marchas, campamentos, etc., pueden hacerse superfluas para un camarada maduro, ya curtido, pero para muchachos de 17 años se hacen casi imprescindibles. Imprimen carácter.

143 A pesar de todo, sabemos que el Bien y la Justicia no los alcanzaremos nunca en esta vida.
No importa, pero nos acercamos y eso es suficiente para luchar hasta el final.

144 Sí, ya sabemos que a ti te gustaría ver la resurrección de la Falange y entonces te unirías a nosotros.
Pero las cosas sólo se logran por la voluntad de los hombres y con el permiso o la ayuda de Dios.
Claro que tu postura puede ser disculpable. Tantos años acostumbrado a que los demás piensen y decidan por ti.

145 Si bien es cierto que el saludo, color de la camisa, emblemas, etc., no es esencial, en la Falange, la realidad es que ese rápido desmantelamiento que quieren algunos es harto sospechoso.
Si, como ellos afirman, lo externo es accesorio, ¿a qué ese empeño en hacerlo desaparecer?
El desmantelamiento interno, el doctrinal, se hizo a raíz de la muerte de José Antonio. Ahora sólo falta el desmantelamiento externo. la cáscara. Hay que desprenderse de ella. Con lo cual el vínculo con la Falange del 36 habrá que buscarlo en los archivos.

146 Con el encarcelamiento y muerte de José Antonio y sus inmediatos colaboradores, la Falange quedó decapitada. Fue un cuerpo fácil de dirigir, y uno se explica los pasos que dio.
Sin embargo, años después, gracias a unos camaradas que se ocuparon de transmitir por escrito el pensamiento del Fundador, va brotando nuevamente la cabeza.
El cuerpo de la Falange ya no se deja llevar. Pronto sus ojos y su mente le indicarán el camino a seguir.
Mucho habrá que reandar, pero al fin será la Falange quien camine.
(Sobre esto de la "utilización" existen opiniones contrapuestas)

147 Conocemos a mucha gente dispuesta a servir (?), pero siempre desde puestos directivos.
Siempre con la garantía de una buena remuneración o de tener gente a sus órdenes.
Cuando prevén que van a ser ellos los de filas, tuercen el gesto y juegan al escepticismo: sacan faltas o se escudan en la falta de tiempo.

148 Si por la posición de tus padres no padeces estrecheces ni sacrificios, búscatelos.
Mala escuela es vivir de joven teniendo siempre de todo, sin privarse de nada.

149 Esa gente que espera con anhelo la llegada del domingo o de las vacaciones. no pueden
hacernos creer que son felices en esta vida.
La felicidad no está en el descanso, en el no hacer. Se siente uno feliz cuando se ha dado un sentido a nuestra actividad cotidiana.

150 Quien no haya vivido una de esas noches campamentales de íntima tertulia entre los componentes de una escuadra, contando sus proyectos, sus ideales, con el rezo de un Ave María, antes de retirarse a dormir, pudiendo contemplar un cielo sin estorbos, nos atreveríamos a afirmar que se ha perdido de conocer un tipo de felicidad.

151 Entre la pléyade de muchachos adocenados, a veces se encuentran algunos que reaccionan vivamente ante la transmisión del mensaje joseantoniano. Estaba latente en ellos (ese gran misterio del Alguien que colocó en su pecho la inquietud) y han dado el primer paso.
Nos despedimos esperanzados al ver que ellos han descubierto ya un cauce a su inquietud.
Nos reafirmamos en nuestra idea de que sigue habiendo gente capaz de ser atraída por el mensaje de José Antonio, cuando llegan a conocerlo.

152 Muchos jóvenes hay que no saben de más felicidad que la proporcionada en las diversiones vulgares -cuando no chabacanas.
Normalmente no tienen ellos la culpa. sino el ambiente en que han sido educados.
No los desprecies. Antes bien, ayúdales a comprender la felicidad que se adquiere en la práctica del sacrificio. Donde menos se espera salta la liebre. Existen muchos camaradas en potencia.

153 ¿Cómo concibes tú la vida?
Para nosotros, los falangistas, la vida es lucha y hay que vivirla con acendrado espíritu de sacrificio.

154 También lo externo (color de la camisa, canciones, símbolos) tiene su valor, ¡qué duda cabe!
Sobre todo en el campo juvenil.
Muchachos ha habido que por sentirse llamados falangistas e ir vestidos como tales se han preocupado en saber qué era en realidad eso de la Falange.






II




"La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera, pero es además, históricamente, la española."

"La sotana y el uniforme. El sentido religioso y militar. ¡Cuándo lo religioso y lo militar son los dos únicos modos enteros y serios de entender la vida! "

(José Antonio)


155 Para ser falangista no es necesario ser católico.
Es sólo una verdad a medias.
Es evidente que se puede ser falangista a muy diversos niveles y muy diversos grados de intensidad o autenticidad.
Si por falangista se entiende todo aquel que lucha por los postulados falangistas; el que voluntariamente se somete a nuestra disciplina, entonces sí.
Sin embargo, el que no se conforma con esto, sino que además quiere profundizar en la doctrina de la Falange e incorporar en su propia persona el estilo, la manera de ser falangista, si es consecuente, tendrá que plantearse seriamente el tema religioso: "las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la creación y el más allá".
"Y a estas preguntas no se puede contestar con evasivas. Hay que contestar con la afirmaci6n o con la negación" (Tomado literalmente del Punto VIII de los Puntos Iniciales de la Falange 1933)
Y luego habrá de enfrentarse con la tajante afirmación de José Antonio. que explica y aclara miles de dudas doctrinales y deja marcado el camino para toda actuación futura: "La interpretación católica de la vida es, en primer-lugar, la verdadera, pero además históricamente la española" (Tomado literalmente del Punto VIII de los Puntos Iniciales de la Falange 1933).

156 Leyendo a José Antonio, uno se espiritualiza. Es como una corriente de agua que impide el estancamiento, el materialismo de la vida.
Sin embargo, no caigas en el error en que han incurrido no pocos camaradas anteriores a ti: el "divinizar" a José Antonio: el perseguir un "panteísmo" de la Falange.
No olvides que la fuente de donde deriva esa espiritualidad de la doctrina falangista, es Dios. El es principio y fin de todas las cosas. De El procedemos y a El nos dirigimos.

157 La espiritualidad falangista, si la intentásemos desenraizar (y algunos ya lo han intentado) de los dogmas católicos, se convertiría en una pseudo-religión, que si en principio pasaría por buena, no tardaría en producir hedor y pestilencia. Como las aguas casi transparentes de un lago si desvías el curso de la fuente que lo alimenta.

158 No queremos “santos laicos”.
Las palabras "moral", "espiritual", etc., sólo tienen para nosotros un origen: Dios.
Nunca caeremos en el error de montar --consciente a inconscientemente- una religión paralela.
Espiritualidad -misticismo incluido- de acuerdo, pero religioso, no laico. Aunque se quisiera disfrazar con el adjetivo de “falangista”.

159 Ha habido épocas, ya superadas, entre los falangistas, en las que el ser católico practicante era poco menos que sinónimo de afeminado.
Entretanto ha transcurrido ya el número suficiente de años para demostrar que aquellos falangistas de sólidos principios religiosos han resultado ser más revolucionarios y más joseantonianos que lo altisonantes "gevolucionagíos" : Los partidarios del totalitarismo estatal. Aquellos que consideraban la Religión incompatible con la Política.

160 Si eres de los que afirman que para ser falangista no hace falta ser católico, ni siquiera cristiano, no vamos a intentar ahora nosotros convencerte, aunque argumentos nos sobran.
En lugar de ello te invitamos a entablar una noble competición, a ver quién hace más por la causa falangista.
Nosotros apoyados en las verdades teológicas y en el espíritu de perfección marcado por a doctrina católica. Tú, con el arma o instrumento que prefieras.
A ver quién llega más alto, más lejos y más deprisa. "Fortius, altius, citius".
(Nosotros nunca intentaremos descalificare por los principios religiosos que profeses más bien diríamos por tu carencia de ellos). Pero desde luego, no estaría nada bien que intentases descalificarnos a nosotros precisamente por ser católicos consecuentes con nuestros principios.
 (En FED, aún estando de acuerdo, solo se exigirá respeto y reconocimiento al origen católico del falangismo. Muchos camaradas padecen personalmente la crisis de la familia).

161 Hay camaradas o ex-camaradas que se escandalizan un tanto al oírnos hablar del tema religioso, cuando explicamos nuestra razón de ser, como militantes falangistas.
Olvidan un dato muy importante, trascendental, diríamos. La Falange no es sólo un modo de pensar, sino también y primordialmente una manera de ser.
Esa manera de ser falangista está básicamente enraizada en las verdades de la religión católica.
No hay pues una "moral falangista" independiente.
Nunca haremos de la Falange una doctrina auto-suficiente desarraigada de la teología católica. No caeremos en el error de la Institución Libre de Enseñanza con sus santos laicos.

162 Todo aquel falangista que lo quiera ser en su auténtica dimensión no podrá establecer en su interior una serie de compartimentos estancos para lo religioso lo político, lo profesional, etc.
Lo religioso será la savia que alimenta el árbol que representamos cada uno. y nunca una habitación "privada" e incomunicada.

163 Ni José Antonio, ni nosotros sus discípulos (el título que mejor nos cuadra y más nos enorgullece), jamás hemos afirmado que la doctrina falangista sea la elegida por Dios para que se rijan políticamente los pueblos de la tierra.
Nos basta y nos sobra con saber -mejor dicho-, con tener la absoluta certeza (con perdón para los que no tienen seguridad en nada) - que la doctrina joseantoniana no sólo no se contrapone a la moral y dogmas católicos, sino que se deriva de ellos.
¿Qué no somos los únicos? Pues muy bien. Nunca hemos pretendido el monopolio. Pero tampoco admitiremos el que se nos excluya o se nos prohiba proclamar esta identidad con las verdades eternas.

164 Aquellos seguidores de doctrinas políticas basadas también en las verdades de la religión católica y que al mismo tiempo creen tener soluciones válidas, pero que no por ello son falangistas, nos permitirán que entablemos con ellos una noble competencia.
Siempre existirá una doctrina política que incorpore más profundamente que otras las verdades teológicas en su ideario.
Siempre habrá un conjunto de hombres que incorporen en sus vidas en mayor grado que otros el ideal de perfección y virtudes cristianas.
Siempre habrá un conjunto de hombres, aunque estén imbuidos del mismo o parecido ideal que otros. que acierten mejor con soluciones temporales más adecuadas y más Justas para un momento determinado.
Desde que el mundo es mundo, siempre ha existido un conjunto de personas que supera a las otras en calidad humana (entre las naciones, ejércitos, comunidades religiosas, etc.).
Nosotros, dentro de la esfera política, pretendemos superar a los demás no en éxitos materiales que eso no depende de nosotros, sino en la escala de valores morales.
Sin embargo, está suficientemente claro que ese afán de superación no implica desprecio ni descalificación de los demás.
Nosotros luchamos por alcanzar la cúspide. Ya veremos hasta dónde llegamos .
Sabemos de antemano que todo aquel que ya ha renunciado a seguir subiendo o que inmerso en sus dudas ya no sabe a ciencia cierta lo qué es subir y lo qué es bajar y que casi ya no distingue entre lo qué es el bien y e1 mal en política, nos tibiará de "dogmáticos". "excluyentes”, "elitistas”, "puros”,
“místicos", etc.
Pero no por ello vamos a estancarnos con ellos o a compartir sus dudas. 

165 Las grandes verdades de la teología católica están ahí desde hace siglos, a disposición de todo aquel que quiera incorporarlas dentro de sí. a escala individual o colectiva.
No está prohibido tomar esos materiales para construir nuestras edificaciones, sino todo lo contrario.
Lo que no acepta la Iglesia católica -como única depositaría de esas verdades- es la utilización exc1usiva y excluyente de esos materiales por parte de nadie, para una construcción propia.
Pero la Falange nunca pretendió detentar ningún monopolio de espiritualidad católica.
Lo único que afirmamos es que José Antonio edificó la Falange sobre los milenarios -y eternos- pilares de la teología católica.

166 Nunca podrá nadie denunciarnos por apropiación indebida de las grandes verdades de la Teología católica, puesto que están ahí para ser tomadas por todo el que quiera utilizarlas para el fin que tienen.
Sin embargo, somos conscientes de que incurriríamos en el delito de utilización indebida si en lugar de adecuar nuestra actuación política a sus principios inmutables, los utilizásemos como tapadera o envoltorio para ocultar a la vista de los demás una mercancía averiada. Cosa que nunca haremos.
Por el contrario, lucharemos contra los falsificadores que presentan una mercancía excelente en su aspecto externo -utilizando sólo verbalmente las verdades eternas de la religión católica-, pero podrida en su contenido real.
 (En FED, aún estando de acuerdo, solo se exigirá respeto y reconocimiento al origen católico del falangismo. Muchos camaradas padecen personalmente la crisis de la familia).

167 Si somos consecuentes con nosotros mismos, fíeles a las enseñanzas y ejemplo de José Antonio, jamás desprestigiaremos la religión católica con nuestra actuación de falangistas, pues nunca utilizaremos la religión de tapadera.
De todos modos, doctores tiene la Iglesia para avisarnos si realmente en alguna ocasión nos desviásemos de una recta interpretación de sus principios y de su correcta aplicación a nuestras actuaciones políticas.
 (En FED, aún estando de acuerdo, solo se exigirá respeto y reconocimiento al origen católico del falangismo. Muchos camaradas padecen personalmente la crisis de la familia).

168 Es curiosa la actitud de muchos católicos respecto a las verdades teológicas.
Son como el perro del hortelano: ni comen, ni dejan comer.
Esas verdades no están ahí para quedar expuestas en una vitrina y que la gente las contemple respetuosamente desde fuera.
Están para todo lo contrario: para que se apliquen en todos los órdenes de la vida humana y orienten su actuación para con Dios y para con los hombres.
Tampoco están ahí, por supuesto, para ser utilizadas con fines bastardos, como envoltura de mercancía averiada.

169 El conjunto de verdades inmutables y de principios derivados de la moral y dogmas católicos. O dicho de otro forma “la interpretación católica de la vida”, constituye la estructura de esa manera de ser falangista.
Quien se ponga de espaldas a esas verdades, y las conteste con evasivas, puede estar seguro que no habrá calado en la profunda dimensión de esa falange creada por José Antonio.
Quizá Incluso de buena fe se proclame falangista, puesto que lucha por los postulados económico-sociales de la Falange, pero quien no incorpore en su propia persona esa manera de ser -limitándose a un modo de pensar- no habrá llegado a ser en toda su plenitud un auténtico falangista.

170 En materia religiosa un mando falangista no puede dar órdenes a sus camaradas. Simplemente recomendar.
Esta distinción no es ninguna sutileza. Esta distinción tan sumamente importante, y de tanta trascendencia, la trazó el propio José Antonio cuando, según nos cuentan, en cierta ocasión -en tiempo de Cuaresma- recomendó a sus camaradas más allegados asistir a unos ejercicios espirituales. Se resistió, sin embargo, a que fuera entendido como una orden, condición que uno de ellos le pidió para asistir.
José Antonio, hombre de ideas claras y consecuente consigo mismo, sabía que el ejercicio de una práctica religiosa impuesta por una orden, carece de valor. Pero ello no le impedía recomendar todo aquello en general que considerase beneficioso para sus camaradas.
Era perfectamente lógico. ¿Por qué iba a excluir precisamente la materia religiosa cuando tan trascendental es para toda persona? Y si lo consideraba beneficioso e importante para las personas en
general, ¿por qué iba a excluir precisamente a sus camaradas?

171 No olvides que el vacío en el alma no se puede mantener por mucho tiempo. O la llenas de
Dios, con cosas de Dios, o se llenará con ídolos falsos sustitutos de Dios: bienes materiales, vanidades, ansia de poder, hedonismo.
O quizá con falsos reflejos de Dios, como es el caso de gente bien intencionada, pero con el alma vacía, que se siente atraída por la doctrina de un santón hindú o de un grupo hippy.
Duran poco, desde luego, pues Dios no admite la "competencia desleal" y, salvo que alguien nos
demuestre lo contrario, no tiene intención de derogar la doctrina enseñada por Jesucristo, su Hijo,
enviándonos otro emisario que le enmiende la plana.
Tampoco dura mucho la felicidad basada en llenar el alma de cosas materiales, pues tampoco tolera Dios por mucho tiempo la competencia del "becerro de oro".
Para los pesimistas o los fatalistas, debemos insistir que el triunfo final es seguro. José Antonio dio plenamente en el centro de la diana, cuando se propuso como objetivo inmediato y mediato de la Falange el luchar por "implantar una justicia social profunda para que sobre esta base los pueblos
vuelvan a la supremacía de lo espiritual".

172 Hay gente simplista, verdaderos irracionalistas, que nos califican del "Opus" (en los años cuarenta nos hubieran calificado de "Acción Católica", porque nos oyen hablar de lo religioso y lo espiritual.
Son los mismos que nos califican de "derechas" cuando nos oyen hablar de lo patriótico y lo militar.
De la misma familia, aunque estén en la acera opuesta, son aquellos que nos tachan de "izquierdas", o incluso de "comunistas" o "compañeros de viaje", cuando nos oyen hablar de lo social: reforma de la empresa, reforma agraria, etc.
Lo religioso, lo patriótico, lo militar y lo social: Religión, Patria, Milicia, Justicia social, son valores que pertenecen a la esencia misma de nuestra doctrina.
Nunca permitiremos que nadie los monopolice para su uso exclusivo, excluyéndonos a nosotros.
Jamás renunciaremos a ellos sólo por la estúpida razón de que puedan confundirnos con otros. O porque otros los utilicen con mayor o menor autenticidad.








III




"Hay que transformar a España totalmente, cambiando no sólo su armadura externa, sino el modo de ser de los españoles."

(José Antonio)


173 Más deseamos vivir la manera de ser falangista que saber definirla.

174 Cuidado con los habituales cánticos a juventud.
Hay que saber distinguir entre los jóvenes de edad y los jóvenes de espíritu.
Cuando hablamos de juventud, no nos referimos a la juventud biológicamente entendida, sino a la juventud intemporal, cuyas características han sido siempre la renuncia, el servicio y el sacrificio. La generosidad, en suma.

175 La generosidad no se puede medir; no se puede enseñar. Un mínimo, sí. Lo suficiente para convivir entre camaradas.
Únicamente podemos decirte que si tu dosis de generosidad es mayor, utilízala. No la guardes escondida y racionada.

176 Una consigna campamental para flechas, pero que ha de servirte -y mucho para cuando seas hombre: "amamos lo difícil"; o si lo quieres de forma más poética: "Por la dificultad hacia las estrellas"; o si lo prefieres de forma más erudita: "Per áspera ad astra".
Ya te lo explicaremos con todos los fundamentos filosóficos y teológicos que quieras.
De momento, te vas a grabar a fuego esta "jaculatoria" como norma de conducta. Aplícala cuando se te presenten dos o más opciones aparentemente iguales.

177 Tenemos que ser siempre lógicos y consecuentes con nosotros mismos, en todos los órdenes de la vida.
Si pretendemos hacer falangistas a los demás, convenciéndoles de la bondad de la doctrina joseantoniana, primero tendremos que estar nosotros convencidos de ello.
Si afirmamos que nuestra revolución es una revolución moral, que pretende cambiar al hombre interiormente, primero. tendremos que empezar por nosotros y cambiar nosotros mismos.
Si sostenemos que para nosotros los valores espirituales están por encima de los materiales, cada uno de nosotros, a nivel individual, tendrá que demostrarlo con su propia vida, tanto en la esfera pública corno en la privada.
Si pretendemos ser "homo spirítualis" por encima del "homo oeconomicus" o del "homo bestialis" a que nos empuja la sociedad de consumo, deberemos alimentarnos con cosas espirituales, aparte de las materiales y culturales que necesitamos para vivir física, profesional y políticamente.

178 A nuestros militantes, no basta con decirles que se rijan por los dictados de su conciencia. Es necesario añadir que se han de regir por los dictados de una recta conciencia.
La conciencia no se hace sola ni permanece invariable desde que empezamos a tener noción de ella. Se va formando con los conocimientos que adquirimos y, sobre todo, con el modo de vida que llevamos. Hay, pues, que educarla, conformándola a unos principios y normas derivadas de las verdades eternas.
Existen personas que, a fuerza de retorcer o actuar en contra de su propia conciencia, llegan a tener una conciencia acomodaticia o cauterizada, amoldada ya a su manera de vivir.
Otros, sin llegar a tanto, a fuerza de ser blandos y condescendientes consigo mismo y con los demás, o de no tener ninguna firmeza en sus ideas y creencias, llegan a formarse una conciencia laxa.
Es decir, carecen de una conciencia estricta, lo cual les incapacita para cualquier puesto de mando en nuestras filas, ya que son incapaces de diferenciar -salvo casos extremos- lo justo de lo injusto: lo moral de lo inmoral: la "política" de la Política.

179 No te escudes en frases-tópicos para justificar ese primer impulso que todos sentimos de retroceder ante las dificultades, sobre todo si implican riesgo: "Dar un paso atrás, para luego dar dos hacía adelante"; "Mejor perder una batalla que no perder la guerra", etcétera.
No se trata, por supuesto, de que seas un temerario y un irreflexivo, pero hay ocasiones en que después de haberlo pensado bien- no hay más remedio que avanzar y arremeter...
Aunque sepas que vas a salir apaleado y pisoteado.

180 Tu porte externo debe ser reflejo de tu interior. No concebimos en nuestras filas ni al "sucio (melenudo por más señas) ni al "figurín" acicalado, que parece como si quisiera conquistar a la gente con sus "encantos".
Tus ademanes y tono de voz -tanto en las actuaciones públicas como en tu vida privada- serán siempre las de una persona normal y con "peso interior". Sin engolamiento, sin teatralismo, sin actuar de cara a la galería.

181 No es del todo malo esos "sueños de grandeza" a que a veces te dedicas.
El pensar en hipótesis lo que haríamos si estuviésemos en el poder para arreglar tal o cual problema, sirve de gimnasia mental y también para anticiparnos un poco al futuro, aparte de lanzar luego nuestras tesis al ruedo de las ideas.
(Y es lo que se pretende en FED) .

182 La justicia no está reñida con la camaradería. Con la amistad: sin embargo, es a veces incompatible.
El vínculo de camaradería es el amor a un mismo ideal, el afán de justicia en todos los órdenes, empezando por uno mismo y por la propia organización.
La amistad, sin embargo, no se asienta muchas veces sobre estos principios, a los que todo falangista -más si es mando- debe ser fiel.
Se comprende así perfectamente la frase de José Antonio cuando decía que "La Jefatura es la suprema carga, la que obliga a todos los sacrificios, incluso a la pérdida de la intimidad....”

183 Si entras de aspirante en un grupo falangista serio y auténtico, con alto grado de exigencia, donde consignas como "mitad monje, mitad soldado". "amamos lo difícil", etcétera, no sean meras frases sin contenido, sino verdaderas normas de conducta, de obligado cumplimiento para el militante (y más todavía para el Mando, ¡por supuesto!), y observas que no "caes" del todo bien entre ciertos mandos, no trates de ganarte su amistad con el copeo o haciéndote el simpático.
Endurécete, imprime la máxima seriedad en cada uno de tus actos e intervenciones, sé disciplinado hasta el extremo, profundiza en la doctrina de José Antonio.
Sí la organización es auténticamente falangista, verás como empiezas a destacar y a caer "simpático".
Si así no lo logras, será la mejor comprobación de que el grupo no es auténtico.
Echa una mirada en derredor, a ver si tienes suerte y existe otro grupo u organización mejor.
Si no la encuentras, imponte la noble tarea -por la vía directa, ardiente y combativa, nada de complots y confabulaciones- de que se efectúe cuanto antes un relevo de Mandos, para que dirijan los más auténticos, los más exigentes, pasando los tibios a obedecer o quizá mejor, en directo a la calle...

184 La frase o consigna "mitad monje, mitad soldado" puede ser muy cierto que no la pronunciara José Antonio.
Aunque esto no se pueda asegurar, pues José Antonio no iba constantemente acompañado de un amanuense notarial que anotase sus frases para la Historia, lo cierto es que para nada importa.
José Antonio sí dijo, en cambio, frases todavía más rotundas que esa, v. gr.:

"No hay más que dos maneras serias de vivir: la manera religiosa y la manera militar. O si queréis, una sólo, porque no hay religión que no sea milicia, ni milicia que no esté caldeada por un sentimiento religioso y militar de la vida que tiene que restaurarse en España". 
Además, es curioso que esa salvedad histórico-literaria la planteen, precisamente, aquellas personas -¿falangistas?- que más se destacan por su afán de "actualizar" a José Antonio y de recomendar que no podemos limitarnos a recitar las frases que pronunciara éste en 1936...
Nosotros estamos de acuerdo con esto último, y si repetimos frases de José Antonio, no es por mimetismo, porque las pronunciase el "Jefe", sino porque estamos perfectamente identificados con su contenido, y comprometidos con su mensaje.
Si en muchas ocasiones las repetimos, literalmente incluso, es porque desde el año en que él murió asesinado, no ha habido nadie que expresase mejor los fines que perseguía la Falange.
Fijaos bien que decimos "no ha habido nadie", pero que no añadimos el rotundo " ... ni lo habrá jamás". Esto sería una estupidez y una fidelidad absurda.
Podemos juzgar lo que existe hoy, pero ignoramos si mañana puede surgir una persona capaz de enmendar la plana a José Antonio o simplemente de mejorar la exposición que él hizo de los ideales falangistas.
A nosotros, de momento, nos basta y nos sobra con lo que dejó dicho José Antonio. Lo que España está necesitada no es de que se complete su doctrina, sino de que se cumpla.
Si alguien tiene algo que añadir, rectificar o mejorar de la doctrina expuesta por José Antonio, que nos avise.
Le escucharemos con el mejor ánimo. Jamás hemos rechazado una serena confrontación doctrinal, ni con amigos ni con enemigos.

185 No te preocupes por sentir miedo en acciones que impliquen riesgo o grave responsabilidad.
Todos lo hemos tenido.
De lo que se trata, no es de sentirlo o no sentirlo, sino de aguantárselo.
Si estás seguro de que estás luchando por una causa justa, no retrocedas. Piénsatelo bien, encomiéndate, y adelante...

186 La vanidad, igual que el miedo, es algo que todos tenemos, en mayor o menor cuantía.
Ocurre, sin embargo, que en tanto el miedo es algo que todos tratan de ocultar a la vista del público, la vanidad se ha convertido -desde tiempo inmemorial- en "virtud nacional-. El arte consiste en que salga a la superficie de un modo u otro, pero sin que se note descaradamente su procedencia.
Para nosotros no se trata de "camuflar" la vanidad, de forma que esté, pero no se note. No; sencillamente hay que sujetarla lo más corto posible y no dejarla nunca que salga al exterior de nosotros, ni a través de las palabras ni de los gestos, ni de las falsas modestias.

187 Hay camaradas muy buenos, de gran historial falangista, pero tan apegados a su persona que para hablar con ellos de algo en lo que estén relacionados, hay que tener un tacto exquisito y tener constantemente en la mano el bote de los polvos de talco..., ya que al menor roce saltan y empiezan a desbarrar.
No es otra cosa que oculta vanidad.
No seas tú uno de ellos. Ahorra tiempo y esfuerzo al que hable contigo.
Tampoco tienes por qué admitir las tesis en las que juzguen errónea tu actitud o tu postura (sobre todo si representas a otros camaradas tuyos), pero no saltes como un muelle cuando hablen -mal o regular- de nosotros, como si te hubieran rozado una herida en carne viva.
Ten la fuerza de voluntad suficiente para dejar terminar al que esté hablando y, entonces sí, argumenta con toda la claridad y con toda la firmeza que sea necesaria, pues todavía existe por ahí la imagen de que quien más grita y más se exalta es el que más razón lleva.
¡Como si el histerismo fuese signo de fortaleza, cuando no es otra cosa que signo de debilidad de carácter, de enfermedad!
Luego, si aprovechando tu educación y el dominio que tienes de ti mismo -comprimiendo el muelle, en lugar de soltarlo- intenta alguien cortar tu serena exposición, atropellar tu justo derecho de réplica, arremete, y fuerte, grita si es necesario, siete veces más que el más histérico de la reunión.
Que sean tus "arrebatos de cólera". tu "histeria", algo previamente meditado, no algo espontáneo e incontrolado.

188 Hay personas que tienen el prurito de ser "originales": mejor dicho, de querer serlo.
A nosotros nadie nos puede ofender si nos califican de "imitadores".
Para nosotros, será siempre timbre de orgullo el que nos consideren imitadores de José Antonio, etc. (incluyendo en este etcétera cualquier falangista o no falangista, fallecido o vivo, que por su grado de virtudes merezca ser imitado).

189 Muchas veces cundirá en ti el desaliento al ver cómo abandonan tan excelentes camaradas.
Hay muchos métodos y sistemas que ayudan a tener la tenacidad y constancia suficientes para no abandonar cuando paulatinamente van marchándose los demás y las "fuerzas de refresco" no llegan con la debida celeridad, hasta el punto de que uno llega a pensar si estará solo (o lo que es peor aún, si va a quedarse sólo), en esa vigilancia tensa. de cara a los luceros...
Nosotros, cuyo mayor y más duro mérito es el de haber permanecido a la intemperie durante lustros –hoy, 1973, exactamente ya dos-. y no atrincherados, a la defensiva, sino todo lo contrario, atacando a bayoneta calada y a pecho descubierto, sin protección artillera, os vamos a aconsejar un sistema (que no es el único, repetimos, pero que a nosotros nos ha ido muy bien)
Da un sentido sobrenatural a tu entrega al ideal falangista. Es un compromiso personal tuyo con Dios, en respuesta a su llamada: a la vocación de dedicarte a ayudar al prójimo, especialmente a sus predilectos o bienaventurados: los pobres. los oprimidos, los que sufren hambre y sed de justicia...
Está claro que en lugar de luchar sólo, te insertas en un grupo de camaradas con el mismo ideal, pero tu compromiso de lucha no es sólo con ellos, es sobre todo con Dios.
Si se incorporan muchos, o pocos, o si abandonan muchos o pocos -sin que esto pueda llegar a serte indiferente-, sólo podrá alegrarte o entristecerte, como humano que eres, pero nada más.
Si, hipotéticamente hablando, abandonasen todos, no por ello quedaría cancelado tu compromiso con Dios (de servirle a El a través del servicio al prójimo y a éste a través de luchar por los postulados falangistas.).
Seguirías individualmente hasta encontrar o fundar un nuevo núcleo falangista, cuando encontrases los camaradas adecuados, a través del cual luchar con mayor eficacia.
Este sistema sirve para recordar que tu compromiso no acaba con la desaparición de determinada organización, con la defección de determinados camaradas.
El compromiso ha sido hecho con Dios, y sólo El -cuando y como El lo juzgue adecuado- podría relevarte de tal compromiso. Si llegase este caso, dos cosas te aconsejaríamos:

1) Cumplir tu compromiso temporal con el grupo u organización falangistas donde estés (nunca será superior a un año).

2) Cerciorarte bien de que, de verdad. Dios te llama por otro camino (uno de los signos que quizás te sirva es el de sí es mayor dureza de vida la que te espera en tu nuevo encuadramiento o vocación).

190 Está claro que, a veces (demasiadas quizás), nos sentimos atraídos por la vida muelle, las diversiones... y hasta por el erotismo y la pornografía. ¿Qué te habías pensado?
Pero, aparte de un cuerpo, tenemos un alma -que además es inmortal, por más señas-: y existen además unas normas de cuyo cumplimiento o incumplimiento depende la salvación o condenación eterna. Y esas normas están establecidas por Dios, que por ser Dios no puede equivocarse. Así de sencillo. Así de grave. Así de serio.
(El móbil y la consola también son armas de dos filos.)

191 Cuidado con los altibajos.
Cuidado con pasar de las exaltaciones místicas a la vulgar chabacanería.
Cuidado con tenerte lástima y conceder un respiro al cuerpo.
Cuidado con esa falsa terapia de que el arco no puede estar siempre tensado y que conviene aflojarlo, para luego... ¡Ni hablar!
De siempre hemos estado en contra de que el "broche de oro" de un buen campamento, donde se había vivido un alto grado de exigencia, fuese luego una comilona del cuadro de mandos.

192 El ser puntual es una muestra más de seriedad, de respeto a los demás.
Sin embargo, no seas esclavo de la puntualidad, llegando incluso a dejar a medias cosas importantes por el prurito de no perder tu fama de hombre puntual.
En cada caso sabrás juzgar lo que debas hacer, guiándote siempre por el trastorno que puedas causar a los demás.

193 En política ya sabes de sobra que se juega mucho al "farol", al "bluff".
Una frase, leída hace años en una revista estudiantil, los refleja muy gráficamente: "Hay muchos jóvenes valores con capacidad para escribir un magnífico artículo sobre "La problemática de la Universidad', pero incapaces siquiera de terminar sus estudios".

194 "Bien venidos los tiempos difíciles porque ellos harán la depuración de los cobardes".
Ahora es el momento para poder seleccionar y conocer quiénes son los camaradas inasequibles al desaliento. Aquellos con capacidad de ilusión, capaces de trabajar por una mística.
Ellos serán los verdaderos líderes que necesitamos para realizar la transformación de España, si un día llegásemos a triunfar.
Ellos serán quienes dirijan a los nuevos "mercenarios", a los tecnócratas, partidarios -más que convencidos- del crepúsculo de las ideologías.

195 Tu labor y dedicación al ideal falangista nunca podrá excusarte de que cumplas correctamente con tus deberes de hijo de familia, sobre todo cuando vives con tus padres y son ellos los que te mantienen.
Ya sabemos que existen excepciones, en las que los padres consideran al hijo como una "propiedad" y creen que se debe dedicar a ellos de por vida.
De todos modos -y en casos normales deberás saber disculpar ese lógico temor que tienen a que te "metas en jaleos".

196 ¡No pretenderás que tu padre -que a lo mejor no es falangista- sea quien financie nuestra revolución!
Sin embargo, así lo parece. No puedes estar cosechando suspenso tras suspenso, y mientras tanto tu padre costeándote los estudios y manteniéndote.
El que afirmes que es debido a la "labor falangista" que realizas, y al poco tiempo (y ganas?) que te queda para estudiar, no es admisible en absoluto.
El estudiante falangista ha de tener el "salero" suficiente para luchar como el que más en el campo
universitario y sacar adelante -aunque sea sin matrículas- sus estudios.
(Hoy las familias, a menudo disfuncionales o desestructuradas, acostumbran a educar a sus hijos en que todo debe girar en torno al dinero, al consumismo, al éxito o al hedonismo).

197 Hay que trabajar con o sin entusiasmo.
Cuando nos rezuma la alegría y el optimismo por los poros o cuando nos embarga la tristeza, por profunda que sea.
Si los actores de teatro, por dinero o por moral profesional, son capaces de sobreponerse a sus vicisitudes personales y logran que éstas no trasciendan al público, nosotros hemos de saber sobreponernos a cualquier estado de ánimo que podamos tener puede entusiasmar -sin necesidad absoluta de factores externos- meditando bien la doctrina joseantoniana y la alta tarea moral que nos corresponde realizar.
Nuestra alegría proviene no del bullicio contagioso de la calle, sino de la seria meditación, al percatarnos que hemos logrado encontrar aquello que con tanto ahínco buscan algunos.
Hemos encontrado sencillamente la razón de nuestra vida, el camino de nuestra felicidad, nuestra vocación, en suma.

198 Si el viento sopla a favor de tu nave, aprovéchalo y agradécelo.
No obstante, también es útil en esos momentos pensar que no siempre soplará el viento a tu favor.
Aprovechando la experiencia de los demás constrúyete un motor que te ayude a navegar también en días en que no haya viento o sople en dirección contraria. Aparte de que, como ya sabes, una cosa no excluye la otra.

199 Sin necesidad de llegar a la autosugestión, el entusiasmo y el optimismo -tan útiles en nuestro diario luchar por un ideal- se pueden autogenerar.
No obstante, la alegría de haber encontrado el camino, el entusiasmo con lo que empezamos a recorrer, no excluye en absoluto momentos en que, por circunstancias internas o externas, o por ambas a la vez, nuestra amargura es tal que desearíamos abandonar y dejar de recorrer ese largo camino tan cuesta arriba que nos parece ya inhumano, y tan lejano su final que no lo vislumbramos, ni nadie lo vio jamás.
Ahí es cuando se demuestra la talla del verdadero falangista. Mientras hay ilusión y hay entusiasmo, da gusto trabajar y luchar por un ideal. Lo difícil, y donde los demás abandonan, es cuando la ilusión y el entusiasmo han desaparecido. Es la "noche oscura" de que nos hablan los místicos cristianos. Da la impresión que Dios ha abandonado aquel alma que antes parecía su predilecta, negándole todo calor y toda luz. Es la diferencia entre el día soleado y la noche oscura.
Cuando esto ocurre, los santos nos han recomendado que debemos luchar con igual intensidad.
Nuestro trabajar por los postulados falangistas y la fidelidad a nuestra vocación no debe dejarse depender del entusiasmo que sintamos o no sintamos dentro de nosotros. Hemos de luchar siempre, con o sin entusiasmo, con o sin fervor, con o sin ayuda, con o sin..., pero siempre. Sin sentir lástima por nosotros mismos. Es nuestra Vía Dolorosa o Calvario, ya lo sabemos y no por ello vamos a buscar otro camino más descansado. No es el discípulo más que su Maestro.

200 Trabajar con entusiasmo y llenos de optimismo es mejor y más eficaz desde el punto de vista del rendimiento visible y palpable.
Trabajar con la sequedad de unas circunstancias (anímicas o externas) totalmente adversas, propicias al pesimismo, que excluyen todo posible entusiasmo, es más meritorio -y de un mayor rendimiento desde un punto de vista no visible ni palpable.

201 Existen falangistas (?) que ahora son muy "socialistas" y que hace quince años los conocimos muy "fascistas". Eran los "gevolucionarios" de las Falanges Juveniles y de las Falanges Universitarias.
¿Se puede explicar tal metamorfosis? En realidad, sí. Su común denominador era y es su odio al contenido espiritual de la doctrina falangista. La piel que adoptan de fascismo o socialismo son meras actitudes según la moda predominante en España.

202 Los santos fueron en realidad personas de carne y hueso, que lucharon y se sacrificaron hasta el máximo.
Son pues un ejemplo estupendo para nosotros, a pesar de las exageraciones normales que contienen sus biografías (también las tienen, y en abundancia, las de los "santos laicos" y nadie se escandaliza).

203 No basta con ser bueno y tener muy buen corazón. Para ser mando falangista hace falta, además de un afán de perfección propia exigírselo también a los demás.
Aparte de ser buen Director-Gerente se requiere ser también una especie de "maestro de novicios".

204 Grave. lo que se dice realmente grave, no hay nada en este mundo como no sea el pecado es decir, la ofensa a Dios.
Pero por esa regla de tres no se puede dejar pasar las faltas de disciplina o estilo a los camaradas bajo tu mando.
No por simple deseo de incordiar, por supuesto, sino con afán de perfección. Con la obligación que te impone la tarea de ser mando. No sólo para dirigir y dar órdenes, sino para elevar la talla: el nivel de exigencia de tus camaradas.

205 Si eres un "buenazo", una "madre" de muy buena pasta, pero incapaz de enfadarte con un camarada cuando contraviene las normas de disciplina o estilo en realidad con quien te enfadas es con esas faltas más que con el camarada, puede ser que llegues a santo y nosotros no, pero no sirves para mando.
De igual modo que no serviría como entrenador de fútbol, una persona que no fuese exigente con sus jugadores y no les impusiera una disciplina en los entrenamientos, fiándolo todo a la buena fe de sus muchachos.

206 Un enemigo de hoy puede ser un camarada de mañana. Un amigo de hoy puede ser un enemigo de mañana.
Personas a las que hoy combatimos pueden ser perfectamente nuestros camaradas un mañana no muy lejano.
Ello no supondrá en modo alguno que nos hayamos "vendido". Sencillamente es debido a que nosotros no combatimos ni odiamos a la persona, sino que combatimos las tesis que él representa o defiende, cuando las consideramos nocivas para el fin que perseguimos.

207 Si te mantienes fiel a los principios joseantonianos: si te guías por normas basadas en la Justicia y la Verdad, verás como unos te tacharán de reaccionario y al siguiente de "exaltado" y "revolucionario". Unas veces de fascista y otras de comunista.
Ellos, los de uno y otro lado, se guían por medidas muy distintas al patrón falangista. Nos alabarán o nos insultarán dependiendo de si algunas de nuestras tesis coinciden o no con las de unos o las de otros.

208 No somos ni optimistas ni pesimistas, ni tampoco realistas. Somos, pura y sencillamente, falangistas.
Estudiamos la situación española, la coyuntura política, las corrientes exteriores. etc., Todo, en suma, y de forma tan concienzuda como el que más.
A los hechos nos remitimos: no hemos tenido que variar de planteamientos básicos, en estos últimos diez años que llevamos de intenso trabajo, de constantes apariciones en público.
Esto no lo puede decir cualquiera. De diez años acá han girado a la izquierda luego a la derecha, mañana...
Decimos esto, porque sople el viento de cara, de espaldas del lado izquierdo, del lado derecho. sea cual sea la coyuntura nacional, nosotros seguiremos luchando por el mismo ideal.

209 Los camaradas hoy "proclives" al socialismo hubieran sido igualmente proclives al fascismo en la época de José Antonio, ya que para ellos -decididos partidarios del oportunismo- es básico y fundamental el estar con la "corriente de los tiempos", el "sintonizar con la hora del mundo", etc.

210 Vocación no es precisamente aquello hacía lo que se siente uno inclinado, hacia lo que uno se siente más atraído.
La inclinación de José Antonio, como sabemos por él mismo, hubiera sido encerrarse en su torre de marfil y dedicarse a una intensa labor intelectual, de pensador.
Sin embargo, José Antonio demostró ser capaz de elegir el camino más difícil para él, el de la Política, por considerar que ese era su deber.
La vocación como tal, como nosotros la entendemos es la llamada que hace Dios a través de la conciencia.
En José Antonio, primero fue para defender la memoria de su padre, y luego -ya fundada la Falange- para servir a España a través del ideario falangista.

211 ¡No. si ahora va a resultar que lo difícil es el arte de mentir y falsear en política, jugando al posibilismo, en tanto que el actuar sin doblez, manteniéndose fiel a un ideal, independientemente de su rentabilidad es lo fácil!

212 Aunque veas que vas aflojando el paso y no puedes continuar la marcha de los demás no abandones.
Hay algunos camaradas que cuando se percatan de que no van a ser capaces de continuar en cabeza, abandonan la marcha.
Les humilla el ir caminando con el grueso del pelotón sobre todo si estaban acostumbrados a ir en cabeza, a figurar entre los dirigentes.
Para estos vanidosos, tan acostumbrados a mandar (lo cual no es forzosamente malo) pero tan apegados a ocupar un puesto de jefatura (lo cual sí es malo) la disyuntiva que interiormente se plantean es la de o jefe o nada: César o cesar.

213 "El sabio camina con la cabeza baja". Por el contrario el soberbio, el petulante, el engreído, es el que suele pisar fuerte.
La ignorancia, como sabes, es muy atrevida.

214 Para nosotros el fracasado no es el que cae una y otra vez, incumpliendo las normas falangistas, sino el que no se levanta el que permanece caído.

215 El hecho de que tanto en lo religioso como en lo político sepas de antemano que se te va a perdonar (reconociendo previamente tu culpa y cumpliendo la sanción correspondiente), no debe darte pie para echarte "el alma a la espalda".
En lo político, entre nosotros al menos, con esa actitud pasarías automáticamente a "3ª división".

216 Cuando se plantee algo de importancia con lo que no estés de acuerdo, no cedas jamás. Por ningún motivo. Aunque te quedes solo.
Eso no quita para que revises a fondo tu postura, analizando punto por punto las tesis contrarias.
Si estabas equivocado, y ya ves claro tu error, rectificas. Pero nunca cedas en algo que sea fundamental a causa de verte solo o abrumado por el clamor con que acojan las tesis contrarias.

217 Nadie puede dar de lo que no tiene.
Necesitas alimentar esa llama interior, echándole combustible diariamente y por toneladas.
No debes conformarte con que no se te apague.
Debes arder de tal modo que sea humanamente inconcebible el que las circunstancias exteriores vayan a apagar tu fuego falangista.
Más aún, que sea del todo lógico y previsible que allí donde te encuentres vas a provocar indefectiblemente, pequeños o grandes incendios.

218 Para cumplir, lo que se dice estrictamente cumplir, quizá sea "suficiente" con una voluntad de hierro.
Para hacer algo más que cumplir, para ir más allá de lo estrictamente exigible, hace falta algo más.
Estar profundamente compenetrado y comprometido con nuestro ideal.
De todas formas es aconsejable no quedarse en la primera fase, pues de otro modo la voluntad de hierro terminará por oxidarse o desviarse hacia otros campos magnéticos.
Lo importante es la segunda fase. Tener el potente imán (el ideal) bien cerca, libre de entorpecimientos, para dirigir y controlar debidamente esa voluntad de hierro que debes forjarte como condición indispensable para que nuestro ideal no sea pura entelequia.

219 Si en tu vida profesional alcanzas un puesto por recomendación, desplazando -por el peso de esa recomendación- a otro con mayores méritos y que en justicia le correspondía lo que te han adjudicado a ti, estarás de acuerdo con nosotros en que mal vas a ir predicando por ahí que tu ideal consiste en el imperio de la Justicia y la Verdad.

220 El optimismo es contagioso y el pesimismo también.
Si eres mando juvenil, tenlo en cuenta, pero a pesar de ello, nunca mientas ni hagas "teatro'.

221 Nuestro constante caminar nunca se puede ver afectado de forma definitiva ni por el optimismo ni por el pesimismo.
En nosotros no tiene cabida ni e1 optimismo inconsciente que deslumbra y te puede hacer caer por un terraplén, ni el pesimismo absoluto. que tapa la luz no deja ver e impide seguir caminando.
Con el optimismo --ante situaciones que lo provoque en nuestro ánimo-, hemos de ser sobrios.
Hemos de tener la serenidad suficiente para no embriagarnos y perder nuestro autocontrol: la suficiente claridad de ideas.
Con el pesimismo, ante circunstancias muy adversas, hemos de pensar que la oscuridad nunca es absoluta.
Sin necesidad de retroceder, hemos de pararnos lo estrictamente necesario para seguir caminando sin despeñarnos, esforzándonos en mirar y escudriñar hasta terminar localizando cualquier resquicio de claridad (o de menor oscuridad) siempre termina por haber lo que nos permita proseguir la marcha.
En circunstancias adversas, situación de pesimismo avanzaremos muy lentamente, a tientas casi, pero avanzaremos.
En circunstancias favorables, situación de optimismo, avanzaremos más rápidamente, pero nunca de forma alocada.

222 Jamás exijas de los demás lo que eres incapaz de exigirte a ti mismo. Sería una hipocresía inconcebible.

223 Nadie puede garantizarte -y menos a plazo fijo- que lleguemos a lograr implantar la revolución nacional-sindicalista.
Sin embargo, nadie te impide implantarla -a nivel individual- en ti mismo.
Ya puedes empezar. Y con toda dureza.

224 Ni estar preocupado constantemente de que los demás tengan una buena imagen de tu persona, ni tampoco despreciar olímpicamente la opinión que se puedan formar sobre ti.
Recuerda que "la mujer del César no basta con que sea virtuosa, sino que además ha de parecerlo”.
Subrayamos lo de además, no vayas a seguir los consejos de Maquiavelo, de que el Príncipe no es necesario que sea virtuoso, sino que lo parezca.

225 Si eres mando falangista, no basta con que tú cumplas las normas y estilo falangista. Habrás de hacerlas cumplir a los demás.
Del mismo modo, en tu vida profesional si eres falangista -sin necesidad de que seas mando- y tienes un puesto de jefatura, pequeña o grande, no bastará con que cumplas con tus obligaciones, sino que también las hagas cumplir a los demás.
En realidad esa es una de las obligaciones de todo puesto de jefatura, en todos los órdenes de la vida.

226 Hacer honor a la palabra dada es para nosotros fundamental. No sólo respecto a las cosas importantes y para con tus camaradas, sino en todos los órdenes de la vida, y para con todo el mundo.
Como en la vida diaria se trata de un continuo "toma y daca", tú no vas a ser tan ingenuo de estar prometiendo y cumpliendo, mientras los demás prometen y no cumplan.
De lo que se trata, entonces, no es de ponerse a su nivel, sino de no prometer, de no empeñar tu palabra con personas que no son serias, a fin de no encontrarte luego atado, y verte moralmente obligado a cumplir lo prometido. No porque se lo merezcan tales personas, sino porque te lo obligue así el valor de tu palabra dada.

227 El compromiso de no utilizar la mentira y el engaño como armas políticas, no significa en absoluto que seas una "oficina de información" para todo el que quiera saber algo de nosotros, pudiendo luego utilizarlo contra nuestra causa. A zorro, zorro y medio.
En unos casos se tratará de preguntas "ingenuas" o hechas medio en serio, medio en broma. Tus respuestas serán, pues, también "ingenuas" o hechas "medio en serio, medio en broma".
En otros casos... Bueno, hay métodos que si se descubren, pierden su eficacia.

228 Acostúmbrate a no opinar sobre cosas que no conozcas.
No seas de los que piden la "reforma agraria" o la "nacionalización de la Banca", y no saben ni como funciona el sistema actual, ni como funcionaría el nuestro.
Debes opinar, por supuesto, y defender nuestras reivindicaciones, pero no nos puedes dejar en ridículo.
Para ello, lo primero es informarte, enterarte a fondo: ventajas, inconvenientes, puntos débiles, puntos fuertes, obstáculos, etc.
Luego, y antes de lanzarte en picado, ten la precaución de entablar "combates de tanteo" a modo de ensayo para medir la fuerza de tus argumentos y la solidez de tus ideas básicas sobre el tema.
Cuando estés seguro de que dominas el tema, entonces sí, lánzate a fondo y si ese tema no sale en una conversación o discusión apropiada, debes ser tú el que lo provoques.

229 Para ser falangista y mantenerse durante décadas fiel a sí mismo, no recluido y acartonado o en hibernación, sino totalmente vivo, en activo es necesario autogenerarse energía, alimentando ese fuego interior sin el cual el motor se para y termina por quedar inservible para nuestros fines.

230 El falangista en la época actual. con un terreno magníficamente abonado por el materialismo y el hedonismo, viene a ser una planta exótica que a pesar de necesitar un riego especial (netamente espiritual), no es planta de invernadero.
Tampoco es planta de secano, pues si vive a expensas de los fenómenos atmosféricos (el ambiente externo), rápidamente se secará.
Es planta de regadío. Mejor dicho de autoregadío, pues ha de ser capaz de mantenerse fresca, totalmente en activo, aunque nadie se ocupe de la planta (es decir, del falangista individualmente considerado).
Como decíamos antes con otro símil, es un vehículo, que se genera energía a sí mismo.
Hemos conocido multitud de camaradas, plantas de invernadero o de secano, que se agostaron rápidamente cuando el ambiente dejó de ser propicio para lo falangista: o cuando abandonó el jefe en quien tanto confiaba, o se fueron sus amigos más íntimos, o sencillamente cuando cambiaron sus circunstancias personales de familia, trabajo. etc.

231 Las cosas tienes que hacerlas con afán de superación, con espíritu de perfección, con miras de eternidad.
Si en la vida privada encuentras normal que las personas se esfuercen en corregir errores y hacer las cosas bien para ganarse una prima o hacer méritos para un ascenso, en nuestra labor política no puede ser menos por el simple hecho de faltar el estímulo monetario.
Todo lo contrario, hemos de demostrar que el estímulo espiritual es superior.

232 Por nuestra labor aquí en la Tierra -ese trabajo no remunerado en el que más que nuestros cinco sentidos, ponemos toda el alma- recibimos unos "vales" sin valor monetario alguno aquí abajo, pero canjeables -a magnífico precio a precio de eternidad- en la otra vida.
Por eso, da un poco de lástima ver a camaradas que al perder la fe, al renegar de todo lo hecho, rompen sus "vales" -a veces una buena cantidad de ellos- por considerarlos sin validez alguna. Más todavía, se avergüenzan de poseerlos, y destruyen todo vestigio para que nadie pueda reprocharles haber trabajado por el ideal falangista.

233 Libertad. El hombre se siente de verdad libre cuando está desatado.
Todo el modo de ser falangista consiste precisamente en estar libre de ataduras para ligarse, atarse voluntariamente, y de por vida, a un ideal.

234 "La Verdad os hará libres".
No puede ser libre una persona atada al error, a planteamientos falsos, que se rija por una escala de valores trastocados y subvertidos, donde prime lo material sobre lo espiritual y donde servirse a sí mismo ocupe la supremacía y máxima jerarquía en dicha escala de valores.

235 Hemos de procurar no tropezar dos veces en la misma piedra.
No tanto por la humillación que ello supone, sino por el tiempo que se pierde en recuperar la marcha.

236 Sin que los hechos históricos ni las circunstancias que concurrieron puedan ser idénticos a acontecimientos del presente político, o que se puedan producir en el futuro, es lo cierto que pueden ser muy semejantes.
Los camaradas que ya anduvieron por el mismo camino que hoy nosotros recorremos. Pueden señalarnos las piedras en las que ellos tropezaron y evitarnos así que repitamos sus errores.
Mejor aún que recoger las enseñanzas que nos proporciona una caída. es anticipar esa lección y evitar el tropiezo.

237 El disgusto o desgana por las cosas espirituales es algo muy viejo en el alma humana y perfectamente definido en la teología católica: acedia.
Es sencillamente un obstáculo interior -por si no nos sobrase ya con los obstáculos externos- con el que hay que contar.
Te lo decimos esto para que no creas que eso te pasa a tí en especial y llegues a autoconvencerte que debes abandonar nuestras filas, aduciendo que "esto no me tira".

238 En contra de lo que algunos creen en nuestras filas la categoría o talla se mide, principalmente. por el grado de entrega, por el nivel de disciplina y sacrificio. No solamente por el nivel de inteligencia.

239 Para ser Mando en nuestras filas hay que reunir al menos tres condiciones esenciales:

1) Un gran espíritu de entrega, autodisciplina y sacrificio suficientemente comprobado y vigente (actual, no pretérito).

2) Una gran claridad y firmeza de ideas en la interpretación de la doctrina de José Antonio, capaz de dirigir la nave por el más que "proceloso mar" de la política, sin desviarse a la derecha ni a la izquierda. ni tampoco hacerla encallar por dejarse llevar de "cantos de sirena".

3) Suficiente iniciativa e imaginación junto con la debida prudencia para que nuestra nave, dotada de magnífica tripulación. no quede inmóvil o, impulsada por corrientes contrarias, y retroceda en lugar de avanzar.
Pero siempre por el orden de importancia que se señala. Un camarada muy brillante, muy inteligente, pero que padezca frecuentes nebulosas mentales, servirá para figurar en otro tipo de organización, pero nunca en un puesto de mando dentro de nuestras filas.
En todo caso como militante o aspirante a militante, si tiene el suficiente grado de humildad.

240 Cuando hablamos de que el mando falangista también debe tener -y en grandes dosis- la virtud de la prudencia para poder dirigir a sus camaradas, nos estamos refiriendo a la prudencia según el espíritu, en expresión de San Pablo.
El prudente según la carne es aquél que toma sus decisiones después de haber calculado egoístamente el beneficio o perjuicio personal que le va a reportar tal decisión.

241 Hay una experiencia muy curiosa y muy repetida entre los falangistas.
Siempre que se ha creado una "primera línea", todo el mundo se ha apuntado a ella. Es decir, nadie quería figurar en la "segunda o tercera línea".
Luego, a la hora de fijar el grado de la disciplina, se ha tenido que poner un nivel lo suficientemente bajo para que pudieran pasar todos y no tener que despedir a la mayoría.
Resultado: Una pomposa primera línea, sólo de nombre y una "tercera línea" en la realidad de los hechos.

242 Hay camaradas que siguen sin entendernos. Quizás por aquello de que "no hay peor sordo que el que no quiere oír".
No pretendemos que todos los falangistas sean igual que nosotros.
El tren de exigencia, disciplina y seriedad que imponemos a nuestros militantes no puede ser llevado por todo el mundo sin riesgo de colapso.
Sin embargo, lo que tampoco pueden pretender esos otros camaradas es descalificarnos a nosotros, tachándonos de "puros" o "místicos" .

243 Todo mando de Centuria o de cualquier organización falangista tendrá que enfrentarse ante la disyuntiva de elegir entre la seriedad y la informalidad.
Es imposible hacer compatibles en una misma organización el sector de camaradas que abogan por unas normas de disciplina y servicio, que obliguen a todos por igual. y el otro sector que quiere funcionar sin normas de "obligado cumplimiento". Es decir, que quieren funcionar a su aire, en un ambiente cordial de camaradería y amistad personal.
Una buena mayoría de nuestros antiguos Jefes de Centuria siempre quisieron eludir este dilema, intentando superarlo con habilidad y "paños calientes". en su afán de no perder a nadie, inclinándose de todos modos habitualmente por el segundo sector por representar la mayoría.
El resultado era que la solución de "medias tintas" nunca satisfacía a los camaradas partidarios de la disciplina y la exigencia, que terminaban por marcharse.
La Centuria se convertía entonces en un grupo de amigos alrededor del "Jefe" -primus inter pares- y cuando éste abandonaba o incluso cuando cambiaba su situación temporal: servicio militar, matrimonio, etc.), la Centuria se desmoronaba y el grupo de amiguetes se dispersaba.
Esto no es simple anécdota histórica, pues hora la tendencia vuelve a repetirse en nuevas organizaciones falangistas.
Repetimos: No hay posibilidad de armonizar la seriedad y la disciplina con la informalidad y la amigocracia.
No es necesario eliminar a uno u otro sector de camaradas. Nos hacen falta ambos.
La solución es bien simple: tienen que estar en organizaciones distintas, que se rijan por normas o reglamentos distintos.
Es algo parecido a los trajes: a los altos no e les puede vestir con trajes de talla corta. Ni viceversa. Tampoco sirve la solución de una talla única intermedia para unos y otros.

244 Hay gente -camaradas incluidos que se cree que nosotros somos serios y disciplinados (en los actos que organizamos nosotros o cuando participamos en otros actos conjuntos) porque nos gusta.
Poco más o menos porque nos lo pide el cuerpo.
Nosotros somos serios y disciplinados porque debemos serlo y nos cuesta mucho sacrificio.
Sin embargo, no estamos obligados a comportarnos de este modo cuando los demás no se imponen la correspondiente autodisciplina: cuando no existe la igualdad de trato.

245 Cuando participes en algo representando a tus camaradas. exigirás estricta igualdad de trato con relación a los demás participantes.
Estaría bueno que por ir tú representando a un grupo serio y disciplinado se fuesen a aplicar unas normas estrictas contigo y se tuviese manga ancha con los "dispersos".
Hay que llevar al ánimo de los camaradas de otras tendencias que nosotros, cuando nos reunimos con ellos nos gusta la seriedad y la norma, pero naturalmente no para que seamos nosotros los únicos en cumplirlas.
El ser serio y disciplinado supone un sacrificio. Sería una injusticia el que nosotros soportásemos este sacrificio unilateralmente mientras el resto no queda sujeto a normas.

246 No temas pecar de exagerado, haciendo sacrificios "excesivos". Nunca lo serán bastante.
Vigila únicamente tu rectitud de intención.
Puede ser que cuando cumplas más años, desde esa otra perspectiva, te parezca una "burrada" lo que hiciste de joven.
Sin embargo, fíjate bien lo que te decimos: si lo hiciste por vanidad o por algún motivo "torcido", sentirás vergüenza o risa de ti mismo por haberlo hecho. Pero si lo hiciste totalmente consciente, como una pequeña (o grande) ofrenda tuya a Dios para que El la aplicase -si lo tenía a bien -por la Falange, por el triunfo de nuestros ideales, por ayudar espiritualmente a un camarada, ten por seguro que jamás te arrepentirás de esa "burrada" que hiciste.
Te sentirás legítimamente orgulloso de haber sido capaz de hacerlo. Aunque luego. A tus años, te resulte impropio repetir tales "burradas".
Lo esencial, repetimos, para sentir vergüenza o legítimo orgullo al recordar lo hecho, no consiste pues en la dimensión o proporción del sacrificio, sino en la intención con que lo haces; en el para qué lo haces.

247 Quizás te resulte un poco exagerado todas estas recomendaciones relativas al sacrificio interior. Creemos que es la mejor gimnasia para poder estar lo suficientemente endurecido a la hora de resistir las dificultades y sacrificios externos que se te presenten.
De otro lado, en el campo de lo espiritual, si son hechas con rectitud de intención, son la mejor "inversión" que se puede hacer a escala individual y comunitaria.
Es la mejor palanca para ganarnos el apoyo de Aquél de quien verdaderamente depende nuestra empresa.

248 La diferencia entre un camarada habituado a librar los múltiples combates y escaramuzas de la lucha interior diaria y otro sin fortaleza interior, viene a ser la de un veterano de guerra y un bisoño recluta.
Puede ser que este último dé la sorpresa y se comporte en el campo de batalla a la altura de los
veteranos. Pero contemplando el problema en su conjunto, un Ejército veterano y disciplinado, ante un fuerte ataque continuado se mantendrá en sus posiciones. En tanto que si está compuesto de bisoños. el fragor de la batalla hará presa en ellos y los desquiciará, al faltarles el peso interior necesario.
Sin despreciar a nadie, todo Mando militar preferirá un Ejército compuesto de veteranos, de
hombres habituados a pasar sacrificios. Son garantía de éxito.
Fíjate que no decimos garantía de victoria, pues eso no depende sólo de ellos, pero sí de éxito, en
el sentido de que realizarán aquello que se propongan hasta el límite de sus posibilidades.

249 "¡Está pasando una fuerte crisis, el pobre". ¡Qué pobre ni qué gaitas! Eso de la "crisis" es cosa de desocupados... Nosotros no tenemos tiempo para someternos a tratamiento de tales "enfermedades".
Las heridas que nos producen las pedradas que nos da la vida, nos las lamemos solitos en un rincón, sin que nadie nos vea y... ¡hala, a salir corriendo, que hay mucho trabajo!
Para los casos patológicos están ya los médicos. Para las enfermedades del alma, ya está Dios y los hombres que tienen por misión conducir a Dios.
¡No pretenderéis que vayamos nosotros a hacerlo mejor, a base de curandero propio o montando un gabinete psico-médico-farmacéutico para el "pobre" camarada que dice atravesar una crisis.

250 Hay camaradas que creen que sólo son suyos los problemas que plantea la vida cotidiana, con toda la gama de tentaciones que ofrece la sociedad de consumo, animando a olvidarse de tanta mística y de tanta cosa irrealizable.
Entonces quieren llevarte al terreno psicofilosófico y te hablan de "traumas", "angustias vitales", etc.
Quizá, por vanidosos y egocéntricos, no se han parado a pensar que no son ellos solos, sino que nos ha pasado -y nos sigue pasando casi a diario- a todos.

251 ¿Qué es más importante y útil para lograr un día llevar a cabo la revolución falangista?
¿Estudiar y prepararse bien, para el día de mañana ocupar puestos de responsabilidad en la sociedad: o dedicar el tiempo a reuniones con los camaradas, a lanzar panfletos y a captar nuevos adictos?
¿Qué es mejor? ¿Formarse intelectualmente para saber defender bien nuestras tesis frente a las contrarias: o las marchas agotadoras de montaña, conviviendo con los camaradas en acampadas?
¿Qué es más importante, la mortificación interior de renunciar a leer tal libro, mirar tales fotografías, no contar ni reírse jamás ante un chiste obsceno a sacrílego: o las mortificaciones externas?
La respuesta la saben muy bien los críos: "¿Qué prefieres, niño, chocolate o tajadas?". "¡Choco-tajas!", fue la rápida y rotunda respuesta del astuto chaval, que no tenía un rizo de tonto.

252 Hay un punto de "Camino" de Escrivá que casi todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en condenar: el relativo al celibato, calificando de "clase de tropa" a los casados.
Monseñor Escrivá puede estar seguro que nosotros no nos hemos sumado a tal crítica, pues conocemos y comprendemos perfectamente lo que es la entrega total a un ideal.
La canalización no sólo de las pasiones desordenadas, sino hasta incluso los sentimientos y afectos lícitos, pero renunciables por amor a Dios, es totalmente aconsejable y necesario.
Al celibato, sin embargo, no puede acceder todo el que quiere, sino el que puede, porque Dios le haya llamado. 

253 Cuando se escriba la Historia de la Falange -la verdadera y completa, escrita por nosotros mismos, los propios intérpretes- sabréis de los repetidos intentos de distintas generaciones de camaradas que, deseosos de una mayor entrega, pensaron fundar una comunidad religiosa para dedicarse plenamente a luchar en Política.
Sus componentes se comprometerían a guardar los votos de castidad y pobreza, para poder así dedicar más ampliamente todas sus energías e ilusiones a trabajar por los postulados joseantonianos.
Que nosotros sepamos, el último intento serio fue en la década de los sesenta, por parte de un grupo de jóvenes falangistas entre los 20 y 30 años. Se hicieron las oportunas consultas y, desde el punto de visto teológico, no había obstáculo.
Es decir, la tarea falangista, tal como la dejó enunciada José Antonio, era vehículo perfectamente válido para ejercer la vocación política con visión sobrenatural o, si se quiere, vehículo apto para
intentar alcanzar la santidad, mediante una entrega total.
Sin embargo, desde el punto de vista histórico-eclesiástico, la idea no era viable y hubo de ser abandonada. Pudiera ser que algún día más o menos lejano, estas circunstancias cambien y vuelva a haber jóvenes a los que esta actividad falangista de "horas libres" que nosotros hoy hacemos, mezclada con nuestras actividades familiares y de pluriempleo, les parezca demasiado raquítica para una empresa tan grande como es la Falange de José Antonio y lleguen a la máxima entrega, renunciando a todo por su ideal.
(¿Pueden unos camaradas que hacen tal sacrificio sentirse co-propietarios al mismo nivel que los demás? Sabemos que hay tiranos que lo han sacrificado todo. En FED preferimos camaradas de vida normal y sacrificios cuando sea necesario, como Onésimo Redondo. Naturalmente sin excluir a nadie)

254 Se dice que el cisne es capaz de hacer frente al águila y vencerla.
Independientemente de que, desde el punto de vista zoológico, esto sea más o menos exacto, a título de advertencia deberían tomar buena nota de este hecho las aves de rapiña o de presa que dominan el juego de la política: aquéllos que nos tachan de "puros y "místicos" sonriendo conmiserativamente cuando nos oyen decir que "frente a la victoria que no sea limpia, preferimos la derrota".
El que nosotros estemos, firmemente decididos a no utilizar sus mismos métodos, no quiere decir en absoluto que nos vayamos a dejar picotear.
Estamos firmemente resueltos a plantear batalla a tales "aves". y -con la ayuda de Dios- a vencerlas.

255 Frente a la "amigocracia", la camaradería.
Un camarada lo es "... en tanto en cuanto...-. Mientras siga fiel al ideal falangista: cuanto más trabaje, luche y se sacrifique por nuestra empresa, tanto más camarada será aunque a ti no te caiga bien. o tú no le caigas bien a él.

256 Hay todavía gente absurda empeñada en creer que nos trae sin cuidado esta vida, por aquello de que esperamos una vida eterna.
Están equivocados. Para nosotros esta vida es fundamental. Mucho más que para ellos. Nuestra vida eterna depende de lo que hagamos en ésta. Ni más, ni menos. Fijaos si nos es importante.
Cada acto, cada renuncia, cada sacrificio que hagamos, más todavía, cada palabra pronunciada, son para nosotros -y para todos, aunque no sean creyentes- puntos positivos o negativos para esa tan anhelada y definitiva vida eterna.

257 No viene mal que de vez en cuando te pares a pensar en la muerte y en la vida eterna.
A fuerza de vivir nuestros problemas cotidianos (y los de los demás), y a fuerza de ver triunfar al fuerte sobre el débil, llegamos a olvidarnos que existe una vida eterna donde imperará para siempre la
Justicia -tan anhelada aquí abajo por nosotros.

258 Si se te presenta la oportunidad de "dar la cara" por Dios o por las cosas de Dios, hazlo.
Aunque te la partan...
Nunca te arrepentirás de haber "dado la cara" por Dios o por las cosas de Dios. Aunque en la opinión de los demás hayas quedado en ridículo, te hayas excededio o cosa parecida.
Dios nunca nos tendrá en cuenta si lo pudimos hacer de forma más inteligente, sino la generosidad con que lo hicimos.
A Dios no le hace falta la ayuda de nadie, ya lo sabemos, pero en una época en que tantos se dedican a escupirle de una forma u otra, bueno es que de vez en cuando salga alguien decidido a dar la cara por El.
Nos imaginamos que será algo parecido a lo que nos cuenta la tradición de que camino del Calvario salió a su encuentro valientemente la Verónica -una mujer, no lo olvides- limpiarle con un pañuelo los escupitajos y su propia sangre. Agradeció el gesto y dejó impresa en él la huella de su rostro.
Nos atrevemos a pensar que Dios deja impresa su huella en el alma de quienes dan la cara por El.

259 Habrás leído -o te habrán contado- que cuando se quemaban iglesias, nuestros camaradas se jugaban la vida por defenderlas.
¿Te das cuenta? Aunque eran meros templos externos; aunque teóricamente había muchos católicos en España para defenderlas, aunque Dios no necesita ayuda...
Aplícate el cuento y aplícate a ti este espíritu de la Falange de José Antonio.
No digas que los tiempos han cambiado. Se trata de saber recoger el espíritu de la Falange joseantoniana y traducirlo a nuestras circunstancias actuales.
Antes se trataba de dar la vida por defender una iglesia o a un sacerdote. Ahora se trata le "dar la cara" solamente, pero exponiéndote a que te la partan o exponiéndote a quedar en ridículo, que a veces duele más todavía...

260 Lo bueno de ser muy estricto o muy "exagerado" -salvo que seas un hipócrita, claro- es que, estando vigilante respecto a as cosas pequeñas, nunca se te "colará" una grande.

261 Dios te ha dado esos dones (inteligencia, constancia, quizás bienes de fortuna) para algo, y te pedirá cuentas del uso que hayas lecho de ellos en este mundo.
Está claro que si Dios te ha dado inteligencia o una gran facilidad y brillantez para escribir, no lo ha hecho para que lo dediques a escribir guiones de películas pornográficas. pongamos por caso.
Tampoco para que lo dediques exclusivamente en tu provecho.

262 Si nosotros luchamos por un ideal, por un móvil espiritual, tendremos forzosamente que alimentarnos también de cosas espirituales, y no simplemente materiales o culturales.

263 Parece que nos has entendido mal. Nosotros no somos unos bichos raros, unos "puritanos" a quienes no les gusta nada de la vida moderna.
Todo lo contrarío. Cualquiera de nosotros no sólo no desentonaría en un "alterne", sino que en la mayoría de los casos tendría el "salero "suficiente para ser uno de los ejes de la reunión.
Lo que ocurre, es que nosotros no nos movemos en esta vida por lo que nos guste o nos deje de gustar.
Por la teología católica -muchas veces traducida en consignas campamentales- hemos aprendido que no hemos venido a este mundo a dar gusto al cuerpo.
Sabemos -y estamos convencidos de ello- que existe una felicidad superior: la de renunciar de forma absoluta a lo ilícito y de forma relativa -lo más posible, según las fuerzas y la generosidad de cada uno- a las cosas lícitas.
Así pues, quien se une a nosotros no es porque no le gusten los "placeres" de la vida moderna, sino porque tiene el valor suficiente para renunciar a ellos, llevando con alegría un estilo de vida diferente.
Sí, con alegría, porque sabe que Dios proporciona ya aquí abajo el ciento por uno: es decir una felicidad cien veces superior a la que proporcionaría esos placeres, y después -finalmente y sobre todo- la vida eterna.
La cosa no tiene vuelta de hoja.

264 El hábito de mentir erosiona la fortaleza moral de toda persona.
El esforzarse por rehuir sistemáticamente el camino fácil de emplear la mentira para zafarse de situaciones incómodas, va robusteciendo cada vez más la fortaleza moral de toda persona.

265 En multitud de ocasiones, el empleo de la mentira no es más que una salida fácil, producto de la pereza mental, a la que siempre estamos inclinados.
Esfuérzate por buscar solución a las cosas sin tener que recurrir al fácil expediente de la mentira.

266 Con algunos de nuestros estudiantes en particular y con el estudiante medio en general, ocurre que no se acuerdan de Santa Bárbara hasta que truena. No se acuerdan de sus asignaturas hasta que se convocan los exámenes. Entonces hay que paralizar toda la actividad, mientras meses atrás les veíamos dándose la gran vida.
Nuestros camaradas no pueden incurrir en esa alegre despreocupación, en esa falta de seriedad. De entrada. han de saber calcular aproximadamente el número de horas que necesitan para dominar cada asignatura, y a lo largo del curso se las irán dedicando, combinándolo con sus demás obligaciones y actividades políticas. Si suspenden, nadie les podrá reprochar nada.
Por supuesto, nos referimos a exámenes lógicos, no a exámenes injustos o de manicomio, que los hay, y en cantidad.

267 Te aconsejaríamos llevar una contabilidad de tu tiempo, igual que todo propietario la lleva de sus riquezas.
Establecer un programa-horario para que no se te escapen tontamente las horas.
Si el Evangelio nos dice que Dios nos pedirá cuentas de toda palabra ociosa, nos imaginamos que también nos pedirá cuenta de cada hora ociosa o mal empleada.

268 Administra tu tiempo. Establece un orden jerárquico en el programa de cosas por hacer... y cúmplelo a rajatabla.
No hace falta decirte que el programa es para el hombre y no el hombre para el programa.
Si te surge algo más-importante que no habías previsto, introduces la correspondiente modificación, y en paz. (¡Hemos dicho más importante, no más agradable, cuidado!).
Sin embargo, si continuamente estás modificando el programa previsto, una de dos, o eres una persona muy importante, o eres persona sin criterio.

269 Los domingos y festivos, junto con los sábados, son un magnífico filón de horas libres para dedicarlas al estudio.
Un gran número de horas que puedes aprovechar para nivelar el saldo negativo que durante la semana se hubiera podido producir por tus actividades falangistas externas.

270 Recogido de una consigna expuesta por un camarada ya veterano, pero de ideas muy claras, en una madrugada del 20 de noviembre, camino de El Escorial: "Tenemos muchos camaradas "peleones". Pero nos hacen falta camaradas "luchadores".

271 El camino de la Falange que ha de recorrer todo aquél que se sienta atraído por la doctrina de José Antonio es duro, áspero, muy empinado y sobre todo muy largo, casi diríamos que nunca termina.
No importa a la velocidad que se recorra aunque al que pueda hacerlo a marcha rápida no podemos permitirle el "racanear". Lo importante es continuar, no abandonar jamás.
Quienes están empeñados de por vida en hacer esta "larga marcha" han visto pasar, fulgurantes, a muchos camaradas que hasta se permitían tachar despectivamente de "derechas" a quienes llevaban distinto ritmo que el suyo.
Luego, a lo largo de la carrera -o caminata, como quieras- hemos visto cómo estos aparentes atletas que nos dejaron atrás empezaban a desfallecer y abandonaban, sentándose jadeantes en la cuneta, para subirse más tarde en el primer vehículo que les recogiese (aunque procurando fuese de gran cilindrada).
No los pierdas de vista, pues si los ideales falangistas llegasen algún día a triunfar, los verías de nuevo incorporarse a la "gran marcha" -ya cerca de la meta- totalmente frescos (en su doble sentido).
Tampoco seas excluyente impidiéndoles su reincorporación.
Sin embargo, sería injusto que se colocasen en cabeza de aquéllos que jamás abandonaron y soportaron -cada uno a su ritmo- toda clase de fatigas y sacrificios para alcanzar la anhelada meta.
No sirve el argumento de que al no estar "quemados" o "gastados" harían un buen papel en cabeza.
En cabeza debe ir el camarada que se lo merezca, independientemente de si su figura gusta o no al público que presencie la carrera.
(Nuestros blogs facilitarán la tarea a nuestros camaradas. Cuando no existía internet muchos camaradas, con gran esfuerzo e interé, tardaron años en recopilar meritoriamente en papel impreso la información que ahora tenemos en un "click".

272 Si eres egoísta no sirves para la revolución falangista.
No nos sirves si para ti, tu persona es lo más importante de este mundo.
Hasta que no aprendas a sentirte feliz viendo ser felices a los demás; mientras no aprendas a sentir dolor al ver los sufrimientos y estrecheces de los demás, nuestra revolución será para ti algo extraño e
incomprensible.
Quizás hasta te unas a nosotros, pero será por otros motivos (quizá incluso por oportunismo) y ello no te da derecho a considerarte falangista.

273 Para tomar una decisión no te plantees la pregunta de qué ganas con ello.
Plantéate más bien si es justo o injusto. Si puede tener una repercusión favorable para los demás.

274 Hay personas que no tienen la menor idea de lo que es la caridad o la humildad, pero que curiosamente se encargan de invocárnoslas en su propio beneficio, cuando entablamos una confrontación política, porque saben que son principios fundamentales para nosotros (aunque no para ellos).
Pretenden que si uno de nosotros sube a un cuadrilátero a boxear dialécticamente con uno de su "equipo", cuando el oponente intenta lanzarnos un gancho de izquierda nosotros nos abstengamos de darle una buena serie, aprovechando su defectuoso ataque, y pensemos en la caridad hacia el prójimo.
Cuando se sube al ring, se sabe a lo que se va.

275 ¿Para qué sirve la sal cuando se vuelve insípida?
¿Para qué vale un falangista sin principios doctrinales ni morales, sin ninguna ética que rija su vida?

276 "La cuerda se rompe siempre por el punto más flojo." "El pez grande se come al chico”,
Son refranes acuñados por los poderosos de todo tipo para hacer ver al débil que en este "mundo traidor" de poco vale el tener razón y estar amparado por las leyes.
Y lo malo es que suele ser verdad.
En los mil problemas de tu vida normal, en la Universidad, en la empresa o en la "mili", te encontrarás con pequeños "sátrapas" que actúan despóticamente con la mayor impunidad, vulnerando cualquier derecho instituido en favor del débil.
A pesar de todo debes presentar batalla. Con muchas precauciones, con mucha astucia, si quieres, pero presentar batalla.
Estos déspotas o sátrapas -que los hay en todas partes- tienen también su lado débil: su comodidad; su tranquilidad.
Por lo general, ejercen su despotismo de forma tan habitual porque nadie les hace frente y nadie les causa problemas.
Tú, como camarada falangista que eres, tienes planteada una permanente lucha en favor de la justicia, allí donde quiera que estés y sea cual sea la posición que ocupes. Incluso desde la posición más difícil que es la del débil.
Aunque de antemano sepas que enfrentándote con los "poderosos" vas a resultar arrollado, deberás hacerlo por dos razones: una por tu propia dignidad (que no es poco, pues si te acostumbras a retroceder siempre, corres el peligro de no ser más que un dócil instrumento en manos de cualquier poderoso) y otra y sobre todo por ayudar a los demás, a los que vengan detrás de ti, aunque no los conozcas. Por ayudar al prójimo.

277 Tu espíritu de lucha por lo que es justo, tu tozudez y... tu astucia (no la olvides). Es esencial en la lucha contra los Goliats) han de ser de tal magnitud que logres abrir camino en la mente del déspota aquel otro refrán de que "no hay enemigo pequeño". De forma que en el futuro, lo pienses dos veces antes de cometer la misma injusticia con otro, ante la duda de si le causará tantos problemas como le causaste tú.
Piensa que en las batallas, cuando uno es inferior en fuerzas al otro, tiene el deber no obstante de luchar (no necesariamente de frente), para impedir el avance del enemigo o al menos para entorpecerloy retardarlo, diezmándole sus fuerzas.
El que intenta frenar el avance del poderoso, saldrá perdiendo, de acuerdo, pero habrá ayudado muy eficazmente a sus hermanos, a los que se encuentran detrás de él.
Si por el contrario, los inferiores en fuerzas optan por rendirse sin entablar combate, la invasión será un hecho: un paseo triunfal. El poderoso llegará intacto a sus últimos objetivos.
Eso es lo que ocurre en la vida diaria. Todo el mundo piensa en sí mismo, y a nadie le merece la pena luchar por la justicia cuando sabe de antemano que él personalmente va a salir perdiendo.
En su planteamiento no entra el servir de ayuda o parapeto en beneficio de los demás.

278 Ser abiertos a la crítica no puede significar como algunos pretenden que acomodemos nuestro criterio al suyo.
Abiertos a la crítica debe ser lo que literalmente significa.
Debemos recibir serenamente la crítica que se nos haga. Pero en lugar de aceptarla inmediatamente como válida y modificar nuestros planteamientos y manera de ser, hemos de analizarla cuidadosamente en todos sus extremos, contrastándola con nuestros puntos de vista e incorporando en nosotros sólo aquella parte que sea efectivamente válida.
No es cerrazón mental el que no aceptemos los argumentos contrarios cuando se basen en premisas erróneas.

279 Nuestra firmeza doctrinal nunca puede suponer, por supuesto, cerrazón mental.
Nuestra seguridad en la validez y vigencias de la doctrina joseantoniana no se basa en corazonadas, ni está alimentada por un entusiasmo puramente juvenil. Nuestra fe no es la "fe del carbonero". Todo lo contrario.
Nuestra casi "insultante" firmeza doctrinal se basa en razonamientos debidamente contrastados con la crítica de las más diversas procedencias y de la más exigente auto-crítica.

280 Hemos conocido camaradas, magníficas personas en su esfera individual y profesional, pero un desastre en el terreno de la política, debido a que en lo ideológico siempre se han movido en un mar de confusiones.
Nunca han estado seguros de nada dentro de la política.
Siempre ha sido la duda lo que ha gobernado su mente, empujándoles al escepticismo, a considerar todo relativo en momentos que se exigía tomar una seria decisión.
Ellos no adoptaban una decisión, no por cobardía, sino por falta de claridad y falta de firmeza en sus convicciones. Por no haber logrado disipar nunca la espesa niebla de sus dudas, que les impedía distinguir lo correcto de lo falso; donde estaba el bien y dónde se encontraba el mal.
Les comprendemos, pero no estamos en absoluto de acuerdo con ellos. No vamos a arriar la bandera de nuestras convicciones, de nuestras creencias sólo para que no les ofenda nuestra fe y nuestra seguridad en la doctrina falangista.

281 Entendemos perfectamente la postura de los falangistas "vergonzantes", pero por supuesto no la compartimos.
Sí limitan su militancia política a la mera adhesión intelectual a una serie de posibles soluciones socio-económicas, es lógico que adopten esa actitud de escepticismo y de crítica a todo lo que representa un modo íntegro de entender la vida dentro de la esfera política.
La frase de José Antonio "La vida no merece la pena vivirse si no es para quemarla al servicio de una empresa grande", no se puede concebir en este tipo de falangistas que entienden la Falange simplemente como una manera de pensar, excluyendo su faceta principal de entenderla como manera de ser.
(Como militantes es perfectamente posible y, en principio, no habría problema. Pero debería ser insuficiente para alcanzar cargos.)

282 Nuestra fe en la doctrina de José Antonio: nuestra convicción -debidamente comprobada y contrastada a lo largo de muchos años- en la solidez de los principios fundamentales sobre los que se asienta la Falange joseantoniana, e incluso nuestra seguridad, en la validez y vigencia de las soluciones que encontró José Antonio para los grandes problemas de España, unido a nuestro espíritu de entrega por la empresa falangista, nos hace aparecer a veces como dogmáticos y excluyentes.
Sin embargo, quienes nos tachan de ello, no aciertan a concretar en qué basan su crítica al estar movidos más bien por un sentimiento de animadversión hacia nosotros o por una indefensión dialéctica y doctrinal.
De sobra sabemos que desentonamos, pero ¿qué quieren estos partidarios de la política como "el arte de lo posible"
¿Qué nosotros nos aliniemos con ellos adoptando una actitud de escepticismo y que reduzcamos nuestra militancia falangista a la académica exposición de un conjunto de soluciones socio-económicas. a fin de no ofender a los demás con nuestra "insultante" actitud de seguridad en nuestros planteamientos?

283 Adulación. "La Falange detesta la adulación porque la considera como un último menosprecio para el adulado".
Son palabras literales de José Antonio. ¿Crees tú que están superadas?
Compáralas con las declaraciones y discursos de los políticos al uso.

284 "Con los ricos no seas lisonjero; ni estés de buena gana delante de los grandes .."
Es una norma escrita en el siglo XIV (Kempis) .
Por consiguiente, aquellos que juzgan la validez de las frases por la fecha en que fueron pronunciadas, la considerarán superada.
Es una frase perfectamente traducible en una norma de estilo, ya que juzgamos todo no en razón a la fecha, sino en razón a su mayor o menor contenido de Verdad.

285 Hay falangistas de gran historial y limpia ejecutoria a los que les pierde el rencor que guardan contra determinadas personas, antiguos camaradas suyos, recordando que mientras ellos sufrían persecución por mantenerse fieles a los principios falangistas, los otros disfrutaban de prebendas, al optar por el camino fácil de la condescendencia, rayando casi en la traición.
Debemos tener el ánimo siempre bien dispuesto a la concordia.
Sí quien en época ya pasada no estuvo a la altura de las circunstancias y hoy se muestra arrepentido, reconociendo humildemente que su enemigo de entonces tenía razón y fueron superiores en generosidad y entrega por el ideal falangista, ¿por qué se le va a pedir más?
Dios con ser Dios perdona todas las ofensas y traiciones que se le hayan hecho, por graves que sean. La única condición que impone es el arrepentimiento.
Nosotros no vamos a ser más que Dios. Por muy graves faltas que haya cometido un falangista, si se muestra arrepentido, siempre tendrá un puesto en nuestras filas.
Tampoco le exigimos una confesión pública. Basta y sobra con que se muestre arrepentido por su actitud en el presente y la mantenga en el futuro.

286 La humildad no está reñida con el espíritu crítico. Ni viceversa.
Hemos de evitar caer en los dos extremismos:
De un lado el vanidoso que, creyéndose muy inteligente, cuando lee algo de otro, sólo se ocupa de buscar posibles fallos, posibles grietas, para criticarlo, pasando por alto todo aquello que podría enriquecerle.
De otro lado el apocado, el hombre sin criterio, que se deja deslumbrar por las grandes luces de la aparente sabiduría de los pseudo-intelectuales, admitiendo y dando por bueno todo lo que lee y escucha, sin tamizarlo previamente.
Hay que leer y escuchar con humildad, tratando de descubrir lo bueno de los demás, para incorporarlo y asimilarlo. Pero sin el papanatismo del hombre veleta, del hombre sin criterio, que se rige por los signos externos.

287 Hemos conocido mandos juveniles, pequeños aprendices de dictadores, acérrimos partidarios del "sostenella y no enmendalla".
Pequeños vanidosos que parecían creer que la solidez de la Falange se asentaba en la solidez de su imagen personal ante sus camaradas.

288 Si llegas a ser Mando, procurarás siempre que puedas, no adoptar una decisión definitiva sin antes haber escuchado a tus camaradas (a todos ellos, si fuera posible; al grupo de mandos intermedios o Consejo, en el caso de que el tema fuese delicado o urgente).
Si la decisión la has tomado ya, y antes de ponerla en ejecución, alguno de tus camaradas -inferior a ti- expone una idea que tu comprendes que es más acertada, lo correcto es que rectifiques.
No es un signo de debilidad, es sencillamente una prueba de que tú -en tu puesto de mando- estás al servicio de la Verdad y la Justicia.

289 Por humildad, e incluso por eficacia, cuando tengas una teoría, por muy brillante y sólida que te parezca, procura contrastarla con los demás y escuchar sus razonamientos.
Te proporcionarán base para rectificar tu planteamiento o para reforzarlo en aquellos puntos en que se presente más débil.
Para nosotros, a quienes tantos y tantos nos han tachado de dogmáticos y "come-tanques", esto es algo lógico y normal.
Sin embargo, esos mismos que nos colocan tales sambenitos, son tan vanidosos como ingenuos.
Suelen exponer, sin previo contraste, sus tesis tan "novedosas" como inconsistentes. Al primer pildorazo se arrugan como hojalata. Al cabo de un poco tiempo no tienen más remedio que "evolucionar" ...

290 En las confrontaciones en el campo de las ideas, en la diaria batalla dialéctica, ocurre algo parecido a las confrontaciones bélicas.
Un ejército bien organizado jamás saldrá al campo de batalla con un arma cuya eficacia no haya comprobado antes frente a las armas que posea el ejército enemigo (o las que le consta existen en otros países).
Por ello, nosotros podremos parecer a la gente de fuera demasiado "recalcitrantes", poco amigos de dar nuestro brazo a torcer.
Sencillamente ocurre lo ya explicado: antes de sacar un planteamiento a la luz pública, lo contrastamos.
Si no es consistente, lo destruimos nosotros mismos, antes de que lo hagan los demás. Hemos de utilizar únicamente aquellos argumentos cuya solidez esté previamente comprobada.

291 La teoría de que el Mando sólo es responsable ante Dios y ante la Historia no es nuestra.
El mando no es para nosotros el dueño de la empresa, sino un co-propietario, que hoy -por sus méritos o porque no se ha encontrado otro mejor- ha sido elegido por los demás co-propietarios de la empresa para dirigir, pero que mañana dejará el puesto a otro que los co-propietarios consideren mejor, y pasará "a obedecer", como un co-propietario más de la empresa.
La propiedad de la empresa es de todos aquellos que voluntariamente trabajan y se sacrifican por ella (y en ese grado y proporción).
El Mando, la Dirección (que puede ser unipersonal o colegiada si no existe nadie capaz de ganar la confianza del 80 por 100 de los copropietarios) existe porque los co-propietarios creen que es más eficaz para cumplir los fines de la empresa el que exista alguien que mande y otros que obedezcan.
Tiene, pues, un valor instrumental. Por el hecho de haber sido designado, elegido, y además condicionado a unas normas, y para cumplir unos fines determinados, existe una responsabilidad.
El Mando no sólo tiene que dar órdenes, sino también rendir cuentas, dar explicaciones.
Estas últimas -las explicaciones- las dará de forma inmediata o cuando las circunstancias lo permitan, pero las dará siempre, porque el subordinado no es en nuestra organización un asalariado, sino un copropietario.
(Es lo que debería de ser y probablemente solo encontrarás en la Falange Futura)

292 Nosotros no exigimos obediencia ciega a un mando, sino obediencia debida. ¿Quién dijo que "el Mando ni se equivoca ni se constipa" ?

293 "La murmuración es el desahogo de los cobardes". Lo habrás leído ya en José Antonio, que bien conoció de insidias y traiciones.
Si tienes algo que decir contra el Mando, se lo dices a él personalmente. y en paz.
Si quieres que quede constancia. se lo das por escrito o pides ser escuchado por el Consejo.
Si crees que la cosa es grave (peligro de traición o desviacionismo), plantéalo en Asamblea (no será necesario convocarla en una organización viva, pues debe reunirse regularmente todas las semanas), pero sin hablarlo previamente con nadie, sin recogida de firmas ni cosa por el estilo.
Haz tu planteamiento con toda serenidad, exigiendo del Mando un "juramento de Santa Gadea" si fuera necesario. Nadie puede reprocharte tu interés y preocupación por el rumbo de la nave en la que estais todos embarcados.
Lisa y llanamente. Sin tapujos: sin formar ningún "complot" a espaldas del Mando.
Si todo fuera una falsa alarma, un malentendido, se pide perdón por quien corresponda, y una crisis salvada.
Si existió ciertamente desviación o traición, el Mando debe ser destituido y renovado, o limitados aún más sus poderes hasta nuevas elecciones. si la cosa no hubiese sido muy grave.
Sí además persiste en su error o mala fe será necesario expulsarlo. Por muy jefe que haya sido y aunque su historial falangista se remonte a la época de José Antonio.
No puede haber privilegios ni trato de favor para nadie y menos para el Mando, depositarlo de la confianza de los demás militantes.
Por encima de él y de su jefatura, están los principios doctrinales y éticos falangistas.

294 La disciplina, el peligro de incurrir en insubordinación, obligan a todo buen militante a guardar silencio cuando se tratan de cosas que no revisten gravedad desde el punto de vista doctrinal ni ético.
Sin embargo, y por eso mismo. es muy saludable que, pasado cierto tiempo límite, como "voto de confianza" otorgado a una persona para que ocupe la Jefatura, esa persona -cesada ya en el mando, y aunque pueda volver a ser reelegida- se someta a una especie de "juicio de residencia" y rinda cuentas de su gestión.
Dará explicaciones a cuantas peticiones o críticas le dirijan quienes, hasta entonces, fueron sus subordinados.
En resumen. un camarada calla por disciplina, pero no de forma definitiva (si no es grave) sino temporalmente hasta la fecha anual de "juicio de residencia". donde se le dará la debida satisfacción que le corresponde. como co-propietario de la empresa que es.
(Esto es exactamente la revalidación anual de todos los cargos de la organización propuesta por FED que ya se ha llevado a cabo en otros grupos hace años)

295 La Jefatura, una vez elegida, no puede estar sometida a diaria discusión o revisión, y sólo por causas muy graves se revoca el voto de confianza otorgado.
Ni que decir tiene que este voto de confianza no podrá ser nunca de forma absoluta.
De un lado, estará condicionado por una normativa que regirá para dirigentes y dirigidos, y de otro lado, estará limitado por el tiempo.
Quizá el período de un año pueda ser suficiente para juzgar si una persona debe ser revocada o reelegida. También es suficiente para poder juzgar si de entre los subordinados ha surgido alguien que pueda hacerlo mejor.

296 Un mando que haya sido elegido, no puede depender psicológicamente de los votos de sus camaradas.
Un mando, si es auténtico en el trato con los camaradas deberá actuar de acuerdo con los dictados de su recta conciencia y no pensando en la próxima votación.
Si camaradas muy ligados a él, y que siempre le apoyaron y votaron. cometen un fallo, tendrá que sancionarles, y si es muy grave el fallo, tendrá que proponerles para expulsión.
Perderá amigos -y quizá por contagio, más de los que esperaba- pero no puede actuar "astutamente" y de forma discriminada, con debilidad, pensando que si actúa con dureza (porque así lo exija la Justicia), va a perder amigos, es decir, votos para la próxima elección.
Esta es una radical diferencia entre un “grupo falangista” y un grupo de amigos falangistas.

297 Te has comprometido por un período determinado de tiempo y ahora te das cuenta de que "eso no te va", porque la disciplina es más dura de lo que te esperabas.
¿Te engañaron ellos o te engañaste tú solo? Si te lo contaron distinto de lo que es, con el fin de captarte, haces muy bien en marcharte. Si es por tu culpa, aguántate y espera a que termine el plazo por el que te comprometiste.
De sobra sabes que nadie te va a disparar un tiro en la nuca, si te vas incumpliendo, pero habrás dejado de ser serio.
Si eres capaz de romper por las buenas -unilateralmente- con un compromiso tan serio y tan voluntariamente contraído puedes estar seguro que en la "vida civil" harás exactamente igual. Cumplir los compromisos que "te van" o que te agradan y romper aquello que no te va. Así de sencillo y así de "petardo".
Si obras de este modo y te queda un poco de vergüenza, quizá te sonrojes un poco cuando sueltes el tan socorrido “¡... Así esta España!”.

298 Si eres mando, y en la organización que diriges se está produciendo un complot, no actúes con astucia, sino con energía.
Todo complot se nutre forzosamente de la murmuración y de trabajar a espaldas de la totalidad de copropietarios. lo cual ya de entrada descalifica a los "complotistas" en toda organización auténticamente falangista.
Que no te tiemble el pulso por grave que sea la operación quirúrgica. Si hay que expulsar, se expulsa, sin importar las consecuencias que de ello se deriven para la organización.
El ejemplo ya nos lo dio José Antonio con la expulsión de Ramiro Ledesma. Había que hacerlo y lo hizo. Aunque era muy valioso. Aunque fue uno de los fundadores. A pesar del peligro de grave escisión que se podía producir en aquellos momentos tan críticos para la Falange.
Grábatelo bien: aunque te fueses a quedar solo, cuando debas hacer algo digno y limpio, hazlo.

299 A un camarada que no dé la talla, porque los camaradas componentes del grupo han colocado el "listón" demasiado alto para él, no podéis darle categoría de militante -de copropietario- simplemente porque sea muy buena persona, por camaradería...
Deberá seguir a prueba y permanecer de aspirante todo el tiempo que sea necesario hasta que se gane la militancia.
Otra cosa sería pecar de injustos incurriendo en el favoritismo o en el sentimentalismo, siendo más benevolente con uno que con los demás.
Aparte de que el ser aspirante no implica en realidad otra cosa que tener voz pero no voto, lo cual tampoco es para desazonarse.... dados los "beneficios" que repartimos anualmente.

300 Si ocupando una Jefatura toda tu obsesión es no disgustar a nadie para no perder a nadie, lo que harás con esa "hábil mano izquierda" es convertir una organización falangista en un grupo de amigos falangistas más o menos bien avenidos.

301 Las órdenes con las que no estás de acuerdo, pero cuyo cumplimiento no atenta contra la moral ni contra tu conciencia. primero las cumples y luego reclamas.

302 Si eres Mando, cuando des una orden, siempre que puedas, explica el por qué de tal orden.
La disciplina de un camarada consciente de lo que hace y para qué lo hace es mucho más sólida, y los camaradas se irán haciendo más corresponsables, en vez de autómatas.
No hagas como los mandos del ejército soviético en la última Guerra Mundial que proporcionaban una botella de vodka a sus soldados antes de lanzarlos al ataque. Está claro que confiaban más en ellos, borrachos, que plenamente conscientes.

303 Si cuando explicas el fin o la razón de una orden, un camarada de filas te rectifica y mejora tu idea, ten la humildad de rectificar. De otro modo terminarás por servirte a ti mismo antes que a la empresa falangista.

304 Cuando por una u otra causa grave, no puedas explicar la razón de una orden, dilo así a tus camaradas, que obedecerán igual comprendiendo las circunstancias.
Pero no abuses de este "estado de excepción". queriendo excusar con ello, una posible ineptitud por parte tuya.

305 La crítica, el vivo contraste de pareceres, es para nuestras organizaciones algo necesario, casi imprescindible, con el fin de que no se desvirtúen o corrompan.

306 El mayor o menor entusiasmo por captar nuevos camaradas para la "causa" es el mejor barómetro para medir la ilusión y fe interna de un militante por la doctrina falangista y la empresa en que estamos empeñados.

307 Hay camaradas y ex-camaradas que no tienen fe en nuestra doctrina porque su falta de conocimientos y su poca habilidad para el combate dialéctico les hace creer en la debilidad de nuestros principios.
Si por casualidad caes tu también en el tópico de que la doctrina falangista es algo "desfasado" o muy "incompleta", antes de decirlo -sobre todo si es en público- ten la precaución de hacerte un previo "chequeo" de cerebro y reflejos.

308 No es cosa de explicaros una por una las "llaves" o "presas" que podéis hacer en un combate dialéctico.
Os diremos algo muy adecuado para ir empezando.
Hacer un muestreo de mercado e ir recogiendo aquellas frases-tópicos que lancen contra la doctrina falangista: lo de "los puños y las pistolas" : lo del "estado totalitario", lo del "Imperio". etc. etc.
Quien lo emplea -incluso si estuvo en nuestras filas- por lo general no lo conoce de haber leído a José Antonio, sino transmitido de otros, como tópico.
Os estudiáis bien la frase completa, el contexto donde figura la frase.... ¡y al cuadrilátero!
Le dejáis que se lance y. aprovechando la propia inercia de su lanzamiento, le volteáis.
Luego -si os encontráis debidamente preparados y el público merece la pena- pasáis al ataque a base de golpes acertados contra la doctrina que él sustente.
(En nuestros blogs proporcionamos todos estos golpes y alguno nuevo).

309 En los combates dialécticos no sólo se requiere fortaleza doctrinal, sino también habilidad para conocer rápidamente al contrario: doctrina que representa, estilo de ataque que emplea contra nosotros y, sobre todo qué clase de público asiste.
Sería ridículo que te dedicases a argumentar filosófica y teológicamente en ocasiones en que lo adecuado sea emplear armas totalmente diferentes: el “pitorreo demoledor”... Arma terrible en manos de cualquier camarada seguro de si mismo y curtido en marchas y campamentos.

310 Para poder entablar con posibilidades de éxito un combate dialéctico, aparte de conocer nuestra doctrina, tendréis que conocer las tesis contrarias. Es una especie de jiu - jitsu o iudo.
Hay que estudiar a fondo al contrario para saber dónde están sus puntos débiles. Conocer su psicología y saber qué golpes de tanteo debes iniciar y cuándo dar el golpe de gracia.
(Por ello ampliaremos progresivamente las entradas dedicadas a nuestros falibles y golpeables rivales políticos. Aunque ¿Hace falta? ¡Si se están hundiendo ellos solos...!)

311 Tienes que estar bien preparado para la dialéctica diaria.
Del mismo modo que existe un grupo -cuyo nombre no hace al caso. pues lo cambia ,da año, por desprestigiado que queda- cuyos componentes se preparan concienzudamente el gimnasio, por creer que al enemigo de izquierdas hay que machacarlo físicamente como único remedio, nosotros, que creemos que adoptar simplemente esa actitud sería un insulto a la memoria de José Antonio, quien nos legó un magnífico cuerpo de doctrina, al ser partidarios del combate dialéctico, de la confrontación doctrinal (lo cual no excluye ciertamente el enfrentamiento físico, si es preciso), debemos entrenarnos también concienzudamente, estudiando a fondo nuestra doctrina y analizando con todo detalle las tesis contrarias.

312 No os preocupéis demasiado por la crítica-insulto.
Los de un lado nos llamarán fascistas.
Los del otro lado, "románticos demenciales" (nazis).
Otros nos dirán que vivimos todavía en la Edad Media, con coraza y lanza: que somos dogmáticos, come-tanques, providencialistas. etcétera, etc.
¡Ah. y sobre todo, esos insultos los dirán cuando no estéis vosotros delante!
Lanzarles el reto de que cuando quieran entablar un combate dialéctico en público, estáis a su disposición.
Teóricamente, esos representantes de las teorías avanzadas o de la "actualización" de la Falange deberían aceptar complacidos, para dejaros tirados y en ridículo con vuestra lanza y escudo medievales, esperando a que surja el “milagrito”.
Por experiencia os decimos que todos esos que nos insultan (de la derecha, de la izquierda y del centro), jamás aceptarán una confrontación dialéctica en público.
Subrayamos lo de "en público", pues únicamente entonces merece la pena el esfuerzo.
Siempre ocurre que del público asiste a estos combates algún que otro espectador -incluso antiguo partidario del contrincante- el cual se pasa a nuestras filas, a la vista de la solidez de la doctrina falangista.
(Posiblemente nuestro público esté ahora aquí)

313 Precisamente entre los camaradas que menos han calado en la doctrina de José Antonio, se encuentran los más "totalitarios".
Se han quedado en la cáscara, en la superficie.
Por esa misma razón. al primer encontronazo dialéctico con otras doctrina, entran en barrena y se desmoronan.

314 Por nuestras organizaciones han pasa do multitud de camaradas "bengalas".
Eran camaradas de un gran resplandor, grandes “revolucionarios”, dispuestos a comerse el mundo. Muy dados a la arenga y la soflama, tenían siempre en la boca sonoras palabras como "conquista del poder", "revolución", "el pueblo", y consideraban poco menos que de "derechas" o "contrarrevolucionarios" a quienes insistían en la profunda espiritualidad del mensaje de José Antonio.
Luego, en vista de que la revolución no llegaba ni en tres días, ni en tres meses, ni tampoco se preveía para los próximos tres años, terminaron por apagarse, aburrirse y cansarse (lo cual no es extraño, pues según dicen, los gestos hieráticos y mayestáticos, suelen producir fuertes agujetas en los músculos faciales y en los de las manos). Al quedar desinflados, finalmente optaron por marcharse.
Nuestras antiguas centurias han rendido un gran culto al "camarada-bengala" que producía un fuerte resplandor durante unos momentos. Quizás por ser lo más hispánico biológicamente considerado, descuidando -y a veces despreciando -al camarada "grueso leño", de fuerte llama interior, que producía por ello poco resplandor.
De estos últimos son los que necesitamos para nuestra magna tarea.
Los camaradas "bengala" aparecerán -y desaparecerán-. con la misma facilidad que las setas silvestres.

315 Un árbol no se cae de repente aunque contemplado desde fuera así lo parezca.
Hay un proceso interior de cambios, de paulatinos rompimientos de células que desde fuera no se alcanzan a ver.
Tampoco un falangista deja de serlo de repente.
En un buen mando falangista. si lo es de verdad, habrá de estar excluida la posibilidad de que se produzcan esas "repentinas" y periódicas deserciones de sus camaradas.
Tiene que conocer a fondo a sus camaradas. Estar al corriente de su situación interna, como si los examinase periódicamente con rayos X.
Debe detectar el comienzo de cualquier proceso interior a fin de atajarlo a tiempo.
El desmoronamiento que provenga de un cáncer ideológico de las ideas habrá de remediarse mediante confrontaciones doctrinales.
Un conocimiento más profundo de la doctrina falangista ayudará al camarada a disipar sus nieblas.
El desmoronamiento que provenga de un abandono personal en la manera de ser falangista se irá atajando mediante la aplicación de la adecuada "gimnasia correctora": correctivos voluntariamente aceptados por quienes voluntariamente militan en nuestras filas. (Empleamos adrede el verbo "militar" y no "figurar" ).
No obstante, tales remedios no son infalibles. Ya hemos dicho en otro sitio que no hay peor sordo que el que no quiere oír.
También hemos dicho que no queremos hacer a nadie falangista a la fuerza.
Esas deserciones decididamente queridas por los propios interesados ya no son imputables al mando.
Le serán imputables sin embargo aquellas que se produzcan por sorpresa. Por desconocer lo que se estaba produciendo: lo que iba a venir.
Las defecciones que se ven venir no producen ningún daño en la moral de combate del resto de los camaradas. Las deserciones repentinas -e incluso masivas, por contagio- pueden hundir cualquier organización.

316 Expulsiones.-En nuestras filas sólo caben o los falangistas auténticos o quienes aspiran a serlo.
Una persona que esté en contra de los más elementales principios fundamentales de nuestra doctrina y de nuestra manera de ser, no teniendo la menor intención de rectificar, sobra en cualquier organización falangista.
Se dan muchos casos en que están físicamente entre nosotros, aunque ya no en espíritu.
Generalmente por vínculos de amistad con otros que siguen siendo falangistas.
Sin embargo la obligación del mando es expulsarle. No estar esperando a que "el árbol" termine de caerse. sino empujarlo para que se caiga de una vez (en vista de que cualquier remedio es inaplicable, al faltarle la voluntad de querer ser falangista), evitando que su caída imprevista dañe a nadie.
Para este tipo de expulsiones no es necesaria una gran dosis de "crueldad" sino una gran dosis de lógica.
(En las filas de FED cabrán todos, pero solo quienes se comprometan, y solo mientras se comprometan, alcanzarán los derechos propios de los camaradas y podrán participar en las Asambleas.).

317 En las grandes polémicas de carácter ideológico que se producían de tarde en tarde en nuestras antiguas centurias siempre hubo la tendencia a la solución salomónica. A no dar la razón a ninguno de los dos bandos en pugna, aunque uno fuese totalmente ortodoxo en la doctrina de la Falange y el otro disparatadamente antifalangista.
Cuando surja una grave disputa doctrinal, hay que poner las cosas en claro, sin temor a que se produzcan la siempre temida escisión.
Una herida no puede volver a cerrar en falso. Produce pus y se encona. Luego, es necesario sajar con el bisturí y es más doloroso. Supone un retroceso en la curación de la herida.
Así pues, por razón de economía de tiempo, ahorro de energías y sobre todo por razón de justicia hay que atajar el mal de raíz. Caiga quien caiga.

318 Si eres mando falangista y te preocupas de ser amable de tus camaradas y de caerles bien, cuando seas reelegido, siempre quedará la duda de si te han votado como amigo. Quedará por saber si, de verdad, te consideran mando falangista.
Por el contrario. si te esfuerzas por actuar con rigor (con estricta justicia), cuando seas reelegido, te cabrá la alegría de saber que te han elegido por tus virtudes falangistas, no por tu simpatía.

319 Un mando falangista no puede tratar a sus subordinados pensando en los votos de las próximas elecciones, ni tampoco aprovechar su situación predominante para actuar con los modales de un déspota (fíjate que sólo decimos "modales", pues actuar sin sujeción a normas equivaldría a ganarse la destitución).
Cuando una orden se puede dar en buen tono, se hace, incluso pidiéndolo por favor, si buenamente te cuadra.
Pero si ello supone el menor resquicio de indisciplina por parte del subordinado y hay que hacer la
oportuna advertencia seria, se hace, y si hay que gritar, se grita, y si hay que sancionar, se sanciona, y si estás en duda entre pecar de duro o de blando, elige lo primero. pecar de duro.
De este modo, nadie te podrá acusar de prepararte el terreno para las próximas elecciones.









IV



"Queremos implantar una justicia social profunda para que sobre esa base los pueblos vuelvan a la supremacía de lo espiritual."

"El que en el campo español se impongan unas condiciones de vida intolerables a la humanidad labradora no es sólo un problema económico: es un problema entero, religioso y moral."

"Todo eso (la reforma agraria) no es más que una parte. Esto es volver a levantar sobre una base material humana la existencia de nuestro pueblo. Pero también hay que unirlo por arriba. Hay que darle una fe colectiva. Hay que volver a la supremacía de lo espiritual".

“No hay más que una manera, profunda y sincera, de evitar que el comunismo llegue: tener el valor de desmontar el capitalismo, desmontarlo por aquellos mismos a quienes favorece, si es que de veras quieren evitar que la revolución comunista se lleve por delante los valores religiosos, espirituales y nacionales de la tradición. Si lo quieren, que nos ayuden a desmontar el capitalismo, a implantar el orden nuevo.
Esto no es sólo una tarea económica: esto es una alta tarea moral."


(José Antonio)


320 Justicia es dar a cada uno lo que es suyo, lo que le es debido.
Nuestro sistema -regido por un profundo sentido de la justicia- no puede excluir a Dios, principio y fin de todas las cosas.
Sería atentar contra la Justicia, privar a Dios de lo que es debido a Dios.

321 Tienes que actuar siempre con un sentido lógico y justo, y no simplemente porque "lo hace todo el mundo".
Has de utilizar cada cosa para el fin para el cual fue creada o instituida por Dios.
Si la utilizas para fines distintos, la habrás prostituido. En todos los órdenes de la vida. Tanto en el orden moral como en el político.

322 Un falangista que sólo persigue la revolución. la justicia social, etc., ignorando o negándose a admitir que esto es un paso, una etapa hacia una meta superior, es que no ha llegado a calar en la profundidad de la doctrina falangista.
Grábate bien esta frase de José Antonio
"Queremos implantar una justicia social profunda para que sobre esta base los pueblos vuelvan a la supremacía de lo espiritual".
Analízala como se merece.
Está claro que quien se queda en la primera parte, ignorando la segunda, ha comprendido sólo a medias el mensaje de José Antonio.

323 Nosotros no podemos jugar al "quítate tú para ponerme yo". Si aspiramos a sustituir a quienes hoy dirigen la vida política, económica y cultural de España, no es en absoluto para hacer lo mismo o parecido que se está haciendo ahora.
Sólo nos justificaremos en tanto en cuanto se note una amplia diferencia. Y no sólo precisamente en eficacia, en simples obras materiales, sino en el espíritu.
Logros no sólo materiales, que se puedan pesar y medir. sino sobre todo intangibles. Que contribuyan a la transformación de la sociedad española en una sociedad distinta: más rica materialmente, por supuesto, pero sobre todo más rica espiritualmente.

324 Jamás seremos hombres de partido, partidistas.
Si un hombre tiene virtudes; si un hombre cualquiera trabaja por el bien y lucha contra mal, tenemos obligación moral de alabarle y enaltecerle, aunque no sea de "los nuestros".
Si un hombre es un sinvergüenza y labora ir el mal, nuestra obligación es desenmascarle, aunque sea de "los nuestros".

325 Jamás alces una bandera o crees un mito en torno a una persona, si sabes que son falsos o no limpios, por mucha aceptación que vaya a tener.
"Políticamente" parecerá muy rentable a primera vista, pero tu conciencia te dirá claramente que actuar en política utilizando falsedades no puede ser falangista.

326 Te parecerá que actuamos un poco "ingenuamente". ¡Qué equivocado estás!
Lo que ocurre es que actuamos con visión sobrenatural.
Nosotros creemos en el milagro (en el sentido literal de la palabra).
Por eso actuamos a veces tan poco de acuerdo con los cánones de la “política”; que si subsistimos es gracias a un milagro.
Algo tendrá el agua cuando la bendicen, ¿no te parece?

327 Muchas veces, y porque te lo dicen muy seriamente y queriendo ayudarte, hay que aguantar la carcajada cuando -al vernos actuar en Política de forma "arcangélica"- nos dan consejos para triunfar en "política".
¡Pero hombre, por Dios, como si no lo supiéramos... ! Ahora va a resultar que José Antonio actuó como actuó porque no lo sabía hacer de otra forma: porque no tuvo a nadie que le aconsejara...
Mire Vd., buen hombre, entre nosotros el más tonto sabe hacer relojes. Si actuamos tan "ingenuamente" en Política, es porque esta Política es la única que nos interesa.
De sobra sabemos cómo se medra y cómo se "trepa" en política.
Lo que ocurre es que no queremos. Más todavía, nos esforzamos diariamente en no querer.

328 Por nuestro sistema de NO emplear las armas o instrumentos clásicos en "política" (es decir, la mentira, el engaño, la adulación, el cultivar amistades, levantar y fomentar bulos, etcétera) nos estamos jugando el triunfo y nuestra propia pervivencia.
Más que creer en el milagro, casi parece que lo estamos provocando, pues efectivamente vivimos -literalmente- de puro milagro.
En realidad, viene a ser algo así: Al renunciar a emplear tan útiles instrumentos, y emplear en cambio herramientas tan "ingenuas" como la Verdad, la Justicia, etc., lo hacemos por fidelidad a El, a su doctrina. Estamos seguros que El suplirá lo que nosotros perdemos por culpa de esta teoría tan ingenua.
Si resultase -lo cual está por demostrar que nuestra empresa fuese indiferente a Dios, se hundiría irremisiblemente.

329 Nosotros "empujamos a Dios para que realice el milagro",el gran milagro- de que si  realmente nuestra empresa contribuye a su mayor Gloria, y está dentro de sus planes (dos cosas muy diferentes), nos ayude a subsistir y a triunfar, comprometiéndonos nosotros por nuestra parte a no utilizar las herramientas habituales en política (la mentira, el engaño, la zancadilla, etc.).
Sin embargo -fíjate bien- para todo lo demás, para todo aquello que podemos hacer nosotros con nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio, no podemos ser tan vagos de pedir también "milagritos" (...aunque siempre viene bien cierta ayudeja. ¡qué caray! ¡Cuántos fallos y cuántos errores hemos cometido a lo largo de nuestra existencia, y cómo nos hemos librado... por pura "casualidad"!).

330 Nuestro "providencialismo" no significa estar de brazos cruzados esperando a que nos caiga del cielo el milagrito diario.
Jamás debemos dejar nada a la improvisación y todo -siempre que se pueda- será previamente preparado y minuciosamente estudiado.
Toda acción, toda actuación deberá ser posteriormente revisada punto por punto, tratando de localizar posibles fallos o errores, a fin de que no vuelvan a repetirse en futuras actuaciones.
Nuestro "providencialismo" se reduce, pues, a que humanamente hablando es imposible triunfar en política sin utilizar la mentira y el engaño.
En consecuencia, siempre nos hará falta la ayuda de Dios, el milagro más o menos descarado, para alcanzar el triunfo final.

331 Nosotros no nos conformamos con la conquista del Estado, queremos también una transformación de la sociedad.
Esto quiere decir que al querer incorporar a una gran mayoría a la magna tarea de transformar
España y de transformar el mundo, habrá que conquistar voluntades.
La conquista de voluntades no se logra "por decreto" (vía legislativa), ni por fusilamientos o deportaciones masivas (por medio del terror), sino por el convencimiento y la atracción del ejemplo.

332 Una conquista de la sociedad será auténtica para nosotros no simplemente cuando los puestos clave de la cultura y la Administración estén en manos de falangistas, sino cuando esa sociedad se haya transformado y sea más justa; donde los valores espirituales primen por encima de los materiales.
Y no sólo en la letra de las leyes, impuesto desde arriba, en un nuevo despotismo ilustrado, sino en el interior de los españoles, es decir. en esa parcela de la que cada persona es dueña y soberana y donde ningún Estado, por totalitario que sea, podrá penetrar.

333 Si después de muchos años de trabajar con gran entusiasmo, seriedad y eficacia, lográsemos la conquista de la sociedad, a través de ocupar un porcentaje mayoritario de cátedras de Universidad, Direcciones Generales, etc., y luego resultase que, en realidad, fuese la sociedad quien nos hubiera conquistado a nosotros; quien nos hubiera transformado, puedes estar seguro que ése sí que sería para nosotros el rotundo fracaso de los falangistas.
Demostraría que nos había cegado el afán de conquista a toda costa y nos habíamos estado autoengañando, anteponiendo los medios a los fines. Habíamos sacrificado la calidad, la exigencia, la autenticidad, en aras de la cantidad.

334 Esa conquista de la sociedad a que nosotros aspiramos se logrará cuando la mayoría -o al menos una buena parte- de los puestos claves de la Nación estén en manos de falangistas joseantonianos. De acuerdo, pero, sobre todo, cuando cada falangista que los ocupe sea un falangista auténtico con el carácter y la mística suficiente para transformar el área donde esté inserto.
Si ese falangista en ese puesto clave (la suma de los cuales forma la red arterial de la nación) no es capaz de irradiar el espíritu renovador joseantoniano, será engullido o maniatado por ese núcleo de la
sociedad que él iba destinado a transformar.
Si eso ocurre con la mayoría de los falangistas en puestos claves, habremos fracasado estrepitosamente, por muchos puestos que ocupemos. Habremos jugado, en fin. al "quítate tú para ponerme yo".

335 La mística falangista es apta para penetrar en todos los estratos de la sociedad, porque la Falange no sólo fue hecha para transformar la legislación y las estructuras del país, sino para transformar a España en un sentido más profundo: transformando a la sociedad española, a los propios españoles.
Es el hombre -y no simplemente la legislación- el que tiene que estar impregnado de ese espíritu que trasciende de la doctrina joseantoniana.
Por consiguiente, en todos los órdenes de la vida. en cualquier parcela de la sociedad donde haya un falangista auténtico, deberá notarse su presencia.
No por sus voces, ni por sus gestos, sino porque junto a su capacidad profesional unirá un decidido empeño de luchar contra la injusticia.

336 Debemos escarmentar en cabeza ajena (nos perdonarán los buenos amigos que tenemos en la Institución a la que nos referimos pero ellos vienen a servirnos de lección de lo que a toda costa hemos de evitar).
Haz un repaso de la multitud de puestos claves que han ocupado en la sociedad los miembros de mesa Institución.
Sin embargo. ¿de qué les ha valido todo ello?
La explicación desde fuera -ellos tendrán otra- que nosotros damos es ésta: no han sabido ser auténticos.
A fuerza de querer ser normales han resultado ser vulgares.
A fuerza de creer que la santidad está en las cosas pequeñas, se han inhibido de cualquier empresa¡ grande, para la que se requería efectivamente la mística de un santo; la mística de unos hombres capaces de abandonar la trinchera segura, que les ofrece una sociedad materialista y bien establecida, para alcanzar la cota espiritual propuesta, incluso a costa del riesgo de perder posiciones y sufrir graves pérdidas.
De ahí el gran fracaso del adocenamiento: empresarios, banqueros, políticos, etc., teóricamente aspirantes a santos, pero que no son ni mejores ni peores que el resto de los demás, sintiéndose como pez en el agua, de tan bien que se han acomodado al ambiente, en lugar de transformarlo.
Si algún día llegamos nosotros a donde ellos han llegado, y en ningún caso hemos rebajado el grado de exigencia de nuestros militantes, sin importarnos demasiado (aunque nos duela) el número de defecciones, resultará que un alcalde falangista, un empresario falangista, etc., tendrá que estar necesariamente por encima de la media nacional de sus colegas.
Y esto, no forzosamente por una mayor inteligencia (los dones los reparte Dios a su manera), sino por su espíritu acendrado de justicia y afán de perfección, a costa de su comodidad o beneficio personal.
Esa diferencia favorable entre un falangista (empresario, alcalde, etc.) y otro que no lo es. lo tendrán que notar los propios vecinos de la ciudad o los trabajadores de esa empresa, últimos y verdaderos destinatarios de la revolución que perseguimos.

337 Nosotros estamos comprometidos con la Verdad y la Justicia. Ten esto bien en cuenta para no perder nunca el Norte por el que debes guiarte y guiar el rumbo de la nave donde estés embarcado.
Quiere decir esto que rechazamos el "clasismo" como norma de conducta. No es por la clase obrera ni por la clase proletaria por lo que luchamos. Los destinatarios de nuestra revolución son los pobres, los oprimidos, los que padecen hambre y sed de justicia..., estén donde estén y procedan de donde procedan.
Por ellos luchamos: por implantar una justicia social profunda, no sólo para los obreros, sino también para esa otra mujer o aquel hombre. aunque jamás hayan figurado en la nómina de ninguna fábrica.
Ocurre sin embargo, y conviene aclararlo, que en nuestra opinión, y salvo que se demuestre lo contrarío, los pobres, los oprimidos, los necesitados de justicia están en un gran porcentaje entre los
trabajadores asalariados... Ellos son, pues, quienes más precisan de nuestro "quijotismo".
De todos modos, conviene tener muy clara la norma por la que nos regimos, a fin de no caer en el
clasismo de izquierdas, "tuerto" en su planteamiento e injusto al aplicar medidas diferentes según la
procedencia social.

338 De tus esquemas mentales ya puedes ir desterrando esa idea "totalitaria" de hacer felices a los demás, quieran o no quieran, a la fuerza.
Aunque algunos se escandalicen y nos tachen de liberales, nuestra idea de revolución consiste en eliminar los obstáculos -esas grandes piedras- que cierran los caminos al hombre hacia metas superiores, pero nunca jamás hacerles caminar a la fuerza por la "senda de la felicidad". a latigazo limpio...

339 Por muy enamorados que estemos de la doctrina y modo de vida falangistas: por muy excelente que la consideremos, y aunque la consideremos válida para todos (jóvenes y no jóvenes, obreros y no obreros), jamás -ni aún en el hipotético caso de llegarse a un Estado nacional-sindicalista- pensaremos imponerla ni por la violencia física (política del terror), ni por la violencia de las leyes, ni por la violencia psicológica (de la cual el comunismo sabe bastante).
Y esto, primero y principal. porque la esfera de la libre decisión del hombre debe ser siempre respetada, y en segundo lugar, por propia eficacia.
A la Falange hay que llegar por el convencimiento, por amor a unos postulados. Su doctrina y exigencia de vida son demasiado fuertes como para imponérselo a nadie.
Un falangista a la fuerza, "por decreto". vendría a tener para nosotros el mismo valor que un ciudadano espectador.

340 No te preocupes tanto por el número de gente "bien preparada", los "números uno" de la promoción de las distintas oposiciones (en plural) que, según tú, necesitamos para regir los puestos de
la Administración y la Sociedad.
Esos los tendremos siempre a nuestra disposición.
¿No lo comprendes? Faltarían a su propia lógica. Estos brillantes señores son los partidarios del posibilismo.
¿No los has oído siempre?: "Hay que ser realista"; "La política es el arte de lo posible"; " No siempre se puede hacer lo que uno debe y quiere, sino lo que puede..."
Si la Falange llega un día a triunfar, tenlo por seguro que serán los "leales" servidores de los postulados falangistas.
Recuerda el caso de Sanjurjo cuando, fracasado su intento de rebelión militar, es preguntado por el juez con quién habría contado de haber logrado su propósito. "Con usted mismo, si hubiera triunfado".
¡Fenomenal respuesta!

341 Hemos escuchado peligrosas interpretaciones del símil referente a volar como las águilas y no como aves de corral.
Hemos de volar como las águilas, lo más alto posible, como corresponde al elevado ideal que profesamos, por supuesto, pero sin perder por ello de vista el suelo que pisamos.
Los grandes planes, las grandes empresas que podamos acometer -individual o colectivamente-, jamás podrán hacernos olvidar que el último destinatario de todo ello es el hombre, el pueblo español.
Así resultará que, cuando un economista falangista elabore -pongamos por caso- un Plan de Estabilización, tendrá que saber poner sus conocimientos técnicos al servicio de la Justicia, es decir, lograr el objetivo propuesto (la estabilización), pero siempre procurando que el sacrificio corresponda a la justicia distributiva, de modo que la carga no vaya a parar a las espaldas de los más débiles, sólo
porque son más numerosos y ofrecen menos dificultades técnicas o políticas.
Un falangista, conocedor sobradamente de que el fin no justifica los medios, no podrá justificar el
empujar centenares de millares de personas a la emigración: el separar miles de familias españolas,
con el hecho de que el Plan de Estabilización sea necesario para la Economía del país.
Por ese sistema, si fuese médico, justificaría el aborto y la esterilidad voluntaria por razones económicas, y si fuese empresario, justificaría la explotación del trabajador por razones de rentabilidad.
Para todo falangista es un contrasentido arreglar los problemas económicos a base del sacrificio de los más humildes.
La Justicia y la Verdad marcarán las líneas maestras de toda su actividad profesional. Aunque ello te acarree disgustos y sinsabores o suponga un obstáculo insalvable para un brillante porvenir.
(Ese ha sido el gran error del Partido Popular y la piedra con la que siempre tropieza la derecha).

342 El actuar correcta o erróneamente, el ser veraz o embustero, la bondad y la maldad no es privativo de una determinada clase social o de otra.
Al no ser nosotros clasistas, cuando haya que reprender, sancionar o denunciar a alguien que incumple o estafa dentro o fuera del trabajo, se hace, aunque sea un trabajador.
No pensemos que todos los trabajadores son arcángeles y que esta condición les viene dada porDios a todo aquél que cobre un salarlo inferior a cierta cantidad (aunque también es cierto que con algunos salarios se están "ganando el cielo").
Esto no excluye, naturalmente, que sigamos afirmándonos en nuestra tesis de que hemos de empezar ayudando a los más humildes, a los más necesitados de pan y justicia.
No sólo porque son lo más (cuantitativamente), sino sobre todo porque son ---globalmente considerados- quienes más cargados de razón están (cualitativamente).

343 Dios escribe derecho con renglones torcidos.
Es lamentable que las mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores se hayan conseguido generalmente a través de la codicia y el miedo, y no a través del amor al prójimo.
Parece mentira que los seguidores de Taylor y Marx hayan hecho más por los trabajadores que las
Universidades católicas elitistas.
Cuando la escuela taylorísta descubre que tratando bien al obrero y solucionándole sus preocupaciones extralaborales, éste rinde más, el empresario pone en marcha toda una serie de mejoras sociales que antes había rechazado, al serle hecha la sugerencia a través de un planteamiento cristiano de considerar al trabajador como un hermano, o al menos como un ser humano.
Cuando los marxistas descubren la enorme fuerza potencial del proletariado, y comienzan a organizarse y a presionar, los empresarios conceden también por miedo lo que antes no quisieron dar por justicia.
Un empresario falangista (que los hay y puede seguir habiéndolos con empresas nacional-sindicalistas o sin ellas) a la hora de tratar a sus trabajadores nunca se regirá por la codicia o el miedo, sino por la Verdad y la Justicia.
Un empresario falangista no puede guiarse por la escuela taylorísta. Si hubiesen llegado a la conclusión de que tratando inhumanamente al trabajador, su rendimiento fuese mayor (al igual que ocurre con las ostras, que introduciéndoles un objeto extraño se perturba su vida normal y segregan entonces una especie de lagrimeo que forma la perla), tened por seguro que todos nuestros profundamente católicos empresarios, educados en universidades católicas elitistas, justificarían con el sagrado mandamiento de la "productividad", el tener al trabajador en las condiciones más molestas posible.
Un empresario falangista tiene que superar las reivindicaciones marxistas y regir su empresa por los principios de la Verdad y la Justicia.
Si para seguir sien lo empresario no ve otro amino que el de explotar al trabajador, porque las circunstancias ahora le son favorables. más le valdría dejar de ser empresario.

344 El fiel cumplimiento del ideal falangista quizás no sirva para ganar dinero ni para conquistar amigos, pero lo que sí podemos asegurar es que proporciona una alta moral de combate para la lucha política. De tal forma que nuestros camaradas en lugar de eludir cualquier confrontación dialéctica, lo que hacen es buscarla.
En igualdad de condiciones -mismas armas o instrumentos utilizados en la confrontación- nuestros
camaradas han salido vencedores en "cien batallas”.
Este es un factor que los falangistas "vergonzantes" no tienen en cuenta a la hora de juzgar sus experiencias personales -es decir, sus derrotas dialécticas con portavoces de otras doctrinas políticas- y de elevarlas a conclusiones generalizadoras y universales.

345 No te dejes engañar por las apariencias, ni embaucar por las grandes frases.
A veces la gente invoca grandes conceptos como "Patria", "la hermandad de los falangistas", etc. para esconder mercancía nada limpia, con la idea de que envolviéndola en tales banderas podrá pasar fácilmente. Léete a José Antonio y repasa sus clarivide ates advertencias.
Hay que tener siempre la cabeza lo suficientemente despejada como para analizar y comprobar si la mercancía que te ofrecen corresponde a la etiqueta que lleva.
Nada de precipitaciones. Dedica el tiempo que sea necesario para efectuar tal análisis.

346 ¿De qué le sirve al hombre ganar riquezas y poder, si pierde su alma?
¿De qué les serviría a los falangistas conquistar el poder si hubiesen prostituido su doctrina?

347 "No meterse en líos". "Cada cual a lo suyo" .
Son consignas, casi mandamientos, de la vida actual.
Todo el mundo se desentiende de aquello que no le va a reportar ningún beneficio.
De este modo la vida diaria es una verdadera jungla donde el fuerte atropella al débil. Necesitamos "quijotes" que quieran luchar por la justicia; por hacer de "abogados de pleitos pobres".

348 Hay que reclamar, protestar, incordiar y denunciar toda la serie de pequeñas y grandes injusticias que rodean nuestra vida diaria
Hay que hacer incómoda la existencia a quienes las cometen, a fin de hacerles al menos más difícil su impunidad y quitarles un poco las ganas de que sigan actuando injustamente.
En nuestro país ciertamente tendrían que multiplicarse la existencia de "Oficinas de Reclamaciones" en todas las facetas de la vida comunitaria (y garantizarse el máximo rigor en la tramitación de expedientes. por supuesto) .
Sin embargo, antes -o al mismo tiempo-- tendría que cambiar la mentalidad de la gente.
Hoy en día es muy normal que nadie reclame ni presente denuncias por algo anormal o injusto.
Educados en la escuela del egoísmo individualista no se plantean si va a dar algún resultado la denuncia, sino simplemente si les va a reportar algún beneficio a ellos mismos.
Ni que decir tiene que paralelamente habría que aplicar todo el peso de la ley a quienes atrincherados tras las ventanillas de las "Oficinas de Reclamaciones" pusieran trabas de cualquier tipo o boicoteasen la colaboración ciudadana en el perfeccionamiento pacífico de las instituciones.

349 Recordamos con tristeza la discusión en las Cortes cuando se trató el tema de establecer relaciones comerciales con la URSS.
Se alzaron voces advirtiendo del peligro que se corría si el comunismo abría oficinas en nuestro país.
Si algún día vivimos la España que quería José Antonio, este miedo a la "infección" y las voces de
advertencia tendrán que producirse en el Kremlín, ante el peligro de que se abrieran portillos en la
Unión Soviética a la doctrina falangista (altamente "contagiosa" cuando se la llega a conocer, te lo decimos por experiencia).

350 Hay camaradas que tomando al pie de la letra la frase de José Antonio de que al mundo sólo lo mueven los poetas, se dedican a escribir versos.
Nada más lejos del pensamiento de José Antonio que creer que los males del mundo en general, y de nuestra Patria en concreto, se arreglan a base de frases poéticas.
Levantar la poesía que promete frente a la poesía que destruye (o a la poesía que corrompe, añadimos nosotros ahora) es algo muy diferente a escribir bellos versos.
(No se refiere el autor, que también es poeta, a los "poetas verdaderos").







V




"Pero nuestro movimiento no estaría del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar tan sólo; no es una manera de pensar: es una manera de ser. No debemos proponernos sólo la construcción, la arquitectura política.

Tenemos que adoptar, ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud humana, profunda y completa. Esa actitud es el espíritu de servicio y sacrificio, el sentido ascético y militar de la vida."

"Nosotros nos sacrificaremos; nosotros renunciaremos, y de nosotros será el triunfo."

"Una de las consecuencias más previsibles de la nueva situación política es la llegada en masa a nuestras filas de personas procedentes de otros partidos, señaladamente de los de derecha. Este incremento, por una parte apetecible, nos pone en peligro de deformación si permitimos que los nuevos núcleos formados en doctrina y estilo bien diferentes a los nuestros, aneguen nuestros cuadros. Todos los jefes territoriales, provinciales y de las J. O. N. S. cuidarán, ahora más que nunca, de mantener la línea ideológica y política del movimiento, en forma de impedir a todo trance su confusión con los grupos de derecha."

"De ninguna manera se conferirán puestos de mando a los afiliados de nuevo ingreso, en tanto no lleven, por lo menos, cuatro meses en la Falange y hayan acreditado suficientemente completa compenetración con su estilo y doctrina."

(José Antonio).



351 Te has enrolado en las filas falangistas antes de conocer su doctrina, quizás por la alegre camaradería que se respiraba en aquel grupo que conociste o por su actitud ante problemas concretos de España.
No hay nada que reprocharte, pues así hemos entrado la mayoría.
De todos modos, ahora tienes la obligación de ir estudiando bien la doctrina de la Falange.
Hay algunos que desertan de nuestras filas al comprobar que los principios joseantonianos no es precisamente lo que ellos buscan en esta vida, pero son los más los que se marchan después de varios años de estar con nosotros conociendo únicamente un par de frases y un par de datos históricos de la Falange.
Tampoco seas tú de los "listos" que hablan de actualizar o "completar" la doctrina falangista cuando no la conocen más que por el forro, sin haber llegado jamás a profundizar.

352 Dentro de la Falange de José Antonio hay tres clases o grados de principios.
Unos -tomados de los dogmas católicos- inmutables.
Otros, sin llegar a ser inmutables, imprimen carácter y representan la razón de ser de la Falange. Si se suprimen, la Falange habría dejado de ser la Falange que quiso José Antonio para España.
Finalmente, está lo contingente, lo que sin ser superfluo, varía con las circunstancias históricas.
Incluso esto último no debemos cambiarlo "porque sí". sino después de haber razonado bien sus pros y sus contras.
Ni defenderlas a capa y espada, colocándolas a nivel de los otros principios de superior categoría, ni suprimirlos por cobardía. mimetismo o claro oportunismo.

353 El compromiso de un falangista es siempre para con las cosas inmutables, no con las instrumentales.
El sistema de empresa nacional-sindicalista, con ser hoy por hoy para nosotros los falangistas la mejor solución (igual que lo fue para José Antonio), si en un futuro se descubriese otra fórmula mejor, nosotros la dejaríamos y defenderíamos la otra. si fuese efectivamente más justa.
Imagínate por ejemplo, un médico de los años treinta. Podía ser muy partidario de las sulfamidas y propugnar decididamente su aplicación. Sin embargo. cuando en los años cuarenta apareciese la penicilina, la aplicaría preferentemente, pues jamás habría perdido el sentido de su defensa de las sulfamidas: como valor instrumental, para salvar a los enfermos.
Su compromiso es con la Medicina (salvar vidas humanas) no con un determinado medicamento.
Si la penicilina resulta más eficaz que las sulfamidas, no hay lugar para ningún planteamiento ideológico en algo que es instrumental.
No obstante, repetimos lo ya dicho en otro punto, referente a las cosas instrumentales. Únicamente después de que se haya demostrado que existe otra cosa mejor, más justa, más cerca a la Verdad, al fin último que nosotros perseguimos, podrá abandonarse el antiguo "medicamento". No por antiguo, sino cuando quede demostrado que es inferior.

354 La cara es el espejo del alma. Nuestras organizaciones o grupos organizados de camaradas deben ser el reflejo de nuestros principios.
Estaría bueno que nosotros que luchamos por un futuro en el que la Verdad y la Justicia imperen en el mundo y rijan las estructuras sociales y políticas de las naciones, tuviésemos la "casa sin barrer".
Una "casa" donde la injusticia, el despotismo, la mentira, y el engaño fuesen los principios rectores de nuestro convivir.

355 Claro que tienen su importancia las normas de funcionamiento o Reglamento de todo grupo que se considere falangista.
Hasta la "murmuración", que es algo ilícito en nuestro Código, podría quedar justificada si el mando tapona los conductos por los que puede llegar la crítica de sus subordinados. Hemos puesto el entrecomillado, porque entonces ya no sería murmuración realmente, sino crítica, totalmente lícita y saludable en toda organización falangista).
Toma nota bien de esto, por si llegas alguna vez a ser Mando de una organización falangista: Si para impedir la crítica de tus camaradas suprimes, aplazas o amañas las reuniones donde éstos puedan ejercerla, ten por seguro que crecerá la "murmuración".
Si por el artilugio que fuese, logras permanecer en el puesto. ten por seguro que esa crítica que podría serte expuesta de forma serena y razonada te será luego lanzada a la cara de forma violenta, con gritos o panfletos.
Un camarada falangista que sea auténtico -y que como es lógico se siente copropietario de su empresa- no permitirá jamás que nadie se apropie de lo que también es suyo. Entonces no podrás lamentarte de que "no es forma ni lugar".

356 Para calificar si un grupo es falangista no basta sólo con conocer la ideología de sus componentes.
Toda organización falangista habrá de regirse por una ética y doctrina falangistas.
En ella, en su funcionamiento, deberán reflejarse nuestros principios.
¡Bueno estaría que pretendamos reformar España y no seamos capaces -en nuestros propios grupos- de saber gobernarnos y funcionar limpiamente'

357 Si en nuestras organizaciones funcionan personas o grupos, que se hacen con el "poder", que en las elecciones no se recatan de "formar coaliciones" y dar "pucherazos", amén de falsificar listas de votantes, o de prolongar indefinidamente su mandato, etc., ya nos contarás lo que se supone que harían si en un hipotético futuro dependiesen de ellos las elecciones municipales o de procuradores en Cortes...
Si no somos capaces de tener organizaciones compuestas por falangistas auténticos, que se rijan por la Verdad y la Justicia. pocas esperanzas podemos dar a los españoles de que vayamos a gobernarlos mejor a ellos.
(Sucedió en una diminuta organización llamada CCJJ que consiguió entrar en una coalición electoral con más muertos que vivos en sus ficheros)

358 Dices que tienes un grupo o falangista cuando en realidad lo que tienes es una serie de amigos tuyos, falangistas de muy diverso pelaje que confían o se fían de ti.
No es malo esto, por supuesto. Necesitamos gente que polarice en torno a sí a una serie de camaradas desperdigados.
De todos modos, reconoce que eso no es un "grupo falangista", sino un grupo de falangistas. No es lo mismo.
Para que sea un "grupo falangista", habrá de regirse por unas normas que obliguen tanto al Mando como a los militantes y no simplemente que se rijan por vínculos de amistad o simpatía personal.

359 Autogestión. Somos partidarios del autogobierno. Esto quiere decir, por ejemplo, que las decisiones que impliquen algún riesgo deben ser adoptadas por aquellos camaradas que van a correrlo.
Los demás, a lo sumo, aconsejar o sugerir. Simplemente voto consultivo.
Todo ello implica, naturalmente, una división del trabajo.
La acción de los falangistas en la Universidad, por ejemplo, no puede ser "teledirigida" por quienes ya no están en ella. Actuarán según su leal saber y entender, aunque siempre conforme a la doctrina y éticas falangistas.
Desde fuera, lo más que podrán hacer los demás es sugerir y aconsejar, sobre la base de esos principios éticos y doctrinales, comunes a todos y que por lo tanto obligan a todos los falangistas, sea el campo de actuación que sea.
Si se quiere, hasta incluso advertir o denunciar posibles desviaciones éticas o doctrinales. cuando se produzcan.
Si no hay desviacionismo, deberá haber autonomía, lo cual no excluye, por supuesto. la lógica y necesaria labor de coordinación con los demás campos de actuación o sectores falangistas.

360 Un grupo falangista viene a ser como una empresa nacional-sindicalista. No tiene un único empresario-propietario, sino que pertenece a varios copropietarios, es decir, a todos aquéllos que trabajan en la misma empresa. Bien es cierto que siempre habrá un orden jerárquico, pero el Director no será el "dueño", sino un copropietario.
Aunque el grupo pueda tener un jefe único (sí es que una gran mayoría un 80 por ciento -de los camaradas, es decir, de los copropietarios, lo creen más conveniente), siempre será una garantía para él y para el grupo -propiedad de todos- que exista un Consejo con cuyos componentes -salvo imposibilidad- consulte todas las decisiones (todas, ¿y por qué no?).
Nosotros somos de la teoría que "cuatro ojos ven más que dos". Por muy clarividente que sea el mando -o que se lo crea- bueno es que contraste su razonamiento con otros camaradas de iguales o parecidos méritos.
Es además muy insólito que las ideas más acertadas se le ocurran siempre a la misma persona.
Puede ser que una persona tenga más aciertos que otros, incluso que el resto de los demás, pero no siempre, y al 100 por 100.
Ni que decir tiene que tal Consejo no debe estar compuesto por los "amigos" del jefe, sino elegido por los copropietarios y, por supuesto, renovable en un plazo en el que sea humanamente posible juzgar si cumplieron bien el papel para el que fueron elegidos.

361 Si eres persona que concita voluntades y en torno a tí -por una u otra circunstancia- se reúnen una serie de falangistas, procura no actuar como una gallina con sus polluelos.
Si es posible -porque la talla y homogeneidad de los componentes lo permita- forma un "grupo falangista" sujeto a unas normas de doctrina y estilo, de modo que si un día tú desapareces o te "arrugas" esa gente pueda seguir funcionando sin ti.
De no ser eso posible -porque para funcionar en grupo organizado hace falta una buena dosis de
constancia y disciplina, que no todos tienen (mandos incluidos.)-, mira a ver quién de entre ellos
podrías promocionar, esto es, pasarlo a otro grupo ya bien organizado, que, aunque no lo mandes tú, te conste que su eficiencia es mayor que la del grupo formado por ti y tus amigos, y que tenga una probada seriedad en lo doctrinal y en su ejecutoria falangista.

362 Mantén esta idea bien clara en tu mente:

a) No se puede pretender que todos los falangistas sean falangistas íntegros y auténticos.
 
b) No somos elitistas. En la Falange cabe prácticamente todo el mundo. Siempre habrá un sitio donde colocar a una persona, por muy deficiente que sea.

c) Sin embargo -y que esto quede claro- por el hecho lógico de que las personas somos heterogéneas y no homogéneas, somos partidarios de la diversificación dentro de la unidad. 

La Falange que se constituya en el futuro habrá de ser como un gran ejército bien organizado.
Donde no se desaproveche la aportación de nadie, por pequeña que sea, pero cada uno en su puesto y
cumpliendo su papel.
Así pues, existirá la infantería, la artillería, la aviación, la marina, etc.. y dentro de la infantería, la
Legión y el cuerpo de oficinas militares, etc.
Por lo mismo, la disciplina y exigencia de un Cuerpo o Arma no será igual en unos que en otros.
En unos, las normas serán más rígidas y en otros más laxas.
Esto es todo lo contrario al sistema de la confusión": para todos la misma disciplina, para todos las
mismas normas: cada hombre un voto, etc.
Cuando en la Legión exista la misma disciplina que en Oficinas Militares o en Sanidad; cuando un avión lo pilote un marino y un grupo de comandos esté dirigido por el primero que llegue, etc.,
entonces el ejército se desintegrará, como resultado de la confusión.
Quizás sea eso precisamente lo que pretendan algunos con el "todos somos camaradas" o el "cada
camarada un voto". Son los que quieren una Falange como cajón de sastre o cocktelera.
Eso puede ser válido para una manifestación popular -autorizada, claro. Si no, tampoco-, pero nunca para hacer algo serio y bien conjuntado.
Los partidarios de "una sola Organización, un Jefe único" necesitan precisamente eso: una masa
heterogénea, susceptible de ser dirigida sin contar con los dirigidos ni tener que rendirles cuentas.

363 Remachando el clavo, te diremos que somos partidarios de la diversificación, puesto que diversos son los hombres y su grado de generosidad, valía y aptitudes.
Por razón de justicia, y porque hemos de predicar con el ejemplo, cada grupo falangista debe regirse por los principios de una empresa nacional-sindicalista.
La participación en la propiedad de la empresa ha de ser medida por la aportación en trabajo y sacrificio de cada camarada.
Como consecuencia de todo ello viene la conveniencia de la homogeneidad de grupos, por la composición de sus camaradas y su actividad específica.
Así, en una organización "laxa", las aportaciones de esfuerzo y entrega serán mínimas, pero iguales para todos los camaradas que la componen; y por lo tanto iguales también serán sus respectivas participaciones en la propiedad de la empresa.
De este modo, cada camarada podrá tener un voto y ese voto ser de igual valor.
En otra organización falangista donde, por el contrario, el grado de exigencia sea muy elevado, las aportaciones de sus componentes serán, asimismo, iguales, e iguales sus participaciones en la propiedad de esa organización.
En conclusión: cada camarada en su empresa. Cada camarada, un voto. Sí, pero ese voto sólo es válido para dentro de su empresa, de la que él es partícipe, copropietario.
El entremezclar componentes de una y otra organización, el entremezclar votos representativos de una y otra propiedad sólo conduce a la confusión, a la injusticia en suma.

364 Unas elecciones para elegir Jefatura son válidas para nosotros cuando quienes van a votar se han ganado su derecho a voto. Es decir, tienen ya categoría de copropietarios, por haber utilizado ya su correspondiente aportación y haber convivido en ese grupo el tiempo suficiente como para poder juzgar quién es el que reúne mayor grado de virtudes; tiene ideas más claras y, al mismo tiempo, posee dotes de mando para dirigir con mayor seguridad y rapidez la nave falangista por el "proceloso mar" de la actividad política.
Unas elecciones en las que valga lo mismo el voto de un militante (que se ha sacrificado y se ha arriesgado por la empresa), que el voto de un "camarada durmiente" (que no ha aportado lo más mínimo) o que el voto de un vecino o amigo (que ha sido llevado "ad hoc" para votar). Unas elecciones en las que los votantes no conozcan más que de manera superficial a una parte de los "candidatos", desconociendo totalmente al resto, son para nosotros unas elecciones-tan "democráticas" como aquéllas que condenó José Antonio en su época cuando pronunció la frase histórica de que el. mejor destino de las urnas era ser rotas.

365 ¿Somos democráticos o no somos democráticos? Depende sobre qué puntos.
Si un grupo falangista se constituye como tal, para luchar en política según la ética y principios de
José Antonio, hay cosas que jamás podrán someterse a votación.
Si erróneamente se hace y, por mayoría, se decide por ejemplo apartarse de la ética y doctrina falangistas, se habrá atentado contra la esencia de la Falange y tal grupo podrá ser todo lo "democrático" que quiera, pero ya no será falangista.

366 El principio de Jefatura no pertenece a la esencia de la Falange (en cuanto a su composición) y es contingente de acuerdo con las circunstancias y componentes de cada grupo.
Si la cantidad lo permite y las diferencias de categoría y experiencia entre los militantes es visible, se elige un número proporcional de representantes o mandos intermedios que formarán un Consejo.Si en un determinado lugar sois muy pocos y de similar categoría y experiencia, lo más lógico es que os rijáis por Asamblea: Las propuestas son hechas por cualquier militante y los acuerdos se adoptan por mayoría de votos o por unanimidad (según la gravedad del asunto) .
El Consejo tendrá poder decisor o simplemente asesor, dependiendo si existe o no la persona indiscutible para reunir el voto unánime de los militantes (al menos un mínimo del 80 por ciento) y ocupar entonces la jefatura.

367 En estos últimos casos (Jefatura única o colegiada) ya no es en realidad la Asamblea quien gobierna, pues ha delegado en la Jefatura su poder decisorio.
Sin embargo, salvo emergencia o gravedad en que se imponga el secreto, los acuerdos se elaborarán y se adoptarán delante de la Asamblea de militantes, de forma que todo camarada pueda expresar su opinión (son copropietarios, no lo olvides) o aportar eventuales mejoras a la propuesta.
No obstante, queda a criterio de la Jefatura (unipersonal o colegiada), como depositaria de la confianza voluntariamente expresada por los militantes, aceptar o no las sugerencias que se le hagan.
Esto es, no se requiere una votación por cada decisión. De otro modo, ello significaría que no existe
delegación de podes y que es la Asamblea quien debe seguir gobernando.

368 Sí durante el período de mando de una Jefatura se comprueba que sus propuestas y decisiones encuentran fuertes discrepancias en una buena parte de los militantes, puede ser debido a una de estas razones: 

a) Las elecciones se hicieron alegremente y el camarada que emitía su voto no lo hacía eligiendo a quien mejor le representaba.

b) La Jefatura ha empezado a cambiar sus criterios (quizás hasta su modo de vida).

c) Los discrepantes -de buena o mala fe- no están debidamente sintonizados con los fines del grupo donde están insertos (quizás incluso ni con los principios ideológicos), por haberse tenido quizás con ellos demasiada "manga ancha" a la hora de aceptar su ingreso, sin pasar las pruebas o período de prueba correspondiente.

Si quien falla es la Jefatura, y las discrepancias son graves y continuas, se procede a una revisión.
Será destituida si en ello coincide el 80 por ciento de los militantes.

Si no se llega a tal porcentaje, se le obedecerá en sus decisiones -guste o no guste- hasta que termine su mandato.

En las próximas elecciones, los camaradas pondrán más cuidado a la hora de votar para saber a quién eligen.

Si los disidentes no se conforman con el resultado de la votación (favorable a que permanezca la Jefatura), se les expulsa sin contemplaciones. Sea el número que sea: sean todo lo valiosos que puedan ser.

369 ¿Un hombre un voto? Sí y no.
Todo militante, componente del grupo falangista en que preste sus servicios, es copropietario de ese grupo. Para llegar a ser copropietario tendrá que hacer una mínima aportación.
En la época de José Antonio, cuando el ser militante de Falange era ser candidato a morir asesinado en plena calle, podía estar justificado el ser militante con sólo solicitarlo. Pero, ahora, entre nosotros, el derecho a voto hay que ganárselo.
Sería una injusticia que el voto de un camarada de probada conducta y seguridad ideológica, gracias a cuya aportación y sacrificio, junto con el de otros de igual entrega, ha hecho posible la creación y funcionamiento de un grupo falangista determinado, tuviese el mismo valor que el de otra persona cuyo espíritu de entrega está por ver y que a lo mejor no conoce todavía nuestra doctrina, o que a lo peor su objetivo sea precisamente destruir o dividir el grupo en cuestión.

370 Es ilógico el sistema de voto democrático, no sólo cuando el valor del voto no tiene en cuenta el grado de participación del votante, sino también cuando quien vota no conoce a todos y cada uno de los elegibles.
Sólo podrán elegir Jefatura aquellos militantes que se conozcan lo suficiente entre sí, y nadie tenga
que contarles nada de la vida de nadie, pues son ellos, los propios electores, quienes mejor conocen la
vida y milagros de quienes puedan y merezcan mandarlos.

371 En nuestras organizaciones no caben las "candidaturas" al uso.
Nadie propone a nadie y menos aún nadie se propone a sí mismo.
Si un camarada es muy valioso para jefatura, pero todavía resulta desconocido para sus compañeros, tendrá que esperar a que le conozcan por sus obras.

372 De igual modo que en las empresas mercantiles al cabo de un año hacen balance de su ejercicio y aprovechan para redactar una memoria sobre la marcha de la empresa, también viene bien que nuestras organizaciones hagan lo mismo.

373 Cuando vayas a fundar un grupo falangista -que no es malo, pues no va a surgir la Falange por generación espontánea procura no caer en la duplicidad. Cada grupo tiene una misión que cumplir, unos objetivos que cubrir.
Si existen dos grupos para lo mismo, con los mismos métodos, iguales características, igual campo de acción, etc., sobra uno. Precisamente el que se haya fundado con posterioridad.
No sirve decir que la fundación del nuevo se justifica en orden a que el grupo originario se ha "prostituido" o se ha desviado de sus fines.
Hay que probarlo y entonces lo correcto es reformarlo o dinamitarlo desde dentro...
A no ser naturalmente, que toda actuación y funcionamiento falangista sea desde dentro imposible, por no haber reuniones o ninguna posibilidad para la crítica razonada; ni normas de obligado cumplimiento para la Jefatura, etc. Lo cual significaría que la Jefatura del grupo en cuestión está
indefectiblemente en manos del más osado y con menos escrúpulos para ganar las clásicas "elecciones democráticas".

374 Nosotros no queremos titularnos "democráticos", entre otras cosas por lo manoseado y desprestigiado del término y las múltiples acepciones que tiene.
Nosotros aplicamos un sistema que se rige por la Verdad y la Justicia.
¿Que eso coincide con la democracia? Pues tanto gusto, ¿Qué eso no es precisamente democracía?
Pues lo sentimos mucho.

375 Nadie os puede echar en cara que de vuestra organización haya salido gente que luego se han convertido en socialistas, comunistas, etc.
A una organización falangista se le ha de juzgar por las personas que en ella permanecen y no por la actuación de las que se han marchado o han sido expulsadas.

376 Cuando organicéis un grupo falangista que se haya de regir por determinadas normas, estudiad bien lo que sois capaces de dar.
Habrá siempre, por supuesto, unos mínimos que será preciso alcanzar.
De esa altura no será posible bajar el "listón", pues de otro modo sería dudoso que tal grupo pudiese calificarse de falangista.
El mando de tal grupo, por ningún concepto, podrá bajar el listón. Correría el riesgo de convertir el grupo u organización falangista en el clásico grupo de amigos alrededor suyo.

377 El grado de no seriedad y no vitalidad de una organización falangista se puede juzgar -uno de los elementos de juicio, aunque no el único- por el tiempo que pueden durar en ella, sin ser expulsados, elementos que no son falangistas o no se comporten como tales (que para el caso es lo mismo).
¿Cómo juzgar aquellas organizaciones, pretendidamente falangistas, en las que un socialista, un comunista, etc., que además no se recata de ocultarlo, se desenvuelve en ellas como pez en el agua e incluso llega a ocupar puesto de mando?

378 De poco vale prohibir la murmuración "por decreto".
Hay que habilitar los cauces a la crítica para que se haga innecesaria toda murmuración quitando toda justificación a quien la practique.

379 Si queréis tener una organización viva, donde los militantes no sean meros números, será necesario que al menos tengáis una reunión semanal o quincenal, en la cual todo el mundo pueda exponer libremente su opinión, coincida o no con los criterios del Mando.

380 Es errónea y capciosa la aparente contraposición entre España, Falange y Dios.
Es absurdo esa serie de planteamientos tan inconsistentes que se usan todavía por políticos monologuistas, que suenan tan bien y dan apariencia de generosidad, tales como: "Soy falangista, pero antes que falangista, soy español" ; "Amo a la Falange, pero si es necesario, sacrifico todo, incluso la Falange. por el bien de la Patria". "Soy falangista, pero antes que nada soy católico y español". "Antes que la Patria está Dios".
A estos políticos de frases huecas, que lo que lo que intentan es justificar su abandono de los principios falangistas, cubriéndose con el cálido manto de la renuncia generosa por amor a España. O a ese otro escurridizo, que pretende darnos lecciones de catolicismo, apartándose de la empresa
falangista, les diremos que Falange, Patria y Dios no son términos contrapuestos en la doctrina de José Antonio, sino que está perfectamente armonizados entre sí.
El bien de la Falange será siempre el bien de España y se puede demostrar históricamente que el mal de la Falange ha significado el mal de España.

381 Los que más nos tachan de dogmáticos, come-tanques y totalitarios, resultan ser luego los demócratas de fachada.
Sus votos, sus urnas, sus candidaturas. etcétera, y luego son los habilidosos del cambalache, el pasteleo y la trapisonda...
Una asamblea al año, a lo sumo, o tal vez ninguna; votos delegados, exclusión de candidatos peligrosos, votantes ficticios, etc.
(Son lo peor)

382 Hay cosas que no pueden ser sometidas a votación. Ni siquiera de los copropietarios de nuestra empresa.
Una organización falangista no puede nunca dejar de ser falangista.
Si el que lo intenta es el Mando, habrá que expulsarle, aunque sea uno de los propios fundadores (recuerda el caso de Ramiro), porque habrá incumplido su compromiso individual y porque, lo que es más grave, habrá querido utilizar a unos camaradas para una finalidad distinta con la que ellos inicialmente se comprometieron.
Si quieren enmendar la plana a José Antonio, pueden intentarlo, pero desde fuera, con su propia convocatoria, no desde dentro. aprovechándose de la gente que acudió a la política por el mensaje de
José Antonio.
No es cuestión de votos ni de mayorías o minorías. Quienes quieran dejar de ser falangistas. deberán marcharse, incluso aunque se diese el caso de ser la mayoría de una organización.
Quienes estén dispuestos a seguir fieles a su compromiso original con la Falange, permanecerán e la organización, aunque sean la minoría.

383 No somos los únicos que actuamos en política con visión sobrenatural. Ya lo sabemos.
No nos referimos, por supuesto, a los "curas revolucionarios". porque éstos no sólo se quieren hacer perdonar su sotana, sino incluso su cristianismo. Han entrado en nuestra parcela (la Política), descubriendo el Mediterráneo de que luchar por una Patria más justa es también una forma de amor al prójimo.
Queremos referirnos a una Institución -fue está en la mente de todos y cuyo nombre nos gustaría poder citar aquí- cuyos miembros aspiran a la santificación a través del ejercicio de sus respectivas y
diversas profesiones: médicos, arquitectos, catedráticos. banqueros, políticos, y dicen que también
obreros.
En absoluto estamos en contra de los miembros de esa Institución porque nos hagan la competencia en política.
Estamos en contra de los que conocemos porque no son leales consigo mismos.
¿Cómo pretenden hacernos creer -y llegar a creérselo ellos- que están santificándose a base de ejercer su profesión o vocación comportándose idénticamente que sus colegas?
¿En qué se diferencia un Banquero -teóricamente en vías de santificación- de otro Banquero simplemente creyente o quizás ni eso?
¿Cómo es posible que miembros de esa Institución que ejercen en Política puedan pensar que a través de la mentira, el engaño y la zancadilla pueden llegar a santificarse?
No ponemos en duda su eficacia. sus éxitos humanos, pero creemos que han olvidado el fin (la santificación) y se han quedado en los medios.
Es imposible que se pretenda reformar la sociedad a base de inyectarla "nuevos" abogados, catedráticos, ingenieros, políticos, etc., que se comportan exactamente igual que los "viejos" a los que pretendían sustituir o reformar.
A las pruebas nos remitimos. Después de treinta años de más o menos rápida, más o menos extensa "invasión", la sociedad española no ha experimentado ninguna transformación de mejora espiritual. Ha sido más bien la sociedad la que los ha transformado, engulliéndose y asimilando a los "nuevos" catedráticos, ingenieros, políticos, etc.
La santidad es como el humo. No se puede ocultar. Si un Banquero, un Ministro un jefe de
Empresa. etc., es de verdad un santo o aspirante a santo, su fragancia trasciende y contagia forzosamente a quienes le rodean.
Lo mismo ocurriría en cualquier, actividad humana (la Universidad, la Banca, la Empresa, etc.), si un porcentaje tan considerable de miembros de esta Institución ejerciesen de verdad la santidad. con la que teóricamente están comprometidos.

384 Estamos convencidos de que la doctrina y estilo falangistas es aún una mina sin explotar. No se ha hecho más que muy superficialmente.
Aspiramos a que haya gente en la que cale de tal modo el espíritu joseantoniano que su actuación, no sólo política sino profesional y particular, trascienda a los demás que nos rodean.

385 No es un desprestigio el que un falangista haya cometido tal felonía y llegue a oídos de los que no son falangistas.
Esto ocurre en las "mejores familias" y nos ocurrirá siempre, pues nadie tiene un certificado de garantía contra fallos humanos. La maquinaria de una persona, siempre y hasta que se muera, está
expuesta a graves desarreglos. Para mayor “INRI”, tenemos la tendencia o "querencia" a buscar
nosotros mismos esos desarreglos.
Lo que sí sería verdaderamente un desprestigio es que los falangistas ocultásemos ese escándalo.
Tampoco darle publicidad, de acuerdo, ¡pero jamás negarlo si en realidad existe.' O sí llevados de una
falsa caridad y "espíritu de cuerpo". arropásemos al infractor.
Ayudarle, desde el punto de vista humano y de la caridad cristiana, desde luego (siempre que esté arrepentido, claro), pero el restablecimiento de un orden justo rige para todos, y en nosotros mismos,
antes que en nadie, pues creemos en la fuerza de la ejemplaridad.

386 En las filas falangistas hay sitio para todos, pero cada uno debe estar en el lugar y organización que le corresponde.
No se puede calificar sin más a una organización determinada de ser demasiado "dura" o "exagerada" por el hecho de que el grado de exigencia y disciplina impuesto por sus milítantes -y aceptado libremente por ellos- sea muy elevado.
Si llegas a ser mando de una de esas organizaciones, deberás tener bien en claro el verdadero sentido de la justicia, que no está reñido con la camaradería, pero sí con la "amigocracia" .
Si un amigo tuyo no da la talla, habrá que retirarle de la organización. No porque no sea falangista, sino porque no es capaz de alcanzar la altura que se ha impuesto el resto.
Servirá en otras organizaciones o grupos falangistas, pero no en esa concretamente.
Hacer lo contrario -arroparle y mantenerle, porque sea tu amigo- sería atentar contra la justicia y, si me apuras, contra la lógica.
Imagínate que fueses director de un equipo olímpico. Sería injusto que entre los participantes dieses entrada a los amiguetes, aunque no dieran la marca mínima en ninguna disci-dina, sólo por amistad.
Atentarías no sólo contra la justicia, sino que además harías el ridículo en la Olimpíada.

387 La Historia nos enseña que ha habido victorias "pírricas": victorias sin alas. O si quieres un ejemplo más cercano, que se puede ganar la guerra, pero luego perder la paz.
Nuestra obligación consiste en luchar por conseguir el triunfo, pero jamás a cualquier precio.
Tenemos el deber de prepararnos por si un día Dios quiere proporcionárnoslo -o permitir que lo alcancemos, como quieras- pues en esa ocasión no podremos fracasar.
El sabe bien lo que nos conviene, lo que nos merecemos o qué papel tenemos dentro de sus planes (y que nosotros desconocemos).
Entretanto, nos está vedado tanto el pesimismo que lleva a la desesperación o al abandono, como el fatalismo, que lleva a la pereza y a la ineficacia.

388 Nuestro sentido de la libertad individual no se basa en un principio de carácter negativo (carencia de doctrina o dudas sobre la validez y bondad de la misma con carácter universal) , sino en un principio de carácter positivo: respetar la esfera de la libertad individual, la cual no podrá ser ni coartada ni violentada (ni que decir tiene que en tanto en cuanto no entre en conflicto con intereses de rango superior).
Para que quede un poco más claro lo dicho antes, vamos a señalar los dos extremos que es necesario evitar:

1) Camaradas de corte "liberal", en el sentido peyorativo de la palabra, que por desconocimiento, falta de fe o simple debilidad de carácter, carecen casi en absoluto de principios.
Para ellos, todo es relativo, y en consecuencia respetan la libertad individual. Pero no por otra cosa, sino porque dudan de todo.

2) Camaradas de corte "totalitario", poco habituados a la crítica, que aspiran a llegar a la conquista del Estado para imponer nuestra ideología "por decreto".
Olvidan que Dios con ser Dios no ha querido imponer la salvación a la fuerza, sino que ha dado al hombre la libre opción de salvarse o condenarse.

Por ello, mucho menos vamos nosotros a imponer una determinada "felicidad" a todos y cada uno de los españoles (aunque -por tener fe en ella- nos esforcemos en comunicarla y transmitirla a todo el
mundo!).

389 Para quienes no creen en los milagros, y aún dudan de la solidez de la doctrina falangista, nosotros les aconsejaríamos que repasasen meditadamente la historia de la Falange (aunque esté todavía incompleta).
Parece mentira que después de tal cúmulo de errores, traiciones, falsificaciones y de "certificados de defunción" todavía existan falangistas.
Nos parecemos un poco al Guadiana. Cuando ya nos dan por "gloriosamente" desaparecidos del escenario político español, no tarda en armarse un pequeño revuelo al ver resurgir lo que ellos consideraban cadáver.

390 El peligro de los camaradas "elitistas", que se encapsulan en su propia organización, es que luego, en su contacto con e1 camarada medio, se desaniman al comprobar el "material" de que
disponemos.
El falangista medio no es ni peor ni mejor (en nuestra opinión, un poco mejor quizás) que la media
nacional. Es decir, es "pueblo" auténtico, y forma parte de él.

391 La Falange (en su doctrina y estilo, ya que como organización no existe), es algo tan grande - y no decimos sublime, porque es una palabra muy cursi- que ya hay camaradas falangistas, con los
años suficientes para ser conscientes de sus actos, que han decidido -previas las correspondientes consultas con teólogos- dedicar su vida esencialmente a la empresa joseantoniana como justificación de su vida ante Dios, es decir, como vocación religiosa, aunque por razones del "duro sustento" tengan que alternar esta vocación con el ejercicio de una profesión u ocupación lucrativa.
Quizá hayas decidido tú también, ser uno de ellos, o estás dispuesto a intentarlo.
Medítalo bien antes de dar este paso. Y sobre todo con seriedad: con mucha seriedad.
El ejemplo, en lo negativo nos lo están dando los sacerdotes y religiosos con sus defecciones masivas, colgando incluso los hábitos, después de tantos años de preparación que tuvieron para decidirse, antes de comprometerse en sagrados votos.

392 Nuestra Falange -nuestra querida Falange- viene a ser como un vehículo desguazado y atascado en un barrizal.
La tarea de su reconstrucción y puesta en marcha es ardua y difícil, pero no imposible.
Además, tenemos las piezas principales: motor, chasis, ruedas (doctrina y estilo).
Hace falta falangistas dispuestos a arrimar el hombro: a trabajar de firme.
Cuando se ponga en marcha, ya verás como habrá muchos que quieren subir, pretendiendo incluso ser de los que empujaron cuando las ruedas estaban atascadas.

393 Dos extremos hay que evitar:

1) Tenemos estupendos camaradas, repartidos por la "geografía patria", como dicen los eruditos, los cuales convencidos de que la revolución nacional-sindicalista sólo se conseguirá a través de una potente y conjuntada organización falangista, y no simplemente con los esfuerzos individuales y aislados de camaradas dispersos y desconectados, permanecen tranquilamente en sus casas, ejerciendo su falangismo a nivel privado, entre sus amigos de oficina o con su familia, lanzando exabruptos cuando contemplan el telediario.

2) Falangistas muy de "pro", que han pasado por múltiples organizaciones -no auténticamente nuestras -cansados y asqueados de todo. Desilusionados porque personas en las que ellos habían puesto sus esperanzas, les han defraudado luego.
Desilusionados también con el material falangista, al verlos luego actuar en el campo profesional, y comprobar que no son ni mejores ni peores que la media nacional.
Piensan que los ideales falangistas sólo se realizarán cuando haya falangistas auténticos, que sean los mejores allí donde estén: en las empresas, en la cátedra, en los Tribunales, en las Cortes, etc.
Su actitud honrada, por supuesto- se reduce a ser ejemplares en su labor profesional y desear que la mayoría de los puestos de responsabilidad en la sociedad fuesen ocupados por falangistas de "pro".

No estamos de acuerdo con ninguna de las dos posturas.

A base de esfuerzos y ejemplaridades individuales no conseguiremos prácticamente nada, porque la maquinaria de la sociedad es poderosa y nos acorrala y nos asimila.
Necesitamos un "cuerpo organizado", coordinador de los esfuerzos individuales.
No basta pues con ser ejemplar y el "mejor de la clase" o el "número uno de la promoción".
Todo continuará igual salvo el reducido núcleo de poder o influencia social donde se encuentre inserto ese falangista ejemplar.
Además, por cada uno que heroicamente se mantenga incólume, habrá cien que se los engulla la sociedad, al estar aislados.
Sin embargo, tampoco estamos con aquellos que creen que la organización potente y perfecta nos va a venir llovida del cielo o nos la van a traer los Reyes Magos.
Tendrá que hacerse a fuerza de gastar mucho tiempo y mucho esfuerzo, haciendo ensayos parciales, fracasando en uno y otro intento, pero sacando las correspondientes enseñanzas de cada uno de ellos.

394 ¡No sé a qué viene el escandalizarse por el comportamiento de tal o tales falangistas en cargos públicos o de responsabilidad, o simplemente en la esfera profesional o privada!
Te parece mentira que la doctrina o ética falangista, al tomar cuerpo en ellos, haya sido de tal modo falsificada y prostituida.
Es cosa ciertamente de lamentar, pero no de rasgarse las vestiduras y menos de apartarse por su causa.
Piensa además que no hay nada nuevo bajo el sol. Hasta las cosas más sagradas, cuando son tocadas por la mano del hombre, corren el riesgo de ser falsificadas y prostituidas.
Echa una mirada en derredor. Fíjate las apariciones de la Virgen. ¡Cuánta gente haciendo negocio de las peregrinaciones de gente fervorosa y humilde! Mira la Semana Santa:
¿Quién piensa ya en la Pasión de Cristo? ¿Quién se acuerda de santificar las fiestas? Sacerdotes que se lucran de los sacramentos (simonía) : vocaciones sacerdotales dedicadas a gabinetes sociológicos, etc., etc.
Sin embargo. no por ello vamos a perder la fe.

395 Nuestros camaradas son seres humanos, y muchos -no ni uno ni dos- transforman, pervierten o prostituyen lo que para nosotros es casi "res sacra".
Pero del mismo modo que la mano humana puede manchar lo que toca, también la mano humana puede ennoblecer y hacer brillar esa misma doctrina. transformando en espléndida realidad lo que es exposición teórica.

396 La violencia es para un falangista el último recurso, no el supremo recurso.
De sobre sabemos que existen por ahí perezosos mentales que sólo conocen de la doctrina falangista algunas frases a medias como la de "...los puños y las pistolas... ". Si se la leyeran entera. se llevarían una gran sorpresa.
(Por otro lado nuestra sociedad es muy distinta de la de 1933. Mejor en unas cosas y peor en otras)

397 Ya sabemos que José Antonio no era Dios.
Ya sabemos que la Falange joseantoniana no es perfecta ni contiene toda la verdad, sino parte o un aspecto de ella.
Puede surgir otra persona, otra doctrina que la supere...
Muy bien. de acuerdo. Cuando ello ocurra. que nos avisen.
Si es así. esto es, que sea más perfecta y que se acerca más a la Verdad. dejaremos esta nave, la Falange.
Mientras tanto, no vamos a pasarnos la vida esperando que llegue esa doctrina superadora.
Hoy por hoy, nos basta y nos sobra con la doctrina formulada por José Antonio.

398 Se pueden dar casos en que, por vivir como vivimos los falangistas muy desconectados, existan casi por casualidad dos grupos falangistas de iguales características que persigan iguales fines y que actúen en la misma parcela de la política.
Sin embargo, hay que llegar inmediatamente a la fusión: a la unidad.
Si los camaradas que componen los respectivos grupos no son homogéneos en cuanto a grado de disciplina y lealtad probada, aparte de un desconocimiento recíproco, no se podrá llegar a una fusión, sino que será necesario pasar por la fase previa de una dirección bicéfala.
Cada grupo seguirá con sus respectivos cuadros de mandos pero celebrándose reuniones conjuntas a fin de actuar siempre, conjunta o coordinadamente, según convenga.
De este modo, también se irá forjando una intercomunicación, un conocimiento mutuo que haga factible la fusión en un plazo más o menos corto, una vez logrado que camaradas de uno y otro grupo se sientan camaradas comunes y puedan juzgar quién es la persona o personas más capacitadas para mandarles.

399 Cuando veas dos grupos falangistas que aparentemente sean iguales y que a pesar del tiempo transcurrido no llegan a fusionarse, o al menos a coordinarse, puedes pensar sin temor a equivocarte que existe mala fe o "trampa" por parte de alguien.

400 Hay grupos falangistas duplicados, porque surgieron un poco por generación espontánea.
Más tarde, al actuar en el mismo campo terminan por encontrarse (o incluso tropezarse) .
Si mandos y componentes de cada grupo son ciertamente leales con los postulados falangistas y no tienen ningún complejo de sentirse absorbidos, ni espíritu partidista por perder su hegemonía o su jefatura llegan a la conclusión de que la unión hace la fuerza.
Sin embargo existen otros grupos duplicados no por casualidad sino por decidida voluntad de "alguien" que está interesado precisamente en esa duplicidad.
Piensa que la mejor forma de intentar destruir un grupo falangista, es crear otro grupo en apariencia igual.
Personas interesadas en desprestigiar o entorpecer la labor falangista de un grupo determinado, siempre encuentran algún vanidoso dispuesto a crearse un grupo. Más todavía si se lo van a financiar y arropar desde fuera (aunque también puede pasar lo contrario).
La imponen la obligación de actuar en el mismo campo que el otro grupo pero con la condición de no unirse, de no llegar nunca a un diálogo para evitar todo posible entendimiento.
Huyen de toda reunión conjunta donde se pudiesen aclarar ciertas cosas que no conviene aclarar.
Llegan a prohibir a sus camaradas todo contacto, toda relación con los falangistas del grupo, en la
confianza de que aislados y mantenidos en la ignorancia podrán durar más bajo sus órdenes.
Este grupo ficticio termina por desmoronarse, pero ya surgirá otro vanidoso que se preste al mismo juego.
Por eso somos tan partidarios del diálogo y del contraste de pareceres, a plena luz, porque este tipo de pseudo-grupos, esta clase de "chanchullos", sólo puede florecer en la oscuridad y en el aislamiento.

401 El peso de España e Hispanoamérica juntas, unidas por un mismo ideal (en plano de igualdad. En absoluto subordinadas unas a otras) ¿crees que no se dejaría sentir en la marcha del mundo?
Parafraseando a Arquímides, podríamos decir: "Dadnos un punto de apoyo (la Falange) y moveremos el mundo".
Sin embargo la Falange no nos la dará nadie. Debemos construirla nosotros a base de entrega y sacrificio, de amor por un ideal.
¿Te imaginas la profunda transformación que se experimentaría en España si los principios falangistas se pusieran e práctica?
¿Te imaginas el impacto, la repercusión que tendría en Hispanoamérica una España donde se hubiese ya implantado una "justicia social profunda" y hubiese iniciado la segunda fase hacia la "supremacía de lo espiritual". tal como quería José Antonio?

402 Dogmáticos.- "No hay que ser dogmáticos"; "La Falange nunca será dogmática", etc. etc. Son
frases predilectos de políticos monologuistas (nos resistimos a llamarles falangistas cuando no admiten el diálogo con sus camaradas).
La razón es bien fácil de entender. No quieren someterse a ninguna norma preestablecida ("dogma" ) y ser ellos los que marquen en cada caso lo que es justo y lo que es injusto.
Una pregunta capciosa: ¿Conoces tú alguna doctrina seria que no tenga dogmas -principios básicos?

403 Los contrarios a la norma, a todo principio ideológico que exija una manera de ser en la Falange, han intentado desprestigiarnos, aduciendo jocosamente que hemos inventado el "falangistómetro".
No, amigos, no. El falangistómetro ya lo inventó José Antonio, pues cuando tuvo que expulsar, lo hizo.
¿Que quién puede y sabe aplicar el falangistómetro? Todo aquel que conozca la doctrina de José Antonio. No lo expuso en jeroglíficos egipcios, sino de forma clara y patente.

404 "Quien vive en el pasado puede perder el presente pero quiere ignora el pasado puede perder el futuro".
Este proverbio chino nos parece más sabio que los tópicos tan manidos como huecos de "nos importa el futuro, no el pasado". "hemos de mirar hacia adelante, no hacia atrás".
Hay camaradas que, creyéndose muy avanzados, desprecian el pasado, considerándolo como cosa propia de nostálgicos.
No sabemos sí calificarles de ignorantes o de vanidosos, pues desprecian las enseñanzas que nos proporciona aquellos que anduvieron por el mismo camino.
Ignoran que todo progreso -científico o político- consiste precisamente --como ya dijo Newton- en auparse sobre los hombros de los gigantes que nos precedieron.
Podemos alcanzar así cosas que para ellos fueron inalcanzables y que por supuesto lo serían también para nosotros sin su ayuda. a base sólo de nuestra propia talla.

405 Hablar de cantidad en una organización o grupo falangista no sirve de mucho.
Hay que añadir también el dato respecto al grado de calidad. Es decir el nivel de preparación y sobre todo de disciplina de sus componentes.

406 Vamos a ver si aclaramos conceptos:
a) No queremos la "igualdad por arriba", en el sentido de que todos los falangistas hayan de ser necesariamente de elevada talla moral, o en su defecto quedar descalificados.
b) No admitimos tampoco la "igualdad por abajo", en el sentido de que sea obligatorio mantener a todos los falangistas a un nivel de exigencia lo más bajo posible con el fin de que todos puedan llevar el mismo paso y no se ofendan si hay otros grupos que llevan un ritmo más rápido.
c) Somos partidarios de la diversificación dentro de la unidad: de que haya falangistas altos y bajos, lentos y rápidos, pero debidamente diferenciados y a la vez debidamente coordinados, de tal modo que los rápidos no tengan que acomodar su paso a los lentos, ni viceversa.
Somos partidarios del "cada uno en su casa y Dios en la de todos" en el sentido de que los problemas de los estudiantes no pueden ser resueltos por votación conjunta con los trabajadores metalúrgicos. Ni viceversa. Si bien, pueden aconsejarse unos a otros, desde sus respectivas perspectivas.

407 Hay muchos falangistas decididos partidarios de que funcionásemos estilo "mafia azul", apoyando siempre a "los nuestros", llevasen o no razón.
En buena parte esta actuación es lógica, visto el sectarismo con que actúan otros, defendiendo por sistema -y casi de forma irracional- a sus "hermanos". Más aún, la actuación temporal de sus hermanos.
Sin embargo, repetimos una vez más, nosotros estamos con la Verdad, el Bien y la Justicia.
Nuestra discriminación se hace en razón a estos valores y no en razón al color de la camisa o a vínculos de amistad.
La "santa hermandad" de la Falange no puede ni debe ser invocada para atentar contra el Bien, la
Verdad y la Justicia.
Nuestra hermandad dejará de ser "santa" y falangista si al apoyar al camarada estamos
defendiendo de forma consciente el mal, la injusticia o el error.


Sigfredo Hillers de Luque.







Oración por los Caídos de la Falange.


Señor, acoge con piedad en tu seno a los que mueren por España y consérvanos el santo orgullo de que solamente en nuestras filas se muera por España y de que solamente a nosotros honre el enemigo con sus mayores armas.

Víctimas del odio, los nuestros no cayeron por odio, sino por amor, y el último secreto de sus corazones era la alegría con que fueron a dar sus vidas por la Patria. Ni ellos ni nosotros hemos conseguido jamás entristecernos de rencor ni odiar al enemigo, y tú sabes, Señor, que todos estos caídos mueren por liberar con su sacrificio a los mismos que les asesinaron, para cimentar con su sangre joven las primeras piedras en la reedificación de una Patria libre, fuerte y entera.

Ante los cadáveres de nuestros hermanos, a quien la muerte a cerrado los ojos antes de ver la luz de la victoria, aparta, Señor, de nuestros oídos las voces sempiternas de los fariseos, a quienes el misterio de toda redención ciega y entenebrece, y hoy vienen a pedir con vergonzosa urgencia delitos contra delitos y asesinatos por la espalda a los que nos pusimos a combatir de frente.

Tú no nos elegiste, Señor, para que fuéramos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares, custodios de valores augustos, números ordenados de una guardia puesta a servir con amor y valentía la suprema defensa de una Patria. Esta ley moral es nuestra fuerza. Con ella venceremos dos veces al enemigo, porque acabaremos por destruir no solo su potencia, sino su odio.

A la victoria que no sea clara, caballeresca y generosa, preferimos la derrota, porque es necesario que mientras cada golpe del enemigo sea horrendo y cobarde, cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y de una moral superiores.

Aparta así, Señor, de nosotros todo lo que otros quisieran que hiciésemos y lo que se ha sólido hacer en nombre de un vencedor impotente de clase, de partido o de secta, y danos heroísmo para cumplir lo que se ha hecho siempre en nombre de un Estado futuro, en nombre de una cristiandad civilizada y civilizadora. Tú solo sabes, con palabras de profecía, para qué deben estar “aguzadas las flechas y tendidos los arcos” (Isa. V. 28) Danos ante los hermanos muertos por la Patria perseverancia en este amor, perseverancia en este valor, perseverancia en este menosprecio hacia las voces farisaicas y oscuras, peores que voces de mujeres necias.

Haz que la sangre de los nuestros, Señor, sea el brote primero de la redención de España, en la unidad nacional de sus tierras, en la unidad social de sus clases, en la unidad espiritual en el hombre y entre los hombres, y haz también que la victoria final sea en nosotros una entera estrofa española del canto universal de tu gloria.

Que así sea, Señor.

Rafael Sánchez Mazas



Sobre la Obra Ética y Estilo Falangistas. 

 

Para entender los siguientes testimonios, pesimistas en unos casos o que dan sensación de ir a la defensiva, debe explicarse primero el contexto de crisis política y espiritual de la sociedad española en el año 1974, fecha de su publicación. Por esas fechas se producía una gran infiltración marxista en los seminarios de la Iglesia Católica, parece ser que incluso pagados numerosos seminaristas, por las diferentes internacionales. Exactamente lo mismo ocurría en la prensa y en todos los estamentos de la sociedad.

Un Franco decrépito, que solo había sido capaz de llevar a cabo el nacional-sindicalismo parcialmente, por intenter contentar a todos los que apoyaron el Estado Nacional y, sobre todo, por contentar también a los Aliados (y no tenía más remedio que hacerlo) ya se había resignado a un sucesor que, como sabía perfectamente, no respetaría su juramento de fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional (la "Constitución" de aquella época).

Por lo tanto todo cuanto había formado parte del Régimen parecía "viejo" y "decadente" ante los ojos de numerosos estudiantes quienes, con ayuda de muchos "sobres" que se repartían en portales tras los alborotos (según testigos oculares), prefirieron los vicios incipientes como la droga, el sexo y la lucha juvenil melenuda contra el "régimen opresor", que se había mantenido 40 años sin apenas oposición ni represión.

Lo que pasó después ya lo sabemos: Las mismas siglas que perdieron la guerra alcanzaron el poder y dilapidaron la próspera herencia económica del "Régimen" vendiendo, total o parcialmente las industrias Nacionales, propiedad de todos, con el fin de obtener dinero para tapar la pésima gestión de todos los gobiernos de la Transición y posteriores.

Y así es como vendieron España a los intereses transnacionales de los bancos y multinacionales "globales" y luego nos quejamos que el Estado no gana para pagar las pensiones.

Pero en el año 1974 los componentes de la actual "casta" parecián muy modernos... y los fieles al régimen se sentían en retirada ante un enemigo que no daba la cara.


PRIMERA FALAGE.
Falange Fundacional.

José Luis DE ARRESE Y MAGRA.
Raimundo FERNANDEZ-CUESTA Y MERELO.
David JATO MIRANDA.
Adolfo MUÑOZ ALONSO.
Pascual MARIN PEREZ.
Agantángelo SOLER LLORCA.


Sois jóvenes y habláis como maduros.

Sois jóvenes y tenéis afilada la pluma al servicio del pensamiento claro y la expresión concreta.; hacéis de cada frase un punto de arranque: sin malgastar palabras en busca de la hueca parrafada, o lo que es lo mejor, sin ir en, busca de la ovación sonora que la mayoría de las veces es ir mendigando un harapo para cubrir la desnudo fealdad de los vanidosos.

Sois jóvenes y vivís sin olvidar, ¡como tantos olvidan!, que el símbolo de la Falange, el modo de ser del escuadrista, es el dardo y la diana (primera línea recta de la primera geometría), y sin olvidar, también, que el símbolo de la anti-Falange, el modo de ser del jovencito moderno, prematuramente envejecido, es el circunloquio y el bizantinismo, el rodeo y la duda perpetua.

Hacéis bien en tenerlo presente: porque si lo olvidáis, también vosotros acabaríais como ellos, dejando la cumbre batida. por todos los vientos, para bajar al llano, sin fijaros que, poco a. poco, también vuestras inquietudes se irían acostumbrando a, la enana rebeldía de los cafés, donde el aire se enrarece y los ojos se nublan y los pulmones se envician y la voz se amolda a chillar, porque nadie escucha a nadie.

He leído las palabras que os dedica nuestro gran, filósofo, y profesor Adolfo Muñoz Alonso, y he visto que alude a aquella "Advocación" que un día cargado de nubarrones escribí a José Antonio: era, cuando asfisiado por el asco, vi que los hambres corrían como locos sedientos en, busca de todo lo contrario de aquello que habíamos venido a dejar para siempre a la orilla del camino, del nuevo camino abierto con tanta sangre y tanto dolor, para vivir con garbo.

Y decía que José Antonio no podía estar contento con nosotros, porque nos dio el ejemplo inmolado de su, vida, para hacer con. su esfuerzo una, lección de, sacrificio, y ellos confundieron, su lema de "ser mejor" por el de "estar mejor", porque quiso una Patria de hermanos, elevada por encima de todas las injusticias y todos los apetitos, y ellos prefirieron tener una España de letras de cambio, abriéndose a codazos para ser los primeros en, la sucia fila de los privilegios.

Adolfo Muñoz Alonso ha conocido vuestras cuartillas antes que yo, y ha podido decir con palabras de elogio, como yo ahora escribo, que José Antonio sí está contento de vosotros, por que no es lo peor que el mal exista, sino que enfrente del mal no hubiera nacido, como ola gigante, una generación decidida a seguir predicando con renovador ardor ¡cuarenta años luego de alzarse la bandera falangista!

Vuestro libro es una afirmación de continuidad y de arraigo, granado en el fruto de muchas verdades. Es una muestra, por ejemplo, de que siguen teniendo fuerza de entusiasmar las palabras que se oyeron con asombro en la etapa fundacional. Que los jóvenes de hoy tienen para los problemas de hoy el mismo timbre en la voz y el mismo brillo en la pupila que la juventud de ayer puso para enfocar los problemas de ayer.

Que seguimos queriendo defender la permanencia para lo permanente, y la agilidad para situarnos ante los hechos mudables. Y, sobre todo, que esto lo queremos hacer sin carreras alocadas, pero también sin quietismos que frenen ni drogas que adormezcan, porque siempre ha tenido la Falange un santo desprecio a la estatua de sal, y nunca ha aceptado el inmovilismo como Ley inexorable o simplemente conveniente, aunque algunos desearan cimentar el orden político sobre la paz del sueño. Esta es la clara verdad que rezuman las páginas de vuestro libro, y, sin embargo, aún dirán los bonzos de la envidia que la Falange no supo cultivar la semilla que enjendra el poderío de los bosques, y aún dirán que su palabra no ha seguido como el eco del trueno, rodando sonora por todos los pliegues de la tierra.

Pero no os importe; continuad trabajando, porque nunca es estéril la voz del que clama. ¡Aunque parezca clamar en el desierto!

José Luis DE ARRESE Y MAGRA.
Militante de Falange Española de las J. O. N. S.
Ex Ministro Secretario General y de la Vivienda.



El eje del pensamiento falangista de José Antonio es el hombre. En torno de tal eje gira su doctrina. Libertad, respeto a la dignidad humana, destino común, justicia social, son consecuencias o efectos de la valoración del hombre como centro y motor del pensamiento joseantoniano.

Sin embargo, no le basta considerar al hombre desde un punto de vista general, sino en función de unas características que, añadidas a las innatas en él como obra del Creador, determinan ana especial significación vital y un, especial comportamiento dentro de la comunidad.

Por eso, si la Falange ha aspirado y aspira. a realizar una transformación en la vida de España, entiendo que si ha de ser verdadera, debe empezar por transformar al sujeto de la transformación, esto es, al hombre; darle una mentalidad nueva, otra visión de las cosas, una axiología diferente a aquella en que se basaba su vida si de verdad quiere ser falangista.

El libro que estas líneas comentan contribuye, a mi juicio, a tales fines, al establecer unas máximas cuya lectura. y, sobre todo, su observancia han de servir de guía y de orientación para la formación de la juventud, modelando su alma y fortaleciendo su voluntad, pues estimo que dichas máximas son exactamente ortodoxas y, en definitiva, están identificadas con la concepción que José Antonio tenía del falangista.

Quienes las han redactado y quienes las divulgan realizan una labor digna de la gratitud de todos aquellos que aman a la Falange.

Raimundo FERNANDEZ-CUESTA Y MERELO.
Primer Secretario General de Falange Española de las J. O. N. S., designado por José Antonio.
Ex Ministro de Justicia, de Agricultura y Secretario General del Movimiento.



Cuando un camarada de filas, Pérez Cabo, presentó a José Antonio en los días iniciales un proyecto de libro, un montón de cuartillas tituladas con un "Arriba España", produjo en el creador de Falange una desbordante gratitud, que expresó en el prólogo de la obra. He aquí –diría- que se nos acerca un camarada con un libro, con un pan en la mano.

Quedaba enunciado así que la comunidad por él fundada se, hermanaba no sólo en la acción, sino también compartiendo el pensamiento.

¿Acaso cuando parece quedar atrás el túnel oscuro de quienes trataron de enturbiar la presencia de los símbolos, la precisión de las ideas y la claridad de la doctrina, no debemos manifestar el gozo, como entonces José Antonio, de que jóvenes universitarios nos regalen un libro, el pan de la comunidad falangista?

Y por añadidura, un libro apasionado, frente a los que vacilan; una muestra emocionante de fe, ante tos que dudan; valiente, saliendo al paso de quienes se acobardan.

Será objeto de polémica incluso entre falangistas, pero ello significa que estamos muy lejos de padecer una inteligencia petrificada, que tenemos vivacidad y sentido crítico, que estamos, en suma despiertos a las ideas de cada día.

David JATO MIRANDA.
Militante de F. E. de las J. O. N. S.
Fundador del Sindicato Español Universitario.
Autor del libro "La Rebelión de los Estudiantes".
Ex-combatiente en la División Azul.



No quiero, ni puedo, ni debo consentir que regresen a tus manos los "pensamientos" que me entregaste, sin la expresión de mi emocionada sorpresa al leerlos. Que en 1974, unos camaradas de la Falange crean con esa fe que trasciende de vuestras frases, y que se recreen en dar forma y estilo a las ideas que esos pensamientos encarnan, me parecía un sueño y una gracia de Dios. Sí, una gracia de Dios. Y te lo digo sin remilgas ni cautelas laicistas, tan, de moda en los clericales de la infidelidad.

Estimo, con reminiscencia de un texto clásico, de plegaria, de José Luis de Arrese, que José Antonio sí que está contento de vosotros.

No os desabracéis de Dios y de la esperanza, para que sigáis siendo notarios de la verdad de vuestras ideas y creencias en la vida personal, social, familiar, religiosa y política.

Claro que se puede ser honrado español sin ser falangista.

Lo que no veo tan sencillo es que un falangista de la Falange de José Antonio se avergüence de serlo o haberlo sido, sin que España se avergüence de él.

He sentido al leeros cómo la esperanza recobraba su gozo. Convertid en sangre limpia y sosegada vuestras ideas y propósitos, y José Antonio seguirá entre nosotros.

Un entrañable abrazo.

Adolfo MUÑOZ ALONSO.
Militante de Falange Española de las J. O. N. S.
Catedrático de Historia de la Filosofía de la Universidad de Madrid.



Cuando, a los cuarenta y un años del Mensaje Fundacional, un grupo de universitarios españoles es capaz de emprender la ilusionada tarea de plasmar en un libro todo un estilo de vida, hay que pensar seriamente en la vigencia permanente de ese estilo.

La condición de universitarios de sus autores nos marca también una ruta a seguir para el rescate de la Universidad "como organismo vivo de formación total". Yo no sé -creo que sí- si os habéis dado exacta cuenta del gran servicio que, junto a la reelaboración de una doctrina que será eterna, como toda obra consumada con el martirio consciente, estáis prestando a nuestra Universidad en estos momentos de desconcierto al que vosotros aportáis las luminosas orientaciones de un estilo de vida que puede y debe salvarla.

Cuando el trágico barullo europeo, junto al fracaso de las formas políticas demoliberales, está pidiendo a gritos regímenes de autoridad vigorosa, que hace tan sólo muy poco años, tal vez meses, serían calificados bajo la denominación genérica de "fascistas". Cuando, aunque en historia no se pueda ni deba ser nunca profeta, ¡no tendría nada de extraño que ese conglomerado cristalizase en las más extrañas formas de un "fascismo" masificado y deshumanizado, una vez más, vosotros, españoles jóvenes y universitarios, exaltáis la figura del hombre y de la persona, con todo su inmenso caudal de valores eternos, eje y epicentro de la doctrina joseantoniana, para que esta Europa, descentrada y aterrorizada, que no ha querido entender nunca a España, trate, a través de vuestro "breviario", de entendernos, si es que quiere, puede y sabe.

Pascual MARIN PEREZ.
Fundador del Sindicato Español Universitario.
Magistrado y Catedrático de Derecho Civil de la Universidad y de Derecho Privado de la Escuela Judicial.



El 20 de noviembre de 1936, desde el dormitorio colectivo del Reformatorio de Adultos de Alicante, oí, junto con mis camaradas presos, la descarga que segó la vida de José Antonio.

Estábamos procesados por rebelión militar un grupo de camaradas de la Falange de Alicante, unos cincuenta y cinco creo, en un mismo sumario. No teníamos la menor duda sobre nuestra suerte. Toda esperanza había desaparecido cuando, en el mes de septiembre (anterior, cincuenta y dos camaradas de la Falange de la Vega Baja del Segura, que habían acudido el día del Alzamiento a Alicante para unirse a nosotros, y que con nosotros estaban presos desde entonces, habían sido fusilados en una sola y trágica madrugada.

Traicionados por los mandos militares y por los jefes de la Guardia Civil de Alicante, todos los comprometidos habíamos sido detenidos sin dificultad, junto con unos pocos jefes y oficiales de las guarniciones de Alicante y Alcoy y el teniente Robles, de la Guardia de Asalto de la capital, todos ellos camaradas .y fieles a su compromiso de honor.

Ya hacía algunas semanas que casi todas las noches había sacas de presos que eran asesinados en la cuneta y en los descampados. Sacerdotes, militares, religiosos, y muchas personas que no habían tenido nada que ver con la sublevación, eran inmolados con toda frialdad y sin juicio alguno. Los aludidos militares de Alicante y Alcoy que habían sido traicionados por sus mandos ya habían, sido ejecutados. Y los propios guardias civiles que habían detenido a nuestros camaradas de Callosa en el Agua Amarga, víctimas de la traición de sus superiores, fueron arrojados al mar, maniatados.

No había ya esperanza, repito. Las descargas se oían desde nuestra cárcel muchas madrugadas. Se mataba frente a nosotros, al lado del cuartel de Benalúa, en el edificio de los jesuitas. Estas descargas las oíamos con verdadero estruendo por ser muy cercanas.

A lo lejos adivinarnos también las de los pelotones de ejecución que actuaban en el cementerio alicantino. Los fusilamientos frente al cuartel los presentíamos con exactitud por el olor que desprendían las paradas de freír churros que se instalaban en las inmediaciones, poco antes de cada ejecución, para que pudieran desayunar los curiosos y los milicianos.

Pero la descarga del 20 de noviembre, poco antes de las siete de la mañana, sonó más lejana que las del cuartel pero mucho más cerca que las del cementerio. No cabía duda de que había sonado en la Prisión Provincial, en donde el Jefe de la Falange estaba condenado a muerte por el Tribunal Popular.

Al día siguiente mis hermanas pudieron comunicar conmigo. Me dijeron que a nuestro buen amigo, el médico forense don José Aznar Esteruelas, le habían mostrado el cadáver de José Antonio, cubierto con una sábana, y no le habían dejado descubrir el inerte y rígido cuerpo. Sólo le permitieron tomar su pulso bajo la tela que lo cubría. Don José había observado que el cadáver tenía una mano cerrada con unas medallas dentro del puño. Di la noticia en el interior de la prisión a mis camaradas. Todos pensamos, lógicamente, que José Antonio no era el muerto y que otro cuerpo ocupaba su lugar.

¿Nació ese, día la leyenda de "El Ausente"?

Nueve días después, el 29 de noviembre, y en represalia por un bombardeo, asesinaron a cincuenta y dos camaradas, casi todos compañeros míos de proceso. De la Prisión Provincial en donde había muerto José Antonio no quedaron más que Miguel, Margot y un militar llamado Orcasitas.

También mataron esa noche al policía que nos había detenido a casi todos. Yo aún no he comprendido cómo me libré. Quizá para dar testimonio.

Con tantos horrores, y a mis dieciocho años, quedó para siempre en mi mente aquella descarga que mató a José Antonio, aunque en un principio no creyera en su muerte. Sí, siempre he tenido clavada en mi frente aquella descarga. No se me olvida, no se me olvidó nunca ni se me olvidará. Y en los momentos más cruciales de mi vida la he vuelto a oír. La oía en el frente ruso cada vez que moría un camarada. Esta descarga, indeleblemente gravada, me ha hecho, a través de los tiempos, saber cuándo tenía que decir sí y cuándo tenía que decir no. Ella me ha dado ánimos siempre para no traicionar a José Antonio, ni a mis camaradas, ni a mi propia conciencia. Pobres camaradas, algunos de catorce y quince años, muertos por su fidelidad a José Antonio! Por ellos y por él he procurado siempre hacer, decir y pensar lo que ellos y él hubieran hecho, dicho y pensado si vivieran.

Por todo ello os tengo que dar las gracias a vosotros, jóvenes camaradas, que habéis sabido recoger la semilla en vuestros corazones. Este libro que quisisteis que ojeara, esta especie de Kempis que vais a publicar de forma increíble en esta época de desarrollos y disyuntivas, de coyunturas y acomodaciones, es la prueba de que José Antonio no murió, tal como aquella madrugada yo pensé; es la prueba de que a José Antonio también se le puede ser fiel hoy; de que a José Antonio, que para tantísimos no ha sido más que un medio de medrar, se le puede recordar algo más que una vez al año.

Que se le puede llevar en el corazón por toda una eternidad.

Agantángelo SOLER LLORCA.
Militante de Falange Española de las J. O. N. S
Miembro del S. E. U. fundacional.
Ex-combatiente de la División Azul.


SEGUNDA FALANGE
Falange de la generación intermedia

Jesús AMBROS FABRE.
Manuel CEPEDA GUTIERREZ.
Santiago FERNANDEZ OLIVARES
José GARATE MURILLO.
Antonio GIBELLO GARCIA.
Mariano VERA GOLF.


Gracias, mis camaradas
Esto son recortes de la verdad.
Verbo claro y conciso.
Palabra falangista.
Norma ya eterna para los que en, autenticidad quieran servir.
Es honestidad y desprendimiento.
Párrafos mejores y otros no tanto, pero sentencias de forma de vida.
Es vieja y nueva amanecida.
Es manera de pensar y de ser.

Gracias por este diccionario que tantas veces empezamos y nunca terminamos.
El camarada y hermano. El servicio y entrego a los derruís. El amor al prójimo. La honestidad y la verdad, y hasta la muerte por algo grande y eterno son, aquí se dice, permanentes cristianas. Y lo siento por los reformistas. Cristianas .y Falangistas.

Y no hay verdad si de la Verdad no se nace, y la Falange vino al mundo en alumbramiento de verdad.

Queda claro que algo de lo accesorio y externo puede alterarse, cambiarse, mejorarse o modernizarse, pero la esencia de la doctrina ¡NO!, y esto queda claro por estos retazos de la misma que aquí se reflejan.

Lo siento por los "intelectuales de vía estrecha".
El que tras leer lo que aquí se dice, opine que TODO es ¡¡modernizable!!, que ni moleste ni se moleste, pues "no es de esta guerra" y debe marchar a otro frente a luchar con nobleza, si sabe, exponiendo, si puede, su otra doctrina.

Gracias por haberme traído a la memoria tantas y tantas cosas, sustancia de nuestro ser político.
Gracias por sacar a la luz, en pleno año 74, nuestras verdades y nuestro pensamiento, del que algunos NO QUEREMOS RENEGAR.

Quedan compensados los fallos técnicos, por el corazón y nobleza que en la obra habéis puesto, y que el Señor conserve intacta vuestra Santa y verdadera ingenuidad.

A no dudar que, tras la lectura del libro, el "snobismo" de los fracasados se convertirá en asombro al contemplar cómo "vuelven las banderas victoriosas" que NO pudieron abatir.

Gracias, mis camaradas, por devolverme a la juventud del pensamiento Falangista.

Definitiva y escuetamente, gracias.

Jesús AMBROS FABRE
Ex-Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.
Ex-Presidente y fundador de la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes.
Alcalde y Jefe local de San Fernando de Henares.

Al leer las páginas de lo que será este hermoso libro de pensamientos, no puedo dejar de recordar los tiempos en que desde nuestra querida Centuria de Montañeros empezabas a plasmar en nuestras charlas de formación política lo que más tarde sería esta gran realidad. A todos nosotros la idea falangista nos formó de una. -manera determinada; creó en nosotros lo que José Antonio definía como una forma de ser, esta forma que ha hecho que al cabo del tiempo y las dificultades, hoy todavía nos siga importando más el bien, común que el nuestro propio.

Que al leer estas páginas vuelvan la fe y la esperanza a tantos camaradas, que un día ya lejano nos acompañaron en, nuestra larga andadura, para el recuerdo de ellos y la esperanza de los que vengan a nuestra vieja hermandad de aguafiestas iluminados.

Que estas líneas de vuestro libro nos sigan sirviendo a todos de ejemplo en el difícil caminar que nos espera.

Recibe un fuerte abrazo y un saludo a nuestro viejo estilo de tu camarada

Manuel CEPEDA
Ex-Jefe y fundador de la Centuria XVI de Montañeros de la Guardia de Franco.



Este libro viene a ser una prueba de nuestro amor a España. No es un libro para leer, es un libro para pensar, para interiorizar nuestro vivir. Crea fe, porque es un. libro de exigencias; claridad, porque es claro en su planteamiento: motivador, porque es consecuente con la raíz de nuestro ideal. Tampoco es éste un libro para "apolíticos", ni para "irreligiosos", es un libro para creyentes, para gente sensible, que sienta la necesidad de darse a los demás, de construir un hombre mejor, una "Patria limpia y justa como un entrañable hogar".

Todo quehacer político que no se apoye en la moral, queda reducido a un mero altear sobre las cosas, convirtiendo su acción en cuestiones menores. José Antonio asentó sobre valores superiores todos sus principios y programas; por ello, la Falange no puede morir, es imparable.

La Falange quiere ser el alma de España.

El falangista ha de ser un hombre de hondas virtudes religiosas y patrióticas, que hagan de su vivir cotidiano un permanente acto de servicio a la comunidad nacional, construyendo su destino individual dentro del destino universal, que, como españoles, nos corresponde cumplir en este mundo.

Y todo nuestro quehacer falangista debe ser como un aire nuevo que purifique la atmósfera de nuestro ambiente. y que haga que todos nos sintamos solidariamente españoles y responsablemente hombres, dando, si fuera, preciso, otra ver la existencia por la esencia.

Santiago FERNANDEZ OLIVARES.
Oficial Instructor de Juventudes.
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.
Compromisario de la Agrupación de AA. MM. del Frente de Juventudes.



En la búsqueda de la revolución perdida,
en la nostalgia de los sacrificios anónimos,
en la conquista del derecho a servir,
este libro es una llamada y un estimulo. 

Desde las tumbas de La Falange,
desde los muertos de España,
hay una exigencia que nos grita,
¡amor, paz y libertad!

Que las centurias de la Falange eterna,
dueñas antiguas del yugo y las flechas,
hagan que nuestro tiempo sea
reflejo nuevo de la revolución de hoy y de ayer.

Es España, abierto el corazón, la que
nos duele aquí y nos llama en este libro.

Estoy seguro de que muchos no lo entenderán,
pero estoy seguro, también, que a muchos más
les servirá para encontrar el sendero
de nuestra revolución.

¡ARRIBA ESPAÑA!!

José GARATE MURILLO.
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.
Jefe de la Primera Línea del S. E. U.
Compromisario de la Agrupación de AA. MM. del Frente de Juventudes.


Se me pide un juicio sobre este libro. Y no lo voy a demorar. Acaso por deformación profesional, cuando hojeo las páginas de una publicación, lo primero que intento es adivinar, de alguna manera, cuál es la intención de sus autores, cuáles sus objetivos intelectuales, cuál el mensaje que tratan de transmitir, cuál, en, fin, el espíritu que guía a quienes se toman el esfuerzo inmenso de articular un cúmulo de ideas para comunicarlas a unos hipotéticos lectores.

Apenas se leen los primeros párrafos de esta guía espiritual falangista, se traslucen, como las llamas de una hoguera campamental, el haz de pensamientos que dan respuesta exacta a cada una de estas tácitas interrogantes. 

Aquí no hay penumbras ni tenebrosidades: sólo luz, mucha luz, luz ardiente de iluminados, que acaso pueda quemar las manos de sus propios portadores, pero que está llamada, sin duda, a iluminar el camino de los que aún están por venir.

Lejos de mí cualquier pretensión definidora, ya que nací para discípulo y no para maestro. 

Pero en la hermandad de la Falange no hay más garantía de autenticidad, ni más seguro marchamo de esa garantía, que la conducta pública y privada. Es con hechos como hay que testificar esta fe política que aprendimos de José Antonio por la vía de la razón y de la adivinación, ilusionado: la fe falangista se vive, se ejercita; no se declama.

Y por eso, este breviario falangista está llamado a captar voluntades: llama a la acción personal, a la perfección, cotidiana, en lo grande y en lo chico. Y lo hace apuntando sus flechas dialécticas directamente al corazón, seguramente porque sus autores saben que allí se han de clavar certeramente los símbolos de quien quiera hacer de su fe falangista llama viva de ejemplaridad.

Desde el dolor de una herida común, que sólo puede cicatrizar, acaso, con, el fuego vivo del cauterio, bienvenidos.

Antonio GIBELLO GARCIA
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.
Compromisario de la Agrupación de AA. MM. del Frente de Juventudes.
Director de "EL ALCAZAR".


Para quienes aún conservamos, como un tesoro, nuestra fe falangista, este libro supone una a modo de reencarnación.

Para las nuevas generaciones, en él está el "porqué" y el "cómo" de nuestra lucha de siempre. Y para todos se abre un poco más la puerta de la esperanza...

La llamada "cuarta generación" ha repetido -consciente y ortodoxamente- el hecho histórico de juramentarse en defensa de nuestros principios generales, frente a una sociedad a la que se ha servido en bandeja una "revolución burguesa", con la primogenitura del consumismo.

Contra todo esto, las nuevas escuadras vienen otra vez a señalar y recordar a los olvidadizos el camino de nuestro humanismo societario y también -¿por qué no decirlo?- político, que sólo puede tener un beneficiario: La Patria Española y el bien común.

Con las emociones, poesía y lealtades necesarias e imprescindibles, pero sin adjetivaciones gratuitas.

Es posible, también, que expuestos a las incomprensiones a que ya estamos acostumbrados. Pero, desde luego, con el estilo directo, ardiente y combativo que siempre caracterizó a los falangistas.

Mariano VERA GOLF
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.


TERCERA FALANGE
(Falange joven)

José CABANAS GONZALEZ-NICOLAS.
Isidoro ESCUDERO RODRÍGUEZ.
José Ignacio FERNANDEZ DELGADO.
Jesús FERRER OLMEDO.
Antonio HERMOSO TRIGO.
José Ramón MARISCAL.
Fernando PEREZ GARIJO.



De entre las más valiosas aportaciones de José Antonio hay una que interesa destacar a la hora escribir un comentario de este libro y a la vista de las normas y los modos por los que se rige la política actual. Y esta aportación no es la que la forma nueva, radicalmente revolucionaria, de concebir la política como un servicio el que la actividad pública se ajusta rigurosamente a una moral privada, previamente asumida.

Porque la vieja política -a la que no me reto de calificar de reaccionaria- había hecho del sujeto de la misma, del político, una realidad cal, las más de las veces contradictoria, al establecer que una cosa era la moral individual y otra las razones del Estado, siendo así que al arar en conflicto éstas con aquélla, se establece la primacía de las razones de la cosa pública sin que la moral personal tuviera que sentirse afectada. Ello fue siempre un atentado contra el sentido cristiano de la vida, pese a que esta concepción de la política ha sido, y continúa sién1lo, la adoptada por hombres públicos que en su vida privada hacen profesión de f e cristiana. Lo que José Antonio formula, en rotunda contraposición a la vieja política, es una nueva política, en la que la unidad, la integridad, la dignidad y la libertad de la persona aparecen como valores supremos e intangibles, en absoluto supeditados al dictado de las razones y de la eficacia del Estado.

El libro que comentamos contribuye a la importante tarea de renovar el pensamiento de José Antonio, la doctrina de la Falange -una, indivisible e inequívoca cosa-, porque alumbra razones ocultas en el ideario de siempre, expresándolas de una forma precisa y clara. Y porque sintoniza con la mística inconfundible de la Falange de José Antonio, que es la fuente inagotable de energía para el quehacer cotidiano del militante.

Este libro no será apto -ya lo veréis- para los "poncios", que volverían a condenar de nuevo a la Falange, sin valorar sus razones, acobardados siempre por el "qué dirán" y las "imágenes cara al exterior". Tampoco será apto para los "madrugadores", porque las ideas aquí expuestas son una denuncia contra todo intento de falsificación, confusión o parcialización de las verdades y del compromiso revolucionario de la Falange. Y acaso no sea apto, igualmente, para los "revisionistas" y "vergonzantes", que abrumados por un respetable complejo de inferioridad, consecuencia de no haber profundizado en el estudio de la doctrina joseantoniana, reniegan públicamente de tan completa formulación ideológica y de tan hermoso estilo de vida.

Pero sí que es apto, y me consta, para los jóvenes y veteranos camaradas de nuestra Falange; para todos aquellos que, en el transcurso de estos cuarenta años, nos hemos ido incorporando al caudaloso río de la nueva política revolucionaria, en la que sí que es posible reconciliar nuestras normas morales con el servicio a las razones de la cosa pública. 0 lo que es lo mismo, hacer que nuestra actividad política sea la rigurosa realización del sentido falangista de la existencia.

José CABANAS GONZALEZ-NICOLAS.
Presidente de la Sección Juvenil y Universitaria de la Agrupación de AA. MM. del Frente de Juventudes y Vocal de su Junta de Gobierno.
Vocal de la Junta de Gobierno del Círculo "Ruiz de Alda".


Estimado camarada:

No creo ser yo uno de los más apropiados para hacer un comentario sobre este fabuloso libro que se va a editar, pero me lo pides, y ahí va.

Cuando he terminado de leerlo he sentido un calorcillo interno de satisfacción que hacía mucho tiempo no sentía. Y he pensado que esto es empezar a caminar de nuevo; que es recomenzar la andadura que parecía que se había estancado definitivamente.

Pienso que, al igual que las leyes generales necesitan un reglamento para desarrollarlas, este libro azul que aparece es, a mi juicio, un reglamento de actitudes individuales que desarrolla la doctrina de la Falange, tan necesario en estos tiempos en los que abundan tantos "reformistas" y camaradas "modernos" que "sintonizan con la hora del mundo", tan separados ya de todo. Y digo tan necesario porque nuestra doctrina se basa y fundamenta en el hombre, y para el hombre va dirigido este libro; y porque entre los jóvenes camaradas que están llegando al campo falangista o entre los que no hace mucho que han llegado, se crea un confusionismo sobre qué actitud tomar en todas las encrucijadas diarias de su quehacer político, y este libro creo que ayudará a elegir el recto sendero falangista.

Por otra parte, creo que será un elemento valioso para distinguir las actitudes que "son" de las que "parecen ser", que es, a mi juicio, uno de los problemas más agudos entre los falangistas.

Y, por último, como indica uno de los puntos del libro azul, algunos aducirán que habéis inventado el "falangistómetro" (con ironía), pero ya sabemos que ésa es una frase socorrida para ocultar su inacción y su falta de exigencia para consigo mismos.

Isidoro ESCUDERO RODRIGUEZ
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.
Jefe de Guías de la O. J. E. de Madrid.


Una nueva ilusión
para los que no han perdido su juventud.
Un aguijón
para los olvidadizos.
Una llama
para los fríos.
Un examen de conciencia
para los que no han perdido la fe.
Un grito de esperanza para los jóvenes.
Y para todos
el anuncio de que aún quedan primaveras.

José Ignacio FERNANDEZ DELGADO.
Jefe Central de la Organización Juvenil Española.
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles
Oficial Instructor de Juventudes


José Antonio introdujo en la política un nuevo estilo, un espíritu de juventud. Este libro no es más que la interpretación fidelísima de ese espíritu.

Hombres ya en plena madurez, "sabios tratadistas" del alma juvenil, son los que se empeñan en decirnos cuáles son los signos de nuestro tiempo, cómo tenemos que ser los jóvenes, cómo somos, cómo sentimos y cómo debemos comportarnos. Pues bien, se equivocan esos sesudos varones, si piensan que el espíritu joseantoniano no encajará jamás en la juventud actual por considerarlo válido únicamente para unas circunstancias determinadas de la Historia de España. A la juventud de hoy, de ayer, de dentro de cien años, la seguirán arrastrando las empresas grandes, el heroísmo, no el de barricadas, sino el constante que es necesario para mantener la lucha día a día a pesar de todos los pesares. Al joven que no le atraiga este sentido viril de hacer frente a los problemas es que se ha convertido en un "joven anciano".

Cabría preguntar a los servidoras de la política como "arte de lo posible", muchos de ellos falangistas adoradores de la efectividad, cuál es la juventud que milita en sus filas. Posiblemente, nos quedaríamos sin contestación. Y es que aquellos que no calaron nunca en el sentido que José Antonio quiso dar a la Política, se plantearon el porvenir falangista como un asunto de mercado, en el que lo importante es la clientela y no la mercancía que se ofrece.

Pues bien, nosotros, los jóvenes falangistas, no entendemos de éxitos ni de fracasos; para nosotros, sólo cuenta lo que España y el mundo necesitan; el mundo de los sentimientos y de las ganancias quede para los mercachifles. Para nosotros, los jóvenes que nos acercamos a la Falange no por romanticismo ni añoranza de unos tiempos que no hemos conocido, sino por el estudio de los textos falangistas y por el profundo estilo joseantoniano, no cabe la menor duda. La doctrina de José Antonio sigue teniendo vigencia. El mensaje de José Antonio ha proporcionado un sentido a nuestra existencia y aspiramos a convertirlo en incendio devorador de voluntades.

Jesús FERRER OLMEDO
Presidente de la Asociación Juvenil "Octubre"
Compromisario de la Agrupación de AA. MM. del Frente de Juventudes


Tengo ante mí un libro difícil. Difícil por las implicaciones morales que va a llevar a tanto falangista tibio y acomodaticio como se ha ido produciendo durante los años pasados. Difícil, porque va a obligar a reestructurar sus postulados a muchos hombres que sólo de una forma emocional se acercaron a nosotros, y a otros que se dejaron ganar por el relativismo de conceptos que impone -o al menos pretende imponer- la hora presente. 

A los falangistas que creían en la hora futura de un alumbrar de la "eterna metafísica" de España, que lucharon empujados por el anhelo de una España mejor, por la rebeldía ante la injusticia y el escamoteo ideológico, se les tachó de "románticos demenciales"

Para muchos, este libro va a ser piedra de escándalo, porque les va a desnudar espiritualmente. Para otros, porque sólo van a ver (como siempre hicieron quienes nunca comprendieron el fin trascendente de nuestra existencia) la "locura" de unos utópicos, el estallido de unos trasnochados nostálgicos. Si es locura, utopía o nostalgia, querer servir a la verdad, ¡bendita locura! Nos duele, por humanos, la incomprensión del prójimo. Nos duele más, porque sabemos nos rechazan sin haber intentado siquiera comprendernos.

Este libro que leemos ahora, no es la elucubración somnolienta de ningún iluminado. Es la versión escrita de la experiencia acumulada a lo largo de diez años por un puñado de falangistas que un día decidieron zambullirse en el mundo de la política con un rumbo ajustado y preciso: implantar una justicia social profunda para que sobre esa base, los pueblos vuelvan a la supremacía de lo espiritual.

Su motor, la verdad y el servicio. Las tempestades acecharon en esos años; olas enemigas y "amigas" lamieron los costados de la nave intentando hundirla o, al menos, torcer su rumbo. Sin embargo, porque en todo momento los hombres de esa Falange joven se ajustaron a los conceptos de ética y estilo que en este libro ahora se exponen, la empresa pudo seguir adelante. No se ha llegado todavía.

Probablemente el triunfo está lejos, quizá muy lejos. No importa,  

"nuestro terminar no está en el triunfo, sino en la muerte"

Siempre luchando; siempre combatiendo; contra corriente si es necesario. Dios y la Falange nos lo agradecerán. Nuestra lucha está por encima de la comodidad y del posibilismo.

Es evidente que un elevado porcentaje de los pesares de nuestra Falange sólo podrían ser imputados a los propios falangistas. Perdidos en la búsqueda de hipotéticas soluciones de coyunturas más o menos felices, drogados por la polución ideológica del mundo circundante, se han ido apartando progresivamente del norte que diseñara José Antonio. Perdieron una actitud fija, exacta y precisa.

Tener una actitud permanente ante la vida y ante la Historia debía haber sido el pilar de la política de los falangistas. En cada momento se podría haber encontrado en la Filosofía de la Falange la solución o el método que dirigiera nuestros pasos:

"Así, empezando por preguntarnos qué es España, nos forjamos todo un sistema poético y preciso que tiene la virtud, como todos los sistemas completos, de iluminar cualquier cuestión circunstancial".

Podría parecer, en una primera impresión, una visión ingenuista de la actuación política.

Efectivamente, así sería si considerásemos a la política como el "arte de lo posible". Pero el posibilismo sólo ha hecho que la injusticia impere en el mundo; que el conformismo anestesie los vuelos espirituales del alma humana; que la verdad sea sólo una relativa categoría de razón; que la libertad en la consecución de un fin trascendente sea tan sólo un bonito rótulo de algunos sistemas políticos

Para un falangista, la política es algo más que un "posibilismo", es, ante todo, un servicio a Dios y al prójimo. En función de un fin trascendente, "la vida nos será difícil antes y después del triunfo".

Las ideas pueden llegar a convertirse en tópicos, por gastadas de tanto convertirlas en palabras infieles o porque se hagan incómodas para gran parte de quienes las defendían. Pero tras un aparente tópico, la verdad permanece. La Falange no es una táctica política, no es un agrupamiento en fines políticos comunes. La Falange es un modo de ser

Revelar constantemente cuál sea ese "modo" debe ser la tarea de cualquier falangista que haya llegado a penetrar en el "principio vital" de su mundo. Plantear la forma de una "Ética y Estilo falangistas" nos parece la empresa intelectual más importante elaborada por falangistas en los últimos tiempos. A muchos nos va a resultar incómodo que se abran ventanas sobre las manchas que en nuestra alma falangista abundan más de lo deseado.

Si se hace posible una resurrección falangista, será preciso tener un breviario que nos mantenga los conceptos en su encuadre justo y necesario.

Ligados a la tierra, pero sólo por los pies. La cabeza en el cielo, dispuestos a alzar el vuelo con la idea de una empresa grande: la de la renovación del vivir cotidiano, para reafirmarnos en las eternas raíces del alma cristiana. Si, por desgracia, el devenir de la Historia, al concurso de los inexcrutables designios divinos, nos fuera ajeno, menester será tener un despertador en centinela permanente que nos recuerde en cada momento cuál ha de ser nuestra actitud.

Ser en falangista; estar en falangista. Este es el planteamiento del libro que tenemos en nuestras manos. Siempre, primero "ser", estando en la ética y estilo adecuados a la "esencia". El "existir", posiblemente, nos hará alcanzar el triunfo, la gloria, el poder. Otros alcanzaron esos "bienes", pero, ¿realmente siguieron atados al "ser" falangista? Más bien saltaron en pirueta de difícil equilibrio doctrinal.

Si queremos que nunca tengamos que avergonzarnos de nuestro "falangismo", leamos asiduamente los puntos de este libro. 

Han sido pensados y contrastados por quienes se embarcaron hace una década en la aventura grandiosa de resucitar el espíritu falangista. Los errores cometidos por todos los falangistas en los cuarenta años transcurridos desde aquel octubre de 1933, nos han servido de lección. Aprendámosla. Quizá así, algún día podamos acceder a un paraíso de ángeles verticales.

Antonio HERMOSO TRIGO.
Secretario General del Círculo “Ruiz de Alda”.
Vocal de la Junta de Gobierno de la Agrupación de AA. MM. del Frente de Juventudes.
Director del Colegio Mayor Universitario "José Miguel Guitarte".


Para un mando de Juventudes -que, como tantos otros, fue captado para la Falange en la exigencia de un cambio profundo, que significaba romper con lo superficial y frívolo del ambiente donde se debatía, por la llamada crítica y ardiente de un mañana de Justicia y Libertad, dado por unos hombres que en el transcurrir de muchos años me han seguido demostrando que eran y siguen siendo fieles a una idea- este libro que ahora he leído me parece una llamada, familiar a mis oídos, de lo que siempre constituyó nuestra mayor fuerza: el sentido profundo de la ética, de la moral auténticamente revolucionaria de quienes luchan sabiendo que lo más importante no es la victoria.

José Ramón MARISCAL.
Jefe Provincial de la Organización Juvenil Española de Madrid.
Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles.


El libro que aquí se nos presenta, creo que, si bien está dirigido a jóvenes con vocación falangista, tiene aplicación universal. 

Lo que en él se dice es válido para cualquiera, que tenga auténtico empeño en forjarse una personalidad madura y en dar una justificación a su vida.

No podría ocurrir de otra manera siendo José Antonio la fuente en. que se ha alimentado su autor.

El estudio riguroso de sus discursos y escritos nos conduce a la idea del hombre como eje y punto de partida de toda transformación socioeconómica. Sólo considerando la doble e indivisible dimensión espiritual y biológica del hombre y la función trascendente de su vida, es posible crear un sistema estable de convivencia en el que el bien y la justicia presidan las actuaciones individuales y colectivas.

Se estaba. haciendo cada vez más necesario que a las jóvenes generaciones se les expusiera sin rodeos ni pretenciosos tecnicismos psicológicos, con el lenguaje de la calle y la profundidad requerida por el tema que el enfrentarse con una sociedad a la que hay que trasformar, exige una previa afirmación de la propia personalidad; la formación de un carácter sólido e insoluble en ese ambiente hostil; tomar conciencia de que la solidaridad con el resto de los hombres no implica ser solidario con, todas y cada una de las expresiones o formas de conducta humana; tener bien clara la idea joseantoniana sobre la política y el quehacer revolucionario:

"La política es una gran tarea de edificación; no es la mejor manera de edificar la que consiste en
revolver los materiales y lanzarlos al aire después, para que caigan como el azar disponga. El que echa de menos una revolución suele tener prefigurada en su espíritu una arquitectura política nueva, y precisamente para. implantarla necesita ser dueño en cada instante, sin la menor concesión a la histeria o a la embriaguez, de todos los instrumentos de edificar."

La sociedad materialista ha abocado al hombre moderno a un deseo insaciable del disfrute de bienes materiales como fin último de su vida, dando lugar a una carrera insensata por poseer más y disfrutar más, indiscriminadamente, que nos ha transformado de hermanos en contrincantes. Ese poner la vida en el disfrute de las cosas es el que hace opresor al poderoso; consigue que dos hombres, en el mismo taller, víctimas de las mismas injusticias y arbitrariedades empresariales, sean insolidarios y hasta capaces de hacerse una mezquindad si fuera preciso; que el chupatintas encumbrado, no siempre por su capacidad profesional, se convierta en un pequeño tirano para sus antiguos compañeros; que el subalterno deje pisotear su dignidad con una sonrisa complaciente a cambio de unas migajas en promesas o en metálico. El hombre, entregada su alma al "becerro de oro", queda convertido en puro "homo faber", hundido en la chabacanería y, a la larga, hastiado por una vida sin horizontes.

José Antonio nos propuso crear un hombre nuevo, o mejor, reconstruir al hombre y devolver "los antiguos sabores de la norma y del pan."

Hacerle ver que la norma es mejor que el desenfreno.

Esta es "la tarea de nuestro tiempo" y el fin que creo cumplirá el libro con aquellos que quieran meditar sus máximas y proposiciones a corazón abierto. Reitero aquí mi idea de que no solamente es válido para falangistas. En el fondo del más específico de sus puntos está latente la respuesta a un problema o a una situación de los que se nos plantean en el vivir diario.

No importa que algunos lancen, sobre él anatemas. Ya sabemos que hoy es pecado afirmar algo rotundamente o, dicho de otra manera, parecer dogmático. Serán los que se avergüencen de una época pasada en que, quizá con mirada más limpia y directa, también afirmaron a rajatabla muchas de las verdades que aquí se dicen y ahora, que la moda ha cambiado, esconden "pudorosos" lo que quizá esté pugnando en el fondo de sus conciencias por salir al exterior. Es posible que hayan olvidado sus acusaciones de ayer contra los "fantasmones encaramados en el poder" que no encarnaban en sí al hombre nuevo. Han cambiado su primogenitura, si no por un plato de lentejas, sí por el incienso de figurar como políticos en línea con "la corriente de los tiempos"; se han integrado en ella, es comprensible. 

Mas no es eso lo que aprendimos de José Antonio. El nos dejó bien claro que ser falangistas comporta una peculiar manera de ser y un estilo "directo, ardiente y combativo", sin tapujos ni utilitarismos. Si la corriente de los tiempos no transcurre por los cauces de una vida limpia, de dignidad y de justicia, nuestra misión es encauzarla, aunque para ello haya que romper los tópicos establecidos, con todas las disonancias que sean necesarias, como se hace en muchos de los puntos que en el libro se nos presentan.

Espero que esto sólo sea el comienzo de una reacción en cadena, dentro de la lucha de las juventudes éticas, por una vida mejor que incorpore a todos los hombres a la común empresa de construcción del mundo y de salvación en el Padre Eterno. José Antonio levantó la bandera hace más de cuarenta años, y su voz, cada día más actual, suena en nuestro interior como un mensaje alegre y esperanzador que hemos de transmitir a nuestros camaradas y al resto de los hombres.

Fernando PEREZ GARIJO
Vicepresidente del Círculo "Ruiz de Alda" Ex-Jefe de Centuria.


OTRAS OPINIONES:

Fr. Pacífico DE POBLADURA
Misionero Capuchino.

Dr. Vicente SERRANO
Sacerdote.
Profesor de Teología.



Hermanos y camaradas:

Gracias, con toda el alma, por el envío de este "breviario religioso-falangista". 

Después de a Dios y a San Francisco, a José Antonio y a su Falange debo muchas de las mejores ilusiones en mi vida franciscana y misionera.

Desde hace años venía acariciando el proyecto de redactar algo parecido para ponerlo al alcance y al conocimiento de todos los camaradas. 

Hoy me habéis proporcionado el gran gozo de verlo escrito, en puntos de meditación y en saetas de acción, lo que ha sido la constante y persistente línea de pensamiento y doctrina en mis intervenciones ante camaradas: el sentido cristiano y el valor teológico de la doctrina joseantoniana.

José Antonio afirmó, después del acto fundacional, que 

"el Espíritu Santo ha estado hoy con nosotros".

Y este mismo Espíritu Santo sigue inspirando hoy a los camaradas redactores de este "Libro Azul".

El delegado de Estudios de la Falange fundacional afirmaba por escrito el 2 de noviembre de 1933:

"Entrar en la Falange equivale a entrar en un orden religioso. En una formación dinámica. de cuerpo y alma... Todo en nosotros se ha supeditado al mantenimiento de un frente moral. Nuestras ideas sobre la patria, la conducta, la economía, el estilo, la historia, la política, la sociedad, el hombre, han dependido únicamente... de unos imperativos morales. Esta moral no consiste en una moral utilitaria, ni palabrera, ni patriótica, ni nostálgica, ni sentimental, ni llorona, sino en una moral religiosa de fraternidad y de justicia... Partía la. Falange de una concepción total del mundo y del hombre, de una concepción clásica y cristiana, que asumíamos por entero en sus imperativos de hoy frente a la realidad histórica".

El fundamento doctrinal imbatible de la auténtica Falange

"es una manera de concebir a Dios, al mundo, al cielo y a la tierra, al espíritu y al cuerpo, a la idea y a la acción, por una convinción inseparable de que la vida humana debe ser regulada por una sabiduría que la trasciende, por fines que la trascienden, y, en primer lugar, por una sabiduría divina, por un Dios ordenador, sin el cual no concebimos la naturaleza ni la historia".

Desde esta raíz doctrinal, dada por los fundadores, vuestro libro es un clarinazo de verdad y de exigencia. Para muchos será excesivamente molesto e inoportuno. Preparaos, hermanos y camaradas, para la tribulación. Pero estad convencidos, también, hasta la entraña de vuestra duda y hasta la última fibra del humano desánimo, de que servimos a un ideal que vale más que la vida. Un ideal por el que vale la pena el dar "la existencia por la esencia".

Recordad siempre que

"los que luchan por ideales eternos, no despiertan a la inmortalidad hasta después de haberse podrido sus huesos".

Y esta inmortalidad no nos la van a dar ni a quitar ninguno de los que pretendan mordernos en nuestro ideal falangista, cristiano y español.

Para todos aquellos que pretendan decirse "falangistas" y traten de desvirtuar estos imperativos cristianos, recortando exigencias de doctrina y acomodando conductas "al sol que más caliente", recordadles que ese OLVIDO es el principio de la TRAICION. Que jamás deberán pronunciar las palabras JOSE ANTONIO-FALANGE-CAMISA AZUL (hábito y uniforme), porque estas perlas no se han creado para boca de cerdos.

La consigna trascendente la dio el mismo José Antonio:

"... si no os ponéis bien con Dios, y os toca caer un día, no aleguéis allá arriba el acto de servicio para libraros del infierno".

Y si por la fuerza pretenden eliminarnos, recordadles, con el testimonio valiente de una conducta radicalmente cristiana y falangista, que nos podrán romper, pero que estén seguros de que no nos doblarán nunca.

Perdonad si me he extendido demasiado. Me ha faltado el tiempo para ser más corto. ¡Y tanto como queda...! Algún día nos reuniremos para hacer EJERCICIOS ESPIRITUALES FALANGISTAS.

Hermanos y camaradas: ADELANTE. Un abrazo y

¡ARRIBA ESPAÑA!

Fr. Pacífico DE POBLADURA Misionero Capuchino.



He leído detenidamente la colección de pensamientos con los que intentáis expresar vuestro ideario político. Sin meterme en los aspectos que se refieren a este ideario, o sea en la forma peculiar de querer modelar o construir la ciudad terrestre, que Dios ha dejado a la inteligencia y voluntad de los hombres, creo que debo subrayar y alabar diversas afirmaciones:

1. Que partáis de una confesión sincera de fe cristiana, sin que esta confesión os lleve a una mezcla de lo religioso con lo político.

2. Que defináis vuestra fe cristiana por vuestra relación a Cristo, y que esta relación aparezca como personal y libre; es decir, como adhesión voluntaria a Cristo de un hombre que responde como ser libre a Dios, y no como conjunto inconexo de costumbres, ritos y rutinas con un cierto aire religioso.

3. Que distingáis perfectamente entre lo que como creyentes ha de ser la base de vuestra actuación personal, profesional y política -la fe- y esa misma actuación que está sujeta a ciertos condicionamientos y, en especial, a los fallos, a los cansancios y a las tentaciones;

4. Que pretendáis llenar de contenido cristiano todos los aspectos de la existencia humana sin caer en dos extremos igualmente falsos y funestos: el clericalismo y el cesarismo.

5. Que os hagáis responsables de vuestros aciertos y fracasos en una tarea que consideráis vuestra porque la habéis asumido libremente, pero que tiene también un sentido de misión ante la sociedad y ante Dios;

6. Que vuestra postura sea tan diáfana, tan sincera, tan difícilmente honrada hoy. Parecen estar escuchándose las palabras de Jesús: "Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres" (Jn. 8,32).

Os deseo que vuestro libro tenga buen caminar.

Con un abrazo,

Dr. Vicente SERRANO
Sacerdote
Profesor de Teología


A MODO DE EXPLICACIÓN





Público a quién va dirigido.


Los puntos de este libro, se han escrito pensando en un público muy concreto: jóvenes falangistas con un marcado espíritu o afán de superación. Mandos o futuros mandos falangistas, que aspiran a una mayor entrega en su diario quehacer falangista.

No es que exista una ética y estilo falangistas diferentes según las edades de las personas, pero el nivel de exigencia que aquí se expone es más apto para quienes comienzan su andadura falangista, que no para quienes están ya de vuelta de todo.

En cuanto a los lectores no falangistas, advertirles de entrada que estas normas no sirven para todo el mundo. Entendámonos. Son válidas para cualquiera, pero de sobra sabemos que no serán aceptadas por una inmensa mayoría. Existen ya libros mejores que éste en todos los órdenes y no soñamos con que por efecto de un conjuro mágico, quienes lean estas máximas cambien de vida de la noche a la mañana.

Concretándonos al campo falangista existen ya recogidas en diversos libros las palabras de José Antonio. Para ser falangista, basta y sobra con lo que él dijo. Quien no sea falangista después de haber leído a José Antonio, difícilmente va a serlo después de leer este libro. A lo más que aspiramos en este sentido es a que si por casualidad es leído por alguien no falangista, pudiera ser que, aguijoneado por lo que aquí se dice y aunque fuese por curiosidad, se viese animado a la lectura de las Obras Completas de José Antonio. El penetrar en el mensaje de José Antonio a través de sus discursos y de sus escritos, es el único camino válido para toda persona que aspire a ser falangista. luego queda, por supuesto, toda una vida de renuncia y sacrificio para quien quiera ser auténticamente falangista.

Téngase en cuenta que este libro no es un libro de doctrina falangista y mucho menos contiene soluciones falangistas a los problemas socioeconómicos de nuestra Patria. Es un libro de ética y estilo falangistas. 

No son pues una serie de normas destinadas a poner en práctica la revolución nacional-sindicalista, sino que van dirigidas a una serie innominada de personas jóvenes de espíritu (no simplemente de edad), que si las incorporan en sus vidas podrían ser capaces de llevar a cabo dicha revolución nacional-sindicalista.

Un ruego a los lectores no falangistas.-Ya decimos que este libro está escrito para falangistas que aspiran a una mayor autenticidad y reciedumbre en sus vidas (para servir a los demás, no para servirse de los demás, aclaramos). No obstante, no es un "libro -secreto", que haya de ser leído únicamente por "iniciados". En absoluto. No lo decimos en el sentido restrictivo o excluyente, sino que por lógica, consideramos que mal puede incorporar estas normas una persona que no esté previamente de acuerdo con el ideal falangista de transformar la sociedad en que vivimos.

¡Ojalá nos equivocáramos! ¡Qué más quisiéramos nosotros que este libro sirviese para falangistas y no falangistas; para todo el mundo en general! Pero nos tememos que no sea así. Incluso en sectores de quienes se proclaman falangistas provocará grandes críticas.

Si por casualidad cayese este libro en manos de un lector no falangista, que no se escandalice.

Puede seguir viviendo su vida tranquilamente. No intentamos “falangistizar" a nadie a la fuerza (ni “militarizarlo” y menos "cristianizarlo").

No tenemos la pretensión de convencer a nadie. Para que este libro convenza, hay que estar previamente convencido. Para que esta máximas de ética y estilo falangistas sean aceptadas, previamente hay que tener una serie de creencias que aquí no se plantean y que se dan por aceptadas.

Es necesario añadir, sin embargo, que, en razón al consabido "ni son todos los que están, ni están todos los que son", pudiera ser que este libro cayese en manos de falangistas de espíritu; personas que sintonizasen inmediatamente con estas normas de ética y estilo falangistas porque, sin saberlo, llevan en su interior la manera de ser falangista. Este libro les podrá servir de acicate o empujón para que se acerquen a la verdadera fuente doctrinal falangista: José Antonio. Nos daríamos por muy satisfechos si en alguna ocasión este libro sirviese para eso.

El lector medio español que, a pesar del título y la portada (claramente falangistas, ya que decididamente no queremos disfrazarnos de nada), insista en querer leer este libro, se va a encontrar con una serie de afirmaciones inadmisibles, inaceptables, incomprensibles e ininteligibles, para una persona habituada a la sociedad de consumo. Si se trata de un "hedonista convencido", corre el riesgo, incluso, de sufrir un ataque de risa. Y, en otro orden de cosas, nada digamos si el libro cayese en manos de un Forges o un Perich. Confiamos que el humor hispánico no nos utilice como material para sus chistes.

En resumen, no queremos excluir a nadie de la lectura de este libro y nos veríamos muy honrados si gente no falangista lo leyese con serenidad. Quizá habría más de uno que se sintiese identificado con el espíritu religioso y militar de la Falange de José Antonio y, como ya decimos, estos puntos le animasen a conocer su doctrina.

Para concluir este apartado, diremos que somos optimistas, pero no ilusos. Optimistas en el sentido de que puede haber gente no declarada falangistas que, después de haber leído este libro, se percate de que sus normas de conducta, su modo de entender la vida en general y la política en particular, coinciden con nuestra ética y estilo. Y no ilusos en el sentido de que no esperamos que este libro vaya a resultar un "best-seller", ni la panacea universal, ni el banderín de enganche para la juventud española, puesta en "pie de guerra" y dispuesta a marchar detrás de nosotros como si se tratase de un nuevo flautista de Hamelin.

Somos conscientes de que ni la sociedad española en general ni la juventud española en particular, está "psicológicamente preparada" -diríamos en términos mercadotécnicos- para aceptar este "viejo producto" que relanzamos al mercado. Y que no nos venga nadie diciendo que es por culpa nuestra; que es debido a una inadecuada presentación del producto; que el lenguaje o "envoltura" es anticuado, etc., etc. El decir que es necesario marchar con el tiempo que vivimos o que hemos de hablar el idioma de la juventud actual no son más que tópicos, frases huecas, que no resisten la menor confrontación dialéctica.

Es falso el argumento que pretenden esgrimir los falangistas "revisionistas" y "vergonzantes" de que José Antonio supo dar con la "palabra exacta" y hablar a la juventud de su tiempo en su mismo lenguaje y que por lo tanto nosotros debemos hacer lo mismo, "adecuando" su doctrina a los tiempos actuales. Por poner un ejemplo gráfico y actual: transformar el "Cara al Sol", de una canción de lucha y esperanza en una canción -pop" adecuada para animar rítmicamente a unas parejas en la semioscuridad de las discotecas.

José Antonio, antes de fundar la Falange, no realizó ninguna encuesta sociológica para averiguar cuál era la doctrina política que mayor aceptación podría tener en la España de 1933. José Antonio sale a la palestra política porque le duele España, porque no está de acuerdo con la España que le ha tocado vivir y porque quiere transformarla. Para ello alza la bandera de un movimiento en el que se habla de renuncia, entrega y sacrificio: de "queremos que la vida nos sea difícil, antes del triunfo y después del triunfo"; de querer acabar con la "chabacanería de la vida española actual"; de que los falangistas fuesen los "aguafiestas iluminados"; de ir contra el "gusto zafio" de la sociedad que les rodeaba, etc., etc.

Hay que acabar con el mito de que José Antonio supo sintonizar con las corrientes de su tiempo y por ello conquistó la voluntad de sus contemporáneos. En absoluto. José Antonio no quiso marchar con los vientos que entonces soplaban y se negó, por ejemplo, a insertar la Falange en la corriente fascista internacional. José Antonio empleó un lenguaje extraño de renuncia y sacrificio; de espíritu religioso y militar que resultó ininteligible para la sociedad española de entonces. Véase a título de ejemplo la crítica que hace Ramiro en su libro "¿Fascismo en España?", o el artículo de fecha 19-4-34, escrito por el propio José Antonio, replicando a un joven falangista que había escrito una carta diciendo:  

"Si F. E. sigue en ese tono literario e intelectual no valdrá la pena arriesgar la vida por venderlo".

Dejémonos de falsas imágenes. José Antonio no utilizó el lenguaje de su tiempo. José Antonio empleó un lenguaje intemporal, y creó un movimiento político con una doctrina intemporal, basada en unas verdades eternas. 

Ese es precisamente el acierto y la grandeza de José Antonio. Ajustar su pensamiento político, su actuación en la política, su misma existencia, a la Norma, la Verdad y la Justicia, independientemente del número de votos o adhesiones que fuese a conseguir. Debido a ello, el mensaje de José Antonio no fue escuchado por los españoles que con él convivieron. En su testamento, escrito en la cárcel de Alicante, poco antes de ser fusilado, reflejó bien claramente su amargura por esta incomprensión de que fue objeto:

"Me asombra que aún después de tres años, la inmensa mayoría de nuestros compatriotas persista en juzgarnos sin haber empezado, ni por asomo, a entendernos y hasta sin haber procurado ni aceptado la más mínima información".

Sin embargo, precisamente por ello, porque José Antonio ajustó la doctrina y estilo falangistas a normas intemporales: al Bien, a la Verdad y a la Justicia, hoy en 1974, sigue siendo válido aunque igualmente "inadecuado", para la sociedad en que nos ha tocado vivir.

Sigue siendo perfectamente inaceptable para todos aquellos que no quieran oír hablar de renuncia, servicio y sacrificio. La Falange, "todo renuncia y sacrificio", como la describió José Antonio, nunca buscará integrar en sus filas a la juventud biológicamente entendida, sino aquella juventud que sea fiel a si misma, tal como ocurrió en la época fundacional.

José Antonio no limitó la adscripción a la Falange a la gente joven. Sencillamente ocurrió que su mensaje exigiendo renuncia, sacrificio y entrega, generosidad en suma, era entendido preferentemente por gente joven, aunque es evidente que esa juventud que se integró en la Falange fue una clara minoría contemplada desde el conjunto nacional.

La Falange -doctrinalmente hablando- seguirá perennemente joven si permanece fiel a estas constantes.

Los seguidores de José Antonio hemos de luchar permanentemente contra nosotros mismos, subordinando nuestra existencia y circunstancias personales a la esencia de la Falange joseantoniana. Tenemos la obligación de mantenernos jóvenes de espíritu, independientemente del transcurso del tiempo y de las circunstancias que nos rodeen, si queremos seguir considerándonos falangistas.

Esa será la mejor garantía contra el revisionismo de aquellos pretendidos falangistas cuya manera de ser nada tiene que ver ya con la ética y estilo falangistas, y que tratan sin embargo de convencernos de la necesidad de acomodar la esencia de la Falange fundacional a su propia existencia individual: a lo meramente coyuntural, en razón a un principio de política oportunista: conseguir unos éxitos a corto plazo de los que poder disfrutar ellos mismos.

Nosotros, que no por mera casualidad somos seguidores de José Antonio, entendemos que a la juventud actual no se le debe hablar en el lenguaje de su tiempo; en el lenguaje de la sociedad de consumo, sino en el lenguaje de la Juventud de todos los tiempos; Juventud intemporal del "debe ser", frente a la juventud meramente generacional y biológica del "ser". No buscamos el adecuarnos a lo coyuntural, sino que tratamos de ajustarnos a la normativa de lo que en lenguaje joseantoniano es el orden armónico de lo universal, presente en la mente del Creador desde el principio de los tiempos.

Esa es la diferencia entre un político oportunista y un político falangista.

No se trata de "adecuarnos" al gusto de quienes nos rodean. No se tratar de ir con las "corrientes ideo lógicas" de nuestro tiempo.

Se trata de ser fieles a nosotros mismos, como lo fue José Antonio.

Nos sobran pues todos los consejos de buena o mala fe respecto a si las máximas que figuran en este libro están escritas en un lenguaje inapropiado para la juventud actual, puesto que hablan de unos valores que hoy ella no acepta. Se trata, repetimos, de unas normas de ética y estilo falangistas.

Nuestra única preocupación ha sido lograr que estos puntos o máximas fuesen fiel reflejo de las normas que nos dejó José Antonio. Nada más. Ahí están para quienes quieran incorporarlas en sus normas de conducta.

Origen de la idea y proceso que ha llevado el libro.-Creo que fue en 1961 (¿quizá 1962?), cuando un falangista -que hoy ocupa un alto cargo en la Administración- me sugirió la idea de que, junto con otros camaradas jóvenes, escribiese una especie de "Camino. falangista" basándome en las Obras Completas de José Antonio, oración de los caídos y demás textos de la Falange.

La idea me pareció sumamente interesante, pues mística tenía la Falange fundacional, más que suficiente, y contábamos con la necesaria experiencia de los años en que habíamos actuado como mandos del Frente de Juventudes para haber comprobado en toda su gran dimensión el impacto que causa la doctrina falangista en la gente joven.

Por muy diversas razones, el grupo de camaradas -también antiguos mandos de las Falanges Juveniles-, a los que propuse la idea no encontraron tiempo para escribir ningún punto. De este modo me quedé sólo en la tarea y comencé a escribir una serie de normas de estilo que mejor reflejasen el mensaje de José Antonio. El momento era además propicio, pues se estaba operando un cambio ideológico bastante notable en la nueva formación que se daba a los jóvenes falangistas en hogares y campamentos. Cambio con el cual muchos estábamos en total desacuerdo, no recatándonos de exponerlo abiertamente, a veces incluso de forma violenta. Por entonces se había producido ya mi cese casi simultáneo como profesor de Formación en la Escuela Provincial de Mandos y como Jefe de Falange de la Centuria de Montañeros (Centuria XVI) de la Guardia de Franco.

Surgía pues una pugna ideológica en el campo falangista, y más concretamente en el sector juvenil. De un lado, quienes afirmaban que la juventud ya no se sentía atraída por la mística revolucionaria de la Falange fundacional (la que nosotros habíamos aprendido en marchas, campamentos y hogares de Centuria), necesitando ser renovado todo casi por completo: disciplina, estilo, signos externos, etc. Y de otro lado, quienes afirmábamos que el mensaje de José Antonio lejos de haber quedado periclitado conservaba una enorme fuerza; que era necesario transmitirle a las nuevas generaciones, imbuyendo en ellas el mismo espíritu falangista, si bien mejorado y despojándolo de toda la ganga añadida en los años de postguerra. Pero sin renunciar a nada esencial: ni en lo doctrinal ni en el estilo o manera de ser.

Algún día se escribirá la verdadera historia de la Falange y se conocerán al detalle las vicisitudes de todo tipo por las que hemos pasado los falangistas.

Aquí basta con señalar que en los años sesenta un minoritario grupo de jóvenes falangistas tachados de recalcitrantes; "nostálgicos"; con el "reloj parado"; etc., firmemente convencidos de la vigencia del pensamiento de José Antonio y de su plena validez como mensaje para la juventud española, se dispuso a presentar desigual batalla, planteándola directamente en el terreno de las ideas.

El objetivo, de uno y otro lado, era el mismo: la conquista de voluntades en el sector de la Juventud.

Aunque los medios eran disparatadamente desiguales, poco a poco se fine demostrando que los argumentos de los "nostálgicos", apoyados en la ideología originaria falangista, era más sólidos que los de aquellos pretendidos superadores de José Antonio, apoyados en los programas que elaboraban una serie de expertos en psicología juvenil.

En la primera parte de este libro cualquier atento lector podrá detectar varios puntos que son argumentos demoledores de tópicos muy en boga en aquellos años.

De cualquier forma hemos de añadir que el proyecto del libro no siguió adelante. Ignoro de qué bando ideológico estaba quien me hizo el encargo, pero lo cierto es que no volvió a hablarme de ello.

La primera parte, 160 puntos, fue escrita entre 1961 y 1963. En 1963 comienza una intensa actividad política con la fundación del F. E. S. (si bien bajo estas siglas, y mediante su concrección en la presencia de un grupo de falangistas en la Universidad, no apareciese hasta abril de 1964). Aunque la idea siguió pareciendo buena, lo cierto es que las confrontaciones doctrinales se reflejaban más bien en panfletos, cartas circulares y pequeñas ágoras celebradas en los pasillos de las Facultades.

En 1964 recuerdo que se sometió por primera vez al examen los puntos ya hechos (la 1ª parte de este libro) a un grupo de camaradas, de los cuales prácticamente ninguno milita ya en el campo falangista: Maestú, Carmena, Pérez Martín, etcétera. Gustaron en su mayoría (unos 10 quedaron sujetos a revisión), pero nadie se animó a colaborar. Tampoco se vislumbraba la posibilidad de que se pudiese publicar.

Las fichas pasaron sucesivamente por las manos de diversos "mandos intermedios" del F. E. S., mereciendo en su mayoría una buena calificación. Lo cual sirvió para que se siguieran guardando en espera de mejor ocasión, en vista de que la idea seguía pareciendo válida.

En 1973 -es decir, más de 10 años después de haberse escrito la primera parte- se suceden una serie de hechos en cadena (aparición del libro “Falange Hoy” de Veyrat-Navas; charla coloquio sobre el mismo tema; conferencia en el Colegio Mayor Guitarte, etc.), que llevan a reunirnos a una serie de camaradas, muchos de los cuales llevábamos años sin vernos. Volvemos a conectar con falangistas de siempre, que jamás arriaron la bandera de su fe y su convicción en los ideales falangistas. De entre ellos, me estoy refiriendo a uno en concreto: Mariano Vera Golf, quien nada más empezar a oír de la existencia del proyecto, nos brinda su total e incondicional apoyo. Emociona recordar la naturalidad con que empezó a hablar ya del formato y la presentación del libro en cuestión, como cosa ya hecha. ¡Cuando todavía no había ni leído el texto! Sólo por la confianza que le merecíamos y por lo sugestivo de la idea. Es inevitable comparar su actitud con las vicisitudes de los 12 años en que el proyecto estuvo estancado.

Se pasaron a máquina las 160 fichas para que nuestro camarada Mariano Vera pudiese leer lo que tan amablemente había apoyado de antemano. Una vez lo hubo leído me telefoneó para decirme que le habían parecido excelentes y que seguía pensando en que debía publicarse cuanto antes.

Pensamos dárselo a leer a unos cuantos falangistas de probada experiencia en nuestra “asignatura”, para recoger sus comentarios. Entretanto, preocupados sobre todo por la "delgadez" del proyecto (25 folios de máquina a dos espacios), me dediqué a revisar los puntos escritos hacía más de diez años para hacer memoria sobre algunos temas que convenía tocar.

Como ocurre con este tipo de cosas, al ir escribiendo sobre unos puntos, fue surgiendo la idea de tratar otros. Resultado: en dos meses había escrito 50 folios. Es decir, en dos meses, el doble de los que hice anteriormente en dos años.

Esto tiene una razón fácil de explicar. Con anterioridad a 1961-63, las confrontaciones ideológicas inter-falangistas no eran ni frecuentes ni intensas. Las había, pero en absoluto tan intensas como posteriormente. En el seno de nuestras centurias se discutía, por supuesto, pero nunca se llegó a un clima de crisis ideológica, aunque predominaba un gran confusionismo.

Sin embargo, en 1973 no tuve más que ir sacando de ese archivo mental que todos tenemos, las normas de conducta tantas veces explicadas a las nuevas captaciones del F. E. S. e ir recordando y sintetizando lo más posible las conclusiones de las enormes polémicas o confrontaciones ideológicas que periódicamente se producían en nuestras propias filas debido a factores "endógenos y exógenos".

Téngase en cuenta que el grado de exigencia era muy alto y al que más y al que menos le gusta disfrutar del triunfo a corto plazo. De forma casi cíclica -cada dos años- se producía un "motín a bordo", promovido por camaradas que querían variar el rumbo de la nave y cambiar las "normas de navegación". Ello era motivo para que los copropietarios del barco nos reuniésemos en "asamblea general" y comenzasen unos torneos o "justas" (no poéticas precisamente), donde se revisaban a fondo y minuciosamente todo el planteamiento iniciado en 1963. Eran reuniones exhaustivas de cuatro y cinco horas de duración, durante varios días. Era necesario fundamentar y razonar cada uno de los argumentos que se exponían, con objeto de que al final, los propietarios decidiesen colectivamente si era necesario en efecto variar el rumbo de la nave. No es necesario ir enumerando temas de discusión: figuran todos prácticamente en el libro.

Como la historia de este libro va íntimamente ligada a las vicisitudes de una serie de jóvenes falangistas, cuya historia, como ya decíamos anteriormente, se explicará algún día, vamos a intentar esquematizar algunas cuestiones que interesa aclarar al lector:

Autor o autores del libro.


En el libro figura sólo mi nombre como autor del mismo, porque materialmente es así, pero conviene matizar esta "verdad a medias. Soy su autor más en el sentido de cronista o recopilador que en el de novelista creador". 

Para ello me he visto favorecido por las circunstancias, ya que en los años que llevo de militancia en organizaciones falangistas (20 años deforma ininterrumpida e intensiva, más diez anteriores de forma casi superficial y discontinua), casi siempre se me encomendó la asignatura de "formación" (doctrina y estilo). En centurias y campamentos siempre hice el papel de lo que jocosamente llamábamos "consignero mayor". Es decir, el encargado de decir y explicar las consignas o máximas a nuestros camaradas. Nunca agradeceré bastante a mi antiguo Jefe de Centuria de Montañeros, Manuel Cepeda, cuando en 1953, a mis 18 años, me encargó de dar la consigna semanal, pero con la obligación de tomarla exclusivamente de las obras completas de José Antonio. Ahí comenzó a cimentarse mi actitud frente a los revisionistas de la nueva línea.

Posteriormente, y con relación a la segunda parte del libro se explica que fuese también yo quien la escribiese, porque en los años anteriores de las grandes tormentas ideológicas me correspondió hacer el papel de abogado "defensor del vínculo" o compromiso de por vida con la Falange de José Antonio. Hubo que hacer acopio de fuerzas y argumentos doctrinales, fuertemente asido a ese palo mayor que es José Antonio, para aguantar los enormes temporales provocados en 1965 y 1967 por las defecciones de esos dos grandes gigantes que fueron -ojalá lo sigan siendo- Ceferino Maestu y Narciso Perales, y cuyo retorno a las filas falangistas todos deseamos.

Sin embargo, está claro que sin la ayuda de una serie de camaradas -por fuerza anónimos- este libro no hubiera sido una realidad.

Estas normas de ética y estilo falangistas no son fruto de una tarea de laboratorio, hechos “In vitro", sino todo lo contrario. Sirven, por supuesto (y están dirigidas principalmente a ellos), para las nuevas generaciones. Tanto los que comienzan a formarse en las filas falangistas como para los que están por venir. Pero son -como ya hemos explicado- la síntesis normativa de una conducta ya realizada por una serie de falangistas a lo largo de una serie de años.

Nadie piense que son cosas muy bellas, muy poéticas, muy correctas en teoría, pero imposible de poner en la práctica, por aquello de que la época de José Antonio ya pasó y hoy la juventud no quiere oír hablar de sacrificio ni de mística revolucionaria, etc.

A quienes así piensan, en 1963 los hubiéramos contestado que no y les hubiéramos emplazado a fecha fija, para demostrarles su equivocación. Hoy, en 1974, no es necesario ya enzarzarnos en argumentos filosóficos e hipótesis. Hoy, a la vista de la experiencia recogida, se puede argumentar con hechos y fechas concretas.

Muchos de los puntos que figuran en el libro podrían llevar el nombre y apellidos de las personas cuya situación lo certifica, tanto en lo negativo como en lo positivo.

Así pues, no sólo han sido elaborados pensando en futuros jóvenes sino que están hechos tomados de casos concretos ya ocurridos y que se han repetido el suficiente número de veces como para no caer en el error de tomar la excepción como regla.

De otra parte, y volviendo al título del epígrafe, hemos de señalar que este libro ha pasado por un amplio y muy cualificado tribunal: José Luis de Arrese; Raimundo Fernández Cuesta; Adolfo Muñoz Alonso; David Jato; Pascual Marín Pérez; Mariano Vera; Manuel Cepeda; Antonio Gibello; Santiago Fernández Olivares; José Gárate; José Cabanas; Fernando Pérez Garijo; Antonio Hermoso; Isidoro Escudero; José Ramón Mariscal; Jesús Ferrer; José Ignacio Fernández; Agatángelo Soler, Jesús Ambrós y Jesús López-Cancio, más dos amplios grupos de gente joven falangista (uno de "activistas" ya casi veteranos y otro sumamente neófito).

No se han limitado a leerlo, sino también a calificarlo. Y han hecho muy bien. Y nos ha servido de mucho, pues seis puntos han sido totalmente eliminados y no menos de 30 han sido reformados. De
otra parte lo hemos sometido al examen de tres sacerdotes, uno de ellos profesor de Teología y censor eclesiástico durante muchos años. Nos cabe la enorme satisfacción de decir que no han hallado el menor asomo de "herejía".

Para que se haga una idea el lector de lo importante y dura que es la tarea de rectificar, y lo seriamente que lo hemos llevado, baste señalar que si en dos meses había hecho 50 folios, más otros 25 en dos meses posteriores, se han tardado cuatro largos meses en contrastar las sugerencias recibidas y en acoplar dentro del texto aquellas válidas a nuestro juicio (ya que por supuesto estamos acostumbrados a ponderar cualquier crítica, examinándola con todo detenimiento antes de incorporarla como válida. Eso lo saben perfectamente quienes nos han ayudado en este sentido, y sabemos que no lo toman a mal).

Por todo lo expuesto y aunque estrictamente no se puede decir que el libro está escrito en equipo, sino por una sola persona, las colaboraciones son de tal peso que se puede hablar de un trabajo en equipo. Por eso, el libro va escrito en plural y no en singular. Incluso estas mismas líneas se escriben a veces en primera persona del plural.

Críticas.


Aparte de las ya recogidas y debidamente incorporadas, queremos anticiparnos a las críticas de diversa índole que nos consta surgirán:

Parecido con “Camino”.-Seguramente habrá dos vertientes. Dos tipos de crítica diferente.

1) Unos dirán que se parece a "Camino" por la lectura de los puntos de la primera parte.
Efectivamente es así, en cierto modo. Tal como se me había encargado al principio de hacer un
"Camino" falangista, me esforcé en buscar frases cortas que sintetizasen las normas falangistas. Puede ser incluso -aunque no lo he confrontado luego con el "Camino" del Padre Escrivá- que hubiese algún punto casi plagiado, o al menos la idea. Es posible, pero también se podría decir lo mismo del “Kempis” o de algún otro libro de espiritualidad.

Lo que sí quiero dejar en claro (mejor dicho, queremos, puesto que no estoy solo embarcado en la
empresa) es que ni se ha intentado hacer una mala imitación de "Camino" ni menos aún un contra-Camino. Si efectivamente alguien encuentra parecido en la primera parte, seguramente será por lo dicho más arriba. Porque quizás hubiese entendido yo el encargo demasiado literalmente.

De todos modos una aclaración final al respecto. Ha habido dos buenos amigos que han coincidido en recomendarnos que rectificásemos o eliminásemos los puntos en que se observase coincidencia con "Camino", ya que en su más sincera opinión nos podía perjudicar. Como es habitual en nosotros, se debatió el tema, pero decidimos no aceptar la sugerencia. Pensamos que si lo hacíamos, nos movíamos por un utilitarismo impropio de nuestro estilo. De otro lado, creemos que lo que decimos debe juzgarse por si es bueno o malo, correcto o falso y no por si se parece o deja de parecerse a alguien.

2) Otros dirán que el libro "huele a Camino", por la simple razón (más bien simplista) de que el libro tiene un fuerte contenido espiritual. A ellos va dedicado el punto número 172.
Hemos marcado el acento sobre lo espiritual por la sencilla razón de que estamos totalmente convencidos -después de nuestra larga experiencia de formación de mandos de juventudes- de que es necesario y conveniente si queremos que nuestros jóvenes camaradas no se queden en lo superficial.

Aspiramos a formar falangistas auténticos; de cuerpo entero, y que lo sean durante toda su vida, pese a quien pese y suceda lo que suceda, bien en España, bien en el exterior.

Es decir, no nos conformamos con unos "revolucionarios" de temporada, que se mueven por inflamadas arengas, capaces de recorrer a gran velocidad sólo un pequeño trecho, para caer luego derrumbados sobre la cuneta sin aliento, por ser unas falsas energías procedentes de un "doping" de corto efecto.

En los años cincuenta (1953-59) cuando todavía esta afirmación nuestra de ahora era algo por demostrar, después de fuertes y prolongadas polémicas, optábamos por emplazarnos a 10 años vista, con el fin de comprobar quién llevaba razón en sus tesis sobre el método más acertado de formar falangistas. No hicieron falta tantos años. Mis más encarnizados enemigos de los años cincuenta dentro del campo falangista -generalmente fervientes “ramiristas”- que nunca se recataron de manifestar públicamente su encono por mis rotundas afirmaciones sobre la dimensión religioso-espiritual de la Falange, militan hoy sin excepción en el campo comunista (o en la esfera de las ideologías marxistas, si se quiere ser más benévolo con ellos).

Hoy en 1974 no hay necesidad - e emplazar a nadie para el futuro. Basta sencillamente remitirnos a los hechos y hacer inventario de la experiencia recogida en estos veinte últimos años.

La energía potencial de la doctrina de José Antonio sólo puede desplegarse en toda su enorme dimensión cuando conectamos con la red de alto voltaje que proviene de una única central: la teología católica. Por supuesto, también puede funcionar la Falange mediante la aplicación de otras fuentes de energía (incluso por gasógeno). De acuerdo. Pero entonces nunca desarrollará toda la potencia de que es capaz.

Estamos seguros de que los falangistas ya veteranos no serán quienes más nos ataquen en este sentido. Más bien esperamos los ataques de un pequeño sector que intenta resucitar el "ramirismo" de los años cincuenta, aprovechando cualquier coyuntura que se le presente a través de las nuevas promociones de neófitos que ignoran las distintas corrientes de la Falange fundacional y sus derivaciones posteriores. 

Título del libro.


Ha habido amigos que con toda buena fe nos han aconsejado que fuésemos más universales. Que escribiésemos un libro de "ética política en general, y no de ética y estilo falangistas en particular.

Agradecemos la intención con que se nos ha dado el consejo, pero hemos declinado la invitación.

Nosotros no somos políticos, sino joseantonianos. Dominamos una asignatura: la Falange. En su doble dimensión: modo de pensar y manera de ser. Y esto por una razón muy sencilla: porque la hemos estudiado muy a fondo y sobre todo porque hemos vivido la manera de ser falangista durante más de 20 años.

Aquí vuelve otra vez lo del “trabajo en equipo”, pues en nuestro diario caminar, al no anclar solos, sino sólidamente acompañados, cada uno va adquiriendo no ya una experiencia personal, individual, sino la suma de experiencias de todo un grupo. El conjunto de años de experiencia de todos nosotros en el convivir falangista supondría ciertamente una cifra desorbitada. No es un mero juego de palabras, sino una realidad. Tan realidad como el trabajo en equipo de un grupo de investigadores, encaminado hacia un mismo proyecto u objetivo.

Repeticiones.


Efectivamente, hay repeticiones entre diversos puntos. Son variaciones sobre un mismo tema. El tratamiento de un problema enfocado desde diversos ángulos o puntos de vista.

Esto se debe a lo que denominaríamos “deformación profesional”, si hubiésemos hecho una profesión de nuestra vocación de formar falangistas.

La experiencia nos dice que, desde el punto de vista pedagógico, el camarada medio (como siempre se ha denominado cariñosamente al camarada considerado en abstracto) necesita conocer el problema desde todos los ángulos posibles antes de quedar convencido de algo. Nuestra larga práctica en la discusión y en la polémica, y en otro orden de cosas en la constante labor de captación de voluntades para la gran empresa falangista, nos confirma que para convencer a alguien de algo es necesario ir tapando todas las posibles grietas por donde puede resquebrajarse un planteamiento o tesis que se formula.

El dar pie a fundadas objeciones es trabajar a medias. Hay personas que ven claro un tema cuando se les enfoca desde un ángulo determinado, pero otras necesitan que se les explique desde otro enfoque o perspectiva. Es un misterio del entendimiento humano, que nada tiene que ver con la inteligencia. A nuestro juicio radica en el complejo engranaje con que está montado el conocimiento previamente adquirido de cada persona, unido a la diferente escala de valores que cada cual tiene establecida en su mente. Del mismo modo que no hay enfermedades, sino enfermos.

Puntos demasiado largos.


Es algo que enlaza directamente con lo anterior.
Se observará que en la primera parte los puntos son cortos. Las frases generalmente breves. En tanto que los restantes puntos, muchos de ellos, pecan de largos.

Todo tiene su explicación.

Como ya queda dicho, la primera parte se hizo entre 1961-63, siguiendo el encargo que se nos pasó de sacar un "Camino" falangista. Por lo tanto, fueron hechos pensando en un modelo determinado.

Cuando en noviembre de 1973 se presentó la posibilidad de continuar esos 160 puntos iniciales, nos planteamos la disyuntiva de hacerlos en el mismo estilo o por el contrario como verdaderos párrafos de una carta (según el modelo de unas cartas circulares escritas en 1966-67 que se titularon "cartas de un falangista veterano a sus jóvenes camaradas"):

Optamos por la segunda solución por la razón siguiente: Las frases cortas, redondas, son de una mayor belleza, gustan más. Causan mayor impacto. Son, si se quiere, frases para la Historia. Pero tienen un grave inconveniente desde el punto de vista de la finalidad que se persigue con este libro. Se olvidan fácilmente. Son de un efecto muy fugaz y sobre todo un mismo punto puede dar pie a múltiples interpretaciones.

Por el contrario, un punto largo, ampliamente desarrollado, tiene el inconveniente de que pueda resultar monótono, farragoso y repetitivo (sobre todo para quien de antemano ya está de acuerdo con la idea que se expone y le sobra cualquier explicación), pero tiene una cosa asegurada: todo el que lo lea le dará forzosamente una misma interpretación, independiente de que esté o no de acuerdo con el punto en cuestión.

En cuanto a nuestros detractores, de sobra sabemos que corremos el riesgo de reflejar lo contrario a lo que queremos decir si se nos aislan las frases del contexto o incluso tomando un punto de forma aislada o ignorando otros complementarios. Es inevitable. Muchos ya lo han hecho con las frases de José Antonio. Y no pretendemos nosotros ser más que él. 

Dogmatismo.


Algunos nos reprocharán que en algunos puntos seamos demasiado tajantes y que pecamos de dogmáticos al hacer afirmaciones tan radicales en nuestra interpretación de la ética y estilo falangistas.

En buena parte ya está explicado más arriba. Hemos acumulado la suficiente experiencia, analizando con todo cuidado las constantes y las variables de cada tema y hemos contrastado nuestras tesis el suficiente número de veces, en circunstancias y épocas tan diferentes, como para saber cuándo podemos hacer una afirmación y cuándo sólo podemos enunciar una hipótesis. No estaría nada bien que en notas a pie de página hubiéramos ido citando la serie de casos de la vida real que lo refrendan, con especificación de nombres y apellidos de los protagonistas y fecha en que se produjeron.

Para los escépticos, sin embargo, queda abierta la puerta para una eventual confrontación verbal de posibles tesis contrapuestas.

A este respecto se puede citar como punto de referencia un hecho anecdótico sumamente ilustrativo. El tema de si para ser falangista es necesario o no ser católico pertenece a las constantes polémicas que se planteaban en reuniones de centuria; coloquios campamentales, seminarios, etc., en el Frente de Juventudes. La redacción original del punto número 155 era mucho más suave: 

"Para ser falangista no es imprescindible ser católico, pero ayuda mucho, etc.". 

Sin embargo la experiencia sobre este particular en los años que median desde 1963 a 1973 había sido harto elocuente. De todos modos, optamos por dejarlo así e ir poniendo en otra serie de puntos las correspondientes matizaciones.

Pero sucedió que cuando recibimos los comentarios críticos de David Jato, nos decía lo siguiente respecto a dicho punto: 

"Su enunciado primero, más que dudoso"

Únase a esto una conversación sobre el tema en concreto con el propio Jato y Fernández Olivares, saliendo de una de las reuniones "sobre la unidad camino de "Don Hilarión", para inspeccionar el escenario donde iba a tener la "cumbre" del 28 de enero de 1974. Sin necesidad de relatar la conversación, resumiremos diciendo que yo que tengo fama de tajante y dogmático, quedé casi corno "liberal" y "nebuloso".

Para remate, uno de los sacerdotes a los que sometimos el proyecto, nos escribió el siguiente comentario sobre el antiguo punto 155: 

"Desde el punto de vista político, es correcto. Sin embargo, no concuerda con el contexto del libro"

Así pues, se hizo precisa una nueva redacción del punto en cuestión, y todavía podíamos haber sido más tajantes.

En conclusión, somos "dogmáticos", pero tenemos nuestras razones para serlo. Piénsese que nosotros, a lo largo de una intensa actividad en esta parcela tan concreta del pensamiento y modo de ser falangistas, trabajando en equipo, hemos ido acumulando una interminable serie de datos que nos van reafirmando en lo que en principio eran hipótesis o planteamiento particulares.

Luego, un camarada como David Jato, con el que hemos conectado muy recientemente, y que viene trabajando en la misma parcela, sólo que con muchos año de anticipación y por caminos diferentes a los nuestros, nos confirma, mejor dicho, nos reafirma en nuestros planteamientos y para colmo nos expone la postura del propio José Antonio en una conversación con Ruiz de Alda de la que él fue testigo de excepción y que para nosotros era inédita, ratificando lo que en nosotros era hasta entonces laboriosa y minuciosa interpretación de los textos joseantonianos sobre materia religiosa.

¿Cuál se supone que va a ser pues nuestra reacción?

Si nuestra aspiración fuese el ser originales, como algunos falangistas que se sienten capitidisminuidos cuando se les califica de seguidores de José Antonio; o si pretendiésemos ser los primeros exégetas de los textos joseantonianos, nos hubiéramos llevado un disgusto al enterarnos que José Antonio había dejado muy claro el problema o que Jato desde 1935 llevaba disfrutando de una plácida seguridad sobre el tema que tan largo calvario nos había costado a nosotros recorrer entre las críticas y la mofa de tanto camarada "gevolucionario" que hemos ido conociendo en estos 20 últimos años.

Sin embargo, como nuestro mayor orgullo consiste y ha consistido siempre en proclamarnos fieles intérpretes y propagadores del mensaje de José Antonio, actuando en buena lógica no podíamos hacer otra cosa que lo que hemos hecho. Si antes estábamos seguros al 90 por 100, después de la conversación con Jato, pasamos a estarlo al 100 por 100. En consecuencia, la nueva redacción del punto 155 debía ser fiel reflejo de la actual situación, del mismo modo que la redacción de 1963 reflejaba el nivel de certeza a que habíamos llegado hasta aquella fecha.

Más que dogmáticos, creemos que nos cuadra el apelativo de lógicos. Pero tampoco nos vamos a ofender por lo contrario. Estamos muy habituados a las confrontaciones dialécticas y no precisamente académicas.

Excluyentes.


Nadie que lea este libro del principio al fin puede tacharnos de excluyentes. En varios puntos dejamos claramente expresado que en la Falange caben todos. Por supuesto, a distintos niveles.

Así pues, quien se considere falangista y no se sienta identificado con estos puntos o normas, puede estar seguro que nosotros no pretendemos excluirlo. Pero, naturalmente, con mucha menos razón pretenderá nadie excluirnos o descalificarnos a nosotros.

Nosotros nos hemos limitado a traducir en normas o máximas la manera de ser de la Falange de José Antonio. Como ya decimos más arriba, se puede ser falangista sin incorporar la manera de ser de la Falange, pero eso supone, por supuesto, quedarse a menos de la mitad de camino. Y eso no nos lo hemos inventado nosotros, sino que así lo estableció José Antonio:

"Pero nuestro movimiento no estaría del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar tan solo. No es una manera de pensar: es una manera de ser".

En consecuencia nadie puede dar la vuelta al planteamiento, pretendiendo figurar como auténticos falangistas quienes sólo son falangistas a medias o de modo muy superficial.

La Falange es así: una e indivisible. Modo de pensar y manera de ser.

La "eterna" hipótesis de si un ateo o un agnóstico puede estar en nuestras filas es algo que nunca debe ser planteada a quienes aspiran a ser falangistas en su total dimensión. Es al ateo o agnóstico a quien se le debe plantear la pregunta.

Si la Falange aspira a implantar una justicia social profunda, para que sobre esta base los pueblos vuelvan a la supremacía de lo espiritual; si la Falange afirma que la interpretación católica de la vida es la verdadera, y en consecuencia consideramos al hombre como un ser portador de valores eternos, habría que preguntarse con qué lógica puede un ateo militar en las filas falangistas y luchar por sus postulados.

Ocurre sin embargo que, en muy repetidas ocasiones, el hombre no es consecuente en su modo de vivir con lo que afirma creer o pensar.

Pero porque un ateo no sea lógico; porque no sea un hombre consecuente con sus ideas, no por ello se le va a excluir de nuestras filas y se le va a prohibir que colabore por el logro de los postulados falangistas. Todo lo contrario, el ateo en nuestras tilas se auto-excluirá o habrá que expulsarlo precisamente cuando empiece a ser lógico y consecuente con sus ideas. Cuando se percate -si llega a profundizar en la doctrina joseantoniana que está trabajando por lograr unos objetivos totalmente antagónicos con su manera de interpretar la vida.

En la Falange fundacional tenemos los casos antagónicos de Ramiro Ledesma y Manuel Mateo.

Sobre Ramiro, bastaría leer el libro que escribió bajo el seudónimo de Roberto Lanzas (“¿Fascismo en España?”), y la opinión de José Antonio respecto a Ramiro, en su defensa en Alicante. De todos modos, dada la importancia que el caso tuvo para la unidad de la Falange, volveremos más adelante sobre el particular.

Respecto a Manuel Mateo, a quien José Antonio encargó la organización de los Sindicatos Falangistas, es conveniente puntualizar varias cosas que los camaradas suelen entremezclar muy frecuentemente. No era un ateo, sino un agnóstico. Es decir, no era creyente, pero no le molestaba que los demás lo fuesen, no siendo beligerante en este punto. Se marchó decepcionado del partido comunista e ingresó en la Falange atraído por las formulaciones doctrinales de José Antonio (nada ateas, por cierto) y por su gran personalidad.

Su entrada en la Falange fue incondicional (hay la absurda teoría de que ingresó imponiendo condiciones sobre el tema religioso). Su devoción hacia José Antonio le hizo ser uno de los hombres más disciplinados de la Falange. Cuando se produjo el complot de Ramiro Ledesma contra José Antonio, Manuel Mateo permaneció al lado de José Antonio, cuando todos suponían que secundaría la acción de Ramiro.

Es decir, José Antonio nunca tuvo necesidad de plantear el problema religioso de Manuel Mateo, pues éste ejecutaba al pie de la letra sus directrices y nunca hizo bandera de su agnosticismo.

Sin embargo, lo que muchos ignoran (nosotros entre ellos, hasta que nos lo refirió David Jato), es que José Antonio hizo la seria advertencia a uno de los co-fundadores de la Falange que le expulsaría inmediatamente caso de que se declarase ateo.

No hay ninguna incongruencia en la actitud de José Antonio. 

Respecto a Manuel Mateo, no había necesidad de hacerle advertencia alguna. Era un ex-comunista que había venido a la Falange incondicionalmente, que nunca planteó problemas ideológicos. Se le encargó de dirigir una organización y cumplía con total sentido de la disciplina.

En el caso de este co-fundador de la Falange a que nos referimos, el caso era muy diferente. Si llegaba a declararse ateo, hubiera significado una ruptura con sus esquemas mentales anteriores; un cambio en la escala de valores que le llevó a participar con José Antonio en la fundación de la Falange. José Antonio, conociéndole además, sabía que de declararse ateo, sería una persona consecuente con sus nuevas ideas, con su nuevo planteamiento ideológico. Por otra parte, el cargo de este Mando en la Falange, era un puesto de máxima responsabilidad en lo doctrinal. No un puesto de carácter predominantemente organizativo como era en el caso de Manuel Mateo.

Quienes esto lean quizás piensen que es una pérdida de tiempo esta serie de puntualizaciones históricas. ¡Qué equivocados están! Por eso decimos en uno de los puntos (núm. 404) que quienes desprecian el pasado pueden perder el futuro.

Los hechos históricos se repiten -aunque no de forma idéntica por su puesto- cuando se dan las mismas circunstancias. Lo que se produjo en 1935, en la Falange fundacional, con el complot de Ramiro, se reprodujo casi de forma idéntica en 1967 dentro del F. E. S. No fue tampoco por casualidad que los autores del "complot" esgrimieran textos de Ramiro. 

La solución al problema fue radical y sencilla gracias a las enseñanzas de José Antonío. El grupo disidente o de expulsados corrió parecida suerte que en 1935. Primero, unidad en la crítica contra los camaradas que permanecimos fieles a José Antonio. Luego dispersión. Más tarde, la evolución ideológica peculiar en Ramiro.

Sólo añadir que dos de los "complotistas" de 1967 a los pocos meses, llegaban a ser dirigentes del Partido Comunista en su sección juvenil universitaria.

Cuando por un equivocado sentido de la unidad o de la hermandad falangista se permite que en nuestras filas se reproduzca paso a paso la situación ideológica que planteó Ramiro en el seno de la Falange o se tolera su presencia larvada, nos estamos jugando nuestro propio futuro.

Suscribimos punto por punto las razones que indujeron a Ximénez de Sandoval a narrar en su "Biografía apasionada de José Antonio" el "golpe de Estado" intentado por Ramiro contra José Antonio. Desde aquí le expresamos nuestro más sincera agradecimiento por el servicio que prestó a la unidad falangista. Quienes en 1953 militábamos en las Falanges Juveniles empezábamos a plantearnos en aquel entonces la duda de si efectivamente -tal como afirmaban los “ramiristas” no había supuesto una medida errónea elegir a José Antonio como Jefe Nacional en lugar de a Ramiro; si Ramiro no había sido injustamente postergado; si los postulados nacional-sindicalistas no hubieran sido una realidad bajo el "nervio revolucionario" de Ramiro, etc., etc. Gracias a la obra de Ximénez de Sandoval se disiparon definitivamente esas dudas.

Posteriormente en 1963, y gracias al esfuerzo personal de Mancisidor, se publicaba el texto taquigráfico de la defensa de José Antonio ante el tribunal popular de Alicante, donde figuran de forma inequívoca las opiniones de José Antonio sobre Ramiro.

En 1968 Ariel reedita el "¿Fascismo en España?" de Ramiro Ledesma, que después de 33 años viene a representar cabalmente lo contrario a lo que pretendía su autor: el reconocimiento total de la clarividencia y valía de José Antonio frente a la traición de quién fue carnet núm. 1 de Falange Española de las J. O. N. S.

Es inconcebible que después de estos tres documentos tan irrefutables, dos de ellos escritos por los propios protagonistas, existan todavía pseudo falangistas que pretenden reinvindicar la postura de un Ramiro de 1935 cargado de odio y envidia contra José Antonio y la Falange, cuando calificaba a José Antonio de "señorito de derechas con mentalidad feudal y espíritu pretoriano", y de "fascistas y mercenarios" a los falangistas que no secundaron su intento de escisión.

Es además absurda esa postura reinvindicativa de un Ramiro de 1935, cuando su vida continuó hasta octubre de 1936, produciéndose en él un cambio notable.

La actitud de Ramiro en los últimos meses de su vida, tal como nos la describió Manuel Hedilla, fue la de un Ramiro arrepentido, ya derrotado y sólo. Ramiro y Hedilla coincidieron en un tranvía madrileño y en la conversación que sostuvieron, Ramiro mostró un gran interés -no simple curiosidad- por las vicisitudes que pasaba la Falange. 

En opinión de Hedilla, Ramiro deseaba vivamente su reingreso en la Falange.

Se dice entre los falangistas -y no cuesta trabajo creerlo- que Ramiro murió -espiritualmente hablando- dentro del seno de la Falange. (Además se produjo una reconciliación que parece demostrada por unas órdenes que dió José Antonio a la Primera Línea en el sentido de que se pusiesen a las órdenes de Ramiro Ledesma).

En el aspecto religioso no es una hipótesis, sino una certeza, que Ramiro murió en el seno de la Iglesia católica, confesando poco antes de morir con un sacerdote católico que le sobrevivió, según testimonio de nuestro entrañable camarada Mariano Vera, que llegó a conocer a dicho sacerdote. (P. Villares).

La actitud de estos “ramiristas” es, por tanto, inconsecuente y retrógrada, intenta petrificar a Ramiro en su actitud de 1935, cuando ésta varió posteriormente. El Ramiro Ledesma auténtico y definitivo es el Ramiro de los últimos meses de 1936, no el de los primeros meses de 1935.

La Falange es, volvemos a repetir, una e inequívoca.

Se equivocan quienes piensan que en la Falange puede haber diversas opciones, diversos planteamientos, según las diferentes corrientes ideológicas encarnadas en sus diversos fundadores. 

En lo táctico, o en lo accesorio, sí. En lo fundamental, jamás.

La ortodoxia está únicamente en José Antonio.

Las opiniones o posturas de los demás cofundadores o militantes nos sirven en tanto en cuanto completen el esquema ideológico presentado por José Antonio. Cualquier posible contradicción con lo expuesto por José Antonio tiene un valor científico para el estudio, pero nunca para consolidar o institucionalizar una eventual discrepancia doctrinal dentro de nuestras filas.

Ser falangista joseantoniano equivale a ser falangista auténticamente falangista. Decirse falangista “ramirista” es la misma contradicción que titularse falangista "fascista" o falangista "socialista".

José Antonio en sus discursos, en sus artículos, en sus circulares a los militantes, crea doctrina.

Las normas que da, sientan " jurisprudencia". Así por ejemplo, cuando dice que lo religioso y lo militar son los dos modos íntegros de entender la vida, no expresa una opinión personal, está creando doctrina falangista.

Por el contrario, cuando Ramiro expresa que a Ramiro Ledesma y a sus camaradas les viene mejor la camisa roja de Garibaldi, que la camisa negra de Mussolini., está exponiendo una opinión personal. Está hablando un ex-falangista, un expulsado de la Falange.

Esa es la gran diferencia para un falangista entre las tesis de José Antonio y de Ramiro.

Hay camaradas que padecen incluso una gran confusión mental al comprobar que hay tesis encontradas entre las principales figuras de la Falange fundacional.

De haber querido nosotros hacer un libro para eruditos e investigadores de las corrientes falangistas, hubiéramos extraído una serie de máximas tomadas tanto de las tesis de José Antonio, como las de Ramiro, Onésimo, Ruiz de Alda, etc., sometiéndolas a un estudio comparado.

Sin embargo, como quiera que nuestro propósito ha sido elaborar una serie de máximas cuyo conjunto contenga la ética y estilo falangistas, forzosamente hemos tenido que basarnos en José

Antonio. Hacer otra cosa hubiera sido dividir, crear confusión.

Si en la esfera de lo doctrinal la ortodoxia está en José Antonio, todavía lo es aún más definitivamente en la esfera de la manera de ser. José Antonio tenía en su mente, desde la primera hora, la idea de un movimiento político en donde la manera de ser fuese incluso más importante que el modo de pensar.

Lo anuncia ya en el discurso fundacional en 1933 y es él quien va creando el estilo o manera de ser con su forma de actuar, sus órdenes, sus prohibiciones, etc. Recuérdese, por ejemplo, su actitud ante la exigencia de sus camaradas a efectuar represalias; el obligar a los camaradas encarcelados a combinar el estudio con el deporte y ejercicios gimnásticos; normas sobre cómo entender la Jefatura; sobre la murmuración; la disciplina, etc., etcétera.

En los tres años de existencia de la Falange, va modelando el estilo o manera de ser del falangista, incluyéndose por supuesto él mismo, en esa tarea de transformación del “hombre viejo” en “hombre nuevo”. Recuérdese, por ejemplo, la anécdota que nos cuentan de cómo lloró a su regreso de una cacería al enterarse del asesinato de Matías Montero, tomando una resuelta decisión: 

"Este es el último acto frívolo de mi vida".

Todo esto que referimos creemos que no es ocioso. Sirve para explicar que no somos excluyentes, pero sirve también para anticiparnos a falsas interpretaciones.

Podemos terminar este epígrafe diciendo que en nuestras filas tienen cabida todos los "Manuel Mateo" que deseen entrar, por la sencilla razón de que vienen a luchar por los postulados falangistas y a acatar sus principios y su disciplina. No vienen a ejercer su antigua militancia comunista ni a hacer bandera de su ateísmo (repetimos que en nuestra opinión Mateo fue agnóstico, pero no ateo). Nunca serán pues beligerantes contra el sentido de lo espiritual en la Falange.

Por el contrario, se auto-excluyen los "ramiristas" que pretenden levantar bandera de los graves errores y actitud disgragadora del Ramiro de 1935 que pudieron tener funestas consecuencias para la Falange fundacional.

No hay más Falange que la de José Antonio en su doble aspecto: doctrina y estilo o manera de ser.

Aunque sea hablar en el terreno de los futuribles, la única hipótesis lógica admisible de un reingreso físico de Ramiro en la Falange, hubiera sido la de Ramiro arrepentido y deseoso de rectificar, tal como nos lo describió Hedilla.

En buena lógica no podemos imaginarnos otra actitud en Ramiro que la de un hombre curado ya de su soberbia, dispuesto a servir disciplinadamente en el puesto que el Mando le indicase. También, dada la grandeza de alma de José Antonio, no es difícil imaginar que éste le hubiera evitado toda humillación innecesaria.

Por el contrario, sólo ignorando los hechos históricos acaecidos entre diciembre de 1934 y octubre de 1936, podría sostenerse la absurda hipótesis de un reingreso de Ramiro a banderas desplegadas, enarbolando su "¿Fascismo en España?", calificando a José Antonio de "señorito de derechas con mentalidad feudal”, y pasando a ocupar un puesto de Jefatura para rectificar la línea ideológica llevada hasta entonces por José Antonio. La Falange nunca hubiera admitido tal actitud de Ramiro, ni se puede admitir tampoco hoy en quienes reivindican las tesis ramiristas.

No somos excluyentes. Igual que José Antonio tampoco lo fue. Admitió a todo aquel que lealmente quiso trabajar y luchar por la Falange, entendida como modo de pensar y manera de ser. Sin pedir a nadie la partida de bautismo o hacerle un examen de catecismo previo a su ingreso. Pero sin tolerar la mínima actitud de beligerancia contra los principios ideológicos que él ya había formulado públicamente y que todo militante debía acatar. Por ello, no permitió las graves desviaciones pretendidas por un Ramiro o un Ansaldo, cada uno en un terreno diferente.

El cerebro genial de José Antonio difícilmente puede ser imitado. Sin embargo, sí podemos seguir sus planteamientos lógicos. Nos dejó trazados los esquemas de una ideología que comprendía una ética y un estilo concretos de entender la existencia y de entender el ejercicio de la Política.

No quiere decirse esto, en absoluto, que el pensamiento de José Antonio deba quedar petrificado en la fecha de su muerte. El mismo fue desarrollándolo y enriqueciéndolo desde aquel ya lejano 29 de octubre de 1933. Sin embargo, es evidente que nunca dio bandazos ideológicos. El rumbo inicial que se trazó José Antonio no se desvió jamás.

Exactamente igual podemos hacer nosotros. Avanzar todo lo que podamos, pero sin desviarnos jamás del rumbo que ya nos dejó marcado José Antonio.

Demasiada importancia al tema religioso.-Es verdad. Pero también es lógico. Se trata de un libro sobre ética y estilo falangista. ¿De dónde se nutre la ética falangista? Algunos querrían que fuese de una ética general, abstracta, no precisamente cristiana, o al menos no reconociendo al cristianismo la paternidad de tal ética.

Sin embargo, José Antonio quiso conectar directamente, sin tapujos, la ética falangista, la manera de ser -parte fundamental del movimiento falangista- a la teología católica: -la interpretación católica de la vida es en primer lugar la verdadera".

Si el libro se hubiera titulado, por ejemplo "Doctrina y estilo, podría ser justo el reproche de que no estaba nivelado su contenido. Pero, dado que se trata de un libro sobre ética y estilo, ha habido que soslayar en varias ocasiones la parte doctrinal, que ha de ser forzosamente objeto de otro trabajo pero no de éste.

En este mismo orden de cosas, también podría reprochársenos el dar demasiada importancia al aspecto militar: Disciplina; jefatura; ejercicio del mando; endurecimiento físico, etc., etc. Para cualquier político al uso, muchos de los puntos que figuran en este libro podrán parecerle absurdos e inútiles para la práctica diaria de la política (¡sobre todo de la "alta política"!). Es normal. Ninguna doctrina política ha pretendido incorporar un estilo militar de vida. Pero la Falange, sí.

Así pues, nuestra explicación a este posible reproche tendría que ser forzosamente la misma.

Hemos querido ser consecuentes con nosotros mismos, ya que lo religioso y lo militar; Religión y Milicia, son los dos pilares básicos del estilo o modo de ser falangista. En la época de José Antonio.

Hoy en 1974. Siempre. (Siempre que existan personas resueltamente decididas a ser auténticamente falangistas, por supuesto).

Al mismo tiempo, añadir que, como también es lógico y perfectamente congruente con el pensamiento de José Antonio, la "manera de ser", la manera de entender la vida de un falangista no
puede limitarse a lo meramente externo, sino sobre todo y fundamentalmente al interior de la persona.

La formación de un hombre de carácter sobre el que montar la ideología joseantoniana. De otro modo, si no se arma bien una sólida estructura, capaz de aguantar tan enorme peso, la edificación se vendrá abajo indefectiblemente.

Porque efectivamente es así. La doctrina falangista, las tesis joseantonianas No son las que han fallado hasta ahora. De cara al futuro (para no entrar en disquisiciones históricas), los postulados de José Antonio sólo podrán transformarse en realidades si encuentran hombres -suficientemente sólidos en su estructura interior- que incorporen en sus vidas la ética y estilo falangistas, la manera de ser falangista, o si se quiere la interpretación católica de la existencia con ese matiz inconfundible que dio José Antonio a la actuación política.

Por lo tanto, para llegar a la formación del carácter de una persona y para entrar en el análisis de nuestra interpretación de la vida, no hay más remedio que profundizar y, en consecuencia, el tema religioso es insoslayable, si no se quiere caer indefectiblemente en lo formación de "santos laicos", tal como lo hizo la Institución Libre de Enseñanza, al enraizar la ética en un terreno que no sea el de la Teología católica.

Es evidente que José Antonio tuvo siempre muy presente la necesidad de contar con un núcleo de personas disciplinadas y creyentes como instrumento imprescindible para realizar la transformación de España:

"No cabe duda que una minoría disciplinada y creyente será la que se transforme en eje implacable de la vida española sobre el que montar el resurgimiento español, acabando con este tedio y esta chabacanería de la vida española actual ".

José Antonio sabía que no basta con que las ideas sean magníficas. Es necesario contar con hombres capaces de realizarlas.

El preveía que forzosamente habrían de ser pocos: una minoría. Los que se sacrifican y luchan por un ideal son siempre, tanto en 1935, como en 1974, muy escasos. Pero en esa minoría José Antonio preveía ya unas condiciones o características concretas: disciplinada y creyente.

Esa es la juventud que nosotros queremos formar y no otra.

Elitistas o demasiado exigentes.


Aún cuando ya lo dejamos aclarado en algunos puntos, queremos insistir que no pretendemos imaginar que todos los falangistas vayan a ser prototipos de estar normas tomadas de la manera de ser falangista.

De antemano sabemos que no todos podrán sobrepasar el "listón" a la altura que queda ahí colocado.

De todos modos conviene puntualizar dos cosas muy importantes:

1) Que nadie piense que son normas de "laboratorio"; pura teoría, inalcanzable en la vida real. En absoluto. Son normas ya incorporadas en falangistas, jóvenes y menos jóvenes, de carne y hueso.
Personas que viven conforme a estas normas no desde hace una semana o dos precisamente, sino con muchos "trienios" de antigüedad.

2) Que nadie piense que con estos puntos se ha llegado al límite de posibilidades; que se ha tocado el "techo" de la manera de ser falangista. En absoluto.

El "listón" está alto, es verdad. Pero todavía puede ponerse más alto. Hay ya bastantes falangistas capaces de saltarlo como queda dicho. Otros no llegaron (confiamos no se enfaden. Todo es cuestión de seguir intentándolo, a base de esfuerzo y adecuado entrenamiento).

Sin embargo, los que ya han adecuado sus vidas a estas normas de conducta en absoluto se consideran falangistas perfectos. Saben de sobra que les queda aún mucho camino por recorrer y que como se dice en uno de los puntos- todo camarada es hasta su muerte, un candidato a "ex-falangista", por muy alto que llegue en un momento determinado.

La manera de ser falangista, la mística falangista tiene capacidad potencial para dar mucho más de sí.

Nosotros hemos estirado de esa goma, que muchos se habían apresurado ya a desechar como acartonada o picada, y hemos llegado con nuestras solas fuerzas hasta ahí, de momento.

A partir de ahora, nuestra labor de equipo se va a ver ampliamente reforzada y multiplicada.

Vamos a seguir estirando de esa goma, que según los pretendidos expertos en la materia (desde “tecnócratas” hasta ciertos catedráticos -en plural- de Derecho Político), ya no servía para nada, porque había dado de sí todo lo que podía. Vamos a demostrar a nuestros propios camaradas, a España y al mundo entero, de lo que es capaz la doctrina y manera de ser falangistas.

Crítica-insulto.


Nosotros preferiríamos que este libro no fuese polémico, pero sabemos de antemano que va a ser prácticamente imposible. El contenido del libro va a ser para algunos de los que figuran en las filas falangistas como un par de banderillas de fuego.

Es comprensible. El mensaje de José Antonio tal como está ahora, bien oculto, en sus obras completas, casi no molesta a nadie. Cuando molesta es cuando se le empieza a desempolvar y a airear.

Hay mucha gente que no se siente incomodada con José Antonio, aunque aluda muy directamente a su caso, por aquella razón tan simplista de que José Antonio habló en 1933-36 y ahora estamos en 1974.

Están absurdamente convencidos que las tesis de José Antonio sobre la propiedad, el trabajo, la empresa, la reforma agraria, son meros documentos históricos, válidos únicamente para los estudiosos de doctrina política antigua. Más de uno se va a llevar un disgusto cuando saquemos a la luz nuestro proyecto de libro reivindicando la vigencia del pensamiento de José Antonio sobre estos temas tan concretos.

Del mismo modo, existen personas que "convivían" pacíficamente con el pensamiento de José Antonio, con la manera de ser que él impuso a la Falange, al pensar de igual forma que los anteriores que ese estilo de vida falangista sólo era aplicable en 1933-36.

Cuando ahora nosotros salimos reivindicando la vigencia de la ética y estilo joseantonianos, perfectamente válida para los falangistas de 1974 y generaciones futuras, traducido en normas concretas que se pueden aplicar sin mayor problema que el del esfuerzo de cada uno, nos podemos imaginar la reacción de quienes titulándose falangistas actuaban en política guiándose por unas normas que en nada tenían que ver con la ética falangista o llevando una vida (privada o pública) que en nada se parece a ese modo de entender la existencia que José Antonio quiso para su Falange.

Repetimos una vez más que el objetivo de este libro no es desenmascarar o descalificar a los falangistas que en realidad ya no lo sean.

Este libro va más bien dirigido a la gente joven; a la formación de futuros dirigentes falangistas. Seríamos muy pretenciosos si esperásemos que la conducta de algún veterano falangista pudiese cambiar (a mejor, claro está), con la lectura de estas máximas o normas. Si bien efectivamente no hay más una ética y estilo falangistas y no tres o cuatro, dependiendo de la edad de cada falangista.

En nuestra opinión, creemos que aquellos falangistas a los que le siente muy mal la publicación de este libro pueden hacer dos cosas: O razonar sus críticas (y enviárnoslas) o callarse. Les cabe todavía otra solución, por supuesto: el insulto.

En cuanto a la actitud intermedia de crítica irracional o crítica-insulto, vamos a exponer a continuación un ejemplo muy gráfico para que todos lo entiendan, y que tiene su pequeña historia.

Un buen camarada nuestro, en su afán de ayudarnos y de ayudar a la empresa común y queriendo prepararnos contra las críticas que este libro iba a desatar, pasó el proyecto a un grupo de personas, que habría de hacer el papel de "abogado del diablo", decididamente opuestas a nuestra ética y estilo, con el fin de que elaborasen un informe crítico sobre el mismo.

El resultado se lo pueden todos imaginar. No quedó un punto sano.

Según dicho "informe" nuestro libro contenía numerosos puntos que eran inmorales, anti-joseantonianos, deprimentes, contra el sentido de la disciplina, etc. Otros, apestaban a catecismo; desprendían egolatría, eran ridículos, de infantil redacción. Algunos había que suprimirlos por su exceso de honradez (sic); por su sentido caritativo; porque eran propios de la Editorial Católica o argumentaban un misticismo desfasado, etc., etc.

Evidentemente el libro, no pudo haber sido juzgado por más cualificados "falangistas" y "teólogos".

De un lado, decir que el libro contiene puntos totalmente opuestos a la doctrina falangista y son claramente anti-joseantonianos, es algo que no puede aceptarse más que como insulto.

De otro lado, calificar por ejemplo el punto 119 de inmoral, o el punto 253 de "libelo arcaico e improcedente", es algo que haría sonrojar al más estricto moralista.

Como a esta crítica-insulto de los diferentes puntos no se aportaba el menor razonamiento ha sido imposible revisar nuestro criterio.

Afortunadamente los "exégetas" en cuestión no se conformaron con la crítica al libro, sino que, animados o embalados ya en su tarea demoledora, ampliaron su informe a una crítica a las tesis joseantonianas. Veamos dos botones de muestra:

1) "Así pues ese papel... es el que debemos y podemos jugar, sin contradicciones utópicas, sin imperios, sin privilegios de destino en lo universal... ".

2) "Es ridículo pensar que ser español es lo más serio que se puede ser en nuestra vida, como si los de otras nacionalidades fuesen retrasados mentales".

A la vista de tan peregrina interpretación de unos puntos que ya no son nuestros, sino de José Antonio, y que se refieren a la propia esencia de la doctrina falangista, obteniendo consecuencias tan disparatadas, nos hemos tenido que sentir forzosamente aliviados en lo relativo a las acusaciones contra nuestra ortodoxia.

Con respecto a los conocimientos teológicos de este tribunal que redactó el "informe" y tan severamente juzgó el aspecto religioso del libro, vamos a exponer también un par de botones de muestra.

1) "De todo el texto se desprende un fanático sentido religioso que puede resultar altamente peligroso, sobre todo en un país como el nuestro donde religión es sinónimo directamente proporcional de una derecha infamante, que ha puesto siempre las argollas a todo movimiento de razonado equilibrio".

2) "El texto está mucho más allá de la extrema derecha y a veces nos hace recordar las puerilidades irracionales de algunos catecismos".

3) "Sería bochornoso que intentando reivindicar la doctrina de José Antonio la "casáramos" de forma indeseable con el catolicismo español, ese que ha sido la más genuina representación de una derecha arcaica y opresora".

Estos sólidos conocimientos terminan de rematarse con el comentario al punto 257: "No sabemos lo que imperará en el cielo".

Ni que decir tiene que cualquier parecido entre estas opiniones y el pensamiento falangista es mera coincidencia. Ni que decir tiene que cualquier parecido con las tesis marxistas sobre la Religión no es mera coincidencia.

Estamos seguros que nadie se sentiría ofendido al ser tachado de "inmoral" o de "irracional" por tan cualificado tribunal.

Podíamos terminar aquí la exposición sobre el informe en cuestión, pero no resistimos la tentación a transcribir los comentarios a los puntos números 261 y 259, que refleja certeramente sus profundos conocimientos de Teodicea:  

"Reproduce la equivocada y maldita idea de un Dios vengativo, que castiga"; "¿Por qué se empeña Dios, nuestro Dios, en ir contra sí mismo?".

Pensamos que es ocioso señalar que quienes emitiesen tal "informe", a poco que sean lógicos, jamás podrán estar de acuerdo con el punto inicial número VIII: 

"La interpretación católica de la vida es en primer lugar la verdadera, y además históricamente la española".

También es difícil imaginarse que tales personas estuvieron dispuestas a luchar por implantar una justicia social en España cuando respecto al problema de los emigrantes españoles opinan: 

"Los que están en Alemania pueden vivir mejor que en la Patria, independientemente del sentido emocional que por naturaleza propia produce la figura del emigrante" (sic). 

Y muchos menos imaginárselos en perseguir el objetivo final de la revolución nacional-sindicalista: ...para que los pueblos vuelvan a supremacía de lo espiritual.

Creemos que el contenido del "informe" en cuestión es sumamente ilustrativo de una posición irracional en nuestras filas, que se genera por el odio -o al menos animadversión- contra los principios joseantonianos que se asientan sobre la verdades eternas de la teología católica. Y ello, derivado a su vez de un profundo encono contra la propia religión católica. Probablemente por desconocimiento e ignorancia secular que hace identificar las "derechas" con la Religión, del mismo modo que otros confunden "justicia social" con "socialismo". Dos banderas limpias (Religión y justicia social) que José Antonio supo rescatar de las derechas y de las izquierdas y que sectarios de una y otra tendencia pretenden que abandonemos.

Es evidente que esta postura no puede apoyarse en José Antonio. De ahí que tales personas siempre traten de discutirle como única fuente de ortodoxia: como única fuente de doctrina y estilo falangistas.

A pesar de que el camarada que encargó el "informe" nos ha asegurado que quienes lo redactaron no han querido reflejar su opinión, sino la crítica más dura que otros nos podrían presentar, hemos preferido incluir aquí un amplio comentario a dicho "informe" para dejar patente que una descalificación en bloque a este libro, una "enmienda a la totalidad"- bajo la acusación de graves herejías contra la ortodoxia falangista, sólo puede venir de personas no falangistas. Del mismo modo que una descalificación total del libro por su contenido religioso, aduciendo presuntas herejías contra la ortodoxia católica, sólo puede venir de personas nada versadas en la teología católica, o abiertamente contrarias a sus principios fundamentales.

A pesar de la amargura que produce la lectura de dicho "informe" debemos admitir que el camarada que nos lo facilitó nos hizo un señalado favor, pues independientemente de si se refleja o no la opinión personal de quienes lo elaboraron, lo cierto es que es expresión fiel de unos pseudo-falangistas, encapsulados en nuestras filas, que aprovechan la menor coyuntura para reivindicar una postura ya preterida y a extinguir.

Para terminar este epígrafe, quisiéramos aclarar que no siempre damos tan larga serie de explicaciones a las críticas-insulto que se nos hacen. Cada caso debe ser estudiado individualmente.

Decimos esto, no vaya a ser que se animen otros muchos y nos crean obligados a dar puntual contestación. Creemos que este largo comentario puede servir para dar por contestados todos los insultos que, procedentes de ese campo concreto, provoque la aparición de este libro.

De todos modos, en absoluto cerramos la puerta a la crítica, por dura que sea. Tampoco pedimos que sea "constructiva". No. También es bien recibida la "demoledora". Pero, por favor, que venga acompañada de argumentos; de razonamientos. Muchas gracias.

Respecto a aquellos que juzguen totalmente inaceptable este libro, por inmoral, antifalangista, etcétera, etc.; a los promotores de una "enmienda a la totalidad", si lo prefieren, esto es, si se considera que pudieran ser interesante un debate público, por nosotros no hay inconveniente. Sólo dos condiciones:

1) que sea público y

2) que quienes nada entiendan de ética, ni de moral, ni de "caridad cristiana", no nos las invoquen cuando se enfrenten a nosotros.

Finalmente, y por si alguien nos hiciera mentalmente algún reproche al comparar la serena actitud y la elegancia de José Antonio, respecto a los ataques furibundos de Ramiro, y la reiterada machaconería nuestra, frente a la actitud de los “ramiristas treinticinquistas", sólo decir que para la

Falange de José Antonio, Ramiro dejó de ser problema desde su expulsión. En 1935 cuando aparece el "¿Fascismo en España?", Ramiro estaba ya políticamente "muerto" (de ahí que escriba bajo seudónimo: Roberto Lanzas). José Antonio no tenía necesidad de "alancear moros muertos". El caso nuestro es diferente. Nuestros interlocutores son unos pretendidos seguidores de Ramiro (en su etapa de 1935, repetimos), al acecho de cualquier coyuntura favorable. Frente a sus tópicos hemos de utilizar nuestros argumentos. Pedimos perdón por la posible reiteración, pero se trata de un combate dialéctico en "dique seco", y tratamos de no dejar ningún resquicio sin tapar.

Autocrítica.


El libro es imperfecto. Huelga decirlo. Pero lo es, no por los puntos que contiene (de otro modo hubiéramos desistido de publicarlo), sino por los puntos que aún faltan.

Se podrán poner reparos a la redacción, si se quiere, pero no respecto al contenido de los puntos. A lo sumo, podrá argumentarse contra la validez o exactitud de una afirmación determinada o Sobre algún punto aisladamente considerado, pero nunca contra el conjunto de puntos globalmente considerados.

Es decir, se puede admitir cualquier sugerencia, cualquier apreciación, cualquier crítica, menos una: la de que este libro no sea falangista.

En lo que nos afirmamos, ya que es lo único que nos importa, es le que se trata de una interpretación auténtica de a manera de ser falangista; de su ética y estilo.

Se podrá aducir que es una interpretación todavía incompleta (porque faltan puntos) o imperfecta (porque no guste la redacción). De acuerdo. Pero auténticamente falangista. O dicho con palabras de Raimundo Fernández Cuesta, que tanto agradecemos:  

" ...dichas máximas son exactamente ortodoxas, y en definitiva, están identificadas con la concepción que José Antonio tenia del falangistas".

Aparte del cualificado tribunal que examinó nuestro proyecto cuyo testimonio o acta de aprobación incluimos, a fin de que sirva de la más amplia garantía para cualquier posible lector que -por no conocernos- recelase de antemano, paralelamente se hizo dos pequeños muestreos o auscultaciones entre jóvenes falangistas y no falangistas. con el propósito de ir añadiendo explicaciones complementarias o ir suprimiendo matizaciones innecesarias.

De todos modos, como quiera que ya estamos pensando en una segunda edición con la probabilidad de que se incorporen también como autores, camaradas como José Cabanas, Fernández Olivares y David Jato, junto con Fray Pacífico (¡a ver si logramos convencerlos!), esta primera edición servirá para tomar el pulso del público potencial a que está destinada. Si del pequeño muestreo antedicho se han rectificado unos cincuenta puntos, puede pensarse que en una segunda edición variaríamos muchos más. Y sobre todo se añadirán otros nuevos.

Téngase en cuenta, por ejemplo, que no hemos hecho todavía un trasvase sistemático de los textos de José Antonio, sino que sólo hemos ido tomando aquéllos que más teníamos grabados en la memoria.

Falta pues mucho por hacer y mucho por mejorar. Pero hemos considerado que para un primer paso era suficiente.

 

Conclusiones.


Para terminar esta larga introducción con las explicaciones que considerábamos necesarias hacer al lector, diremos que nos sentimos bastante contentos de haber puesto en órbita este libro. No empleamos la palabra satisfechos, pues ya queda dicho que esto no ha terminado.

Pensamos que era necesario ir definiendo en normas concretas algo que algunos -muchos- calificaban de indefinible. Nos parecía un contrasentido que algo tan importante en la Falange como el estilo, la manera de ser fuese imposible de definir.

Siempre hemos considerado como algo lógico la existencia de una serie de normas que diferenciasen a un falangista de otra persona que no lo fuese. Y esto, no tan sólo por la manifestación oral de una ideología, sino sobre todo por su conducta, por su manera de ser o de vivir. Quienes frente a argumentos sólidamente elaborados sólo son capaces de manejar tópicos manidos o la salida fácil de una expresión jocosa, lo rechazaban arguyendo que eso sería inventar el "falangistómetro”.

Les cuadra muy bien lo ya dicho en otro lugar de que "no hay peor sordo que el que no quiere oír".

Hay personas muy interesadas en que el pensamiento de José Antonio quede petrificado; en que sea algo etéreo, un puro sentimiento, una "mística" (en el sentido peyorativo de la palabra), algo imposible de definir.

Pues bien, esa es nuestra aportación al fondo común de la gran familia falangista. Siguiendo la máxima de Galileo hemos medido lo que se podía medir. Y lo que no se podía medir, lo hemos hecho mensurable.

De la gigantesca sinfonía que compuso José Antonio, hemos pasado a papel pautado la parte correspondiente a la manera de ser.

Ahora falta pasar a limpio la parte correspondiente al modo de pensar: los postulados de la revolución que José Antonio quería para España. Lo tenemos bastante adelantado. En cuestión de pocos meses podrá aparecer.

Tenemos también interés en demostrar que las soluciones de José Antonio a los problemas de España válidas en 1936, lejos de haber quedado petrificadas, son perfectamente aplicables a la España actual.

Como falangistas, contemplamos el futuro con fundada esperanza. Se equivocan quienes se apresuraron a extendernos un certificado de defunción. Se equivocan quienes, por no vivir intensamente la manera de ser falangista, nos juzgaron por lo que se movía en la superficie y sentenciaron una incapacidad casi congénita de los falangistas para unirse, para unificar criterios.

Se equivocan quienes pensaron que una vez desaparecido José Antonio no habría forma humana de que los falangistas llegaran a entenderse entre sí. José Antonio no sólo fue el joven político de lírica poética sino, en acertada expresión de Muñoz Alonso, un pensador para un pueblo, que nos dejó un cuerpo total de doctrina.

El mensaje de José Antonio puede volver a unirnos.

A título de ejemplo citamos el hecho que ahora nos ocupa: Hace 10 años estábamos fuertemente enfrentados con la mayoría de quienes hoy figuran en ese amplio abanico de personas que han juzgado el libro antes de ser publicado. Se ha producido un cambio de gran importancia. No es cuestión ahora de analizarlo aquí. Lo que sí es evidente es que en torno al pensamiento de José Antonio, a su traducción en normas concretas hemos coincidido una serie de personas de muy dispar procedencia y muy diferente quehacer político, unidas por un común denominador: la ética y estilo falangistas.

¡Arriba España!

S. H.
Madrid, 9 de febrero de 1974. (XL aniversario del asesinato de Matías Montero, estudiante falangista).



Cuéntame...Lo que no nos cuentan.

El Frente de Juventudes fue instituido por la Ley de 6 de diciembre de 1940 como una sección de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Las funciones que se le encomendaron fueron la educación física, política y cultural de sus afiliados, colaborando en la tarea del Estado. La

Organización estableció a nivel provincial un Delegado, quien designaba a un Secretario y un Administrador. Bajo su mando quedaban las jefaturas de las unidades de encuadramiento y los Servicios de religión, moral, propaganda, campamentos y albergues, y educación política, premilitar y física, así como la Administración e Intendencia, y la Oficialía Mayor.

En 1961, por el Decreto 2223/61, de 16 de noviembre, se ordenó la estructura básica de la Delegación Nacional de Juventudes para adaptarla a las dos grandes funciones que tenía encomendadas: la educación cívica, política y física de los jóvenes menores de 21 años, y la orientación y coordinación de las actividades juveniles extraescolares en régimen de organización. Para el cumplimiento de estas dos líneas de actuación se estructuró la Delegación Nacional en dos grandes bloques: la sección de Enseñanzas y la sección Juvenil.

Bajo la dirección y tutela de esta última quedó el Frente de Juventudes, formado en conjunto por la Organización Juvenil Española (OJE), las Falanges Juveniles de Franco y las Asociaciones filiales y colaboradoras. A través de este mismo Decreto de constituyó el Instituto de la Juventud bajo la dependencia directa de la Delegación Nacional, al que se le encomendó todo lo relativo a los aspectos formativos y de estudio sobre las cuestiones que afectaran a la juventud.

La organización provincial quedó modificada por la Norma Orgánica de la Delegación Nacional de Juventudes, de 12 de marzo de 1962, en desarrollo de la anterior. Al igual que los servicios centrales, las Delegaciones Provinciales quedaron divididas en dos Secciones -Organización Juvenil y Enseñanzas-, contando con dos Asesorías -religiosa y militar- y cinco Servicios -Actividades Culturales, Deportivas, Profesionales, Campamentos y Albergues, y Sanidad-, además de los departamentos internos de personal y administración. En 1970 se produce una nueva reestructuración de la Delegación Nacional, integrándose en la estructura de la Secretaría General del Movimiento por Decreto 15/1970, de 5 de enero. Su nueva estructura orgánica se estableció en el Decreto 2485/1970, de 21 de agosto, por el que se establecen nuevas normas de organización de la Secretaría General del Movimiento.

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